jueves, 24 de diciembre de 2015

Perdedores y coperdedores (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-24/12/15)

Si los que sabemos no abren el pico, y si nadie trata de hacerse el vivo antes
de tiempo, todo indica que la tendencia del No será muy difícil de revertir, y por
consiguiente que Evo Morales pagará caro el error de un inoportuno referéndum
para intentar atornillarse al poder.
Con la sociedad civil al frente y sin el vulnerable enemigo de siempre que le permitía
teatralizar la realidad a su antojo, en el MAS se están empezando a dar cuenta que
de esta no saldrán vivos, y están sudando frío por sus futuros personales.
Y es que ese es parte del problema que ha convertido a los oficialistas en sujetos
tan peligrosos y nocivos: hace mucho tiempo que dejaron de defender ideas; tambié
n han abandonado la defensa de un proyecto político, y ya ni siquiera defienden un
proyecto partidario.
En el fondo no están defendiendo otra cosa que su propio trasero, pues intuyen que
en algún momento próximo, eventualmente tendrán que rendir cuentas de sus
atropellos políticos y económicos. Pese al poder que siguen gozando con
frenetismo, son bestias heridas acorraladas, y eso es lo que los hace doblemente
peligrosos.
Están empezando pues ya a avizorar su futuro desprovistos del poder que en algún
momento pensaron que sería eterno, y cada cual estará craneando cuál es el
camino más conveniente para salvar el pellejo en el momento en que afloren las
decenas de Fondos Indígenas que han apañado en una década de impunidad.
Pero no solamente ellos están pensando en su futuro; también lo está haciendo la
vieja y multi derrotada derecha; agazapada en las sombras de la marginalidad
electoral, la vieja derecha está pensando ya cómo intentará aprovecharse de un
resultado ajeno.
Esa vieja derecha, que nunca estuvo ni cerca de ganarle al MAS, y que desde su
incompetencia contribuyó más bien a engrandecer al régimen y a darle un aurea de
invencibilidad, intentará regresar del pasado y adueñarse del triunfo de la ciudadaní
a, y en ese atrevido intento, será sancionada definitivamente por la gente. Ellos será
n entonces los coperdedores de los resultados del referéndum.
Están afilando las uñas como buitres tras la presa ajena porque ellos, al igual que el
gobierno, también creen que la gente es tonta y que no se acuerda quienes son ellos
y qué es lo que hicieron con este país cuando tuvieron las múltiples oportunidades
de gobernar en diferentes combinolas.
El ciudadano boliviano es mucho más inteligente y valiente, y siempre apuesta por
escenarios complejos y ambiciosos; aprueba la gestión de Morales porque reconoce
el peso histórico del gobierno, al mismo tiempo le niega su apoyo para una reelecció
n porque sabe que eso es muy malo para la democracia, y rechaza además a la
oposición porque no considera ni por un minuto, realizar un salto al pasado.
Se trata de una especie de conminación a que, en los cuatro largos años por
delante, se constituya un nuevo progresismo de izquierda que comprenda bien lo
que ha sucedido en el país y que al mismo tiempo nos dé una visión fresca de
futuro. Y se trata también, porque no, de la posibilidad de un nuevo conservadurismo
de derecha, que no arrastre sus eternos vicios del pasado.
Los llamados liderazgos regionales emergentes están por el momento a prueba;
unos ya se han quemado rápidamente entregándose al MAS, y los otros tiene que
mostrar si quieren asumir ese tremendo desafío, o si optarán por ser fachada e
instrumento de la derecha restauradora.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Our brand is crisis, realidad versus ficción (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-17/12/15)

Fui al cine a ver “Our Brand is Crisis” con muy pocas expectativas, y la verdad
es que salí algo confundido.
Como antecedente habrá que decir que la película está basada en el documental de
Rachel Boynton, que a su vez está basado en la campaña presidencial boliviana de
2002, en la que Gonzalo Sánchez de Lozada ganó las elecciones de la mano de una
de las empresas más prestigiosas del mundo en materia de campañas políticas.
La película adquirió cierta notoriedad mundial no porque la campaña hubiese sido
muy trascendental, ni tampoco porque el documental haya sido premiado en varios
festivales, sino porque el productor ejecutivo es el poderoso y archi galán George
Clooney, y la protagonista es la reina de américa y no menos poderosa, Sandra
Bullock.
Había leído comentarios muy malos de gente boliviana en el Facebook y sabía que
el lanzamiento de la película en Estados Unidos había sido un gran fracaso de
taquilla, cosa que no quiere decir mucho, tratándose de una peli en la que no hay
tiros, ni sexo, ni explosiones. Solamente se ve el poto de la Bullock que, si es
realmente el suyo, no está nada mal.
Digo que salí confundido porque a mí no me pareció tan mala. Obviamente el filme
no refleja a cabalidad lo ocurrido en la campaña ni la situación sociopolítica del país,
porque justamente es una ficción producida en Hollywood; si se quiere una versión
más cercana a la realidad, hay que ver el documental.
Pero el documental, y creo también la película, no tienen como objetivo final retratar
la compleja y profunda realidad boliviana, sino mostrar la influencia definitiva que
tienen las grandes empresas norteamericanas de campañas electorales, en los
procesos electorales y en el devenir político de todo el mundo. Y creo que en ambos
casos (el documental y la película) lo logran muy bien.
Si eso es bueno para las democracias, si es justo que quien tenga los medios para
pagar a esas empresas tenga tantas ventajas sobre el resto, si debería estar
permitido o no, es parte de otra discusión seguramente necesaria, pero de que estas
empresas norteamericanas son mortalmente eficaces, y que pueden terminar
torciendo la historia de cualquier país, de eso no hay la menor duda, y eso es lo que
se ve en la película, más allá de los típicos estereotipos, el infaltable y predecible
humor y las innumerables imprecisiones.
Curiosamente, la gran mayoría de las malas críticas y comentarios locales que he
visto, se refieren a que la película es una estupidez, porque nos trata de hacer creer
que unos gringos llegan a nuestro país y saben lo que hay que hacer, y además nos
dicen qué tenemos que decir como si fuéramos títeres, y por si fuera poco tienen
razón y terminan ganando.
La mala noticia que les tengo es que todo eso es verdad, y si no me creen, pregú
ntenle al Goni, que participó de mano de estas empresas en tres elecciones
presidenciales, en condiciones complejas y adversas, y las ganó todas. O a Jaime
Paz, que no tuvo asesores gringos, pero que nunca ganó una elección.
Así nomás es. Los gringos (ojo, no son todos, hay muy pocas empresas con esas
credenciales) caen con una experticia acumulada de millones de kilómetros, y con
una inmensa batería de técnicas multidisciplinarias que muchas veces resultan en
estrategias incomprensibles y difíciles de aceptar para los mismos candidatos que
los han contratado; y mucha veces éstos montan en cólera porque no están
acostumbrados a que alguien les diga que no tienen razón, y peor aún, que sus
percepciones políticas no son obligatoriamente valederas, en una guerra en la que
se pelean otras cosas.
Y repito, que eso nos guste o no, es otra cosa.  

jueves, 10 de diciembre de 2015

¿Caiga quien caiga? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-10/12/15)

Lo peor que podía pasarle al gobierno de Evo Morales, desconectado de la
realidad hace ya mucho tiempo, era entrar además en estado de pánico político; y
eso es lo que precisamente le ha ocurrido en el transcurso de las últimas semanas.
Han sido varios factores los que han llevado el pánico a la máxima dirigencia
masista y a los responsables de campaña.
El primero son las encuestas; las que se publican en los medios, pero sobre todo las
propias, que les han confirmado que, de mantenerse las cosas como están, sufrirán
otra derrota el próximo 21 de febrero.
El verdadero problema para ellos es que las tendencias anuncian que la derrota ser í
a tan contundente, que ni siquiera les permitiría echar mano del órgano electoral (en
el que según las mismas encuestas, la gran mayoría de la gente desconfía) para
arreglar el resultado.
Las demoledoras cifras, para colmo de males más o menos parejas en todo el país,
parecen haberlos tomado por sorpresa, confirmando otra vez el grado de borrachera
que el poder y el dinero les han ocasionado.
Sorprendidos pero algo incrédulos todavía, se comenta en el mundo político que
convocaron a varios de sus operadores políticos territoriales con los que
compartieron las amargas revelaciones de las encuestas; les habrían pedido a estos
operadores además, que les contaran “esta vez diciendo la cruda verdad”, cómo veí
an las cosas en sus regiones. Las respuestas al perecer fueron peores que las
encuestas: un verdadero drama expuesto por su propia gente, y no por la derecha
vende patria.
La coyuntura regional ha sido obviamente otro factor que ha contribuido a que los
otrora súper poderosos y ultra seguros de sí mismos, pasen del nerviosismo al
pavor. No es para menos.
La imprevista caída de la Kirchner, sumada a la bajada de Correa, sumada a la
derrota del Chavismo (prevista esa sí, pero no con márgenes tan demoledores),
sumada a lo que parece una crisis terminal del PT en Brasil, son noticias como para
meterle terror al más macho.
Como lo sabe todo el mundo, el miedo es el peor consejero posible. Y es así como el
MAS, presa del pavor de perder una elección a la que se metió solito, y de la que es
muy tarde para retirarse, ensaya un nervioso análisis que lo lleva a pensar que van a
perder la elección por el impacto del escandaloso Fondo Indígena.
Y entonces hacen un giro y pasan de la minimización, el encubrimiento y la
instrumentalización judicial para castigar sólo a los disidentes, a una posición
completamente distinta, que han denominado “caiga quien caiga”.
El giro desesperado incluye el sacrificio de varios de los suyos, incluida Nemesia
Achacollo, cuyo sacrificio estaría reservado para el momento cúspide de la
representación. Todo esto con la esperanza de que así, el país súbitamente
cambiará de opinión en torno a la corrupción gubernamental.
¡Oh borrachitos!, no se dan cuenta que al artificio no hará otra cosa que terminar de
demostrar que el gobierno utiliza a la justicia como se le da la gana en provecho
propio, y que eso es lo más corrupto que puede haber.
Tampoco se dan cuenta que los sacrificados no van a morir callados, y que cuando
suelten la lengua, van a terminar involucrando seriamente a los verdaderos y últimos
responsables: los miembros del directorio del Fondo y quienes los designaron, y allí
aparecerán varios ministros más, incluido el ministro Arce Catacora.
Y finalmente, el miedo tampoco les permite ver que, pese a que la mayoría del país
está convencida de que son unos corruptos, esa no será la razón por la que votarán
por el NO en febrero.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Esta elección no es contra Evo Morales (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-03/12/15)

Aunque el gobierno patalee, en un tono de amargura y desesperación
que hasta ahora no conocíamos, y grite a los cuatro vientos que la campaña
por el NO a la reelección no tiene motivaciones ciudadanas, está claro que
hasta el momento así nomás es, aunque esto les amargue la vida.
El ciudadano de a pie se ha lanzado con gran entusiasmo a opinar y a expresar
su desacuerdo con la reelección, en todos los espacios posibles, en público y
en privado, con amigos y con extraños, mostrando, como primer dato
revelador, que ha perdido el miedo a decir lo que piensa y, sobre todo, que
también está dispuesto a perder el miedo inducido por la propaganda oficial,
que dice que después del Evo vendrá el fin del mundo.
El ciudadano le hace frente a la campaña del miedo porque sencillamente es
mucho más maduro y consciente de lo que cree el gobierno, y porque pensar
de otro modo sería admitir que somos un país de babosos que piensa que todo
lo bueno y lo malo que ha pasado estos diez años ha sido por obra y gracia de
una pareja de iluminados (el sol y la luna), y que nosotros, los ciudadanos, no
hemos tenido nada que ver en eso. Un absurdo, ¿verdad?
La campaña a favor del NO ha comenzado ya, sin necesidad de calendario
electoral oficial, sin financiamiento publicitario, sin equipos de campaña, sin
encuestas, sin asesores, sin estrategas, y claro, sin la venia del poder.
Será una campaña desigual porque la gente tendrá que enfrentar a pata pelada
al gigantesco aparato burocrático y comunicacional del gobierno, y por si fuera
esto poco, tendrá que enfrentar la opinión amañada de los medios
paraestatales, que fueron en realidad comprados para ser usados
precisamente en estos momentos decisivos.
Y por eso mismo será una campaña hermosa, en la que podremos
demostrarnos a nosotros y al mundo entero, que cuando se defiende lo justo, la
voz de una persona de a pie, vale lo mismo y aún más, que mil spots de
televisión.
En estas elecciones vamos a constatar algo que la vida nos ha enseñado a
todos: que no todo se puede comprar con dinero (peor aún con dinero ajeno,
en esta caso del estado), y que todos los recursos del mundo, cuando son
puestos al servicio de la amenaza, del miedo y de la confrontación, no son
suficientes para vencer a la gente.
Eso funciona, sin lugar a dudas, cuando la contienda es entre pol íticos, pero no
cuando al otro lado se encuentra la ciudadanía, convencida y sostenida por el
poder de la razón, de la verdad y del sentido común.
Justamente por todo esto, perturban aquellas posiciones, sobre todo en las
redes sociales, cargadas de bronca y de insultos a Evo Morales, peor aun
cuando están teñidas de racismo.
Ese es un gran error y es hacerle el juego al gobierno, pues esta campaña no
es contra Evo Morales. A pesar de que el gobierno quiere y necesita que esta
campaña sea en contra de alguien, debemos entender que acá no está en
discusión la figura del presidente, y tampoco se trata de una elección en la que
se estarán juzgando ni los errores ni los aciertos del gobierno.
Esta es una elección en la que simple y llanamente (nunca mejor dicho), se
está tomando posición en torno a una reforma constitucional que pretende
favorecer a dos personas que ya han sido reelegidas de manera engañosa.
Es una elección en la que podremos decir que nos importa mucho que las
reglas de juego se respeten en democracia, y que no estamos de acuerdo en
que los poderosos de turno tuerzan las leyes para entornillarse al poder de
manera indefinida.
Y es por eso que mucha, pero muchísima gente que simpatiza con Evo y que
aprueba su gobierno, votará por el NO.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Argentina y los entusiasmos apresurados (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/11/15)

La derrota del kirchnerismo en Argentina ha desatado, como era
previsible, una ola de reacciones en el país. Unas han sido mesuradas y
reflexivas, otras apresuradas y antojadizas, y no faltaron tampoco las
descabelladas, entre ellas la del vicepresidente, que, desde su mundo al revés,
intentó tapar el sol con un dedo, en el condescendiente tono de parvulario que
suele utilizar cuando se dirige a campesinos.
El que más bien no supo mucho qué decir fue Evo Morales, que estaba
absolutamente convencido de que Daniel Scioli ganaría las elecciones y de que
seguiría contando con uno de sus aliados más importantes.
Tan convencido estaba, que no dudó en cometer la imprudencia de viajar a
Buenos Aires a hacer campaña electoral por Scioli, con el afán de influir en el
voto de la comunidad boliviana en Argentina.
No contento con ese grosero acto de intervención en la política de otro país, y
ciego ante la evidencia que marcaban los resultados de la primera vuelta,
siguió insistiendo en que estaba absolutamente confiado en que “ganaríamos”
(¿él y Scioli?) en la segunda vuelta.
El tamaño descomunal de esa imprudencia fue desapercibida por los medios,
pero no por ello dejó de convertirse en una pequeña tragedia para Evo, para su
gobierno y, lamentablemente, para todos los bolivianos.
Porque, convengamos, a usted y a mí nos tiene sin cuidado la relación
personal entre el señor Morales y el seños Macri; lo que sí nos preocupa es
que el presidente de Bolivia se haya declarado militante adversario pol ítico de
un gobierno vecino, con el cual le tocará en breve ir a negociar el precio del gas
que les tenemos que seguir vendiendo y del que en gran medida vive este país.
Allí va a ser cuando le cobren al Evo su agravio, y cuando la imprudencia
presidencial nos salpique a todos los bolivianos.
Está claro que el agotamiento de Dilma, Lula y el PT en Brasil, la derrota del
kirchnerismo en Argentina, el desistimiento a la reelección de Correa en
Ecuador y la inminente caída de Maduro en Venezuela, marcan el fin de un
ciclo regional, y que esto, junto al desplome de los precios de las materias
primas y al desgaste de nueve años de abuso impune de poder, están
marcando también el destino del gobierno de Evo Morales.
Pero de allí a extrapolar alegremente lo ocurrido en la Argentina al resto de la
región, hay una distancia muy grande. Quienes están pensando que el triunfo
de Mauricio Macri implica el glorioso retorno de los gerentes a los gabinetes, de
las embajadas americanas y de la visión empresarial de la política, como si
nada hubiera pasado en los últimos quince años, pues se están equivocando
medio a medio.
Lo de Macri fue evidentemente meteórico y espectacular, pero eso no es
garantía de nada. El presidente electo, que ha demostrado tener más talento
como bailarín que como orador, llega a un país partido por la mitad en el que,
me animo a decir, ninguna de las dos mitades está dispuesta a permitir un salto
al pasado.
Habrá que ver la capacidad que tiene un nacido y convencido neoliberal, en
comprender lo que ha ocurrido en su país, en una dimensión más profunda que
la de la corrupción y el delirio de poder del proyecto K.
Ojalá que detrás de la liviandad y la ausencia de ideas que hemos podido
percibir desde afuera, haya algo bueno oculto, y el nuevo gobierno argentino
pueda interpretar correctamente los desafíos del post kirchnerismo.
Porque, ojo, si no es así, lo que hoy parece una señal esperanzadora para toda
la región, puede convertirse rápidamente en un poderoso y peligroso contra ejemplo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Cuando ser político se convierte en pecado (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-05/11/12)

El MAS ha convocado para el 21 de febrero un referéndum que ellos
creen será un plebiscito, pero que en realidad será prácticamente un
revocatorio.
Evo y el MAS se dirigen derechito al cadalso, luego de haberse auto
condenado con una increíble maniobra política que, si bien no los alejará formal
e inmediatamente del poder, convertirá los cuatro años restantes de su
mandato, en un calvario.
Nadie los obligó a cometer este tremendo error político; fueron ellos solitos los
que se metieron en este berenjenal, apurados por la crisis económica, por las
ganas de aprovecharse de la causa marítima, pero sobre todo por la
esquizofrenia política que los aqueja.
Perdón, rectifico: el MAS va derecho a otra estrepitosa derrota electoral, si y
solamente si el escenario se mantiene como hasta ahora, y quienes
protagonizan la campaña por el NO son ciudadanos sin relación con la oposició
n política.
Hasta ahora parece que todos han comprendido bien que esa es la bala de
plata que mata al hombre lobo, como se demostró en el último referendo para
los estatutos, en los que los políticos estaban prohibidos de participar, y en la
que los ciudadanos y los líderes de opinión le dieron una tunda al gobierno.
De la cautela política y de la disciplina para mantener ese esquema dependerá
el resultado del referéndum; el rato que alguno de los actores de oposición
caiga en la trampa de las provocaciones o trate de hacerse el vivo intentando
capitalizar la voluntad popular del NO para beneficio propio, la cosa tomará otro
rumbo, y muy probablemente ganará el SI.
Lo saben en el gobierno y por eso están desesperados por obtener alguna
reacción a sus provocaciones, que seguramente irán en un infernal in
crescendo en las próximas semanas.
Saben que el escenario en que siempre les ha ido bien es el escenario donde
ellos crean al enemigo; el escenario de la grosera polarización donde ellos son
los buenos y los otros son los malos, donde ellos son la izquierda y los otros la
derecha, dónde ellos son el futuro y los otros el pasado.
Tan bien lo saben, que incluso están dispuestos a financiar con varios millones
de dólares la campaña por el SI de algún líder de oposición.
Se confirma nuevamente en este escenario electoral, que son la ciudadanía de
a pie y las voces alejadas de los partidos de oposición, los únicos capaces de
encarnar la voluntad popular y ponerle freno a los suicidas excesos del MAS.
Habrá que reflexionar más a fondo este fenómeno, pero sospecho que la
tremenda mediocridad de la oposición y los lazos de ésta con un pasado al que
nadie quiere retornar, le han colmado la medida a una ciudadanía que ya no
está dispuesta a confiarle su voz a una oposición que no ha sabido
representarla.
El resultado del 21 de febrero podría, entonces, no solamente determinar la
derrota del régimen, sino también la derrota de la oposición, tal como le hemos
conocido hasta ahora.
Si le parece muy extraño todo esto que le estoy diciendo, fíjese en este dato
curioso, que creo reafirma la cuestión: Carlos Mesa, el hombre que se ha
mantenido absolutamente al margen de la política y de cualquier aspiración
personal, es hoy la figura mejor perfilada para suceder a Evo Morales.

jueves, 22 de octubre de 2015

Gratitud y reconocimiento a Ramiro Orías (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-22/10/15)

La demanda marítima ante el Corte Internacional de Justicia en La Haya, es el único tema en el que Evo Morales no ha procedido de la manera que lo caracteriza, es decir, “le meto nomás”.

No conozco las razones por la cuales en este caso no le metió nomás, pero está claro que los resultados obtenidos hasta el momento marcan una sustantiva diferencia con el resto de las iniciativas y proyectos de su largo gobierno.

Tan largo que trasciende el corto plazo y permite evidenciar cómo una serie de multimillonarias inversiones se caen a pedazos, justamente por haber sido realizadas alaquete; miles de millones de dólares gastados (que no invertidos) en función al “instinto” presidencial y a la inoperancia y adulonería de sus entornos, que no tienen el valor de hacer valer sus posiciones y conocimientos, para que las cosas se hagan como deben hacerse.

El caso de la demanda marítima, por lo menos visto desde afuera, fue distinto, y por eso se consolidó rápidamente como una política de estado. No fue una acción precipitada, al calor de las ganas ni de las ocurrencias porque, como lo ha admitido el mismo Evo, se crearon las condiciones para que eso no ocurriera y el equipo pudiera persuadirlo de no ir por el camino de su olfato, que le decía que había que impugnar el tratado de 1904.

No se trató de un milagro tampoco. Simplemente se hicieron las cosas con cautela y con la mente y el espíritu abiertos; se conformó un buen equipo local, se contrató a un equipo internacional con las mejores recomendaciones, referencias y credenciales, y se acudió a la colaboración de los expresidentes y ex cancilleres, que aportaron cada uno con lo que mejor saben hacer.
Ese escenario, tan distinto al habitual escenario del “hay que meterle nomás” porque estamos en campaña electoral permanente y siempre en vísperas de la enésima elección, permitió, entre muchas otras cosas positivas, que el equipo jurídico internacional basara la estrategia en el trabajo del abogado internacionalista boliviano Ramiro Orías.

Fue Ramiro Orías, quien trabajando para el gobierno boliviano el año 2000, propuso originalmente la idea de que había que demandar a Chile evitando eludiendo el Tratado de 1904, y que había que usar la figura de los “actos unilaterales de los estados”.

Aquí no caben medias tintas y hay que decirlo con todas sus letras: sin la frescura y la novedad del trabajo y el aporte de Ramiro Orías, de ninguna manera hubiéramos llegado al punto en que estamos; a él le debemos el enfoque que nos ha permitido avanzar tan lejos y con tantas posibilidades de éxito.

El país le debe a él un reconocimiento y un agradecimiento, que repare, aunque sea parcialmente, el acto de mezquindad del gobierno al haberle negado la posibilidad de integrar el equipo boliviano en calidad de asesor.

A la bajeza de haber querido ocultar ante la opinión pública la autoría de la columna vertebral de la demanda, se le suma la torpeza política de intentar aprovechar electoralmente la primera victoria boliviana obtenida a partir de ese planteamiento.

Como usted recordará, lo primero que dijo el Evo el día en que se conoció el pronunciamiento de la corte en relación a la excepción preliminar chilena, fue que se trataba de una victoria nacional, de la cual nadie debía apropiarse.

Mintió otra vez, pues el gobierno a través del vicepresidente y del aparto público de comunicación, no ha perdido oportunidad para sostener que los resultados obtenidos, son obra y gracia absoluta del presidente.


Lo hacen con muy poca visión, tacto y sentido de la realidad, pues cometer el pecado de manosear electoralmente un tema sagrado para los bolivianos, con seguridad les traerá un resultado contrario al esperado.

jueves, 15 de octubre de 2015

Hay vida después del Evo (Columna Bajo la Sombra del Olivo - Página Siete - 15/10/15)

Mucha gente tiene miedo a lo que puede venir después del Evo, y eso es normal; la incertidumbre y el miedo son factores determinantes tanto en la economía como en la política.

Pero nada es tan eficiente para combatir la incertidumbre y el miedo, como la cabeza fría, las ganas de informarse y el espíritu crítico en la toma de decisiones; por suerte todas son gratis, y no requieren más condiciones que abstraerse un ratito de la poderosa maquinaria propagandística del gobierno.

Y para ello hay partir convenciéndose a uno mismo que el mundo no se va a terminar después del Evo, y que el día después la vida continuará, no igual, sino mejor. No hay más que mirar la historia, la del país y la de nuestras vidas, para entender que así será.

Creer que después del Evo viene el abismo sería creer que lo que pasa en política es el invento de una persona o de un caudillo, y eso es un absurdo; usted y yo sabemos que los procesos son producto de una construcción colectiva que no ocurre de la noche a la mañana, y que nunca depende de una persona.

Durante ya más de tres décadas, la democracia que todos hemos recuperado y que todos hemos contribuido a mejorar, nos ha expresado como un país muy maduro, que siempre supo superar sus adversidades al borde del precipicio, cuando el desastre parecía inminente.

Fuimos capaces de superar la tercera hiperinflación más grande de la historia, fuimos capaces de superar el colapso y el derrumbe de todo el sistema político y muchos otros desafíos, no por buena suerte ni por la llegada milagrosa de héroes salvadores, sino porque nuestra obsesión democrática, nuestra rica cultura política y nuestra madurez ciudadana son mucho mejores de lo que creemos y nos han permitido avanzar en la dirección correcta con un ojo en la frente y el otro ojo en la nuca, aprendiendo del pasado.

Se estará preguntando usted en silencio cómo puedo ser tan idiota de ignorar el hecho de que hoy la oposición no representa una alternativa real al MAS. Mi respuesta a su presunción de idiotez es decirle que no se alarme tanto por eso: es hasta cierto punto normal que este tipo de procesos, tan potentes políticamente, no deje lugar para ningún tipo de oposición.

Sin ir muy lejos, le recuerdo que no fue la Falange la que hizo oposición ni la que tumbó al MNR; fueron  las escisiones y los cismas internos los que lograron romper la hegemonía. En el caso del MAS, la mezquindad y la angurria no han permitido siquiera que asome una cabeza que le haga sombra al jefazo, lo que los coloca en una posición de tremenda vulnerabilidad.

La ausencia de oposición ha generado también en muchos esa sensación de que el Evo es invencible, cuando en realidad ha jugado un campeonato sin adversarios, ganando todos los partidos por walk over.

Nunca me he caracterizado por ser ingenuo ni optimista, pero creo, honestamente, que el 21 de febrero todo esto se va a resolver. Allí se va a confirmar por segunda vez que la ciudadanía dirá NO, y con eso lo primero que va a ocurrir, es que va a terminar de consumarse la larga muerte de esa oposición tonta, inoperante, útil al gobierno e irremediablemente atada al pasado.

Y, paradójicamente, la certidumbre de que el Evo no estará más al frente dentro de cuatro años, acabará oportunamente con la incertidumbre, abriendo un largo periodo de cuatro años, suficientes para repensar el futuro.

Como siempre ha ocurrido, estoy seguro de que el país encontrará, a partir de esa decisión, las maneras y las personas que cumplan con el desafío de refrescar el panorama y seguir avanzando en la dirección correcta.


Es cosa de entender nomás quiénes somos, para que el temor se convierta en confianza.

jueves, 8 de octubre de 2015

La Paz, otra vez en la mira (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/10/15)


 Si algo debe saber cualquier interesado en política en este país, es que La
Paz es la brújula de las tendencias nacionales, y que cuando cometes el error de no
escuchar con atención lo que esta peculiar ciudad te dice, tienes los días contados.

Puede ser que no seamos la ciudad más grande, ni la más rica ni la más moderna,
pero está fuera de duda que nuestra vocación y madurez política constituye un faro
que orienta y alumbra al resto del país en materia política.

El Alto es una ciudad combativa y valiente con una impresionante capacidad de
organización y movilización, y ha sabido ganarse un importante lugar en la escena
política, pero es la ciudad de La Paz, en su rica y compleja composición, la que tira
la línea y la que marca el paso en la alta política, y también cuando las papas
queman.

Si te haces el boludo o te haces el sordo cuando La Paz te habla, quiere decir que
has perdido el contacto con la realidad, y por lo tanto el termómetro que te podría
evitar que una fiebre termite matándote.

La mala onda del gobierno con La Paz comenzó en el año 2010, cuando el MAS
perdió una elección municipal que la daba por ganada en base a una mala lectura
política que les decía que como habían arrasado en las elecciones generales del
2009, eso era un cheque en blanco que podía servir para cualquier cosa.

De allí en adelante la relación del MAS con esta ciudad se ha ido complicando, y si
bien el año pasado el presidente ganó las presidenciales, este año el gobierno ha
recibido sendos reveses de una sede de gobierno que se las jugó por la llegada de
Evo Morales al poder, y que fue su principal sostén político en la primera gestión.

Las clases medias, la intelectualidad e incluso parte de la prensa paceña, junto a la
inmensa diversidad de voces que acá tienen origen, fueron claves para el éxito de
Morales, como también podrían ser determinantes para su derrumbe.

El deterioro y alejamiento de las fuerzas vivas paceñas con el MAS, se han
expresado de manera inequívoca en las contundentes derrotas electorales en las
elecciones subnacionales de marzo y en el último referéndum, convertido en
plebiscito adrede, por un gobierno perdido en su lectura política.

Lejos de parar las orejas ante tan sendos mensajes e iniciar una profunda
introspección autocrítica, no han tenido mejor idea que arreciar furiosamente sus
embates contra la ciudad.

La ejecución arrolladora y prepotente de la línea blanca del teleférico, parece
graficar bien el estado de ánimo del gobierno hacia los paceños; en realidad, el servicio mismo del teleférico transpira una actitud de sometimiento que se siente en
el ambiente, que contrasta con la calidez y la empatía que se siente en el Puma
Katari.

En el caso de los buses la ciudadanía se ha apropiado amorosamente del servicio,
mientras que en el caso del multimillonario teleférico, la sensación que percibo es la
de una prebenda impuesta, que pretende generar agradecimientos obligatorios y
derechos extraordinarios sobre la ciudad.

Los modestos buses ya son nuestros, mientras que los lujosos teleféricos son
todavía ajenos.

El centro de investigación nuclear es otro frente abierto en esta guerra contra la
ciudad; hasta ahora no sé si la agresión estaba en la idea de instalarla o en la
decisión de retirar el proyecto, pero lo que sí sé es que todo el proceso estuvo
marcado por la prepotencia y el irrespeto a la ciudad que ha osado enfrentárseles.

Lo que se viene ahora será el financiamiento de las movilizaciones de transportistas
para generar caos en las calles y desasosiego en nuestras vidas.

A prepararse entonces, paceños, para afrontar cuatro meses muy duros en los que
se nos pondrá a prueba nuevamente.  

jueves, 1 de octubre de 2015

Chile víctima de su propia trampa (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-01/10/15)

El martes pasado, el periodista Juan Manuel Astorga de la Televisión Nacional de Chile, fue por lana y volvió trasquilado.

Invitó a Carlos Mesa hasta su set en Santiago, y creyó que con un par de preguntas capciosas iba a desarmar a su entrevistado empañando el primer triunfo boliviano en la Corte Internacional de Justicia, e iba a contribuir a la inaudita interpretación que se intenta forzar en Chile, que intenta convertir una derrota en una victoria.

Astorga arrancó el programa con una astuta sonrisita en los labios tratando de hacerle pisar el palito a uno de los hombres mejor formados del país en el tema marítimo y que seguramente le debe llevar dos décadas de ventaja en el periodismo televisivo, y terminó con el rostro desencajado, al igual que los otros invitados y el público en el set.

El presidente Mesa lo destrozó de principio a fin con una solvencia y un aplomo que, estoy seguro, hizo que muchos televidentes chilenos se digieran en el fondo de sí mismos: con razón nos ganaron estos bolivianos.

El Informante (así se llama su programa), o no sabía realmente a quién tenía delante, o cometió el mismo error que ha llevado a Chile a la situación en la que se encuentra en el conflicto con Bolivia: creer que ellos son los más vivos del mundo y que el resto son tontos.

El problema de Chile hoy es que todavía no son capaces de darse cuenta que el escenario ha cambiado, y que insistir en la misma postura de siempre los coloca en una posición que raya en lo ridículo.

Y es que durante muchísimo tiempo les funcionó muy bien la cómoda postura de decir que no a todo, mientras nos hacían creer sucesivamente que estaban dispuestos a negociar una salida soberana al mar, para después hacerse los locos y seguir diciendo que no a todo.

Era tan cómoda su postura, que incluso proyectaba la falsa impresión de que ellos tenían una sólida política de estado al respecto, y que los bolivianos, al contrario, divagábamos erráticamente. Bueno, pues los últimos acontecimientos han demostrado todo lo contrario.

Bolivia buscó y buscó hasta que encontró la manera de impedir que se nos siga engañando y el país entero se alineó detrás de esa estrategia, y la gran política de estado chilena se tambalea como un flan, en medio de un cacareo que clama el abandono del Pacto de Bogotá, o cualquier pateada de tablero que les evite rendir cuentas ante la comunidad internacional.

Hoy se resisten ciertas elites chilenas a aceptar que una corte de justicia del más alto nivel ha establecido que sí tienen un tema pendiente con Bolivia, y que existe una seria posibilidad de que, desde el banquillo del acusado, sean obligados a cumplir finalmente con sus ofrecimientos.

El primer reflejo que han tenido es insistir en el mismo razonamiento, pensando que en el peor de los casos, también engañarán a la corte y a la comunidad internacional, sin costo alguno, con una negociación engañosa que mantendrá las cosas como siempre.

No se dan cuenta de que la esencia y la posibilidad de éxito de la demanda boliviana se basa justamente en haber vuelto contra ellos su actitud mañosa, y que por eso mismo, el eterno truco corre el riesgo de no funcionar más o, peor aún, funcionar en contra.

Tampoco parecen darse cuenta de que la situación en la que están, de crisis estructural y de un profundo agotamiento de modelo de país, los pone también en una posición bien distinta a la que históricamente estuvieron acostumbrados; nada raro que los chilenos de a pie, que están hasta la coronilla con sus élites, terminen cobrándoles caro este nuevo fracaso, una vez que se despejen los vapores chauvinistas y nacionalistas.

¿O será que sí se dan cuenta, pero no les queda otra?

  

jueves, 24 de septiembre de 2015

El tiro por la culata (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-24/09/15)

Se supone que un proceso autonómico responde a una profunda y sentida demanda popular. Se supone también que esa causa debería venir de abajo hacia arriba, y que debería venir lógicamente acompañada de un tremendo interés de la ciudadanía en el curso de los hechos.
Me disculparán, pero lo que yo he visto durante los últimos años es que tanto a la gente como a las dirigencias regionales, la autonomía les vale un reverendo pepino.
En los papeles parece que somos muy autónomos, pero nadie muestra estar lo suficientemente involucrado en el asunto. Ni siquiera Santa Cruz, que fue la punta de lanza del proceso, parece estar asumiendo a fondo su condición autónoma.
El proceso autonómico terminó convirtiéndose en un laberinto de mentiras en el que el único beneficiario sigue siendo el gobierno, que por supuesto es centralista hasta el tuétano, y que se ha posicionado y ha utilizado el tema de acuerdo a sus intereses políticos, exclusivamente.
Mirando un poco atrás, todo indica que el pecado original fue el de no respetar los tiempos de maduración de un proceso sumamente complejo. Las autonomías fueron introducidas como un instrumento de presión en la Asamblea Constituyente y, de aquella pulseta en la que se definían muchas cosas, salió de manera apresurada, un modelo muy complicado que nos obligó a todos a tomar decisiones para las que no estábamos preparados.
Ese es uno de los precios a pagar cuando desde las regiones, también se hace bandera y uso político de cosas tan importantes y sensibles.
Luego de esa frenética negociación en la que en semanas se decidieron cosas que deberían tomar años, el flamante modelo autonómico se ahogó en la chorrera de plata de la época de la bonanza, y terminó de periclitar bajo el peso de la encamada de las elites regionales con el gobierno.
El modelo autonómico fue forzado y nunca pudo sobrevivir a una constitución centralista, a una Ley Marco de Autonomías centralista y a un gobierno hegemónico ultra centralista.
Por eso cuando el gobierno intenta enchufarnos a la fuerza unos estatutos absurdos que no dicen nada ni resuelven nada, se topan con la sorpresa de su vida.
Parte de la gente que votó el domingo por el NO, lo hizo sencillamente porque no sabía ni siquiera de lo que se estaba hablando, lo que habla de un rotundo aplazo nuevo Tribunal Supremo Electoral en su debut, y del ministro de autonomías, que, en lugar de renunciar, aparece en la televisión bailando con su jefe en Santa Cruz.
Otra parte, no hay quien pueda negarlo seriamente, votó por el NO como una reacción negativa a la prepotencia y al autoritarismo del gobierno, que hizo gala de su talante abusivo al pretender silenciar las voces y posiciones contrarias. Creo que en el fondo la ciudadanía les cobró el no haber tenido la capacidad de corregir y ser autocríticos con las razones que originaron su derrota en las elecciones subnacionales de marzo, y que más bien acentuaran su soberbia persiguiendo a periodista, medios y oenegés.
Curiosamente fue el propio gobierno el que pensó que controlando a la mala el proceso, ganaría el SI, y por tanto apostó a convertir la elección en un plebiscito que le allanara el camino para la reforma constitucional.
Otra vez se equivocaron en lo que ya es una larga suma de torpezas políticas, y se colocaron en la peor situación política desde su llegada al poder. La cara del vice en su triste actuación del lunes, lo confirma todo.

Un último y revelador dato: en la peor derrota electoral sufrida por el gobierno, la oposición no participó activamente. ¿Será ésta la clave del éxito?

jueves, 10 de septiembre de 2015

Cuando mentir se convierte en un arte (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-10-11-15)

Los mentirosos profesionales, son esos que te meten nueve verdades antes de encachufarte una mentira. Son los mañudos que, como saben que su credibilidad está siempre en duda, tienen que dorarte la píldora con muchas cosas ciertas antes de deslizarte una mentira. Son los vivarachos que no tiene el menor reparo ético en mezclar las causas y las verdades más sublimes, con el propósito de camuflar y hacer pasar una mentira.
Y ese es el modus operandi que el gobierno ha elegido para imponernos, a la mala, la reforma constitucional para la reelección vitalicia de Evo Morales. Se han dado cuenta de que por las buenas la cosa se les puede poner extremadamente difíciles, y entonces han decidido recurrir nuevamente a una triquiñuela para marear al electorado, y así conseguir el único objetivo que en verdad les quita el sueño.
Lo que harán, usted ya lo sabe, es introducir en el referéndum nueve reformas fantásticas e intachables, meterlas en la misma bolsa de la reelección, y, en lugar de preguntar de manera separada como se hizo con el referéndum de los hidrocarburos, hacer una sola pregunta que valide todas las reformas.
La gran estafa se ha echado a andar con una premura que, desde el gobierno, obedece a varias razones, unas favorables y otra potencialmente mortales.
La buena tiene que ver con el pronunciamiento de la Haya en el tema con Chile, que está previsto para octubre o noviembre, y que se espera (todos lo esperamos) sea favorable en lo que concierne a la competencias del tribunal. Incluso la posición de aplazar esa decisión hasta el final del proceso, podrá ser vendida como una gran victoria del presidente, y sobre todo como un argumento de que su presencia en la presidencia es indispensable para la "inminente" recuperación del mar.
La mala está relacionada con la factura que el país les cobrará por la incapacidad y la demagogia con las que administraron los años de vacas gordas, apenas se comiencen a sentir los efectos de la crisis.
El cálculo les dice que cada trimestre que pase, les será un poco más difícil maquillar y disimular los efectos de la crisis, y que, sin plata, existe el serio riesgo de que la ciudadanía le cobre al Evo Morales la larga lista de cosas que teóricamente los bolivianos no les perdonamos a los políticos, y que a él se las perdonamos, porque había plata.
A cuenta de la bonanza, le perdonamos la soberbia, le perdonamos el abuso de poder, le perdonamos la corrupción, e incluso le perdonamos la progresiva implantación de un reino del terror.
Tan preocupados andan por el tema económico y por la cuentita política que les pasará, que ya han abierto el paraguas, en curiosas y sospechosas contradicciones entre el mandamás y el "súper" ministro de economía (que deberá demostrar ahora cuan "súper" es en tiempos de crisis).
Mientras el Evo dice que los demás, y no él, deben apretarse los cinturones, el ministro dice que la economía avanza mejor que nunca y que nos esperan días de inmensa riqueza.
El ministro intenta calmar la cosa y disimular el miedo, mientras que su jefe comienza a preparar el libreto del "yo no fui, fue Teté". Todo indica que van a eludir todas sus responsabilidades, y van a decir que la culpa no es de ellos, y que se trata de una crisis del capitalismo importada desde afuera, y de una conspiración geopolítica del primer mundo contra las economías emergentes y los países antiimperialistas.

Y es entonces cuando les preguntaremos: “¿Y no era que con la nacionalización y la industrialización estábamos absolutamente blindados, y que nuestra economía era la más soberana del mundo?”

jueves, 3 de septiembre de 2015

La democracia en entredicho (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-03/09/15)

Entre chiste y chiste, el gobierno de Evo Morales se está farreando nuestro principal activo colectivo, que no es otro que la mismísima democracia.
Hablo por supuesto, de la democracia que tanta sangre y sacrificio costó recuperar y de la democracia que todos hemos construido con enorme esfuerzo durante los últimos treinta y tres años.
Esa democracia imperfecta, posible gracias a pactos unas veces virtuosos y otra veces odiosos, insuficiente pero perfectible a través de reformas y mejoras acordadas entre adversarios, inestable pero siempre capaz de responder con grandeza en momentos extremos.
Esa democracia fruto de la madurez histórica de un país determinado, casi obsesivamente, a superar la barbarie política, y a apostarlo todo por un sistema que permita la coexistencia civilizada entre quienes entienden el mundo de manera distinta e incluso diametralmente opuesta.
Esa democracia, aporreada, malquerida y subestimada, pero invalorable al fin, hoy se encuentra secuestrada por unos circunstanciales todopoderosos, que parecen haberse auto convencido que nuestra democracia es un mero instrumento de su proyecto de poder.
El temple autoritario del presidente, de su partido y de las patotas corporativas que un día fueron organizaciones sociales, se halla en franca escalada; sin ir muy lejos, en la última semana, se han producido una serie de hechos que confirman nuestra preocupación.
Una ministra de comunicación que confunde el hemiciclo parlamentario con un potrero y que, amparada en los dos tercios de la bancada de su partido, le falta al respeto a la figura interpelatoria y pisotea la tradición parlamentaria. Francamente, no habíamos visto una escena de tanta grosería, provocación e ignorancia, desde la época de los militares.
Otra ministra que tarda seis meses en renunciar pese a las monumentales evidencias de mega corrupción en un Fondo Indígena que operaba como caja negra del gobierno, bajo su responsabilidad institucional. Como si nada pasara, el presidente la felicita, hace borrón y cuenta nueva creando otro fondo, e instruye procesar judicialmente, ¡solamente a los dirigentes disidentes!
Otro gerente de una empresa estatal que, de la mano de la Procuraduría, utilizan a un tribunal de justicia para doblarle el brazo a la ciudad de La Paz ejecutando por la fuerza, sobre toda norma y sentido común, la línea blanca del teleférico. Todo eso, amparados en un convenio trucho que nunca fue ratificado por el Concejo Municipal.
Y todos juntos, con el Evo a la cabeza, imponiendo ya oficialmente el manoseo de la Constitución para la reelección vitalicia, olvidando cínicamente que la prohibición de la reelección fue parte de un compromiso de una Asamblea Constituyente, es decir la instancia más alta y solemne de una democracia, y no de un simple apretón de manos entre amigotes, alrededor de una mesa de café.
Un compromiso ante el país y ante el mundo que emanó de la Constituyente y que fue refrendado por el Congreso, por las regiones y por infinidad de instituciones, bajo la observación de la comunidad internacional, que ya fue violado una vez mediante una argucia del más bajo nivel.
Toda una colección de atropellos democráticos de distinto calibre, en el lapso de una semana. Como verán, sobran los motivos de preocupación.

jueves, 27 de agosto de 2015

De guatos y gallinas (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-27/08/15)

El vídeo de Evo Morales en plan Luis XIV, ordenando en público a uno de sus lacayos que le amarre los guatos, es una perla que ha dado la vuelta al mundo y que ha generado infinidad de memes y ocurrencias humorísticas acerca de la actitud imperial de quien, curiosamente, es famoso a nivel mundial por su sencillez y su humildad.
Para los fans del Evo en el exterior, la macabra escena puede haber sido una desagradable sorpresa, pero para los que lo vemos y escuchamos todos los días no es más que otra muestra del verdadero carácter del hombre que cree que todos los privilegios del mundo son pocos, para alguien como él, que está por encima de los demás.
No sé si a usted se le habrá ocurrido lo mismo, pero creo que mucha gente se ha puesto a pensar en que, si ese es su comportamiento en público, más vale ni siquiera imaginar cual deber ser su comportamiento en privado.
Circulan desde hace mucho tiempo historias, que hasta hoy parecían fantasiosas, sobre el trato brutalmente grosero del presidente a sus colaboradores más cercanos. No estamos hablando de ujieres, secretarias ni chóferes, sino de ministros y funcionarios de alto rango.
Los episodios de humillación y maltrato que uno escucha por ahí son tan crudos, que la verdad es que no faltaron ocasiones en que dudé de su veracidad y sospeché de la mala fe o del resentimiento de quienes los relataban. Después de ver el vídeo de los guatos, queda claro que nadie estaba exagerando.
Tal es la grosería del gesto presidencial, que un diputado vocero del gobierno, resistiéndose a la elocuencia de las imágenes, declaró que se trataba de un montaje de la oposición: A ver, el único montaje posible que yo veo es el de un autócrata montando a la dignidad del estado, representada por un sumiso suboficial del ejército.
 Mientras escribo estas líneas, acabo de leer la explicación oficial del presidente, que no ha tenido mejor idea que tratar de salir del paso mintiendo descaradamente. Dice que no instruyó que le amarren nada y que es la oposición política la que quiere desgastar su imagen. Miente groseramente porque en el video se ve clarito que ordena con el dedo que el suboficial se arrodille delante de él.
Pero así es el mundo al revés del Evo: los que le criticamos su comportamiento inaudito somos los malos de la película, los conspiradores; y él, que humilla a un funcionario público ordenándole que realice un acto personalísimo, como si se tratase de un pongo, es la víctima inocente.
Pero más allá de esa extraña mezcla de sensaciones de decepción, de ira y de asombro que esa escena ha debido causar en la mayoría de la gente (esa que no vive en el mundo al revés del gobierno), la estampa de un presidente con pretensiones imperiales es un motivo de alarma política.
Un presidente desconectado de la realidad y extraviado en el torbellino de la adulonería y la sumisión perruna de sus entornos, no es la mejor noticia para los bolivianos, sobre todo en el nuevo escenario que vive el país.
La crisis económica, que ya ha llegado pese al discurso oficial, y cuyos efectos se comenzarán a sentir más temprano que tarde, demandará sin duda un perfil de liderazgo completamente distinto al que muestra el presidente.
Una cosa es cuando la plata sobra, y uno se puede dar el lujo de gobernar subido en un avión privado, mandoneando, disponiendo de millones y en campaña ad infinitum, y otra cosa bien distinta será enfrentar complejos problemas e intensas presiones desde donde antes solo venían cumplidos.
El caudillo populista tendrá que convertirse súbitamente en estadista y gestor, y eso está complicado. Tan complicado, que da miedo.

jueves, 20 de agosto de 2015

El encanto de don Benjamín (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-20/08/15)

Que la jauja económica ha llegado a su fin es ya un hecho. Lo único que resta saber es durante cuánto tiempo y hasta cuándo podrá el gobierno mantener el espejismo de que todo sigue marchando sobre ruedas. Y al margen del drama que supone de por sí el fin de la bonanza, el problema es que nadie parece estar en condiciones de prever la duración de este estado de apariencias. Y no es que se trate de una misión imposible técnicamente hablando, sino más bien que, de acuerdo a lo que he escuchado decir a muchos economistas, los datos económicos que proporciona el gobierno ya no son ni suficientes ni oportunos, y por tanto dificultan enormemente la lectura y la capacidad de predicción de nuestras finanzas. De acuerdo a los especialistas, la cantidad de indicadores y la frecuencia de su publicación que por ejemplo proporciona el Banco Central de Bolivia, es mucho menor que la de hace cinco años atrás. El manoseo de cifras no es una novedad ni una maña exclusiva del proceso de cambio; se trata más bien de una práctica en franco desarrollo en todo el mundo, incluso en los países de lo que solía llamarse el primer mundo. España es un buen ejemplo de cómo se puede instalar desde el poder la idea de una economía en franca recuperación, mientras los ciudadanos constatan perplejos, como la realidad se resiste a la propaganda. Ya lo sabemos: aquí y en la quebrada del ají, cuando se decide torturar a la cifras, se les puede hacer cantar lo que a uno le plazca. Y si es un recurso tan utilizado, es porque evidentemente puede funcionar para lograr ciertos fines específicos durante un periodo de tiempo, obviamente limitado por la siempre implacable realidad. En el caso de nuestro astuto gobierno, la danza de cifras multimillonarias y las proyecciones en clave de histérico optimismo, podrían obedecer a la intención de maquillar la inminente crisis a la espera de algún milagro internacional que devuelva, en el corto plazo, los precios de las materias primas a los valores que nos hicieron efímeramente ricos. Sin embargo ni el cambio de ciclo en China, ni el acuerdo de los EE.UU. con Irán, ni el desempeño de las economías emergentes, ni la recesión brasileña, ni ninguna otra señal internacional, hacen prever que ese milagro esté muy cerca. Es por eso que usted y yo sospechamos seriamente que este intento del gobierno de convertir por un tiempo más la bonanza, en sensación de bonanza, obedece, para variar un poco, a urgencias electorales. El gobierno necesita informar maravillas e incluso tomar decisiones económicas desacertadas en tiempos de urgencias, para que la caída no se sienta mucho, y así tratar de convencer a la gente que Evo es la bonanza, y que por tanto deberíamos considerar la posibilidad de que se convierta en presidente vitalicio. Eso explica parcialmente el estado de crispación y agresividad política en el que se encuentran, arremetiendo salvajemente contra todo el que ose disentir u opinar en contra. Saben en el fondo que esa popularidad arrasadora e inalterable del Evo, reflejada encuesta tras encuesta, es una popularidad compartida con Benjamín Franklin, el señor que aparece en los billetes de cien dólares. Mientras don Benjamín siga mostrándonos su afable rostro con la misma frecuencia de los últimos nueve años, el Evo seguirá contagiado de su popularidad; pero cuando dejemos de verle la cara tan a menudo, no cabe duda que el Evo perderá parte de su encanto.

jueves, 6 de agosto de 2015

Amalia Pando y una nueva torpeza del gobierno (Columna Bajo la Sombra del Olivo- Página Siete-06/08/15)

La salida de Amalia Pando de la red Erbol es obra del gobierno, y seguramente, luego de la noticia, han debido descorchar botellas en el palacio en son de festejo. Lo que no saben aún, es que esta hazañita es un nuevo exceso que les va a pasar factura política y electoral, más temprano que tarde. El gobierno en realidad ya se ha convertido en un gigante gordo, torpe y ciego, que a su paso arrasa con todo, allí por donde va. Es cierto, sigue siendo un gigante grande y poderoso, pero ya no es el mismo gigante de antes. En el largo camino de la suma de torpezas, hoy se equivocan una vez más al creer que tumbando a la mala a las voces críticas, se acercan un poco más al codiciado objetivo del poder absoluto y la hegemonía total. Con este acto de matonaje político, otra vez se han pasado de la raya; la raya no es obviamente el límite jurídico, legal o técnico, pero es el límite íntimo que tiene la ciudadanía para aceptar excesos; es esa delicada fibra que tiene el ciudadano para reconocer la diferencia entre la necesaria firmeza de la autoridad, y el abuso de poder. La política de exterminio de periodistas y medios no funcionales al régimen, comenzó probablemente hace ocho años con Carlos Valverde cuando estaba en PAT. La actitud del gobierno hoy es la misma, ignorando que Amalia Pando no es los mismo que Carlos Valverde, que Erbol no es lo mismo que PAT, y que en el 2015 las cosas no las mismas que en el 2008. Amalia Pando es una institución en sí misma, consolidada a nivel nacional en base a más de treinta años de una trayectoria que le dan un peso y una credibilidad que nadie más tiene en el país como periodista. Y Erbol no es cualquier radio. Es una red multimedia ligada a la iglesia católica (la misma del Papa Francisco), que tiene un alcance y una penetración enormes. El odus operandi del gobierno en este avasallamiento sin precedentes al mundo del periodismo, ha sido el siguiente: en el modo fácil, han mandado testaferros para que directamente compren los medios incómodos o apetitosos. Cuando los dueños no han querido vender, o los medios no se podían comprar (es el caso de los medios ligados a la iglesia), han optado por intentar destruirlos por la vía de la asfixia económica y el acoso estatal. ¿Y cómo funciona esto? ien fácil: aproximadamente 50% del mercado de la publicidad proviene del estado. Si como gobierno decido que ninguna institución pública invierta en un medio, ya les estoy quitando de entrada la mitad de la torta. A los valientes que han osado resistir, se los ha apretado aún más. ¿Cómo? Amenazando a las empresas privadas que anuncian en el medio condenado. El acoso estatal se aplica de manera simultánea, y es también bien fácil: consiste en soltar a todos los perros detrás de la presa. Cuando te condenan, te caen todos los días la gente de Impuestos Nacionales, Ministerio del Trabajo, y todas las reparticiones imaginables; todos con la instrucción de no soltar el hueso hasta que la presa se rinda. En el caso de Erbol y de Amalia Pando, es probable que además de la asfixia publicitaria, los hayan terminado amenazando con la no renovación de sus licencias radiofónicas, que, en este caso son más de trescientas. En el viejo régimen, había medios afines a determinados partidos que ayudaban cuando hacía falta; por el otro lado algunos medios chantajeaban al gobierno de turno con sus titulares, para beneficiarse con dádivas del estado a otras empresas del conglomerado; y también había medios truchos, subordinados al poder. Pero nunca nada ni remotamente parecido ni tan perverso como el impulso fascista se ha desatado en este gobierno en su relación con los medios.

jueves, 30 de julio de 2015

Pan y circo (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-30-07-15)

Las polémicas en torno a los concursos de belleza son cada vez más frecuentes y ahora en la era de las redes sociales, cada vez más latosas. Un tema tan banal e intrascendente, levanta pasiones y participaciones de categoría futbolística, lo que sugiere que algo debe haber detrás de este espectáculo, que en lo personal no termino de entender. Nunca he entendido para empezar, cuál puede ser el objeto de incluir en estos concursos las célebres rondas de preguntas, cuyas respuestas son las que originan estas avalanchas de furia y pasión colectivas. Se supone que en estos concursos debe ganar la chica más linda; el negocio de las misses no sería tal negocio ni seguiría existiendo, si se tratara de elegir a la ciudadana más inteligente, ni más culta, ni más educada, ni más interesante, ni más simpática. En realidad ni siquiera gana la más linda, sino la que más puede aportarle a la rentabilidad y a la reproducción del negocio, pero nada de eso tiene tampoco que ver con el intelecto de las damiselas. ¿Por qué entonces la morbosa y sádica práctica de someter a las cándidas aspirantes a reinas a preguntas capciosas de cultura general, que casi siempre terminan poniéndolas en figurillas? Viendo el impacto y la repercusión que obtienen con esto, sospecho que los productores hacen esto a propósito, para satisfacer la sed de sangre del público que consume este circo contemporáneo. Parecería ser que el ver asarse en público a las misses a la hora de las preguntas, desata hoy la misma euforia de los romanos cuando veían al león comiéndose al gladiador. Me llama también la atención el hecho de que mucha gente cree que las misses de verdad son representativas o están representando a sus departamentos y a sus países; y claro, si te crees ese cuento, lo siguiente no puede ser otra cosa que el acostumbrado coctel de regionalismos, nacionalismos mal entendidos y demás chauvinismos. Ya que estamos ensayando reflexiones para hacerle el quite a la histeria colectiva, lo más sano es asumir que estas señoritas no representan más que los intereses comerciales de los distintos y variados actores de un negocio multinacional que no debe ser nada desdeñable. Pruebe de ello es que un ricachón del calibre de Donald Trump esté metido en el baile. En todo caso si de alguna representación pudiéramos hablar, los concursos de belleza y sus subproductos representan a una sociedad moderna cada vez más adicta y propicia al espectáculo liviano y fatuo, a un mundo en el que las apariencias pesan cada día más, y a un mercado en el que cuando los adefesios gozan de popularidad, rating y éxito comercial, te condena cuando los criticas. Al margen de lo anacrónicos, machistas, discriminadores, denigrantes, políticamente incorrectos y hasta ofensivos que puedan resultar para mucha gente, los concursos de misses gozan de muy buena salud comercial acá y en todo el mundo. Ya en serio, si hay algo que realmente debería causar alarma, es eso. La primitiva fórmula de libido, espectáculo, sangre y chauvinismo nos motiva y nos mueve más que cualquiera de los dramas de la vida real que nos rodean, y así vamos por la vida, tomándonos en serio un show de televisión mientras vemos con indiferencia las cosas que realmente merecen preocupación.

jueves, 23 de julio de 2015

La otra droga (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/07/15)

El síndrome de abstinencia está llevando al Gobierno a cometer crímenes ambientales. Eso es lo que les pasa a los adictos a la droga, y eso es lo que le está pasando también al Gobierno, en este caso con las divisas del gas: cuando la droga se empieza a acabar y la plata escasea, se sale a la calle y se comete alguna fechoría para satisfacer el vicio. La decisión de meterle “con fuerza” a la exploración de hidrocarburos en las áreas protegidas, es una lacerante prueba de la adicción del gobierno a la droga del extractivismo y el rentismo. Si bien es cierto que estos vicios han corroído a la república desde su nacimiento, la última década ha sido, en ese sentido, una verdadera orgía de sexo, drogas y rock and roll. El gobierno del cambio, que llegaba limpio, con voluntad firme y con un claro discurso contra el vicio, intentó resistirse, pero terminó sucumbiendo frente a las grandes dosis de divisas gasíferas que el mercado internacional introducía en sus venas. La idea era usar las divisas para construir una economía que no dependiera de ellas; había que invertir, sembrar y regar ese chorro de divisas, evitando la tentación del consumo personal, porque allí es cuando se convierte en droga y te puede terminar matando. Pero como suele ocurrir con las drogas, la cosa empezó de a poquito y la dosis fue aumentando hasta convertirse en un problema (pese a que el drogadicto siempre es el último en enterarse de que realmente tiene un problema). Primero comenzaron a consumirse las divisas en bonos redistributivos y en programas sociales, cosa que bien administrada no hace daño, hasta puede ser muy beneficioso; una droga blanda que debería legalizarse podrían decir algunos. El problema es que como piensas que no hace ningún daño, entonces aumentas la dosis y te pasas a una droga más dura, y allí comenzaron las fábricas de cartón y otros ene mil proyectos adefesiosos que fueron ya fruto de la euforia de la droga nomás. Y una cosa lleva a la otra y cuando el enfermo no se ha dado ni cuenta, se encuentra metido hasta el cuello en una arena movediza mortal; así es como terminó el gobierno en el turbio final de fiesta, planeando centrales nucleares, estadios megalómanos, aviones privados, teleféricos sobre avenidas, y otros delirios propios del exceso. La droga, cuando no tienes la capacidad para administrarla, es así, al principio te hace sentir más capo, más lindo y más irresistible, pero cuando pierdes el control terminas siendo un enajenado, desconectado de la realidad, un violento irascible, un paranoico y finalmente un peligro público. Con los precios internacionales de los hidrocarburos en una baja sostenida, y una caída en los ingresos de divisas de alrededor del 30 por ciento, el presidente Morales parece haber entrado en el pánico de la abstinencia, pues no se puede explicar de otra manera el desparpajo con el que ha anunciado el aniquilamiento de las zonas protegidas. Con esta decisión, el presidente ha terminado de pisotear su propio discurso, pero también ha perdido la vergüenza en la defensa de una intervención que lo coloca, ante los ojos de su país y del mundo entero, en un simple y llano neoliberal depredador. Si esto no es una alarmante señal de enajenamiento y descontrol, por favor, díganme qué es. El poder y las divisas se han convertido en una droga que está matando a este gobierno, eso está claro; lo que aún está por verse es si los efectos secundarios no nos han vuelto también adictos a todos.

jueves, 16 de julio de 2015

Lo último (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-16/07/15)

El tweet de Erbol con el hashtag #Lo Último decía: Ministra Paco dice que una cancha en Potosí es un hospital preventivo y recuerda la frase “mente sana en cuerpo sano”. En el caso del tweet, Lo Último se refería a la novedad de la noticia; en mi caso, el sentido que le encuentro, es que se trata ya de lo último de lo último en materia de idiotez oficialista. Con esta última ocurrencia, la ministra del eterno chapeau ha creído resolver el tema más terrible que sufre el país, y en el que el gobierno de Evo Morales se ha aplazado sistemáticamente desde el día uno: la salud pública. Lejos de mostrar un mínimo de sensibilidad (no digamos ya política sino humana) ante un asunto que reduce a la miseria la calidad de vida de la inmensa mayoría de los bolivianos, la ministra recurre a un ingenio increíblemente vulgar, para sumar argumentos en sus chasconeos con los cívicos potosinos. Al decir una barbaridad de ese calibre, seguramente no pensó que cuando el boliviano de a pie, el que no puede pagarse clínicas privadas ni tratamientos en el exterior, cae enfermo con algo grave, el mundo se le cae a pedazos. Ante la espantosa evidencia de que el estado no puede ocuparse ni responder por la salud y por la vida de sus hijos, al ciudadano de a pie seguramente se le desmoronan las imágenes grandilocuentes de satélites, plantas nucleares y aviones privados. Y sugerir siquiera entonces, en cualquier contexto, que una canchita es parte de la solución al estado calamitoso de la salud publica boliviana, es un insulto inadmisible que muestra la ligereza y el atrevido desprecio de esta autoridad hacia la ciudadanía. ¿Cómo se supone que debemos reaccionar ante una afrenta de este tipo? ¿Debemos seguirle la corriente de razonamiento a la madame del chapeau, a ver dónde nos lleva? ¿Se supone que debemos festejar la construcciones de cientos de “hospitales preventivos”, allí donde aterriza Evo todos los días en su interminable campaña electoral? ¿Debemos suponer que si una canchita es un hospital, entonces un estadio como El Batán en Cochabamba equivale a un mega complejo hospitalario? ¡Por favor, habrá que decir, ya no hagan más hospitales! Ya tenemos muchos, demasiados, y con todo lo que están previniendo, ¡podemos bajar incluso el porcentaje de asignación de salud en el presupuesto, y así terminar de demostrar que ese cura Mateo estaba hablando huevadas! ¿No ven que el Evo está sanito porque juega todos los días un partido en los hospitales preventivos que inaugura, y eso le ha servido para prevenir cualquier enfermedad? ¿O será nomás que su excelencia goza del inmenso privilegio de tener a un equipo de médicos cubanos que lo acompaña 24 horas al día, controlándole la dieta, las horas de sueño y la presión arterial? Y es que claro, cuando se goza desenfrenadamente de las mieles del poder, es bien fácil decir cualquier cosa para ganar una discusión, sin importar si eso tiene que ver algo con la realidad; al final de cuentas, ¡la realidad es pues para los de a pie, y no para los jerarcas! Parece que desde situación privilegiada no se dan cuenta que el país les pedirá cuentas en el futuro por haber desperdiciado la década de las materias primar, habiendo hecho prácticamente nada para cambiar los males estructurales del sector salud. En cualquier gobierno serio, una barrabasada como la que se mandó la ministra, le hubiera costado la cabeza, con chapeau y todo.

jueves, 9 de julio de 2015

Teleférico: un trazo con varias estaciones electorales (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/07/15)

El espíritu gubernamental, resumido en el “le meto nomás”, parece haber encontrado su límite en la ciudad de La Paz. La polémica generada a partir del trayecto de la línea blanca del teleférico, ha generado un escenario propicio para que reflexionemos acerca de la naturaleza y los objetivos de un proyecto tan costoso, y además ha permitido que la ciudad le ponga un alto a la arrolladora actitud de la empresa a cargo. Y es que en realidad es en esa actitud donde radica la causa de éste y otros problemas que se han generado en torno al proyecto. El problema de fondo es que la empresa Mi teleférico, desde el principio ha tenido que responder a criterios políticos y electorales, que le han causado grandes complicaciones técnicas. A ver, dejémonos de ingenuidades y digamos las cosas como son: la razón de ser del teleférico fue la de tumbar a Revilla de la alcaldía de La Paz y fortalecer al alcalde de El Alto. Con una obra de esa magnitud, se suponía que cualquier objetivo electoral era posible; pues bien, los resultados del 29 de marzo han demostrado lo contrario, y han convertido al teleférico en un gran fracaso político para el gobierno. En esa lógica prebendal y electoralista, el millonario emprendimiento ha ido dando tumbos entre cada elección; prueba fehaciente de ello fueron las inauguraciones con infraestructuras a medio terminar. La falta de estudios y de suficientes pruebas técnicas pueden ser disimulados, pero iniciar operaciones con estaciones a medio construir, ya es un poco más difícil de ocultar. Todo ha sido así con el teleférico, a la rápida y a como dé lugar, pues tenía que mostrarse resultados, primero para las elecciones generales de octubre del año pasado, luego para las elecciones subnacionales de marzo, y ahora para el inminente referéndum para la requete recontra reelección del presidente Morales. El problema no es que la línea pase por aquí o por allá (pese a que parece bastante obvio que debería atenderse las necesidades de la gente de las laderas, en vez de meterle millones de dólares a la avenida Busch), el problema para el señor Dockweiler es que sentarse esta vez a planificar concienzudamente las cosas con el municipio de la ciudad, le puede significar un tremendo contratiempo en sus timings electorales, y eso, seguramente le puede costar el cuello. Una cosa es meterle nomás, al calor del billete, de la expectativa y de la novedad, y otra bien distinta es trabajar a fondo en la sostenibilidad de un servicio que, ya en funcionamiento, ha demostrado muchas potencialidades, pero también muchas debilidades. Esos problemas, como por ejemplo el bajo rendimiento de utilización, deben ser motivo de un balance y de una reevaluación de todo el proyecto, sin importar el tiempo que aquello tome. Lo digo porque no son centavos los que están en juego, sino millones; y esos millones, contrariamente a lo que cree el gobierno, son plata que nos pertenece a todos. Y ese es el otro problema subyacente: el gobierno y la empresa están convencidos de que el teleférico es un regalo producto de su generosidad, y que a caballo regalado no se le mira el diente; parecería que no ha aprendido hasta ahora que una condición para que una obra sea exitosa, es que la ciudadanía se apropie de ella. En su momento no se hicieron las cosas como se debían y en vez de ello, se prefirió firmar entre velas y medianoche, un convenio con una gestión transitoria vergonzosa y servil al gobierno, sin la revisión del Concejo Municipal. Si esa es la legalidad sobre la que se apoya el señor Dockweiler, pues entonces estamos todos muy mal.

jueves, 25 de junio de 2015

El Congreso en una prueba de fuego (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-25/06/15)

Las fuerzas de oposición deberían ir pensando seriamente cómo van a desembarazarse del proceso de elección de vocales del Tribunal Supremo Electoral. Digo esto porque creo que han hecho hasta ahora todo lo humanamente posible para que de ese proceso salga una nueva corte conformada por notables, que le devuelvan a la ciudadanía la confianza en el sistema electoral y en la democracia, y porque sigo pensando que algo así, definitivamente no está en los planes del gobierno. Después de haber conseguido la renuncia de los vocales que, entre otras tantas fechorías le regalaron al MAS los dos tercios en la asamblea además de dos gobernaciones, toda la oposición decidió otorgarle al gobierno por lo menos el beneficio de la duda, en la aparente voluntad de corregir esa barbaridad. A estas alturas, todo indica que intentarán sustituir a sus quemados amigotes, por otros amigotes más presentables y más preparados, pero amigotes al fin. La desconfianza en los mecanismos de elección y en la voluntad política del oficialismo, hizo que una gran cantidad de personalidades con el perfil idóneo, decidieran no postularse. Los que sí se presentaron rápidamente, fueron una larga lista de funcionarios y exfuncionarios del gobierno, que alegan no tener militancia masista, pero que no pueden ocultar su cercanía política con el régimen. No le quedaba otro camino a la oposición, que el de apuntarse al proceso, pero si realmente creyeron que el MAS iba a garantizar un tribunal idóneo e imparcial, pues creo que pecaron de ingenuos. El problema es que el MAS no puede permitirse unos tribunales imparciales, porque pondría en riesgo la requeté reelección de Evo Morales, y eso algo con lo que sencillamente no puede jugar. La decisión está tomada, pero saben que el camino ya se ha puesto cuesta arriba, y que sin el empujón de una corte “amiga”, el proyecto correría un riesgo, inadmisible para ellos. Tontos no son, y saben que las condiciones económicas y políticas en las que tendrán operar esta nueva maniobra ya no serán tan fáciles. Detrás de la cháchara del blindaje de nuestra economía, ya se puede sentir el nerviosismo que está provocando la caída de los precios de las materias primas, y las decisiones que ésta realidad los está obligando a tomar (levantamiento de subsidios, cacería impositiva, etcétera). Saben también que hacia el último trimestre del año la cosa se va comenzar a sentir más, y que tendrán que abrir más huecos en el cinturón para mayores ajustes. Políticamente, la derrota electoral del 29 de marzo les ha abierto una grave herida y claro, las huestes corporativas han olido ya la sangre y han comenzado a perseguir a la presa. No a va a ser entonces tan fácil en ese nuevo escenario, conseguir una mayoría en el inminente referéndum para quedarse “para siempre” en la presidencia, y por eso apuesto doble contra sencillo que la idea del oficialismo es permitir que se nombre a dos o tres notables de verdad, pero copando la mayoría del tribunal con gente afín. Para evitar que esto se consume, la oposición debería evaluar la posibilidad de abandonar ahora mismo el proceso en el congreso, obligando así al oficialismo a tener que elegir entre renunciar a la legitimidad haciendo uso de su mayoría, o retroceder a la búsqueda de un nuevo mecanismo que garantice consensos y un resultado óptimo. Sin duda se trata de una decisión delicada en un asunto que cada día genera más dudas y sospechas, y que anuncia un final catastrófico.

jueves, 18 de junio de 2015

El Evo tiene la razón (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-18-06-15)

El presiente Morales, ya en campaña para su requeté reelección y para “quedarse toda la vida” en el poder, ha argumentado que las clases medias urbanas le están rogando de rodillas que modifique la Constitución, y que haga lo que tenga que hacer para evitarles un retorno al pasado. Yo le creo hasta por ahí nomás su historia, en la medida en que las clases medias son amplias y variadas, y no todas piensan obligatoriamente de igual manera. En lo que sí coincido con el presidente es en el curioso giro que han dado algunos sectores acomodados, en lo que concierne a su valoración como presidente y a su futuro político. Me referiré específicamente a cierta clase media alta de la hoyada de La Paz, con la que me toca habitualmente confrontar las posiciones que asumo en esta columna. Y vaya que sí han dado un giro. Si usted me sigue con algo de regularidad, sabrá que durante parte del primer periodo de este gobierno, valoré positivamente e incluso defendí desde estas líneas, muchas de las ideas y planteamientos del MAS. Lo hice porque creí que el presidente enarbolaba en ese momento una acumulación histórica de luchas y anhelos progresistas, y que aquel proceso constituyente atravesaba un momento decisivo, en la perspectiva de cambiar males endémicos del país, cosa que nunca ocurrió, pero eso es harina de otro costal. Lo que sí ocurrió es que un montón de gente de mi entorno social me acusó, unas veces de frente pero la mayoría de las veces a mis espaldas, de ser un traidor de raza y de clase, por apoyar a un “indio ignorante y abusivo”, que nos estaba desplazando de nuestra consuetudinaria posición de poder, y nos estaba despojando de nuestros privilegios. Las discusiones y las críticas tenían un leve barniz político y económico, pero básicamente un meollo racial que derivaba infaliblemente en imprecaciones irreproducibles en las circunstancias actuales, en las que la espada del viceministro de descolonización pende sobre nuestras cabezas. Después de más de seis años de escribir en tono crítico respecto al régimen, y en un escenario de profundo deterioro político y electoral del partido de gobierno, muchas de esas personas que antes me condenaban, ahora me piden prudencia en mis opiniones. “Ten más cuidado con tus críticas al gobierno porque no sabemos lo que viene después del Evo”; “¿Te imaginas el desastre al que volveríamos con alguien como el Samuel de presidente?”; “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”; “No te olvides que las cosas están yendo mejor de lo que pensábamos”…esos son los comentarios que escucho últimamente. Los mismos que se tiraban al piso en la Plaza Abaroa por los dos tercios y por la democracia, hoy hacen la vista gorda o minimizan el carácter ultra autoritario y la mega corrupción en el gobierno. Claro, porque están ganando más plata que nunca y ahora lo ven con otros ojitos al Evo. Esta graciosa constatación me dice que estuve equivocado largo tiempo pensando que el racismo era el rasgo que en definitiva marcaba las posiciones en este país; mentira, la plata había sido más fuerte, que el racismo incluso. Pero por otro lado también me da la razón y confirma la validez de algo que vengo diciendo hace años: que el MAS es la nueva centro derecha y que el Evo es el nuevo referente del conservadurismo nacional, porque coincidirá usted conmigo, no son mis amigos los que se volvieron de izquierda, ¿verdad?

jueves, 11 de junio de 2015

El primer round de la Sole en El Alto (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-11/06/15)

La Sole debutó en El Alto con una tremenda pulseta frente a la otrora poderosa Federación de Juntas Vecinales. Hizo uso de su flamante capital electoral y, apoyándose en la ley, respondió al mandato de sus electores, que en marzo le dijeron que estaban hasta la coronilla de las mafias corporativas que habían loteado institucionalmente la alcaldía de El Alto, a costa del bienestar de la ciudadanía. Está claro que la Sole les va a ganar la pulseta, infringiéndole una derrota indirecta también al MAS y al gobierno, y que saldrá de este primer round fortalecida, pues está en lo correcto y tiene el apoyo de la gente, que sabe que esa figura de los usos y costumbres, en esta caso es una patraña, que además ha dado pésimos resultados. Lo que no está muy claro es cuál será la estrategia de fondo en u tema que no es menor. No está claro si la táctica elegida por sus asesores se traducirá en una solución de largo plazo, o dará como resultado un relevo de actores en el mismo juego. Si los que hoy exigen la renuncia de los actuales dirigentes de la FEJUVE y apoyan a la alcaldesa, se convierten en los nuevos acreedores de prebendas y favores, entonces estamos listos; las nuevas autoridades habrán salido del brete brevemente, pero se estarán condenando a ser víctimas de los mismos males que aniquilaron a sus antecesores. Si la nueva administración evita caer en la misma lógica, pero elige aprovechar el descontento popular para ejercer una gestión vertical, desechando los conceptos de participación social, pues entonces se habrá resuelto un problema, para caer en otro, cometiendo además un gravísimo pecado en estos tiempos: el retroceso político. No podemos ignorar en el análisis, que en esta horrorosa coyuntura nos lleva a despotricar contra la podredumbre extrema y comprobada delas organizaciones sociales, que estas tuvieron un rol importantísimo en la vida política y en el desarrollo de El Alto y de todo el país. En el caso de El Alto, la sociedad organizada en sindicatos, juntas y entidades gremiales, hizo posible que una bomba de tiempo se convirtiera en una ciudad pujante y emprendedora. En efecto, el masivo fenómeno de migración campo-ciudad de los ochentas y la desatención del estado a las necesidades de una población que se multiplicaba rápidamente, hacían que los sociólogos y politólogos pronosticasen que El Alto era un polvorín y un caldo de cultivo ideal para el acogimiento y desarrollo del terrorismo y la guerrilla al más puro estilo peruano. Ninguna de esas predicciones apocalípticas ocurrió. Al contrario, y pese a un estado que le daba la espalda, los alteños pudieron consolidar una ciudad que paulatinamente reafirma su condición, en el complicado contexto de hallarse en el medio, entre La Paz y las comunidades de origen de muchos de sus habitantes. Frente a un estado débil, una sociedad fuerte en virtud a su capacidad organizativa, pudo construir una ciudad en las condiciones más adversas; y no sólo eso, esa sociedad organizada también supo convertirse en un referente político nacional, y eso no es poca cosa. Viendo las cosas en perspectiva, el desafío real de esa joven y atrevida ciudad, es construir un modelo institucional estable y sostenible, que equilibre una gestión técnica eficiente y autónoma, con una participación y control social sano y descontaminado de la prebenda; un modelo en el que los ciudadanos y sus organizaciones contrapesen los intereses económicos de los factores de poder privados, ayudándole al municipio a velar por los intereses comunes. Ese podría ser un paso hacia el concepto de Ciudad Inteligente, que no requiere de tecnología ni de grandes inversiones, sino de ingenio, claridad de ideas y voluntad política.