jueves, 7 de julio de 2016

El MAS en su laberinto (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-07/07/16)

Si Evo Morales no hubiera insistido en la reelección luego de haber gobernado dos periodos consecutivos, habría tenido no solamente la posibilidad de regresar a la presidencia, sino de gravitar de manera decisiva en la política nacional durante veinte o treinta años.

En las elecciones del 2014 el MAS podría haber ganado con otro candidato sin mayores dificultades, y, si por algún milagro la oposición hubiera ganado en segunda vuelta, tendría que haber cogobernado con el MAS de todas maneras, si la idea era durar más de seis meses, claro.

Aquello hubiera habilitado a Morales a candidatear constitucionalmente en 2019, abriéndole la posibilidad legal de volver a la presidencia y, eventualmente ser reelecto nuevamente para un segundo periodo.

¿Se da cuenta usted? Sin necesidad de violar la constitución ni de cambiar las reglas del juego a su conveniencia, podría haber tenido la oportunidad de ser el eje de la política nacional por un cuarto de siglo, y no solamente pasar a la historia grande, sino hacer historia.

El camino que ha elegido es sin embargo bien distinto y, de continuar así, le deparará un destino totalmente distinto, en términos políticos e históricos. Si Morales insiste en seguir adelante con la estrategia suicida que se han planteado luego de la última derrota electoral del 21 de febrero, se irán para siempre, pues cuando excedes los límites del abuso, la gente no te perdona. Habrán podido quedarse mucho tiempo de manera continua, pero se habrán cerrado todas las puertas para volver.

Digo esto porque creo que comparto con muchísima gente la horrible sospecha de que hay una corriente dentro del gobierno que ya no está dispuesta a jugar bajo las reglas democráticas como usted y yo las conocemos, y que ha decidido que no dejarán el gobierno bajo ninguna circunstancia.

Pensará usted que han perdido la razón, pero creo que de alguna manera podrían estar utilizando lo último de razón que les queda, para darse cuenta de que, tal como está ocurriendo en otros países de la región, dejar el poder no solamente implica renunciar a los privilegios a los que se han habituado durante diez largos y hermosos años, sino también rendir cuentas ante la justicia por lo que se hizo, o por lo que se dejó hacer.

Y sin duda que debe ser bien difícil imaginarse pasar de un día a otro del poder absoluto y la certeza de la eterna impunidad, a la angustia del autoexilio en algún remoto país o al rigor de una justicia que ya no responda a sus necesidades.

El caso del Fondo Indígena podría ser un buen ejemplo de muchos otros por venir; la corrupción cometida allí fue de un nivel de grosería propia de quien está absolutamente convencido de que las cosas serán iguales siempre, y que nunca tendrá que rendirle cuentas a nadie.

Estamos entonces frente a un gobierno que dispone y ejerce un enorme poder, pero que, paradójicamente, se siente acorralado y mortalmente amenazado por un precepto democrático elemental, que al parecer nunca comprendieron correctamente: que el poder no puede ni debe ser eterno, que la alternancia es un principio básico e imprescindible, y que las reglas de la democracia exigen que el próximo presidente debe ser otra persona.

Y estamos frente a un gobierno atónito y paralizado, que no atina ni a hacer gestión ni a reinventarse a partir de su crisis, y en el que, además, nadie se anima a decir ni pío, por el terror a ser acusados de débiles o traidores.

Los masistas, en suma, han dejado de hacer política tanto hacia adentro del gobierno como hacia afuera, y parecen haberse resignado a esperar algún milagro que permita una nueva relección, o de lo contrario inmolarse masivamente junto a su jefe.
 

5 comentarios:

  1. Atónitos y paralizados por la incertidumbre y el temor. Esa es una posibilidad, pero también cabe pensar que están perdidos en su autoengaño, producto de haber caído en la adicción al poder y la riqueza. El autoengaño se enraíza en la soberbia y ceguera de reconocerse como invencibles, omniscientes, y sobretodo arrogarse la titularidad de la verdad.

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  2. En un país en que importan más el Gran Poder, o Carnavales, o el fútbol, y que asistió indiferente al espectáculo de ver patear a inválidos ante las cámaras de TV y nadie dijo nada, o.... ¿qué de extraño tiene que pasen cosas así? No creo que cambie nada, y si cambia será para igual. Con este pueblo comprometido y responsable de su destino, cualquier cosa....

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  3. inmolar, pero a otros

    el neo vampiro acriollado, entronado,
    el informal, en la ley embrollado,
    hay un altar donde quedare trincado,
    luego me deguellan y dicen, calculado:
    no seas egoísta, estate quieto,
    al estado poderoso…
    vas a ser inmolado!!

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  4. El análisis me parece acertado y las opiniones posteriores complementan la opinion general del pueblo boliviano, ojalá las cosas se desarrollen de una forma pacifica y estos señores (si asi se los puede llamar) se vayan ya y no nos y omen de idiotas d es spues de tanto desacierto!

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  5. Si bien Evo Morales es la cara visible de esta corriente política llena de excesos, no es menos cierto que es también el resultado de las anteriores prácticas ya sea nacionalistas, neoliberales o de cualquier color, ya que todas, sin excepción, obviaron un factor clave en el desarrollo de los pueblos: la educación. Y no me refiero a "saber leer y escribir", sino a una educación integral, que ofreciera al pueblo la posibilidad de crecer socioeconomicamente. Hoy, gracias a esas políticas mediocres, clasistas y segregacionistas, tenemos un gobierno ppenosamente ignorante, sustentado por un populacho igual de ignorante pero con el agravante del resentimiento y un descontrolado afán de "revancha"... En fin, "cosecharás lo que siembras"...

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