jueves, 24 de diciembre de 2015

Perdedores y coperdedores (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-24/12/15)

Si los que sabemos no abren el pico, y si nadie trata de hacerse el vivo antes
de tiempo, todo indica que la tendencia del No será muy difícil de revertir, y por
consiguiente que Evo Morales pagará caro el error de un inoportuno referéndum
para intentar atornillarse al poder.
Con la sociedad civil al frente y sin el vulnerable enemigo de siempre que le permitía
teatralizar la realidad a su antojo, en el MAS se están empezando a dar cuenta que
de esta no saldrán vivos, y están sudando frío por sus futuros personales.
Y es que ese es parte del problema que ha convertido a los oficialistas en sujetos
tan peligrosos y nocivos: hace mucho tiempo que dejaron de defender ideas; tambié
n han abandonado la defensa de un proyecto político, y ya ni siquiera defienden un
proyecto partidario.
En el fondo no están defendiendo otra cosa que su propio trasero, pues intuyen que
en algún momento próximo, eventualmente tendrán que rendir cuentas de sus
atropellos políticos y económicos. Pese al poder que siguen gozando con
frenetismo, son bestias heridas acorraladas, y eso es lo que los hace doblemente
peligrosos.
Están empezando pues ya a avizorar su futuro desprovistos del poder que en algún
momento pensaron que sería eterno, y cada cual estará craneando cuál es el
camino más conveniente para salvar el pellejo en el momento en que afloren las
decenas de Fondos Indígenas que han apañado en una década de impunidad.
Pero no solamente ellos están pensando en su futuro; también lo está haciendo la
vieja y multi derrotada derecha; agazapada en las sombras de la marginalidad
electoral, la vieja derecha está pensando ya cómo intentará aprovecharse de un
resultado ajeno.
Esa vieja derecha, que nunca estuvo ni cerca de ganarle al MAS, y que desde su
incompetencia contribuyó más bien a engrandecer al régimen y a darle un aurea de
invencibilidad, intentará regresar del pasado y adueñarse del triunfo de la ciudadaní
a, y en ese atrevido intento, será sancionada definitivamente por la gente. Ellos será
n entonces los coperdedores de los resultados del referéndum.
Están afilando las uñas como buitres tras la presa ajena porque ellos, al igual que el
gobierno, también creen que la gente es tonta y que no se acuerda quienes son ellos
y qué es lo que hicieron con este país cuando tuvieron las múltiples oportunidades
de gobernar en diferentes combinolas.
El ciudadano boliviano es mucho más inteligente y valiente, y siempre apuesta por
escenarios complejos y ambiciosos; aprueba la gestión de Morales porque reconoce
el peso histórico del gobierno, al mismo tiempo le niega su apoyo para una reelecció
n porque sabe que eso es muy malo para la democracia, y rechaza además a la
oposición porque no considera ni por un minuto, realizar un salto al pasado.
Se trata de una especie de conminación a que, en los cuatro largos años por
delante, se constituya un nuevo progresismo de izquierda que comprenda bien lo
que ha sucedido en el país y que al mismo tiempo nos dé una visión fresca de
futuro. Y se trata también, porque no, de la posibilidad de un nuevo conservadurismo
de derecha, que no arrastre sus eternos vicios del pasado.
Los llamados liderazgos regionales emergentes están por el momento a prueba;
unos ya se han quemado rápidamente entregándose al MAS, y los otros tiene que
mostrar si quieren asumir ese tremendo desafío, o si optarán por ser fachada e
instrumento de la derecha restauradora.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Our brand is crisis, realidad versus ficción (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-17/12/15)

Fui al cine a ver “Our Brand is Crisis” con muy pocas expectativas, y la verdad
es que salí algo confundido.
Como antecedente habrá que decir que la película está basada en el documental de
Rachel Boynton, que a su vez está basado en la campaña presidencial boliviana de
2002, en la que Gonzalo Sánchez de Lozada ganó las elecciones de la mano de una
de las empresas más prestigiosas del mundo en materia de campañas políticas.
La película adquirió cierta notoriedad mundial no porque la campaña hubiese sido
muy trascendental, ni tampoco porque el documental haya sido premiado en varios
festivales, sino porque el productor ejecutivo es el poderoso y archi galán George
Clooney, y la protagonista es la reina de américa y no menos poderosa, Sandra
Bullock.
Había leído comentarios muy malos de gente boliviana en el Facebook y sabía que
el lanzamiento de la película en Estados Unidos había sido un gran fracaso de
taquilla, cosa que no quiere decir mucho, tratándose de una peli en la que no hay
tiros, ni sexo, ni explosiones. Solamente se ve el poto de la Bullock que, si es
realmente el suyo, no está nada mal.
Digo que salí confundido porque a mí no me pareció tan mala. Obviamente el filme
no refleja a cabalidad lo ocurrido en la campaña ni la situación sociopolítica del país,
porque justamente es una ficción producida en Hollywood; si se quiere una versión
más cercana a la realidad, hay que ver el documental.
Pero el documental, y creo también la película, no tienen como objetivo final retratar
la compleja y profunda realidad boliviana, sino mostrar la influencia definitiva que
tienen las grandes empresas norteamericanas de campañas electorales, en los
procesos electorales y en el devenir político de todo el mundo. Y creo que en ambos
casos (el documental y la película) lo logran muy bien.
Si eso es bueno para las democracias, si es justo que quien tenga los medios para
pagar a esas empresas tenga tantas ventajas sobre el resto, si debería estar
permitido o no, es parte de otra discusión seguramente necesaria, pero de que estas
empresas norteamericanas son mortalmente eficaces, y que pueden terminar
torciendo la historia de cualquier país, de eso no hay la menor duda, y eso es lo que
se ve en la película, más allá de los típicos estereotipos, el infaltable y predecible
humor y las innumerables imprecisiones.
Curiosamente, la gran mayoría de las malas críticas y comentarios locales que he
visto, se refieren a que la película es una estupidez, porque nos trata de hacer creer
que unos gringos llegan a nuestro país y saben lo que hay que hacer, y además nos
dicen qué tenemos que decir como si fuéramos títeres, y por si fuera poco tienen
razón y terminan ganando.
La mala noticia que les tengo es que todo eso es verdad, y si no me creen, pregú
ntenle al Goni, que participó de mano de estas empresas en tres elecciones
presidenciales, en condiciones complejas y adversas, y las ganó todas. O a Jaime
Paz, que no tuvo asesores gringos, pero que nunca ganó una elección.
Así nomás es. Los gringos (ojo, no son todos, hay muy pocas empresas con esas
credenciales) caen con una experticia acumulada de millones de kilómetros, y con
una inmensa batería de técnicas multidisciplinarias que muchas veces resultan en
estrategias incomprensibles y difíciles de aceptar para los mismos candidatos que
los han contratado; y mucha veces éstos montan en cólera porque no están
acostumbrados a que alguien les diga que no tienen razón, y peor aún, que sus
percepciones políticas no son obligatoriamente valederas, en una guerra en la que
se pelean otras cosas.
Y repito, que eso nos guste o no, es otra cosa.  

jueves, 10 de diciembre de 2015

¿Caiga quien caiga? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-10/12/15)

Lo peor que podía pasarle al gobierno de Evo Morales, desconectado de la
realidad hace ya mucho tiempo, era entrar además en estado de pánico político; y
eso es lo que precisamente le ha ocurrido en el transcurso de las últimas semanas.
Han sido varios factores los que han llevado el pánico a la máxima dirigencia
masista y a los responsables de campaña.
El primero son las encuestas; las que se publican en los medios, pero sobre todo las
propias, que les han confirmado que, de mantenerse las cosas como están, sufrirán
otra derrota el próximo 21 de febrero.
El verdadero problema para ellos es que las tendencias anuncian que la derrota ser í
a tan contundente, que ni siquiera les permitiría echar mano del órgano electoral (en
el que según las mismas encuestas, la gran mayoría de la gente desconfía) para
arreglar el resultado.
Las demoledoras cifras, para colmo de males más o menos parejas en todo el país,
parecen haberlos tomado por sorpresa, confirmando otra vez el grado de borrachera
que el poder y el dinero les han ocasionado.
Sorprendidos pero algo incrédulos todavía, se comenta en el mundo político que
convocaron a varios de sus operadores políticos territoriales con los que
compartieron las amargas revelaciones de las encuestas; les habrían pedido a estos
operadores además, que les contaran “esta vez diciendo la cruda verdad”, cómo veí
an las cosas en sus regiones. Las respuestas al perecer fueron peores que las
encuestas: un verdadero drama expuesto por su propia gente, y no por la derecha
vende patria.
La coyuntura regional ha sido obviamente otro factor que ha contribuido a que los
otrora súper poderosos y ultra seguros de sí mismos, pasen del nerviosismo al
pavor. No es para menos.
La imprevista caída de la Kirchner, sumada a la bajada de Correa, sumada a la
derrota del Chavismo (prevista esa sí, pero no con márgenes tan demoledores),
sumada a lo que parece una crisis terminal del PT en Brasil, son noticias como para
meterle terror al más macho.
Como lo sabe todo el mundo, el miedo es el peor consejero posible. Y es así como el
MAS, presa del pavor de perder una elección a la que se metió solito, y de la que es
muy tarde para retirarse, ensaya un nervioso análisis que lo lleva a pensar que van a
perder la elección por el impacto del escandaloso Fondo Indígena.
Y entonces hacen un giro y pasan de la minimización, el encubrimiento y la
instrumentalización judicial para castigar sólo a los disidentes, a una posición
completamente distinta, que han denominado “caiga quien caiga”.
El giro desesperado incluye el sacrificio de varios de los suyos, incluida Nemesia
Achacollo, cuyo sacrificio estaría reservado para el momento cúspide de la
representación. Todo esto con la esperanza de que así, el país súbitamente
cambiará de opinión en torno a la corrupción gubernamental.
¡Oh borrachitos!, no se dan cuenta que al artificio no hará otra cosa que terminar de
demostrar que el gobierno utiliza a la justicia como se le da la gana en provecho
propio, y que eso es lo más corrupto que puede haber.
Tampoco se dan cuenta que los sacrificados no van a morir callados, y que cuando
suelten la lengua, van a terminar involucrando seriamente a los verdaderos y últimos
responsables: los miembros del directorio del Fondo y quienes los designaron, y allí
aparecerán varios ministros más, incluido el ministro Arce Catacora.
Y finalmente, el miedo tampoco les permite ver que, pese a que la mayoría del país
está convencida de que son unos corruptos, esa no será la razón por la que votarán
por el NO en febrero.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Esta elección no es contra Evo Morales (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-03/12/15)

Aunque el gobierno patalee, en un tono de amargura y desesperación
que hasta ahora no conocíamos, y grite a los cuatro vientos que la campaña
por el NO a la reelección no tiene motivaciones ciudadanas, está claro que
hasta el momento así nomás es, aunque esto les amargue la vida.
El ciudadano de a pie se ha lanzado con gran entusiasmo a opinar y a expresar
su desacuerdo con la reelección, en todos los espacios posibles, en público y
en privado, con amigos y con extraños, mostrando, como primer dato
revelador, que ha perdido el miedo a decir lo que piensa y, sobre todo, que
también está dispuesto a perder el miedo inducido por la propaganda oficial,
que dice que después del Evo vendrá el fin del mundo.
El ciudadano le hace frente a la campaña del miedo porque sencillamente es
mucho más maduro y consciente de lo que cree el gobierno, y porque pensar
de otro modo sería admitir que somos un país de babosos que piensa que todo
lo bueno y lo malo que ha pasado estos diez años ha sido por obra y gracia de
una pareja de iluminados (el sol y la luna), y que nosotros, los ciudadanos, no
hemos tenido nada que ver en eso. Un absurdo, ¿verdad?
La campaña a favor del NO ha comenzado ya, sin necesidad de calendario
electoral oficial, sin financiamiento publicitario, sin equipos de campaña, sin
encuestas, sin asesores, sin estrategas, y claro, sin la venia del poder.
Será una campaña desigual porque la gente tendrá que enfrentar a pata pelada
al gigantesco aparato burocrático y comunicacional del gobierno, y por si fuera
esto poco, tendrá que enfrentar la opinión amañada de los medios
paraestatales, que fueron en realidad comprados para ser usados
precisamente en estos momentos decisivos.
Y por eso mismo será una campaña hermosa, en la que podremos
demostrarnos a nosotros y al mundo entero, que cuando se defiende lo justo, la
voz de una persona de a pie, vale lo mismo y aún más, que mil spots de
televisión.
En estas elecciones vamos a constatar algo que la vida nos ha enseñado a
todos: que no todo se puede comprar con dinero (peor aún con dinero ajeno,
en esta caso del estado), y que todos los recursos del mundo, cuando son
puestos al servicio de la amenaza, del miedo y de la confrontación, no son
suficientes para vencer a la gente.
Eso funciona, sin lugar a dudas, cuando la contienda es entre pol íticos, pero no
cuando al otro lado se encuentra la ciudadanía, convencida y sostenida por el
poder de la razón, de la verdad y del sentido común.
Justamente por todo esto, perturban aquellas posiciones, sobre todo en las
redes sociales, cargadas de bronca y de insultos a Evo Morales, peor aun
cuando están teñidas de racismo.
Ese es un gran error y es hacerle el juego al gobierno, pues esta campaña no
es contra Evo Morales. A pesar de que el gobierno quiere y necesita que esta
campaña sea en contra de alguien, debemos entender que acá no está en
discusión la figura del presidente, y tampoco se trata de una elección en la que
se estarán juzgando ni los errores ni los aciertos del gobierno.
Esta es una elección en la que simple y llanamente (nunca mejor dicho), se
está tomando posición en torno a una reforma constitucional que pretende
favorecer a dos personas que ya han sido reelegidas de manera engañosa.
Es una elección en la que podremos decir que nos importa mucho que las
reglas de juego se respeten en democracia, y que no estamos de acuerdo en
que los poderosos de turno tuerzan las leyes para entornillarse al poder de
manera indefinida.
Y es por eso que mucha, pero muchísima gente que simpatiza con Evo y que
aprueba su gobierno, votará por el NO.