jueves, 22 de octubre de 2015

Gratitud y reconocimiento a Ramiro Orías (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-22/10/15)

La demanda marítima ante el Corte Internacional de Justicia en La Haya, es el único tema en el que Evo Morales no ha procedido de la manera que lo caracteriza, es decir, “le meto nomás”.

No conozco las razones por la cuales en este caso no le metió nomás, pero está claro que los resultados obtenidos hasta el momento marcan una sustantiva diferencia con el resto de las iniciativas y proyectos de su largo gobierno.

Tan largo que trasciende el corto plazo y permite evidenciar cómo una serie de multimillonarias inversiones se caen a pedazos, justamente por haber sido realizadas alaquete; miles de millones de dólares gastados (que no invertidos) en función al “instinto” presidencial y a la inoperancia y adulonería de sus entornos, que no tienen el valor de hacer valer sus posiciones y conocimientos, para que las cosas se hagan como deben hacerse.

El caso de la demanda marítima, por lo menos visto desde afuera, fue distinto, y por eso se consolidó rápidamente como una política de estado. No fue una acción precipitada, al calor de las ganas ni de las ocurrencias porque, como lo ha admitido el mismo Evo, se crearon las condiciones para que eso no ocurriera y el equipo pudiera persuadirlo de no ir por el camino de su olfato, que le decía que había que impugnar el tratado de 1904.

No se trató de un milagro tampoco. Simplemente se hicieron las cosas con cautela y con la mente y el espíritu abiertos; se conformó un buen equipo local, se contrató a un equipo internacional con las mejores recomendaciones, referencias y credenciales, y se acudió a la colaboración de los expresidentes y ex cancilleres, que aportaron cada uno con lo que mejor saben hacer.
Ese escenario, tan distinto al habitual escenario del “hay que meterle nomás” porque estamos en campaña electoral permanente y siempre en vísperas de la enésima elección, permitió, entre muchas otras cosas positivas, que el equipo jurídico internacional basara la estrategia en el trabajo del abogado internacionalista boliviano Ramiro Orías.

Fue Ramiro Orías, quien trabajando para el gobierno boliviano el año 2000, propuso originalmente la idea de que había que demandar a Chile evitando eludiendo el Tratado de 1904, y que había que usar la figura de los “actos unilaterales de los estados”.

Aquí no caben medias tintas y hay que decirlo con todas sus letras: sin la frescura y la novedad del trabajo y el aporte de Ramiro Orías, de ninguna manera hubiéramos llegado al punto en que estamos; a él le debemos el enfoque que nos ha permitido avanzar tan lejos y con tantas posibilidades de éxito.

El país le debe a él un reconocimiento y un agradecimiento, que repare, aunque sea parcialmente, el acto de mezquindad del gobierno al haberle negado la posibilidad de integrar el equipo boliviano en calidad de asesor.

A la bajeza de haber querido ocultar ante la opinión pública la autoría de la columna vertebral de la demanda, se le suma la torpeza política de intentar aprovechar electoralmente la primera victoria boliviana obtenida a partir de ese planteamiento.

Como usted recordará, lo primero que dijo el Evo el día en que se conoció el pronunciamiento de la corte en relación a la excepción preliminar chilena, fue que se trataba de una victoria nacional, de la cual nadie debía apropiarse.

Mintió otra vez, pues el gobierno a través del vicepresidente y del aparto público de comunicación, no ha perdido oportunidad para sostener que los resultados obtenidos, son obra y gracia absoluta del presidente.


Lo hacen con muy poca visión, tacto y sentido de la realidad, pues cometer el pecado de manosear electoralmente un tema sagrado para los bolivianos, con seguridad les traerá un resultado contrario al esperado.

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