jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Quién dijo que el 2016 fue un mal año? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-29/12/16)

Está bien, puede ser que el MAS nos haya sorprendido con barbaridades y disparates que creíamos imposibles, que hayamos perdido a una docena de genios de la música y que la falta de agua en La Paz haya hecho retroceder nuestra calidad de vida unos doscientos años, pero dejénme decirles algo: en términos políticos el año 2016 fue estupendo, pues finalmente marcó el agotamiento y el cambio de un ciclo político.

El 2016 ha sido un año de inflexión a partir del cual cambiará el sentido de la política boliviana, y a partir del cual hemos decidido pensar y actuar en función a un futuro distinto.

Todos sabemos que lo que tenemos por delante no será sencillo, pero creo que la mayoría estamos también convencidos de que somos absolutamente capaces de asumir, desde donde nos toque, el reto de cambiar el rumbo por el cual vamos. Y creo que estamos convencidos de aquello, porque sabemos que no es la primera vez que el país enfrenta una situación límite, que nos demanda un esfuerzo supremo para no caer en un abismo, y que siempre supimos encontrar el camino.

Lo paradójico de esto es que fue el propio MAS el que generó las condiciones para que esto ocurra; su ceguera y su esquizofrenia políticas, los llevaron a cometer el gran error de convocar al referéndum del 21-F. Ese error los confirmó, a ojos de todo el mundo, como un régimen autoritario y angurriento, capaz de incumplir todos sus compromisos y obligaciones, con tal de quedarse en el poder.

Y así fue como a principios de este gran año, perdieron el referéndum y le dieron al país cuatro largos años para generar nuevas propuestas y preparar nuevos liderazgos y proyectos políticos; todavía quedan tres por delante, y en política eso es mucho tiempo.

En este bárbaro 2016, y a partir del 21-F, la política dejó de ser monopolio del gobierno y de la turulata oposición parlamentaria, y se reencontró con los jóvenes y con los ciudadanos de a pie, a través de numerosos colectivos ciudadanos que se han sumado al escenario político, refrescándolo y vigorizándolo.

En este intenso y revelador año, el MAS ha cerrado su funesta actuación rematándose políticamente en su intento de desconocer y anular el resultado del referéndum, alineando a la gran mayoría de los ciudadanos en la lucha por la defensa de la democracia.

¿Debiera desalentarnos esta intentona autoritaria de atropellar nuestra democracia? No, si entendemos que lo han hecho porque no les quedaba otra, en una situación en la que se están matando internamente, y necesitan cerrar filas para evitar el desbande.

No, si entendemos que, por muchas ganas que tengan de quedarse indefinidamente, no podrán ganar un nuevo referéndum, y que ni siquiera podrían ganar una elección general con Morales como candidato.

Porque este 2016 nos ha mostrado con claridad que la inmensa ineptitud en la gestión, combinada con la corrupción a gran escala y la crisis económica que se niegan a enfrentar con seriedad, harán que el gobierno llegue al 2019 con un desgaste muchísimo mayor al que todos imaginan.

Este macanudo 2016 nos ha confirmado entonces que el MAS llegará, con quien fuera candidato, tremendamente debilitado a las elecciones generales, y que el próximo gobierno que elijamos no estará condenado a muerte de antemano por un supuesto poderoso bloqueo político.

Este agitado 2016 nos ha mostrado, en suma, que habrá vida después del MAS, que el mundo no se acabará el 2019, y que podemos seguir adelante, valorando lo avanzado, pero sobre todo, sin cometer el error de querer volver al pasado.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Falacias, mentiras y maniobras envolventes (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-15/12/16)

El anuncio de García Linera de declinar una supuesta posibilidad de reelección, ha hecho que dejemos de hablar del agua, de LaMia y de los nuevos dueños del Illimani durante los últimos cinco días. Esa era una de las intenciones de la declaración, y hasta ahí, creo que ha cumplido con su cometido.

Mover la agenda mediática cuando estás con el agua hasta el cogote no deja de ser un buen negocio, sobre todo cuando los temas que te están acogotando no solamente no tienen visos de una pronta solución, sino que tienden más bien a enturbiarse cada día que pasa.

Pero claro, esa es política chica, que te puede dar una bocanada de aire un par de semanitas, mas no te resuelve el drama de fondo. Y para ellos el único tema de fondo y el único tema que realmente les importa, es cómo evitar el peso de la justicia una vez que se les termine el periodo de gobierno.

Lo único que les quita el sueño, es acostarse en la noche pensando en los actos de corrupción y de violación a las leyes que cometieron con tanto descuido (creyendo que se quedarían treinta años y que nadie nunca les pediría cuentas de nada), en lo difícil que se les hará encontrar un país al cual escapar, y, por ende, en la terrible imagen de tener que pasar el resto de sus días en Irán, en Corea o en China.

Después de más de una década de privilegios, de vivir como sultanes y de haberse acostumbrado a manejar el país como su chacra, se acuestan en la noche con miedo, y eso los hace doblemente peligrosos; por eso parecen estar dispuestos a todo para no dejar el poder (y cuando digo todo, estoy pensando en cualquier tipo de salida).

Habrá que ver entonces que pretende y hacia dónde apunta la declaración de García Linera; pero lo más curioso del asunto es que en estos días han circulado infinidad de teorías al respecto, pero absolutamente todas basadas en la certeza de que el hombre está mintiendo nuevamente.

Me pregunto qué es lo que has tenido que hacer, para llegar a un punto en el que la mayoría de la gente asume que todo lo que dices es mentira, o es parte de alguna “estrategia envolvente” maquinada para utilizarte y para engañarte.

Y es que el vicepresidente justamente ha abusado de la mentira de tal forma, que es imposible saber qué es lo realmente quiere decir cuando dice algo.

En este caso la mentira está implícita en la declaración, pues intenta hacernos creer que está renunciando generosa y abnegadamente a una candidatura prohibida por la constitución y por los resultados de un referéndum expresamente convocado para que decidiéramos sobre el asunto.

Se trata de una nueva falacia para intentar hacernos creer que nos estaría haciendo un favor o que está asumiendo un sacrificio o un acto de desprendimiento político, al cumplir simplemente lo que manda la ley y la constitución. ¿Se supone entonces que deberíamos agradecerle ese magnánimo gesto?      

Si el vicepresidente quería realmente mandar una señal política seria, debía haber dicho simplemente que está dispuesto a someterse al estado de derecho; de esa manera habría contribuido a darle certezas al país, y a esclarecer si estamos realmente viviendo en democracia.

Lo más probable, en suma, es que el ruidoso anuncio sea una movida más para preparar el terreno del congreso del MAS, en el que se oficializará el mayor atentado contra el sistema democrático, del que tenemos memoria.

Seguramente el cálculo político que hacen es que perpetrando el hecho a pocos días de las fiestas de fin de año, como intentaron hacerlo aquella vez del gasolinazo, evitarán la reacción de la ciudadanía.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El regalito de fin de año (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-08/12/16)

El broche de oro del año, lo pondrá la próxima semana el presidente Morales en el congreso ordinario del Movimiento al Socialismo. En vez de doble aguinaldo, este año el partido de gobierno nos regalará la decisión oficial de hacerse pipí en el voto de la gente el 21 de febrero, y de decirnos que nosotros podremos haber votado como quisiéramos, pero que ellos han decidido que Morales volverá nomás a ser candidato el 2019.

Al parecer no tienen mucho tiempo en sus agendas para ocuparse del tema del agua y de la gestión en general, pero si se han hecho un campito de cinco horitas para una reunión con toda la muchachada de la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), en la que definieron oficialmente, que el tema principal del congreso será la reelección de Morales.

Un grupito de dirigentes y de capangas del MAS, no solamente van a decidir por el resto del país, sino que van a ignorar la voluntad expresa de la ciudadanía en un referéndum que ellos mismos pidieron, y que nos costó, además, una millonada de plata.

Yo sé que el MAS y Evo Morales nos tiene acostumbrados a los excesos más grandes, y que a estas alturas ya nada nos sorprende mucho, pero déjenme decirles, esto que están a punto de hacer es un atentado mayor contra el sistema democrático.

Desde que los bolivianos recuperamos la democracia, nunca se había producido una violación tan masiva y descarada del sistema electoral. En el año 1989, la funesta Banda de los Cuatro, alteró los resultados electorales en algunas pocas circunscripciones, y con eso consiguió que el tercero sea elegido finalmente presidente de la república.

Pero lo que estamos a punto de ver ahora, es el desconocimiento de toda una elección, por el simple hecho de que el resultado no le favoreció a Evo Morales. Y es que hay que decir las cosas con todas sus letras: la decisión del congreso del MAS, estará anulando de facto los resultados del referéndum del 21 de febrero, ni más, ni menos que eso.

Estamos nomás frente al peor atentado que se ha cometido contra le democracia en los últimos treinta y cuatro años, y frente a una acción que marcará de forma indeleble a Evo Morales ante el mundo y ante la historia.

Digo que tendrán que cargar con el peso de esta decisión por el resto de sus días, porque con ello, cruzarán ya de manera flagrante la línea democrática, y, de allí, señores, no hay retorno posible.

Si bien hasta ahora, y cada vez menos, ha habido gente en el país dispuesta a creerle cualquier disparate a Morales, probablemente cuando le quiera explicar al mundo que ha anulado las elecciones que le prohibían reelegirse, porque en la campaña utilizaron una mentira en su contra, pasará seguramente a ser un hazmerreir mundial.

Un argumento tan pobre como ese le pasará con el tiempo la factura de pasar de ser una personalidad internacional, a ser un dictadorzuelo más.

Pero, ojo, esto será solamente el comienzo de una penosa agonía política, pues obviamente no les será suficiente anular el referéndum; para poder quedarse en el poder a cualquier costo, tendrán luego que cambiar también al Tribunal Supremo Electoral, para poder de esta manera montar un enorme fraude en un nuevo referéndum, porque, todos lo sabemos, por las buenas perderían nuevamente, pero esta vez por goleada.

Triste final para un presidente y un gobierno que pudieron haber hecho historia.

jueves, 17 de noviembre de 2016

El agua en manos del MAS (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-17/11/16)

Para los que leen estas desde otras ciudades o desde fuera del país, los pongo brevemente en antecedentes: Desde hace varios días, noventa y cuatro barrios de la ciudad de La Paz están sufriendo cortes en el servicio de agua potable.

No vaya usted a pensar que se trata de cortes esporádicos en horarios nocturnos, por razones de mantenimiento, como podría ocurrir en alguna circunstancia excepcional en cualquier ciudad del mundo.

No señor, estamos hablando de que cientos de miles de personas están siendo privadas de un derecho elemental y fundamental, con una intensidad absolutamente brutal. El cronograma indefinido de cortes contempla la interrupción del servicio durante cuarenta y ocho horas continuas, la reposición durante veinticuatro horas, y el corte nuevamente durante otras cuarenta y ocho horas, así sucesivamente.

Más allá de las espantosas incomodidades que esta agresión implica, el daño que el Movimiento al Socialismo de Evo Morales le está infringiendo a muchísima gente es de verdad muy serio. Negocios e industrias cerrados dos tercios de la semana (lavanderías de ropa, lavado de autos, etc.) y otros produciendo a media máquina, entre muchas otras víctimas que no comen si no trabajan el día.

Nótese la diferencia: una cosa es que conviertan tu casa en una caca, y otra mucho más grave, es que te caguen la vida, como lo están haciendo con un montón de ciudadanos.

Lo he dicho claramente y lo repito sin matices: lo que nos están haciendo no es a causa de la falta de lluvias o del cambio climático; la responsabilidad y culpa la tiene el partido de gobierno que, al igual que otras reparticiones, convirtió a Epsas en un nido de ineficiencia, ineptitud y corrupción.

Sencillamente no hicieron su trabajo, y por consiguiente no previeron ni tomaron las previsiones que pudieron haber evitado que las cosas lleguen a este punto. Y como si fuera poco, tuvieron la sinvergüenzura y el descaro de tratar de culpar a la población; unos imbéciles tomándonos a todos por imbéciles ¿puede haber algo peor?

Pues sí, en este caso La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento (AAPS) y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua Potable, que miraron de palco o ni se enteraron de que toda se estaba yendo al carajo, y ahora piensan que nos van a contentar con una multa a Epsas, que además tendremos que pagar nosotros mismos, con nuestros impuestos. Todos unos inútiles, todos masistas. Echaron a dos de ellos, pero a la ministra a cargo ni le llamaron la atención.

Pero ojo, este es solamente una muestra de los daños permanentes que el MAS le dejará al país, y que tendremos que pagar durante muchos años, después de que sean desalojados del gobierno en las elecciones del 2019 (estén listos, o no).

No solamente desperdiciaron la década de oro que les tocó y que podía haber cambiado al país para siempre, sino que, en la borrachera de la plata fácil y el poder, manejaron el estado igual que el agua de la ciudad de La Paz, es decir de manera errática, improvisada e irresponsable.

Si no pudieron ni siquiera cuidar las reservas de gas natural, la gallina de huevos de oro que heredaron y que les permitió el derroche sin límites, pues prepárense para sufrir las consecuencias de la enorme colección de proyectos y políticas que han manejado con los pies, y que ya ahorita se están cayendo a pedazos.

El último capítulo de esta historia de horror lo protagonizó el propio Morales, declarando que los proyectos como la represa del Bala se los hace para garantizar el suministro de agua a La Paz; sin duda uno de los peores embustes de los diez años de impostura masista. Una mentira de esa magnitud, no admite disculpas.
 

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Otro manotazo de ciego (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/11/16)

El intento de enjuiciar y eventualmente encarcelar a Samuel Doria Medina por un supuesto caso de corrupción cometido hace más de dos décadas, es un nuevo abuso perpetrado por un régimen desbocado, que ha perdido la chaveta, probablemente de manera definitiva.

El caso es tan tirado de los pelos, que nadie lo entiende mucho; unos créditos otorgados por el gobierno de Estados Unidos en el año 1986 para un proyecto denominado FOCAS (Formación de Capital en Áreas Secundarias), cuya deuda comenzó a afectar a productores, y como consecuencia una negociación de condonación en 1992, cuyo requisito fue que los recursos perdonados sean destinados a una fundación sin fines de lucro, que terminó siendo FUNDA-PRO.

El presunto delito, que Doria Medina, en su calidad de ministro de Planeamiento de la época, dispuso el contrato de préstamo a la entidad privada, con una tasa de interés menor a la que pagaba el estado a sus acreedores.

Hasta donde entiendo, no acusan al hombre de haberse choreado la plata, ni de haber realizado una operación ilegal, pero observan la determinación de la tasa de interés, a partir de la cual presumen incumplimiento de deberes, contratos lesivos al estado y conducta anti económica.

Considerando que FUNDA-PRO ya devolvió la totalidad del préstamo al estado boliviano y además sigue funcionando hasta día de hoy con absoluta normalidad, no hay otra forma de calificar la figura, si no es como un absurdo.

El modus operandi del gobierno no es lo novedoso en este caso. Lo han hecho una y mil veces contra todo el que ose pensar u opinar de una manera que interfiera con sus convicciones totalitarias.
Los cuatro mandamases del entorno presidencial deciden atacar, dan la orden a los operadores políticos de la asamblea, y estos a su vez ponen a trabajar a fiscales y jueces adictos al régimen, que terminan de ejecutar los designios reales.

Las acusaciones no son de orden ideológico como ocurría en la época de los milicos, cuando se perseguía a los opositores por comunistas o “subversivos”. Ahora el estilacho es hurgar en el pasado de las personas hasta encontrar algo; y claro, el que busca, encuentra.

Lo novedoso de este caso radica más bien en la torpeza con la que buscaron la excusa para procesar al jefe de Unidad Nacional; un asunto ocurrido hace más de veinticinco años, que no resiste ningún análisis y que no parece tener ni pies ni cabeza.

Una acción de este tipo nos está mostrando a un gobierno que ha perdido los papeles, y que comienza a actuar de manera impulsiva, dando manotazos de ciego a diestra y siniestra.

Tal como lo he venido repitiendo de manera insistente, la derrota del 21F y la perspectiva de tener que abandonar el poder y responder a la historia y a la justicia por las fechorías cometidas durante tan largo tiempo, han dado lugar a un coletazo de represión y de violencia política.

Esto nos está mostrando en realidad a un régimen aterrado y despavorido, que en su declive final ha perdido incluso la “capacidad” para armar casos judiciales minimamente creíbles. Un gobierno desconectado de la realidad, que no mide ni calcula ya las consecuencias políticas de sus actos, y que agota rápidamente su credibilidad y su respeto.

Y, ojo, también nos está mostrando hasta dónde están dispuestos a ir, en su intención de ignorar la decisión de la ciudadanía en las urnas y quedarse en el poder. Nada de lo que hagan de acá en adelante deberá sorprendernos entonces.

jueves, 20 de octubre de 2016

Cuidado con los muertos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-20/10/16)

Quienes han ya desahuciado a Donald Trump y respiran tranquilos asumiendo que Hillary Clinton ganará las elecciones cómodamente, son los que siguen pensando que esta es una elección normal, y que todos los indicadores y mecanismos electorales son los mismos de siempre.

Yo no estoy seguro de que la elección presidencial norteamericana esté definida, y por tanto creo que todavía es perfectamente posible que Trump sea el próximo presidente de los Estados Unidos.

Y es que cualquier pronóstico para esta elección tendrá que hacerse desde la intuición política, porque todas la formas y sentidos comunes de la dinámica electoral gringa, ya volaron en mil pedazos en las primarias republicanas.

Quien crea que no habrá sorpresas en esta elección se equivoca de entrada, en la medida en que la enorme y terrible sorpresa ya ocurrió con la nominación de Trump como candidato, contra todo pronóstico y contra la voluntad de gran parte de los pesos pesados del partido republicano.

Lo que para muchos era nada más que un mal sueño que desaparecería bajo la realidad política y la lógica electoral, tampoco se imaginaron que dos meses después, y en el peor momento de su campaña, Trump siga gozando de más del cuarenta por ciento de apoyo en casi todas las encuestas.

Repudiado y abandonado por su partido, enfrentando solito a todo el sistema político, y a todos los grandes medios de comunicación, con excepción de Fox News, el tipo al que todo el mundo tilda de payaso, marca cuarenta puestos en las encuestas.

Encuestas que además se encuentran en el ojo de una tormenta de credibilidad, luego de haberla pelado olímpicamente en el brexit y en el plebiscito colombiano.

Encuestas que deben enfrentar el “shame factor” que acá conocemos de sobra como voto oculto, que podría mover significativamente las cifras del millonario de pelo amarillo.

Los que piensan votar por la Clinton se mueren de vergüenza ajena cuando se habla de Trump, y creo que no es descabellado pensar que una buena parte de los que piensan votar por el, también sientan algo de vergüenza y culpa, y por tanto no se animen a alinearse públicamente con alguien tan jodidamente incorrecto políticamente.

A estas alturas queda claro que nada de lo que debía haberlo liquidado le ha afectado significativamente, y que nadie ha podido encontrar la tan ansiada bala de plata. Y la verdad es que creo que nadie la encontrará porque el fulano es un tipo que ha sabido utilizar muy bien los terribles miedos de una sociedad que atraviesa una crisis de civilización, y que patalea furiosamente al haber tomado conciencia de la pérdida de su liderazgo económico, político y moral en el mundo (lo que no quita que todavía les queda un claro liderazgo militar).

Bajo las condiciones que atraviesan los Estados Unidos, yo creo que es muy difícil liquidar a un populista con recursos ilimitados, que dice lo que mucha gente quiere escuchar, y que además lo hace en una clave de show televisivo; podrá ser repulsivo para muchos, pero no se le puede negar el talento para el espectáculo.

Y se hace aún más difícil cuando en el otro lado está esta señora que representa a la quintaesencia del establishment y la aristocracia política de Washington y que para colmo es más falsa que un billete de mil bolivianos.

Lo que pasa es que debemos entender que hay mucha gente allá afuera que ya se ha dado cuenta de que su voz y su voto no sirven para nada, y que la democracia más emblemática del mundo está secuestrada por las corporaciones y los lobistas, y que está dispuesta a sacarle el dedo del medio al sistema con algo de sarcasmo: ¿querían que la democracia fuera un circo?, bueno, ¡pues ahí tienen al payaso mayor!

jueves, 13 de octubre de 2016

Los “malditos” partidos políticos (Columna Bajo la Sombra del Olivo - Página Siete - 13/10/16)

En esta semana en la que se ha celebrado sin mucho entusiasmo ni convicción 34 años de democracia ininterrumpida, en un país que arrastraba una larga tradición golpista y tiránica, los que se acordaron no dejaron pasar la oportunidad de disparar contra los partidos políticos del pasado.

Un tiro seguro me dirá usted, en la medida en que todos recordamos todavía con claridad los vicios en los que cayeron aquellos partidos; vicios tan gruesos y tan sistemáticos, que terminaron por causar el colapso de todo el sistema político.

Si pues, el solo recuerdo de aquellas prácticas nos pone un poco la piel de gallina, pero déjeme decirle que, aunque no lo parezca, ahora estamos peor. Y hay que decirlo, a riesgo de que los comisarios de la verdad intenten torcer esta reflexión, y me acusen de nostálgico y reaccionario.

El problema es que ninguna democracia puede funcionar adecuadamente sin un sistema de representación política que gestione de manera mínimamente eficiente, las demandas sociales.

Luego del derrumbe del viejo sistema, el sistema de representación pudo funcionar porque la intermediación entre la ciudadanía y el poder fue provisionalmente reemplazada por movimientos sociales y medios de comunicación.

Ese periodo fue refrescante y enriquecedor, y muchos resultados fueron positivos para la calidad de nuestra democracia, que salía de una profunda crisis de representación, entre otras cosas.

Pero claro, eso no duró mucho, porque sencillamente no podía durar. Los movimientos sociales, una vez cumplidos en apariencia los objetivos que les dieron origen, se convirtieron en organizaciones sociales, que progresivamente se envilecieron, convirtiéndose en grupos de interés corporativo, entregados al prebendalismo gubernamental. El mismo gobierno se ocupó de cooptarlos, dividirlos y utilizarlos según las necesidades políticas del momento.

Los medios de comunicación, que forzaron de alguna manera su rol mediador, naturalmente no pudieron sostener esa situación; unos tranzaron con el poder, otros fueron comprados indirectamente por el gobierno y los menos volvieron a su función original.

Y es así que hoy nuestra democracia funciona a duras penas, casi sin sistema de representación.

El MAS nunca fue realmente un partido político, y hoy muestra de manera descarnada su verdadera naturaleza: un nido donde se administran privilegios y prebendas corporativas, para mantener el poder.

Los partidos que hoy fungen como tales, no son ni siquiera una pálida imitación de lo que fueron sus antecesores, en sus buenos momentos, que por su puesto los tuvieron antes de convertirse en maquinarias meramente electorales. Siguen sufriendo además de los mismos vicios del pasado, pero en chiquito.

El caudillismo sigue intacto, no han podido generar los mecanismos de reconocimiento entre el estado y la sociedad, no encauzan las demandas y las tensiones de los sectores ni las regiones hacia una propuesta nacional coherente, probablemente porque la mayoría de los partidos en formación son todavía proyectos regionales; tampoco han podido leer e interpretar la nueva realidad política del país, y mucho menos proyectarla a futuro.

Ni el MAS ni los partidos de oposición forman ni cuentan con cuadros, ni con la representación de jóvenes y mujeres urbanos y rurales, que la realidad demanda.

Los colectivos ciudadanos y todas las otras formas de política ciudadana que han surgido, sobre todo a partir del desafío del 21F, también han llenado parcial y momentáneamente el vacío de representación, pero tienden a diluirse y debilitarse en condiciones no electorales.

Cualquier futuro deseable y sostenible pasa nomás entonces por el fortalecimiento orgánico, tanto de los colectivos ciudadanos como de los partidos, el MAS incluido.
   
   

jueves, 29 de septiembre de 2016

Evo Force One (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-29/09/16)

Si a algún lugar tenía que haber viajado Evo Morales en su condición de presidente, era a la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC y el estado colombiano, en Cartagena. Y no lo hizo.

El viajero frecuente más caro de nuestra historia presupuestaria, curiosamente esta vez decidió ahorrarnos unos pesos no asistiendo a lo que probablemente fue uno de los eventos más importantes del continente en los últimos diez años.

El hombre que le compró con nuestro dinero un avión de lujo por cuarenta millones de dólares a uno de los quipos de fútbol más ricos del mundo, para poder viajar con la facilidad y la comodidad de un presidente del primer mundo, cuando quisiera y adonde quisiera, decidió no asistir a un acto trascendental e histórico, en el que vimos a decenas de personalidades mundiales, honrados y orgullosos de estar allí.

El hombre que viaja literalmente todos los días de Dios, y a veces incluso dos veces al día, la mayoría de las veces con fines proselitistas y en muchos casos con el único objetivo de jugar un partido de fútbol, gastando sumas astronómicas de nuestra plata en horas de vuelo del Evo Force One, seguramente tenía algo más importante en su agenda, el momento en que en la región se ponía fin a un conflicto de cincuenta años.

El canciller Choquehuanca dijo que Morales no fue porque no lo invitaron oficialmente. Si esto fuera cierto, el asunto de verdad sería gravísimo, pues querría decir que Morales ha llevado al país a una condición de aislamiento regional e internacional realmente preocupante.

Si invitaron a todos, independientemente de su color político o ideológico, menos a ti, es que el responsable de las relaciones exteriores durante los diez últimos años tiene un problema muy serio, o que ya tienes una fama de provocador que podría arruinar la fiesta.

Pero bueno, la propia canciller colombiana se ocupó de aclarar que eso no fue cierto, y que, sin lugar a ninguna duda, invitaron a Morales, no una, sino tres veces.

Lo que nos dice por un lado que el gobierno ya se ha acostumbrado a mentirnos descaradamente sin ponerse ni siquiera colorados. El jefe de gabinete, cabeza de la diplomacia, número dos del MAS y posible sucesor de Morales como candidato presidencial, nos miente con premeditación, y debo decir, algo de alevosía cuando se le escuchó desafiar a que alguien le mostrara la invitación.

Por otro lado, el incómodo desmentido de la canciller colombiana nos dice que han debido ser otras las razones para que Morales decidiera, esta única vez, no realizar un viaje.

Me inclino a pensar que para alguien que concibe la política, la democracia y la vida misma como una guerra permanente, un evento en el que se celebraba la paz, no era precisamente algo de su interés. Para alguien que ha hecho de la confrontación la columna vertebral de su gobierno, un acto en el que se apuesta por la paz y no por el enfrentamiento, debe sonar a una reunión de debiluchos sin carácter.
O probablemente cedió ante las opiniones de varios de sus hombres más cercanos, fervientes partidarios de las luchas armadas, que le han debido decir que allí no había nada que celebrar, y que el acuerdo era una capitulación inadmisible de la guerrilla.

Como podrán ver, sea cierta o falsa la explicación del canciller, en ambos casos estamos nuevamente frente a un desastre que, en cualquier gobierno del mundo hubiera ocasionado que algunas cabezas rueden. Pero en el mundo al revés del MAS, esto ya es parte de lo normal.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Imprudencia, ignorancia o mezquindad (Columna Bajo la Sombra del Olivo- Página Siete-22/09/16)

La posición y las recientes señales de Evo Morales frente al gobierno de Brasil pueden denotar imprudencia, ignorancia, resignación, mezquindad o, en el peor de los casos, una mortal combinación de las cuatro cosas.

Ese es el problema con la gente que no dice lo que piensa y que no hace lo que dice; con ellos tenemos que estar siempre adivinando cuáles son sus razones y cuáles son sus impulsos, ante situaciones y asuntos que, aunque les cueste entender, son de incumbencia pública.

Hace meses atrás, cuando Dilma Rousseff fue suspendida temporalmente del cargo de presidenta en espera de la determinación final del senado brasileño, la cancillería boliviana emitió un comunicado condenando enérgicamente lo sucedido, e indicando que se trataba de una acción que vulneraba la democracia en el vecino país.

Cuando Rousseff fue destituida de su cargo definitivamente, el gobierno boliviano cumplió la amenaza de retirar a su embajador de Brasilia, llamándolo a consultas.

Anteayer, cuando el presidente Temer se aprestaba a dar su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Morales junto a los cuatro amigos que le quedan la región, se retiraron de la sala en son de protesta, enviando una señal de enemistad al gobierno brasilero, en el foro diplomático más importante del mundo, desde el punto de vista simbólico, claro está.

Podría pasarme el día enumerando la colección de ataques y agresiones de personeros del gobierno al nuevo presidente del Brasil, pero para muestra, en este caso bastarán tres botones.

Como usted sabrá, estimado lector, nuestro país vive esencialmente de la exportación de gas, y nuestro principal cliente en ese negocio es justamente el estado brasileño. Nos toca además, en poco tiempo, renegociar el contrato con ellos, y la primera reacción de los brazucos ha sido mandarnos una señal de advertencia de que podrían bajar sus volúmenes de compra a la mitad, librando la otra mitad a que nos las arreglemos como queramos o como podamos, con una serie de agentes privados.

Que un pinche columnista despotrique contra el nuevo gobierno brasileño es intrascendente para la política y los negocios internacionales, pero que lo haga el presidente o el canciller, es, como mínimo, una gran imprudencia.

Que Morales piense que nada ha cambiado ni en Bolivia ni en la región, y que puede decir impunemente todo o que se le pase por la cabeza, como ocurrió con los gringos cuando le sobraba la plata y cuando formaba parte de un bloque regional que lo protegía y lo mimaba, es también, cuando menos, pecar de ignorancia.

También puede haber algo de ignorancia si está pensando que como los brazucos necesitan todavía parte nuestro gas, estarán obligados nomás a renegociar el contrato en iguales o mejores condiciones. En ese caso estaría ignorando que, con mala voluntad política, los hermanos mayores del barrio podrían renovar el contrato para cumplir con la demanda que hoy todavía no pueden satisfacer, pero hacerlo poniéndonos un montón de dificultades y piedritas en el camino.

Podría ser también que esta actitud medio suicida se deba finalmente a una suerte de resignación a que no podrá forzar un nuevo referéndum para su reelección, sin perder nuevamente, y al mezquino reflejo de decir: como yo ya no voy a estar, jódanse entonces sin la gallina de los huevos de oro, y que mi recuerdo sea el de la bonanza, para preparar mi retorno.

Todo es posible, pero insisto, lo peor es que lo más posible es que se trate de una horrorosa combinación de todos esos factores.
 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Las siete perlitas del gobierno en la semana (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-15/09/16)

¿Se supone que los ciudadanos deberíamos temblar de miedo con cada arremetida
autoritaria del gobierno, y, por lo tanto, dejar de pensar y de opinar? Digo esto porque flota en el aire político un tufillo de intolerancia creciente, que parece apuntar al silenciamiento definitivo de la sociedad civil.

Ya no puedes decir ni pío sin que te salten al cuello, acusándote de conspirador, traidor a la patria, vendido, discriminador, y sin que comiencen inmediatamente a revisar el código penal, para ver qué figura pueden forzar para sentarte la mano.

Los bolivianos no habíamos vivido nada ni remotamente parecido a esto, en ninguno de los gobiernos del periodo democrático más prolongado de nuestra historia; hagamos un poco de memoria, y veremos que ni en los momentos de mayor tensión social, nunca vimos rasgos tan intolerantes y tan autoritarios.

Cada día que pasa el tono de la prepotencia es peor, y, como es lógico, la consistencia y la seriedad de los ataques y las acusaciones es menor; el problema es que como el tono ha ido creciendo de a poco, uno no se da cuenta realmente del grado al que han llegado las cosas, hasta que te sacudes un poco la cabeza, y te das cuenta que no te sentías así, desde la época de los milicos.

Basta con hacer el ejercicio de recordar nomás las barbaridades que hemos escuchado la última semana para darnos cuenta del grado esquizofrenia política que sufre el gobierno.

La brutal pelea del gobierno con una de sus facciones cogobernantes, que derivó en el macabro asesinato de uno de los hombres del presidente, es, según el ministro de gobierno, de exclusiva responsabilidad de los medios de comunicación y de la oposición.

Siguiendo la línea de amenaza del vicepresidente, la vice ministra de Medio Ambiente nos advierte que no se nos ocurra decir nada más en relación a las represas del Bala y del Chepete, porque todo lo que digamos será una mentira, hasta que el gobierno no determine cuál es la verdad oficial y absoluta.

Los ministros de Transparencia y de Defensa, en vez de hacer el trabajo por el que
les pagamos, presentan en dos libros la verdad definitiva y oficial del Caso Zapata,
que permitirá desconocer y anular políticamente los resultados de toda una elección.

La ministra de Comunicación enjuicia en masa a dirigentes de la oposición y les promete cárcel y castigo, porque dice que se siente discriminada por las alusiones y las burlas a sus sombreros.

El ministro de la presidencia se refiere a los periodistas como bufones a sueldo que buscan dañar a Evo Morales, para cobrar un plato de lentejas de la Embajada de los Estados Unidos.

El ministro de defensa, responde a las denuncias sobre irregularidades en su libreta de servicio militar, llamando infeliz, cobarde y llunku de la Embajada de los Estados Unidos al diputado denunciante.

El presidente nos llama antipatriotas a los usuarios de Viva y Tigo, y amenaza con que revisará nuestros teléfonos para ver quién es el que no está apoyando el crecimiento económico del país al no usar Entel.

Siete perlitas como éstas, en una semana, no están nada mal, ¿verdad?

Si alguien todavía dudaba de que después de la derrota del 21F vendría un coletazo autoritario, pues ahí tiene la respuesta. Pero, ojo, estamos justamente frente a eso, a la respuesta a la derrota de un gobierno atemorizado, acorralado y agotado; una respuesta violenta y amenazante que, lejos de atemorizarnos y acallarnos, nos afirma en la defensa de nuestros derechos ciudadanos.

jueves, 1 de septiembre de 2016

El último atributo del gobierno ( Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-01/09/16)

A Evo Morales le gusta romper marcas. Trátese de días de permanencia en el poder, de popularidad, de elecciones ganadas, o de lo que fuere, un instinto básico lo lleva siempre a confundir todo con cantidades y magnitudes, y a tratar siempre de romper records, a como dé lugar.

La semana pasada, él y su gobierno la han hecho otra vez. Con el conflicto de los cooperativistas, nos han llevado a situaciones inéditas en nuestra historia democrática, y han conseguido, además, sorprendernos nuevamente.

En un país medio acostumbrado a los excesos y a la violencia política, nos han dejado con la boca abierta, atónitos y perplejos frente a unos acontecimientos de un salvajismo y una crueldad, verdaderamente incomprensibles.

El asesinato anunciado y perpetrado a plena luz del día, de un viceministro que además era uno de los hombres del presidente, a manos de la dirigencia de un socio estratégico del gobierno, es un hecho extremo que evidentemente rompe cualquier marca imaginable y que, en esa medida, a dado la vuelta al mundo.

Muchas cosas tienen que haberse hecho y salido mal, para que una monstruosidad de este tipo haya ocurrido. En el plano operativo de seguridad, los hechos, para mí son absolutamente inexplicables. No parece tener sentido que un operador que conocía perfectamente con quienes se enfrentaba, se haya metido sin ningún tipo de protección e ignorando todos los protocolos, a un cerro con miles de mineros en pie de guerra.

La versión de que el chofer salvó la vida providencialmente porque se le ocurrió bajar del auto a comprar caramelos en el medio de la nada, no ha hecho otra cosa que enturbiar aún más las extrañas circunstancias de los hechos.

La inacción frente a los reiterados y dramáticos pedidos de auxilio del rehén, es también inexplicable. De acuerdo, una operación de rescate en esas circunstancias hubiera terminado en un baño de sangre, pero eso no explica la negativa entablar las negociaciones con los captores, aunque eso significara ceder a sus demandas.

Hay alguna razón por la que creyeron que aquello podía llegar a buen término, o por lo menos no llegar a los extremos a los que llegó; hoy no sabemos cuál fue esa razón, y por eso no nos es posible comprender las cosas.

En el plano político, este episodio destroza uno de los pocos atributos que la gente en general podía atribuirles todavía: la supuesta capacidad política para controlar y mantener a raya a las facciones más conflictivas y combativas.

No podemos olvidar que el poder de controlar la conflictividad social, aunque se tuviera conciencia de los costos que aquello significaba, fue entendido como una de las claves de la estabilidad, tanto político como social.

Los hechos muestran que no han podido manejar las cosas ni siquiera entre socios y amigos íntimos, y que ésta podría ser la tesitura de lo que viene por delante, cuando ya queda poco o nada para repartir y cuotear, y cuando las expectativas y la costumbre a la plata siguen en altos niveles.

Los hechos muestran, después de todo, que fueron la plata, las prebendas y los favores, los que mantuvieron a las huestes bajo control, y que en ausencia de ésta, las cosas son del color de siempre.

Pero siempre se lo puede hacer peor. La explicación de que todo ocurrió a causa de la oposición y de los medios, traerá una vez más consecuencias desastrosas para la credibilidad y la legitimidad del gobierno, al margen de esa cantidad más o menos importante de bobos y fanáticos que todavía compran esas historias.
   

jueves, 25 de agosto de 2016

La Señora de los milagros (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-25/08/16)

Los susodichos analistas políticos estamos medio obligados, con cierta frecuencia, a zambullirnos en la lectura de las benditas encuestas, vengan de donde vengan. Es parte de la pega, y no queda otra que cumplir. El menú del día será entonces la última encuesta de Ipsos, levantada el mes de agosto en las cuatro ciudades del eje troncal.

Como siempre, la encuesta trae noticias para todos, unas buenas, otras no tan buenas, y otras malas, dependiendo, sobre todo, del ojo con que se las mire. En este caso, desde mi punto de vista, las noticias para el gobierno son malas y para lo oposición son recontra malas.

La aprobación de Morales está igualita que en la misma encuesta de Ipsos realizada en el mes de junio, en 52%. Para los que quieren ver el vaso medio lleno, se trata de una buena noticia en la medida en que muestra a un presidente que aún conserva un buen grado de popularidad, después de diez años de gestión.

Para los que vemos el vaso medio vacío, la noticia es medio maluca nomás, para un presidente que, con la excepción de un par de baches con el gasolinazo y el Tipnis, siempre gozó de niveles de aprobación que estuvieron por encima del 70%.

Es también una mala noticia el hecho de que se haya quedado trancado en el 52%, porque esto desmiente la versión que el gobierno ha querido instalar este último tiempo: que el presidente se está recuperando de manera rápida y sostenida de la derrota sufrida en el referéndum.

También es una mala noticia porque creo que, si la encuesta hubiera tenido alcance nacional, el presidente no hubiera pasado raspando como en este caso, sino que se hubiera aplazado.

A Morales le ha afectado el natural desgaste del ejercicio del poder, le ha afectado la descarada corrupción que campea impunemente, le ha afectado el talante abusivo de su gobierno, le ha afectado su espíritu antidemocrático expresado claramente en su intención de ignorar las reglas de juego para quedarse en el poder el tiempo que a él se le antoje, pero también le ha afectado mucho el Caso Zapata.

Y esta encuesta no alcanzó a medir el efecto que está causando la exoneración progresiva de la Zapata, dispuesta por el gobierno. Este perdonazo judicial a plazos pactado entre el gobierno y la Señora de los Milagros, ha evitado que la sangre llegue al rio y que la diva platinada siga hablando hasta tumbarlos, pero tendrá nuevamente un alto costo en la credibilidad y la legitimidad del régimen.

Digo que es la Señora de los Milagros porque ahora que la fiscalía la ha absuelto de cuatro cargos, incluido el de enriquecimiento ilícito, los bolivianos tenemos que creer en el milagro de que una muchachita que apenas era bachiller, se hizo multimillonaria operando grandes negocios con mega empresas multinacionales, y engañando además a un gobierno entero, sin la ayuda de nadie. A ver si la señora obra otro milagro para la próxima encuesta.

Lo que sí alcanzó a medir la encuesta es el estado lamentable en que se encuentra la aprobación de la oposición, que bajó del ya malo 30%, al pésimo 22%. El dato es alarmante y debería llevarnos a todos a una profunda reflexión acerca de la crisis del sistema político en general; pero el dato también nos sugiere que podrían haber varias oposiciones, en la medida en que a los gobernadores y alcaldes de oposición, les va bastante bien en la misma encuesta.

Con la excepción de la Sole Chapetón en El Alto, que ha vuelto a bajar otros diez puntos, para situarse en un insostenible 26%; los buitres azules ya vuelan sobre ella, y parece que tendrá que encomendarse también a la Señora de los Milagros.
 

jueves, 11 de agosto de 2016

Lo que dijo el presidente (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-11/08/16)

No hay duda, una cosa es con plata y otra cosa es sin plata. Pasa en la vida real, y está claro que también le puede pasar a una gestión de gobierno.

El presidente que vi el pasado sábado en el mensaje del 6 de agosto, me ratificó la impresión de que, frente una crisis económica aun no declarada ni reconocida, el gobierno comienza a mostrar que fue uno en época de bonanza, y que ya es otro en época de escases.

Hasta en la duración del discurso presidencial se advirtió la diferencia: cuarenta minutejos en vez de seis horas; parece que cuando no hay mucho que ofrecer, el presidente se queda sin palabras. Ojo, no me estoy quejando, pues admito que lo cortito fue lo que más me gustó del discurso.

Sin embargo, debo admitir también que hubiera estado dispuesto a bancarme una horita más de alocución en obligatoria cadena nacional, con tal de escuchar algún tipo de plan o estrategia, para afrontar lo que se nos viene por delante.

Pero no hubo tal; el presidente dijo que la cosa se comienza a poner complicada, pero no nos dio ni una pista de lo que piensa hacer al respecto. Habló de ciertos problemas con una preocupante candidez, como si fuera un espectador más.

Por ejemplo dijo que estaba preocupadísimo por las cifras del desempleo, pero no nos dio una explicación de las causas, y menos aún una propuesta para revertir esa tendencia. Conminó, como quien papas pela, a sus ministros a arreglar el problema. Esperemos que alguno de ellos se le ocurra algo bueno, o por lo menos que a cada uno de los veinte ministros, no se les ocurra una cosa distinta.

Tuvo que admitir que la bajada de los precios de las materias primas nos está liquidando, pero se apresuró en recalcar que eso no era su culpa ni la de su gobierno, y que la culpa era de otros países empeñados en perjudicarnos.

Con esto dijo en realidad, y sin quererlo, que nuestra economía sigue condenada al extractivismo, y que hoy somos económicamente más dependientes que nunca. Dijo, sin querer queriendo, que después de diez años de recibir cantidades de plata inéditas en nuestra historia, no fuimos capaces de invertirla en diversificarnos. Pero claro, eso no es su culpa.

Dijo en el fondo, y por supuesto sin querer queriendo, que si no ocurre algún milagro a nivel mundial que devuelva el precio del petróleo a cien dólares, volveremos después de nuestra fugaz riqueza, a ser igualmente pobres que hacen diez años (solo que más endeudados, eso sí)

Hizo una suerte de inventario de mega obras departamento por departamento, e insinuó que dejáramos de pedirle cosas, porque ya había cumplido con la mayoría de los pedidos. Y me dio la impresión de que cree nomás en el fondo, que la plata es suya, y que nos ha hecho un generoso favor regalándonos esas obras.

Detrás de esas palabras dijo, también sin querer queriendo, que su idea de desarrollo son estas obras faraónicas que parecen satisfacer los anhelos más íntimos de sus seguidores. Dijo en el fondo que confunde desarrollo con cemento.

Dijo en síntesis y siempre sin querer queriendo, lo más preocupante: que es un presidente muy poco empapado de la compleja y aburrida gestión de problemas económicos (que no es lo mismo que gastar plata), y que sus prioridades en el trabajo no son precisamente sentarse en el escritorio a quemarse las pestañas con temas más tediosos que el proselitismo.

Dijo de última, que es más un cacique que un estadista.

jueves, 4 de agosto de 2016

Más allá del MAS (Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-04/08/16)

La pregunta del millón para los que nos interesa la política y no solamente el poder, es ¿cuán dañada se encuentra la hegemonía del MAS, y cuánto más podría durar dadas las actuales tendencias?

El anterior ciclo hegemónico, el del MNR, duró más de sesenta años, y terminó de fracturarse el año 2005. Ojo, la hegemonía no quiere decir obligatoriamente el ejercicio directo del poder desde el gobierno.

El MNR no estuvo en el gobierno durante esos sesenta años, pero fue definitivamente el eje de la política nacional, y es así como se expresa realmente un proyecto hegemónico. La gravitación de las ideas, de las políticas y de los liderazgos del MNR fue tan grande, que todo lo importante que ocurrió políticamente en ese largo periodo, fue producto, consecuencia o reacción al proyecto movimientista.

El militarismo, el mirismo, el condepismo, y muchos otros actores, procesos y políticas públicas se dieron a partir de la visión de país del Movimiento Nacionalista Revolucionario; también el gonismo fue, por supuesto, producto de aquel enorme proyecto. Nada de lo ocurrido en ese lapso se puede explicar sin lo que planteó y lo que quiso o pudo hacer el MNR, y es a eso a lo que me refiero cuando hablo de hegemonía.

La actual hegemonía masista se dio por el agotamiento interno del anterior ciclo, pero fundamentalmente porque supieron apropiarse de la acumulación de expresiones sociales de rebeldía y disidencia con el modelo, que en aquel momento eran calificadas como antisistémicas. A partir de aquellas radicalidades políticas diversas, el MAS articuló una nueva mirada de país, que reemplazó a lo anterior en el imaginario colectivo.

Luego de diez años el MAS muestra fuertes señales de agotamiento político, sin que esto termine de afectar su condición hegemónica, no solo porque sigue controlando todos los factores de poder, sino porque todo el campo político formal se mueve nomás en función al MAS.

Léase que el estar en contra del MAS o de Morales, no significa automáticamente estar fuera del esquema hegemónico del MAS, y tampoco implica que un eventual cambio de color de gobierno vaya a significar salir de la actual hegemonía. Un eventual próximo gobierno “opositor”, podría ser, en ese entendido, no solamente algo parecido, sino lo mismo.

No es sin razón que la gente intuye que nadie está representando nada realmente nuevo y alternativo, y no es por nada que la gente siente tanta aprensión e incertidumbre, cuando piensa en el futuro.

¿Será que los numerosos colectivos ciudadanos de jóvenes y de clases medias urbanas son los nuevos movimientos sociales que han comenzado a expresar esas nuevas radicalidades necesarias para un cambio real, por encima de los liderazgos políticos formales?

¿Será que esas fuerzas sociales, que hoy concentran tanta energía, serán el sujeto colectivo desde donde saldrá una nueva lectura y visión de país que nos dé un nuevo horizonte del cual enamorarnos?

¿Será que la sociedad en su conjunto quiere realmente un cambio de paradigmas y un futuro distinto para sus hijos, o será solamente la preocupación de una pequeña vanguardia intelectual urbana?

En todo caso, mientras algo así no ocurra, el MAS seguirá decidiendo y definiendo, yendo y volviendo, independientemente de los plazos y periodos electorales, pues todo y todos seguirán girando en torno a su hegemonía.

Dejo las preguntas abiertas, cuyas respuestas, tanto desde el oficialismo como desde todo lo que hoy podamos denominar oposición, seguramente deberán responderse en los próximos años.  

jueves, 28 de julio de 2016

Una señora institución (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-28/07/16)

La semana pasada sentí algo que no sentía hace mucho tiempo. Tuve la grata sensación de que la actitud individual de muchos ciudadanos cansados de los abusos del gobierno, era acompañada por la voz de una institución.

En estos tiempos horribles en los que ya casi nada ha quedado fuera del control del partido de gobierno, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia ha puesto las cosas en su lugar haciendo lo correcto, y con esa señal traducida en acción concreta, ha sentado un precedente importante.

Ha decidido la APDHB retirarse oficialmente del Caso Porvenir como parte acusadora, por considerar que "se ha llegado a juicio sin haberse desarrollado previamente una objetiva investigación que dé lugar a la identificación de los verdaderos autores" y que “se agotó la sub etapa de juicio de producción de las pruebas de cargo y de descargo, sin que se hubiere logrado cumplir por parte de la acusación con la presentación de pruebas que sean útiles y conducentes a destruir el estado de inocencia de los acusados".

En otras palabras, ha dicho que el proceso ha estado plagado de irregularidades, y que esta institución no está dispuesta a seguir acompañando un juicio en el que se han vulnerado todos los derechos de los acusados, en el fallido afán de lograr una condena a como dé lugar.

Celebro esta decisión porque creo que sienta un precedente en la validez y en la fuerza institucional, frente al uso político que hace el gobierno de todo el aparato judicial. No es poca cosa que, en medio de la ruina institucional, un ente tan emblemático como la APDHB, asuma una posición tan clara y contundente en un asunto de trasfondo político tan complejo.

Uno de los problemas del Caso Porvenir es que el principal acusado, Leopoldo Fernández, es una figura también emblemática del viejo régimen político, cosa que sigue siendo una mala palabra para la mayoría de los bolivianos.

Para mucha gente que percibe que este es otro clarísimo caso de abuso judicial de parte del gobierno, no es fácil salir en defensa o hablar a favor del ex gobernador de Pando, porque esto podría ser interpretado o confundido con una posición políticamente “incorrecta”, de defensa o añoranza del pasado.

Lamentablemente esto le ha permitido al gobierno salirse con la suya y mantener este caso durante ocho años sin prueba alguna de la culpabilidad de los acusados, y le ha permitido al ministro de las hormonas amazónicas cumplir con la condena que ya le había dictado a Fernández semanas antes de los hechos del Porvenir, en la que le anunciaba que se iba a podrir con los gusanos, o algo así.

Para no ir más lejos, a mí particularmente me separa un océano de diferencias ideológicas de la posición de Leopoldo Fernández, y con los adenistas nunca me unió estrictamente nada, pero no por eso puedo dejar de coincidir con la APDHB, en que, si después de ocho años de un injusto encierro y de un juicio viciado de mil defectos no se pudo demostrar la culpabilidad, el juicio debería extinguirse.

Pero insisto en resaltar la importancia de que una institución que ha sobrevivido a la infiltración y cooptación política del poder, comience desde ahora a desmantelar las perversas tramas judiciales que el gobierno ha construido para encarcelar a los opositores.

Y lo más lindo es que en esta desigual lucha, el gobierno lleva todas las de perder en la intención de desprestigiar a la presidenta de la APDHB, pues todo el peso del poder del gobierno y del MAS quedan chiquitos frente a la trayectoria y la legitimidad de Amparo Carvajal en la defensa de los derechos humanos.

jueves, 21 de julio de 2016

¿Están realmente locos los ingleses? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-21-07/16)

El mundo ha quedado perplejo frente a la decisión de los ingleses de abandonar la Unión Europea. Las reacciones generalizadas han sido de preocupación y de algo de horror en relación a las consecuencias económicas inmediatas que el tal Brexit podría tener en la frágil y aporreada economía mundial, que a duras penas da señales de recuperación, para el regocijo de los que todavía quieren convencerse y convencernos de que la última gran crisis fue un bachecito, y que la recuperación viene viento en popa.

También ha causado espanto la posibilidad de que el ejemplo inglés pudiera cundir en otros países europeos que están para poco, y que podrían mandar todo al diablo amparados en el ejemplo de uno de los grandes, que se suponía tenía que dar un ejemplo distinto.

Mucho me temo, sin embargo, que la lectura de las causas, que de por sí ya han generado tanto miedo, no ha sido suficiente y que, detrás de las razones que se han señalado como evidentes, hay otras más graves. Las reacciones iniciales, validadas en alguna medida por los medios, apuntan a lo que parece más evidente, pero se detienen allí.

Prevalece así la idea de que los ingleses no estaban ya dispuestos a tolerar la invasión de refugiados, y que aquello habría despertado y avivado un sentimiento de xenofobia, justificado además por el costo económico que aquello implicaba.

El miedo a la situación económica se habría acentuado así; la mayoría de los ingleses habrían pensado que, además de haber tenido que mantener la economía de otros países relajados e irresponsables, ahora tendrían que someterse a las cuotas de inmigración y al impacto de esa suerte de invasión en la economía local, y que eso era ya inadmisible.

El rebrote de un nacionalismo retrógrado que acompañaría a este chauvinismo anti-inmigrante, serían las causas exclusivas que llevaron a las clases populares inglesas a mostrar la hilacha de su retraso político y su ignorancia cultural.

Seguramente que estas razones pesaron en la decisión, pero no creo que solamente hayan sido éstas, así como no creo que la mayoría de los ingleses hayan sido motivados por la xenofobia o por sus impulsos tribales.

Y tengo la impresión de que detrás de estas causas se esconden otras, menos evidentes y menos convenientes. El hecho de que en Europa nadie tenga la menor idea de cómo funcionan las instituciones de la Unión Europea, y la certeza de que la gente que manda y ordena allí no los representa porque no han sido elegidos por nadie, podría ser una de las otras razones, de las que no se habla mucho.

La sospecha generalizada y creciente de que los únicos dueños de la pelota en la grande y variada Europa comunitaria, son los alemanes, o más bien dicho los bancos y los capitales alemanes, podría ser otra razón.

Y claro, la constatación de que el manejo de la Unión por los dueños del billete se ha traducido en la práctica en la imposición de políticas neoliberales de ajuste, podría también explicar en parte la decisión del abandono inglés. No debe pasar desapercibido en ese contexto, el hecho de que la popularidad de la UE va en franco declive en la última década, sobre todo en las clases populares, las que justamente han sido las paganinis.

Detrás de la demagogia electoral criolla de los políticos ingleses, creo que se esconde en la decisión de la gente, un rechazo mucho más de fondo al sistema económico imperante y a su correlato en el modelo de representación política.

Si algo de esto fuera cierto, el Brexit, más que una reacción de coyuntura, es una seria expresión de los límites de la globalización del capitalismo financiero.

jueves, 14 de julio de 2016

Otra gran victoria del gobierno (Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-14/07/16)

El gobierno cree que les ha ganado a las personas con discapacidad porque se tendrán que ir sin haber conseguido nada, y cree además que con esa victoria no solamente se han quitado un problema de encima, sino que han mandado una regia señal de seriedad económica y firmeza política.

En realidad no se dan cuenta que la manera en la que han actuado les ha significado una horrenda derrota, cuyo costo político será inmensamente mayor al que han previsto.

En la misma lógica, seguramente siguen pensando también que les ganaron a los indígenas de tierras bajas en el tema del Tipnis, porque pese a las marchas, igualito le van a meter nomás la carretera por el medio del parque.

Y estoy seguro que están también convencidos de que les ganaron a los cívicos potosinos, que también tuvieron que volverse humillados y con las manos vacías, después de haber pasado las de Caín durante semanas de lucha en la sede de gobierno.

Así suman supuestas victorias, incapaces de comprender que episodios como los mencionados han destruido su legitimidad política, es decir el principal activo de éste y de cualquier gobierno.

Nada sería el costo electoral directo, que en el caso de Potosí se tradujo en un tremendo revés y en la pérdida política de la plaza; las consecuencias de estas hazañas son y han sido múltiples y transversales, e incluso han afectado a parte de la base dura masista, que no entiende cómo es que sus jefes pueden actuar de esa manera, y sin embargo callan por temor a las represalias internas, muchas veces peores a la aplicadas a “los enemigos” de la oposición.

Curiosamente, estas victorias se dan siempre en contra de los más débiles y los más vulnerables; así, el gobierno completa la imagen que los bolivianos nos hemos ido formando: el perfil del gobierno autoritario, inclemente con los débiles, y sobre todo abusivo, muy abusivo.

No les tiembla nunca la mano para atacar, con saña y con alevosía, a quienes osan demandar derechos y reivindicaciones sin ser parte de la rosca del poder; pero cuando se trata de lidiar con sus aliados o con sectores poderosos, actúan bien distinto.

Con las personas con discapacidad aplicaron todas las técnicas de presión y amedrentamiento que han venido perfeccionando durante los últimos diez años; acusarlos de ser un instrumento desestabilizador de la derecha, independientemente de la calidad de las demandas; dividirlos a través de la prebenda y del chantaje; acusarlos de conspiración y finalmente iniciarle a la dirigencia una sarta de juicios por delitos comunes y meterlos presos. Ese el modus operandi al que ya nos tiene acostumbrados.

Luego de casi tres meses de soberbia e inclemencia, durante los cuales no mostraron ni rastro de humanidad ni compasión por el sector más vulnerable de la sociedad, el gobierno se felicita por esa gran victoria, sin sospechar siquiera la vergüenza y la indignación que causaron en la ciudadanía, abusando y golpeando a compatriotas desvalidos.

No tuvieron tampoco el menor reparo en encerrase detrás de unas enormes rejas, graficando de esa manera, sin quererlo, la verdadera situación en la que se encuentra el gobierno: encerrado y acorralado por sus propios desaciertos.

Hoy este agónico desenlace parece ser una derrota para los discapacitados, pero no lo es. El tiempo demostrará que fueron protagonistas de una victoria moral y política épica, y la prueba de ello será que los bolivianos no olvidaremos sus demandas, y que sabremos cumplir con ellas, una vez que la justicia y la democracia sean restituidas.

 

jueves, 7 de julio de 2016

El MAS en su laberinto (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-07/07/16)

Si Evo Morales no hubiera insistido en la reelección luego de haber gobernado dos periodos consecutivos, habría tenido no solamente la posibilidad de regresar a la presidencia, sino de gravitar de manera decisiva en la política nacional durante veinte o treinta años.

En las elecciones del 2014 el MAS podría haber ganado con otro candidato sin mayores dificultades, y, si por algún milagro la oposición hubiera ganado en segunda vuelta, tendría que haber cogobernado con el MAS de todas maneras, si la idea era durar más de seis meses, claro.

Aquello hubiera habilitado a Morales a candidatear constitucionalmente en 2019, abriéndole la posibilidad legal de volver a la presidencia y, eventualmente ser reelecto nuevamente para un segundo periodo.

¿Se da cuenta usted? Sin necesidad de violar la constitución ni de cambiar las reglas del juego a su conveniencia, podría haber tenido la oportunidad de ser el eje de la política nacional por un cuarto de siglo, y no solamente pasar a la historia grande, sino hacer historia.

El camino que ha elegido es sin embargo bien distinto y, de continuar así, le deparará un destino totalmente distinto, en términos políticos e históricos. Si Morales insiste en seguir adelante con la estrategia suicida que se han planteado luego de la última derrota electoral del 21 de febrero, se irán para siempre, pues cuando excedes los límites del abuso, la gente no te perdona. Habrán podido quedarse mucho tiempo de manera continua, pero se habrán cerrado todas las puertas para volver.

Digo esto porque creo que comparto con muchísima gente la horrible sospecha de que hay una corriente dentro del gobierno que ya no está dispuesta a jugar bajo las reglas democráticas como usted y yo las conocemos, y que ha decidido que no dejarán el gobierno bajo ninguna circunstancia.

Pensará usted que han perdido la razón, pero creo que de alguna manera podrían estar utilizando lo último de razón que les queda, para darse cuenta de que, tal como está ocurriendo en otros países de la región, dejar el poder no solamente implica renunciar a los privilegios a los que se han habituado durante diez largos y hermosos años, sino también rendir cuentas ante la justicia por lo que se hizo, o por lo que se dejó hacer.

Y sin duda que debe ser bien difícil imaginarse pasar de un día a otro del poder absoluto y la certeza de la eterna impunidad, a la angustia del autoexilio en algún remoto país o al rigor de una justicia que ya no responda a sus necesidades.

El caso del Fondo Indígena podría ser un buen ejemplo de muchos otros por venir; la corrupción cometida allí fue de un nivel de grosería propia de quien está absolutamente convencido de que las cosas serán iguales siempre, y que nunca tendrá que rendirle cuentas a nadie.

Estamos entonces frente a un gobierno que dispone y ejerce un enorme poder, pero que, paradójicamente, se siente acorralado y mortalmente amenazado por un precepto democrático elemental, que al parecer nunca comprendieron correctamente: que el poder no puede ni debe ser eterno, que la alternancia es un principio básico e imprescindible, y que las reglas de la democracia exigen que el próximo presidente debe ser otra persona.

Y estamos frente a un gobierno atónito y paralizado, que no atina ni a hacer gestión ni a reinventarse a partir de su crisis, y en el que, además, nadie se anima a decir ni pío, por el terror a ser acusados de débiles o traidores.

Los masistas, en suma, han dejado de hacer política tanto hacia adentro del gobierno como hacia afuera, y parecen haberse resignado a esperar algún milagro que permita una nueva relección, o de lo contrario inmolarse masivamente junto a su jefe.
 

jueves, 23 de junio de 2016

La historia no perdona (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/06/16)

El MAS está cruzando una línea de la cual no hay retorno en relación al ejercicio de la democracia, y eso se traducirá en un suicidio político ante la historia. Así de graves están las cosas detrás de esta histérica arremetida autoritaria que, paradójicamente, no es una demostración de fuerza, sino la muestra de una tremenda debilidad política del gobierno.

Es cierto que, ya sea desde la oposición o desde el gobierno, el MAS siempre jugó en los límites democráticos; pero de alguna manera tuvo la habilidad de mantener por lo menos un pie en el ordenamiento legal.

Así como también podría ser cierto lo que muchos piensan: que nunca realmente quisieron entender la democracia como lo hace el resto del país, y que los ingenuos y/o estúpidos como yo, fuimos tan benevolentes, que les permitimos llegar hasta donde han llegado.

Sea como fuere, la decisión política del gobierno luego de la derrota electoral sufrida el 21 de febrero, está a mi juicio marcando un hito y una grave trasgresión de unos límites que no habían sido violados de esta manera, desde la recuperación de la democracia en 1982.

Pero debo decir que también albergo ciertas sobre si lo que están haciendo responde realmente a una decisión como tal; existe la posibilidad de que las tensiones y resquebrajamientos internos en el gobierno sean tan grandes, que no le haya quedado otra que la huida hacia adelante como la única manera de evitar una debacle doméstica que convertiría los tres años por delante, en un calvario ingobernable.

No olvidemos que la precipitación para llamar al referéndum del 21F, respondió justamente a este tipo de urgencias internas (se dice en los pasillos del poder, que el presidente exigió una prueba de lealtad interna a través del referéndum).

Ya sea fruto de la decisión o de la desesperación, las acciones que han emprendido apuntan al desconocimiento del resultado del referéndum, al intento de borrar la realidad del caso Zapata (al más puro estilo cubano, pero ignorando que esto no es Cuba y que no somos cubanos), al escarmiento de las voces críticas, y al forzamiento de cualquier maniobra que les permita satisfacer el deseo de quedarse en el poder indefinidamente, por las buenas o por las malas.

Nunca antes en democracia alguien se había pasado de la raya tan jodidamente. En 1989, la Banda de los Cuatro evidentemente alteró algunos resultados, hecho que tuvo una consecuencia directa en que se elija presidente al tercero, pero nunca antes se había intentado desconocer unas elecciones (es decir la máxima instancia democrática), validadas por todo el ordenamiento institucional. Gravísimo.

Se cometieron también antes excesos en contra de los adversarios, pero esto ocurría mayormente vía la interrupción temporal de las garantías constitucionales (el estado de sitio), luego de los cuales las cosas retornaban a una relativa normalidad política.

Ahora, la persecución política a cualquiera que incomode al poder, es permanente e inmensamente maligna, pues se camufla en la absoluta politización del sistema legal; si no estás dispuesto a arrodillarte, hurgan en tu vida y luego te acribillan con una granizada de procesos, por todo y por nada. Eso es quien sabe más perverso que lo que se hizo en dictaduras.

Con todo, el mayor problema podría estar en que la ceguera del poder los esté llevando a pensar que la suma de estas trasgresiones servirá finalmente a sus deseos. Sería realmente dramático que ya no se estén dando cuenta que, al final del día, nada de eso funcionará y que lo único que conseguirán con eso será la vergüenza y la condena de la gente, y de la historia. Cosa que en verdad no creo que lo merezcan.
 

jueves, 16 de junio de 2016

El vice frente a los colectivos ciudadanos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-16/06/16)

Hace cinco días en el programa de televisión Esta Casa No Es Hotel, el vicepresidente junto al sociólogo Fernando Mayorga hablaron de un nuevo campo político opositor que se da en el país a partir del 21 de febrero, al margen de la oposición parlamentaria (PDC, UN y Demócratas que se encontrarían a la derecha del MAS).

Esta oposición extra parlamentaria tendría dos rostros; por un lado, Sol.Bo, con Revilla y Patzi como figuras que fueron aliadas del gobierno y utilizan los mismos elementos del MAS, y por otro lado la aparición de organizaciones ciudadanas, como nuevas formas organizativas, que antes no hacían actividad político electoral; por ahí vendrían las posibilidades de renovación del campo opositor.

El vice fue muy claro al establecer que hay un reacomodo de fuerzas políticas ante la ineptitud y la ineficiencia de la oposición parlamentaria, que siempre hubo una oposición extraparlamentaria a su gobierno que al principio estuvo encarnada por los canales de televisión, y luego por medios impresos y radios (el famoso Cartel de la Mentira).

Según AGL, estos actores son nuevos por la dinámica política que están asumiendo, pero en realidad son viejos; señaló que José Antonio Quiroga fue muy cercano a los gobiernos de Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa, que Iván Arias fue viceministro de Banzer y que Ilya Fortún fue dirigente de la juventud del MNR.

No se han dado nuevos liderazgos entonces, sino viejos actores que han asumido nuevas estructuras organizativas, que sin embargo, han modificado el campo político, frente a lo cual el gobierno debe estar atento, porque la intención no es proponer nada sino solamente dañar al gobierno, dijo.

Y luego remata el vice diciendo que como gobierno tienen que tener la capacidad de entender ese nuevo escenario, y de neutralizar a estas nuevas fuerzas, buscar dividirlas y derrotarlas.

Habrá que decirle al señor vicepresidente, desde donde me corresponde como persona, que se equivoca al pensar que desde el colectivo ciudadano del que formo parte, hay intenciones políticas desestabilizadoras. No estamos haciendo política partidaria, ni queremos conspirar contra el gobierno, pero efectivamente hemos asumido una posición y una actitud política.

En lo personal, he sentido la obligación de actuar políticamente porque creo que ya no se puede seguir permitiendo el atropello de las garantías constitucionales y los derechos democráticos, desde el gobierno y desde el estado en general.

Y lo he hecho también porque no estoy dispuesto a resignarme a vivir amedrentado y atemorizado; soy un hombre de familia, y quiero poder mirar a los ojos a mis hijos, y decirles que hice lo que estuvo a mi alcance para evitar que vivan en un país donde reina el miedo y no la democracia.

Esa democracia que el vicepresidente parece ignorar cuando, en lugar de discutir y aceptar la existencia de ideas y posiciones distintas, insiste en que la política se trata exclusivamente de anular y derrotar al otro.

Esa democracia que no puede concebir, cuando insiste en la descalificación y en la acusación con verdades a medias. ¿Piensa el vice acaso que reniego o me avergüenzo de haber sido dirigente electo del MNR? Por supuesto que no es así, al contrario, me enorgullezco de haber sido parte de un partido que, en el balance y la perspectiva histórica, hizo mucho por el país. Si hablamos de pasado, no soy yo el que tengo que avergonzarme de nada.

Olvidó también decir el vice que, con Sánchez de Lozada en el gobierno, abandoné la actividad política y, desde esta misma columna, fui muy crítico con su gobierno y con el MNR, porque sencillamente no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo en aquel momento.

Y por último, tampoco parece darse cuenta que, al señalar que en realidad no hay nuevos liderazgos en la oposición, lo único que está haciendo es resaltar la realidad de su partido, que justamente se encuentra en un callejón sin salida, porque liquidaron a todos los que podían hacerles sombra a él y al presidente, que a esta altura, son ya los viejos líderes del MAS.

jueves, 9 de junio de 2016

Haciendo aguas (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/06/16)

Bajo la Sombra del Olivo
Se durmió la Cancillería y Chile nos madrugó. Eso es lo que nos pasó en el tema del Silala, en el que hemos comenzado, paradójicamente, haciendo aguas. Así nomás es la cosa y es una pena, porque creo que esto va a influir también, habrá que ver cuánto y de qué modo, en el tema marítimo.

Y hay que empezar preguntándose porqué nos descuidamos y, por ende, porqué le permitimos a Chile retomar la iniciativa en un escenario en el que llevábamos clara ventaja.

Odio decirlo, pero no podemos evadir una realidad, que seguro usted también ha considerado: la causa de nuestra distracción y de este traspié en un asunto tan delicado, está relacionada, al margen de un error estratégico, a temas de política interna y menuda.

No se puede pensar en otra cosa frente a la conducta del gobierno, que no ha hecho otra cosa que ocuparse de buscar la reelección de Evo Morales. Si ni siquiera la crisis económica, que lamentablemente ya llegó, aunque muchos no la sientan todavía, ha podido concentrar al gobierno en la gestión, pues qué podríamos esperar de otros temas, vitales, pero menos apremiantes, como los diferendos con Chile.

Se suponía que después del referéndum del 21F, y dados además los resultados políticos, el gobierno debía dar vuelta la ingrata página, y abocarse de pleno a la gestión con miras a la tormenta económica que nos azota, y a cerrar temas que deberían constituir su legado a la historia.

En vez de ello, decidieron burlar la voz ciudadana y seguir respondiendo a la pulsión que se ha convertido en su única razón de existir: cómo quedarse en el poder a como dé lugar, sin importar lo que dicten las leyes ni lo que defina la gente con su opinión y su voto.

El celo y la falta de grandeza política también mostraron sus feos rostros en el caso de la relación del gobierno con el ex presidente Carlos Mesa. El natural reconocimiento de la ciudadanía al rol que desempeñó como vocero de la causa marítima, le causó urticaria al gobierno, que no hesitó en intentar restarle méritos y, aún más, en sembrar dudas acerca de la continuidad de un equipo que funcionó maravillosamente, y que cosechó éxitos significativos.

Pero lo vuelvo a decir, creo que el actual entuerto se debe a un error en la estrategia de nuestro gobierno. No logro entender hasta ahora la razón por la que se decidió anunciar otro juicio para el caso del Silala, justo luego de haber logrado avanzar tanto en el tema marítimo.

Abrir el juego en dos manos no hizo otra cosa que complejizar más las cosas, dividir energías, diluir la causa y la atención internacional en el tema que más nos interesa, y finalmente abrir la posibilidad de una solución salomónica que podría terminar liquidando nuestro principal objetivo.

Mezclar el tema del Silala en medio del proceso marítimo me sonó desde un inicio a un envalentonamiento triunfalista innecesario y peligroso, pero claro, creo que todos los que pensamos así en su momento, no lo dijimos para no empañar el éxito obtenido, y para no quedar como criticones y poco solidarios con la causa que nos une a todos.

La verdad es que da rabia y da pena también, que el gobierno en general cometa estos errores al calor de los apuros políticos, en un tema en el que el presidente tiene un enorme mérito por haber tomado la decisión política de llevar el tema a juicio en La Haya.

Pero debe quedar claro también que, pese a nuestras observaciones y críticas, nuestro apoyo y compromiso con ambas causas permanece intacto. En eso que nadie se equivoque.


jueves, 2 de junio de 2016

Cuando nadie te representa y nadie te defiende (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/06/16)

Las últimas cuatro semanas el presidente y sus secuaces del MAS han dicho y han hecho lo que se les ha dado la gana, y los partidos políticos de oposición no se han pronunciado seriamente frente a ninguno de estos atropellos.

La violenta arremetida autoritaria del gobierno ha tomado vuelo y forma política, y los partidos ni siquiera han dicho esta boca es mía; han tenido que ser nuevamente analistas, periodistas e intelectuales, los que interpreten la gravedad del momento, y los que salgan en defensa de los derechos democráticos de la ciudadanía.

Con el informe parlamentario del caso Zapata, la interpelación a JR Quintana, la retractación de Carlos Valverde y el apresamiento de los abogados y de la tía de la ex novia de Evo Morales, el gobierno se propuso cerrar el tema CAMCE y retomar así la iniciativa política.
La idea es hacerle creer al país y al mundo que perdieron el referéndum del 21F en base a una mentira, y que por consiguiente el resultado es políticamente nulo, y que eso los habilita para convocar a un nuevo referéndum.

Lo más probable es que apuesten por la utilización política de la cumbre judicial, para intentar camuflar el tema de la reelección, metiéndolo en una misma bolsa junto a otras reformas constitucionales.

Para allanar el camino hacia este nuevo abuso, necesitan amedrentar y eventualmente silenciar a quienes más daño electoral les hicieron en la campaña por el NO, es decir a los periodistas y a los ciudadanos internautas. Pare ello han anunciado ya la revisión de la Ley de Imprenta y una Ley de Redes Sociales.

El siguiente paso será seguramente la reconformación del Tribunal Supremo Electoral, pues saben que, hagan lo que hagan, sin arbitro comprado sería imposible que ganen.
En anteriores columnas he dicho que, en lo personal, estoy convencido de que ninguna de estas tretas le servirá al MAS para conseguir su cometido de quedarse en el árbol, contra la voluntad y la decisión de la gente.

Al contrario, creo que estos sacudones no harán otra cosa que garantizar su debacle. Como dice mi buen amigo Sergio Vega, el gobierno está en el pantano, y no se da cuenta de que pataleando se irán más al fondo.

Pero esto no es lo que quiero poner en cuestión ahora, sino el silencio de los liderazgos de oposición ante esta oleada de agresiones. No hubo tampoco ningún análisis ni ninguna respuesta orgánica seria, y no quiero decir con esto que esperábamos o deseábamos una declaración conjunta de toda la oposición; lo correcto era la toma de posición firme de cada partido.

Con una pequeña fracción de lo que hemos visto estas semanas, en otras épocas se hubieran producido pronunciamientos y acciones inmediatas; pero claro, para eso se debe tener la lucidez política necesaria, y sobre todo la atención y el interés en la política.

Y así estamos los ciudadanos, con la fea sensación de que nadie nos está representando y mucho menos defendiendo, y con la sospecha de que los llamados a hacerlo están en otra, midiendo y pesando sus propios intereses.

En épocas de dictaduras militares sabíamos por lo menos que había gentes e instituciones poniendo el cuero, y eso nos servía para llenar nuestros campos simbólicos, cosa que en éstas circunstancias es bien importante.

Hoy, ante el silencio de los partidos, nos ha salido a defender Diego Ayo, un valiente amenazado por la interventora del FONDIOC por haber publicado una investigación acerca del robo del siglo; un valiente que lejos de “ponerse a buen recaudo”, ha marcado posición respondiendo con otra investigación, esta vez sobre el caso Zapata.

Va para él mi agradecimiento y mi solidaridad.

jueves, 26 de mayo de 2016

Igualito le volveremos a ganar (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/05/16)

Ni en el segundo tiempo, ni en el alargue, ni en los penales. En democracia, señor presidente, usted no podrá ser reelegido las veces que le dé la gana. Ya le dijimos claramente que no, y lo hicimos limpiamente respondiendo además a una iniciativa suya (porque sepa que nunca le creímos esa historia de que el referéndum fue una iniciativa de los movimientos sociales).

Usted se metió solito en el lío, y lo hizo leyendo muy mal los tiempos políticos. Usted y sus allegados sabían que la crisis económica comenzaría a golpearnos este año, sabían que el país no estaba blindado como lo repitieron tantas veces usted y su ministro de economía, y por eso decidieron precipitar la consulta. Y le ganamos.

Nadie lo obligó tampoco a querer adelantar el referéndum como una prueba de lealtades internas ante el evidente desgaste de su gobierno y ante las crecientes tensiones por el tema de la sucesión. Usted lo hizo, y le ganamos.

Usted utilizó todos los recursos y la maquinaria del estado en una multimillonaria campaña, basada en el miedo y en mentiras, pero igualito le ganamos. Usted utilizó los medios que se compraron a través de testaferros y con plata de quién sabe dónde, y que al final no les sirvieron de mucho, porque incluso con esas desventajas, le ganamos.

Usted quiso engañar a la gente haciéndoles creer que la campaña ciudadana por el NO estaba dirigida y financiada desde el extranjero por unos tipos que hace años ya no tocan pito en la política y que los jóvenes ni siquiera conocen, y se equivocó, porque nadie le creyó esa mentira, y le ganamos.

Usted creyó que por haberse comprado medios y haber asfixiado y amedrentado a los que no pudo comprar, tenía controlada toda la opinión pública, y no se imaginó que la ciudadanía iba a buscar en las redes sociales la manera de expresarse libremente.

Y, señor presidente, no se equivoque otra vez, no le ganamos por sus amoríos y por sus paternidades ocultas; le ganamos por la sencilla razón de que una mayoría del país cree que las reglas de la democracia no pueden ser utilizadas a la conveniencia y al antojo de los poderosos de turno, y que usted ya se había reelegido abusivamente una vez ignorando el compromiso de la constituyente, y que intentarlo de nuevo era algo realmente malo para una democracia, que resulta que no es de su propiedad, sino que nos pertenece a todos. Por eso le ganamos.

Pero si usted insiste en esa bochornosa posición de no querer reconocer su derrota, y de querer seguir dilapidando millones de millones en una nueva elección, debe saber que los ciudadanos nos pondremos al frente otra vez, y le volveremos a ganar, esta vez con un margen que lo pondrá en ridículo ante los ojos del mundo.

Sepa también usted, señor presidente, que conocemos bien los rodillazos que usted acostumbra dar cuando quiere ganar un partido. Sabemos que para ganar su segundo tiempo, usted intentará comprar al árbitro e inhabilitar a los jugadores del equipo contrario.

Seguramente la revisión de la Ley de Imprenta y la ley de control de redes sociales está dirigida a eso, es decir a intentar amedrentarnos y acallarnos; como seguramente también intentarán hacer ciertos “ajustes” en el Tribunal Supremo Electoral, para intentar socavar la voluntad popular con un árbitro bombero.

Pero el riesgo de toda esta nueva aventura a la que nuevamente se está metiendo usted solito, es que, para intentar ganar a como dé lugar, usted tendrá que ir más lejos de lo que ya ha ido en la transgresión de los límites democráticos, y pasará a la historia como un dictador, rifando así su paso por la historia. Pero, además, igual le volveremos a ganar.      

jueves, 19 de mayo de 2016

No somos tan cojudos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-19/05/16)

Hasta aquí llegó mi paciencia con el tema de la Zapata y los hijos del presidente. No sé si estaré traduciendo el sentir de mucha gente, pero la verdad es que creo que el poder nos está tomando a todos como si fuéramos cojudos, de manera sistemática, y eso ya me tiene harto.

Y ojo, cuando digo que el poder, no solamente me estoy refiriendo al gobierno, sino también a los medios de comunicación, al sistema de justicia, a la oposición política y a toda la colección de actores que se han prestado de manera ciega y necia a este interminable circo.

Señores, les digo en serio: hay en el país un montón de temas serios de los que hay que ocuparse, en vez de seguirle el juego político y mediático a un gobierno que nos ha demostrado, una y mil veces, que eso es lo único que sabe hacer bien.

Me jode mucho ver cómo un montón de gente supuestamente seria, se tira al suelo por las cavilaciones del señor Carlos Valverde. ¿Acaso esto debería sorprendernos? ¿Acaso no era de esperarse que un personaje con el perfil de Valverde, pudiera terminar actuando de manera imprevisible o poco rigurosa?

Pero lo más loco es que la nueva postura de Valverde en relación a que el tal hijo, nunca existió, para muchos parece haber sido el dato del siglo, la gran señal que definirá el rumbo y los destinos del país.

¡Por favor! ¿Creen realmente señores del gobierno y de la oposición, que esto cambiará algo? Por supuesto que no, y es por eso que a nadie le importa un bledo si detrás de este episodio de esta estúpida novela, hay o no, algo de verdad.

¿Saben por qué? Porque el tema de la Zapata lo tenemos todos bien claro desde el primer día, y ninguna de estas maniobras nos va a hacer cambiar de opinión. Para pesar de muchos, no somos estúpidos, y nos dimos cuenta al tiro de qué se trataba el tema.

Nadie necesitó ninguna investigación, ni ninguna operación política, para darse cuenta que la señora Zapata no tiene ni la más mínima capacidad profesional, ni el perfil necesario para jugar el rol que ella jugó, en negocios de cientos de millones de dólares entre el gobierno y las empresas chinas.

Nadie necesitó que pasaran tres meses de chismes para darse cuenta de que el estilo de vida de millonaria que lleva desde sus veintitantos añitos, no se debe a algún milagro, sino al hecho de haber sido la novia del presidente, a sus dotes en el amor, y a su fácil propensión a los negociados.

Nadie necesitó revisar un expediente judicial para confirmar una vez más que presidente sin lugar a dudas no será el Padre del Año, y que en realidad lo único que parece importarle en la vida es el poder.

Y nadie necesito la opinión de un especialista para captar que el caso Zapata mostró los increíbles grados de corrupción de este gobierno, pero sobre todo nos permitió ver de forma descarnada, la catadura moral de sus líderes.

Así nomás se entendieron las cosas, y no hay nada que nadie pueda hacer para revertirlo. El mito de Evo Morales como intocable e infalible se desmoronó y se sigue haciendo añicos con cada vuelta de tuerca y cada episodio de abuso de poder que cometen (lo del apresamiento de los abogados ya es un extremo).

Sabemos de memoria también que el afán del gobierno es intentar venderle el charque al país de que perdieron el referéndum del 21 de febrero a causa de una mentira urdida por el imperio, y que por tanto el referéndum es políticamente nulo.

Y sabemos también que intentarán esta patraña, pase lo que pase, con hijo, sin hijo, con uno o con dos hijos. Y hay que dejarlos nomás que la embarren con ese nuevo embuste, porque cuando lo hagan, les va a ir muchísimo peor que en febrero.

O sea que por favor hagan el favor de recordar todos, que no somos tan cojudos como parecemos.

jueves, 5 de mayo de 2016

Se equivocan, otra vez (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-05/05/16)

Durante la última semana, ya se ha podido advertir más claramente lo que dijimos sería la reacción política del MAS a la derrota del 21 de febrero. Y esa reacción, que debió haber sido de profunda reflexión autocrítica y de rectificación de rumbos, no ha sido otra que la intensificación del autoritarismo y del abuso de poder.

Lejos de asumir su derrota electoral y su agotamiento político con inteligencia y sabiduría, el régimen ha reaccionado primitivamente radicalizando sus peores posturas.

El partido de gobierno actúa como un animal herido y acorralado, y eso, si bien lo convierte en algo peligroso para la democracia y para la sociedad en su conjunto, por otro lado, lo está condenando a un camino irreversible a la muerte.

Para los que no hayan querido darse cuenta de esta última arremetida de violencia, les refresco la memoria con algunas de las últimas hazañas oficialistas, unas perpetradas directamente y otras a través del uso político de la justicia y de toda la institucionalidad estatal (si es que quedase alguna).

Un periodista del periódico El Deber detenido durante varias horas en dependencias policiales próximas a la plaza Murillo, obligado a borrar las imágenes registradas en la cámara de su teléfono; el delito: haber filmado la represión y la gasificación de la policía a las personas con discapacidad (a mí no me vengan con cuentos no con eufemismos de quinta, señores policías).

Un fotógrafo del periódico Página Siete atacado a trompadas por un funcionario del gobierno, mientras intentaba arrebatarle la cámara; el delito: otra vez el mismo, es decir haber registrado imágenes de la movilización y la represión a los discapacitados.

Ocho estudiantes de sociología de la UMSA detenidos, imputados, cautelados con arraigo y obligación de presentación mensual durante un año frente a los juzgados; el delito: haber acompañado y asistido a los compatriotas con capacidades distintas en sus protestas.

El conductor del programa Encontrados en Católica TV, Gonzalo Rivera, enjuiciado por el inefable viceministro de descolonización; el delito: conducir un programa en el que se permiten llamadas telefónicas en las que los televidentes emiten sus opiniones; en uno de los programas los ciudadanos que llamaron criticaron a la diputadita Silva del MAS, que terminó huyendo del set, motivo suficiente para un juicio a Rivera, quien además debió sufrir ataques nocturnos a su casa.

Un senador de Unidad Nacional, bautizado con un célebre apodo por su jefe, condenado a dos años de cárcel por uso de instrumento falsificado, aunque sin falsedad material e ideológica, en la presentación de su libreta de servicio militar; el delito: seguramente haber hecho varias denuncias de corrupción en contra de altas autoridades del gobierno durante los últimos años.

Un insólito decreto supremo que levanta la prohibición de utilizar bombas y dinamitas en manifestaciones, que cobró su primera víctima mortal en cuestión de horas.

Y todo esto en el breve lapso de una semanita.

Por supuesto que estamos ante otra feroz arremetida de abuso y autoritarismo, y por supuesto que todo esto deteriora la calidad de nuestra democracia, al tiempo que marca un preocupante rumbo del gobierno, hacia quién sabe qué cosa.

Pero si creen que con estos atropellos y con estas bravuconadas, nos van a meter miedo, nos van a intimidar y nos van a anular, pues les digo que otra vez están completamente equivocados.

Seguramente el mareo del poder les ha hecho olvidar de qué estamos hechos los bolivianos, y también cómo terminan los gobiernos abusivos.

jueves, 28 de abril de 2016

Una actitud de mierda (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-28/04/16)

En éstas épocas la vida es ya muy dura para los que tenemos la suerte de gozar todavía de todas nuestras capacidades. En general trabajamos mucho más de lo que trabajó la generación de nuestros padres y, aun así, nuestra calidad de vida va desmejorando progresivamente.

Como le ocurre a buena parte de la clase media urbana, sobrevivimos precariamente, hundidos en la cultura del consumo, de la deuda y de la apariencia, y lo hacemos a duras penas.

Imagine entonces por un instante lo duro que debe ser para las personas con discapacidad sobrellevar sus vidas en una sociedad como la nuestra, que además está poco informada y poco sensibilizada en ese tema.

Al margen de que el día a día de una persona con discapacidad es mucho más cuesta arriba que el nuestro, las discapacidades, independientemente de su grado, cuestan un montón de plata. La discapacidad implica gastos extraordinarios en remedios, en tratamientos, en fisioterapias, en prótesis, en consultas, en aparatos ortopédicos, cuando no en costosas cirugías.

Y la ayuda del entorno familiar no siempre está garantizada; en muchos casos la persona con discapacidad se las tiene que bancar solo, y no solamente eso, sino que tiene que, como usted y yo, hacerse cargo además de su familia, sufriendo además el peso conciencial de ser una pesada carga económica para su entorno.

Vivimos en un país que ignora absolutamente la condición y las dificultades reales de esta población, que es mucho más numerosa de la que se ve en las marchas, y por eso da muchísima bronca la actitud política del gobierno frente al sector.

Una actitud de mierda, propia de un gobierno podrido y enjaulado (y esto último no es metafórico, sino vea las rejas con las que se han auto cercado en la Plaza Murillo). Un gobierno que ostenta su dureza y su frialdad, pero solamente con los más débiles. Un gobierno bueno para enfrentar inflexiblemente a los indígenas del Tipnis, a los cívicos de Potosí o los discapacitados, pero presto a transar rápidamente cuando los que se le ponen al frente son empresarios agropecuarios, petroleros o cooperativistas.

La bronca de la gente es normal y comprensible, porque todo el mundo se da cuenta de que, si hubo tanta plata durante tanto tiempo para hacer tantas cojudeces, solamente se necesita un esfuerzo de creatividad y de voluntad política para encarar una solución, aunque sea parcial, para le gente más necesitada.

La lista de gastos suntuosos e innecesarios que se podrían recortar para contribuir a la sostenibilidad de un fondo para el bono que demandan, es kilométrica; solamente hacen falta algo de sensibilidad y valor civil y político, cosas que le están faltando dramáticamente al gobierno dese hace mucho tiempo.

Curiosamente, mientras escribo estas líneas y la policía gasifica y reprime a los discapacitados, Evo Morales vuela al Ecuador en su lujoso avión presidencial, llevando ayuda para los damnificados del terremoto. ¿Qué tal?

Una vez más, Evo y sus secuaces le muestran al país su sentido primitivo de la política y del poder; en su mundo en blanco y negro, las causas, los valores y los principios han perdido sentido, y solamente importan la imposición de la fuerza y del dinero.

En eso se han convertido, y por eso tienen los días contados.

jueves, 21 de abril de 2016

Brasil, del sartén al fuego (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-21/04/16)

Lo de Brasil no es una buena noticia, ni para ellos ni para nosotros. Lamentablemente en política pocas son las veces en que las cosas son lo que parecen, y en Brasil, lo que hoy parece un reflejo institucional y democrático en contra de la corrupción, es en el fondo una celada aprovechada y urdida por un conservadurismo corrupto y reaccionario.

¿Con esto quiero justificar o absolver al gobierno del PT y de Dilma Roussef de todas las cagadas que se han mandado? Por supuesto que no. La mega corrupción gubernamental alrededor de Petrobras y las grandes empresas de construcción, el desvío de fondos estatales a las campañas del PT y las acusaciones directas a Lula da Silva por haber recibido coimas, despintaron gran parte de lo que hicieron Lula y Dilma, y nos decepcionaron profundamente a todos.

Y el desencanto fue mayor aun ante la lamentable maniobra de protección y encubrimiento de Dilma a un Lula arrinconado por la justicia, nombrándolo ministro. Escena impresentable desde dónde se la vea.

Pero no crea usted que es por todo eso que quieren juzgar y destituir a la presidenta brasilera. Se la está acusando en realidad de haber violado normas fiscales maquillando las cifras del déficit del presupuesto; un delito, cierto, pero que según muchos no debería ser motivo suficiente para su destitución.

Los escándalos de corrupción salpicaron en realidad a toda la clase política brasilera, pero no a la presidenta, delito del cual no ha sido acusada directamente.

Los que sí están recontra acusados de corrupción, son los que la siguen en la línea de sucesión constitucional, y también más de la mitad del congreso que está tramitando el impeachment.

Ellos sí están metidos hasta el cuello en temas de corrupción, y para librarse, aprovecharon astutamente la recesión económica, el descalabro moral y el descontento de la gente, para tumbar a la presidenta, patear el tablero y sobre todo debilitar al poder judicial, que es su principal amenaza.

En ese camino, la destitución de Dilma no implica renovación política alguna ni castigo para todos los corruptos. Lo único que esa vía estaría garantizando es que los traidores, los corruptos y los reaccionarios se metan al poder por la ventana, y se protejan de la justicia desde allí.

Esta no es una respuesta democrática a los evidentes problemas políticos y económicos que tienen, es una jugada política de una juntucha impresentable de oportunistas que intenta salvar el pellejo y hacer retroceder al Brasil a situaciones que se pensaban superadas.

El penoso nivel político de esa gente se pudo advertir en la sesión de los diputados del domingo; esa cámara, con muy pocos negros, mujeres y jóvenes, le dio al mundo un triste espectáculo de mediocridad y de pobreza en la torpe argumentación de los valores más primitivos del conservadurismo.

Los que por estas tierras se alegran de lo que está ocurriendo, basados en el razonamiento chato de que es una maravilla que se jodan indistintamente todos los gobiernos de la región aliados a Evo Morales, no ven un milímetro más allá de sus narices y no se dan cuenta de que nada de esto es bueno para la oposición al MAS.

Si bien puede ser cierto que la tendencia regional le es adversa al MAS y lo dejará paulatinamente huérfano de apoyos que es su momento le ayudaron mucho, lo que no advierten es que el retorno de la vieja derecha y su intento de hacer retroceder las cosas, van a convertirse en Bolivia en el ejemplo de lo que se debe evitar que ocurra en el futuro.

Cuando el remedio es peor que la enfermedad, la gente prefiere quedarse con lo malo conocido.