domingo, 27 de noviembre de 2011

Más allá del Pacto de Unidad (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-27/11/11)

La salud del Pacto de Unidad está hoy en serias dudas y es parte central de la discusión política en el país. La ruptura definitiva o las posibilidades de continuidad a través de una profunda revisión todavía son motivo de debate y dividen tanto a disidentes como a oficialistas. No es para menos. La afluencia y la capacidad de generar propuestas y proyectos políticos de las organizaciones sociales, constituyen el nervio central de un proceso que, desde sus bases, hoy afronta disyuntivas y desafíos cruciales.

La agenda mediática coyuntural previa a la realización de la Cumbre Social prevista para diciembre, da cuenta en estos días de un ir y venir de voces acerca de la integridad del Pacto. El presidente Morales ha intentado desactivar, o por lo menos minimizar la discusión, felicitándose por la cantidad de organizaciones asistentes al último encuentro nacional ordinario, y desmintiendo su debilitamiento.

Desde las miradas más escépticas, se alerta de un evidente resquebrajamiento, indicando que el Pacto a estas alturas solamente agrupa a la Confederación de las Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB), la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa, y que el alejamiento de facto de la Cidob y el Conamaq, entre otros, le han restado legitimidad, hiriéndolo de muerte.

La disputa alrededor del grado de unidad me parece bastante ociosa en la medida en que no se discuta antes la calidad de las organizaciones involucradas. Podrá ser útil entonces en esa perspectiva detenerse un momento en el repaso de algunas resoluciones del último encuentro del Pacto en Sucre.

No pueden pasar inadvertidas las resoluciones que exigen el inmediato inicio de acciones judiciales en contra de activistas de derechos humanos por difamación y calumnia en relación a la denuncia de muertes en la intervención a la marcha del TIPNIS. En la misma tónica, se demanda el procesamiento de los medios de comunicación que supuestamente habrían mentido deliberadamente en la cobertura de los actos de represión. En la colección de demandas de juicios, sigue una lista de dirigentes no funcionales y disidentes, entre los cuales figuran Alejandro Almaráz, Rafael Quispe y Lino Villca. Y para que no quede lugar a dudas sobre el carácter del documento, se pide expulsar a todos los traidores del proceso y defender al presidente en todos los escenarios en los que haya sido acusado.

Si ese es el espíritu con el que el Pacto de Unidad concibe su fortalecimiento, pues entonces estamos ante la evidencia de que el debate debe trasladarse a la verificación de la autonomía política de las organizaciones y a una profunda revisión de la naturaleza de las instancias de movilización y participación social.

El panorama sobre el que toca reflexionar, y muy en serio, es el de un sistema de representación en el que los partidos (el MAS incluido) no han podido superar la crisis que dio fin con la estructura tradicional, las organizaciones sociales fundamentales han sido cooptadas por el gobierno al punto de convertirlas en alas partidarias del MAS, y la sociedad en movimiento sigue dando muestras de desborde institucional, como se pudo evidenciar con el gasolinazo y la marcha del TIPNIS.

La discusión a retomarse desde todos los espacios debería trascender los acomodos tácticos, las adhesiones y las sumas y restas en la conformación de bloques de poder, y enfrentarse sin remilgos a una realidad que nos confirma la persistencia de la crisis de estado, que no permite avanzar en la ruta crítica del proceso constituyente.

Si bien la convicción y el talante de una ciudadanía dispuesta a hacer política desde las calles se siguen renovando y dando muestra de vitalidad en sus continuas pulsetas contra el poder, el riesgo de caer en el juego aritmético de fuerzas que plantea el régimen, amenaza con adormecernos y distraernos de lo esencial.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Rajoy: lo previsible y lo que realmente le espera (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-24/11/11)

El triunfo arrollador de la derecha más reaccionaria en España da para unas cuantas líneas, aunque sea solo para dejar en claro que lo que se viene en la madre patria, lo vimos ya venir desde hace tiempo. La victoria de Rajoy, grande en altura pero pequeño políticamente al igual que su pequeño mentor José María Aznar, confirma una serie de rasgos alarmantes de la situación española y europea, y acelera un escenario pavoroso, en el que las datos de la bolsa y las cifras de la calificación de riesgo de la deuda, serán jabón de olor comparados con las secuelas sociales que hasta ahora se pretende ignorar.

Habrá que decir primero que con lo ocurrido el domingo se confirma que la crisis económica tumba gobiernos (no olvidemos que Rodríguez Zapatero se vio obligado a adelantar los comicios) sin importar si estos son de derecha o de izquierda, y mueve el péndulo electoral al otro extremo.

En realidad, esto está demostrando que a la gente en Europa le vale un pepino la tendencia ideológica de unos políticos y unos partidos que ya no tienen la capacidad de representarlos. Más aún, esto confirma algo con lo que vengo jorobando hace mucho tiempo: las derechas y las izquierdas, en España, en Europa, en Latinoamérica y en todo el mundo, ya no explican absolutamente nada.

¿Usted me podría explicar qué quiere decir hoy derecha o izquierda en Francia, en Italia o en Alemania? O en el caso español, ¿qué cree usted que podría estar pensando un votante izquierdista del PSOE acerca del proceder de su gobierno, que no dudo en tirar por el caño toda la política social para cuadrarse y recibir instrucciones del Fondo Monetario Internacional?

La política europea hace rato que se ha convertido en un flan, eso ya lo sabíamos, lo relevante es que la gente ya se ha dado cuenta y empieza a actuar en consecuencia; si bien todavía acuden a las urnas para ejercer su derecho al castigo a los que no supieron afrontar la crisis, creo que hay una buena parte de la población que ha comprendido que el problema es bastante más complicado de lo que parece.

Saben que importa poco a quién elijan, porque al final ocurrirá lo que el sistema financiero y los poderes económicos decidan que ocurra. Saben que la política y los políticos ya no respondes a ideas ni a principios, y que, hagan lo que hagan, seguirán mandando los bancos y las bolsas. Así ocurren las cosas cuando las instituciones ya no responden a la realidad y dejan de representar al ciudadano; se suele llamar a esto crisis de estado y uno de sus síntomas son los desbordes a través de movimientos sociales, o dicho de otro modo, la irrupción de la sociedad movilizada al margen de la institucionalidad establecida.

Me temo que eso comenzará a pasar en España ni bien el nuevo gobierno comience a aplicar el plan de ajustes que ni siquiera tuvo la cortesía de explicar a sus votantes. La señora Merkel (para algunos la verdadera sucesora de Rodríguez Zapatero) y los organismos financieros, ya le han indicado a Rajoy que no lo esperarán ni un minuto para que haga lo que le han dicho que tiene que hacer. Y no hay que ser adivino para saber lo que eso significa: hacer lo que en su campaña dijo que no haría, y tomárselas nuevamente contra los sectores más vulnerables y desprotegidos.

Todo parece muy previsible, menos la magnitud de la reacción de los millones de indignados, desempleados y desesperanzados. Eso, creo que no lo están viendo venir.

jueves, 17 de noviembre de 2011

El regalito de fin de año (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-17/11/11)

Habrá que ir alistándose para una nueva sacudida inflacionaria de fin de año. Parece que Evo no puede resistir la tentación de hacernos un regalito navideño, puntualmente, cada diciembre. Digo esto, a riesgo de ser tildado de alarmista e irresponsable, porque se viene a gritos otro gasolinazo, a partir de “cumbre de movimientos sociales” de diciembre.

No creo que sea tan torpe y grosero como el del año pasado, pero de que el tema se va a instalar nuevamente, de eso ya casi no hay duda. El cuento, esta vez, vendrá más o menos así: dicen los movimientos sociales que obligatoriamente tiene que haber una nivelación de precios de los combustibles, porque el país no puede seguir dándose el lujo de dilapidar sus recursos subvencionando una gasolina para las vagonetas cuatro por cuatro y para el contrabando. Y como yo gobierno obedeciendo al pueblo, pues no tengo más remedio que hacerles caso; pero como soy un presidente magnánimo y generoso, sólo voy a subir un poco los precios ahora, y durante los próximos años vamos a ir nivelando de a poquito.

¡El pueblo, organizado, clamando a los cuatro vientos un gasolinazo! Sí señor, una payasada digna de Ripley sobre la que seguramente tendremos la oportunidad de matarnos de risa mil veces, hasta que nos duela el estómago. Lo que no va a ser tan chistoso es la disparada de precios que comenzará apenas se toque el tema en la tal cumbre. Igualito que el año pasado, los precios de todo van a subir en una proporción muy por encima de cualquiera que sea el ajuste; para colmo de males, y como dicen que el mercado funciona en base a expectativas, pues entonces como ya nadie le cree al gobierno, el mercado asumirá que es mejor nomás ajustar la subida de precios al tope, como si hubieran subido el precio de la gasolina al doble.

Muy probable que unas cuanta semanas después la sociedad en movimiento le tuerza otra la vez la mano al régimen (digo, los verdaderos movimientos sociales), y éste tenga que retroceder una vez más, pero usted ya sabe, aunque esto ocurra, los precios nunca volverán a bajar. Allí es cuando el dolor de estómago se convertirá en dolor de hígado.

Dado que la reunión de la patota conformada por el MAS y sus alas partidarias (los supuestos movimientos) tiene un carácter económico, habrá que ver también que otra sorpresita puede salir de allí. El problema fiscal del gobierno no ha sido resuelto y podría incluso complicarse aún más el próximo año; el objetivo del circo es entonces darle un cariz de legitimidad a cualquier medida, que resultará finalmente en meterle la mano al bolsillo de algún sector para resolver sus quilombos.

La falta de gestión acumulada comienza a pasar factura con una dura lección de la vida real: no hay jauja que aguante ni bonanza suficiente cuando no se ha hecho la tarea; el precio de los viajecitos diarios y la campaña permanente en detrimento de los aburridos deberes de despacho de temas de gobierno, tiene nomás que resultar en estos aprietos, si es que se ha convertido en la rutina diaria.

Ese va a ser nuestro festivo diciembre, marcado a fuego por los efectos y consecuencias de una cumbre económica de movimientos sociales que no es ni cumbre ni es de movimientos sociales, ni es tampoco económica, sino la reacción política de un gobierno con urgencias de reposicionamiento.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Falso, falso y refalso (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-13/11/11)

La representación teatral de una “cumbre social” y un “dialogo nacional” (así, con minúsculas y entre comillas), ha puesto crudamente en escena, la enajenación y deslegitimación del gobierno de Evo Morales. En la producción de ese sainete, se evidencia el extravío y la pérdida de la brújula constituyente de un régimen que intenta reposicionarse tácticamente, bajo supuestos y premisas falsas.

La trama de este guión improvisado apunta que la Agenda de Octubre ya se ha cumplido a cabalidad y que, por consiguiente, es momento de generar una nueva agenda de desarrollo, junto a los movimientos sociales.

Primera falsedad. La Agenda de Octubre no se ha agotado, sencillamente porque sus principales postulados no se han realizado aún. La Nacionalización de los Hidrocarburos, más allá de lo que pueda entenderse como nacionalización, no tendrá el sentido original ni dará los resultados esperados, mientras no se reconstruya seriamente la empresa nacional del petróleo con la fortaleza institucional suficiente para acometer con solvencia sus funciones básicas, y para administrar y controlar soberanamente sus relaciones con socios estratégicos, es decir con las empresas transnacionales.

Tampoco se podrá dar como concluido el proceso, mientras la industrialización siga siendo un enunciado de buenas intenciones, pero pesimamente concebidas y, por lo tanto inviables, y mientras no se construya una verdadera Política Energética integral que ordene objetivos y estrategias de largo plazo, que nos permita dejar de mirar exclusivamente el asunto, con ojos de renta fiscal.

Pensar que la realización de la Asamblea Constituyente y la redacción de la Nueva Constitución Política del Estado han cumplido con el cometido constituyente, no es otra cosa que reducir el proceso a un acto administrativo y jurídico. Otra cosa es concebir la nueva carta magna como un resultado político, que pone en el papel los ejes conceptuales, a partir de los cuales se debe construir otra estatalidad y otro proyecto societal. Desde esa óptica, queda claro que muy poco es lo que se ha avanzado en la práctica.

Finalmente, el Juicio de Responsabilidades a los autores de Octubre, tampoco se habrá cerrado mientras los verdaderos responsables políticos no hayan sido extraditados y propiamente juzgados en las instancias jurídicas pertinentes.

Segunda falsedad. La cumbre de movimientos sociales que debería en teoría legitimar la nueva agenda, no es ni cumbre, ni es de movimientos sociales. No es cumbre pues, entre otros, se han auto excluido las organizaciones indígenas, menos importantes en cuestión numérica, pero históricamente muy significativas por la calidad y el alcance de sus reivindicaciones y planteamientos.

Quienes han confirmado su actuación en el numerito gubernamental son organizaciones afines al gobierno, cuyas dirigencias y estructuras han sido cooptadas por el largo brazo de la prebenda, del cuoteo y del soborno político; son agrupaciones que desde hace mucho tiempo han perdido su condición de movimiento social, y que hoy fungen como aparato político, o mejor dicho como alas partidarias del MAS.

Las feroces protestas contra el gasolinazo de principios de año y la movilización social generada en torno a la marcha del TIPNIS, justamente dieron cuenta del desborde del sistema político establecido. Es allí, y no el club de amigos del gobierno, donde se encuentran las vocaciones y las nuevas configuraciones de participación de una sociedad que nuevamente desconoce las instancias de intermediación política, reafirmando así la permanencia de la crisis de estado, y por consiguiente la vigencia de la Agenda de Octubre.

Tercera falsedad. La parodia de dialogo nacional no es una iniciativa del gobierno para delinear un proyecto de desarrollo económico. Se trata más bien de una reacción al calor de la derrota política sufrida a manos de los marchistas del TIPNIS, que revela oportunismo y sobre todo, la urgencia de tapar huecos y resolver problemas económicos apremiantes, producto de la falta de gestión.

No es casualidad que el anuncio de estreno del espectáculo se haya realizado un día antes de la llegada de los marchistas a La Paz, cuando urgían paños fríos para la calentura social. Detrás de esta falsedad, atisba la creciente pérdida de iniciativa del gobierno.

Tampoco hay entonces la real conciencia acerca de la necesidad de un plan de desarrollo económico (un poco tarde además, ¿no es verdad?); más bien el golpe escénico da la impresión de intentar, un poco a la desesperada, buscar remedios urgentes para varios sectores productivos de la economía que resienten el impacto acumulado de una rutina presidencial casi alérgica al despacho cotidiano de los asuntos de gobierno. Luego de seis años de retraso y pereza en el tratamiento de temas sectoriales apremiantes, el barco comienza a hacer aguas, y amenaza con no resistir la probable tormenta que se avecina.

Si bien la ronda de dialogo parece ser un ejercicio de tanteo para ver en qué bolsillos toca ahora meter las manos, esto no excluye la posibilidad y la oportunidad de un coqueteo con nuevos actores (empresarios, agroexportadores, banqueros y ex países non gratos), para la conformación de un nuevo bloque social sobre el cual sustentar el proyecto de poder.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Europa y la luz al final del túnel (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-10/11/11)

    Otra vez el mundo entero contiene la respiración, a la espera del desarrollo de los acontecimientos en Grecia. Cuando todo indicaba que los esfuerzos realizados por la dama alemana y el pequeño francés permitían visualizar una luz al final del túnel, el señor Papandréu consideró que todavía tenía cintura suficiente para una jugada política, con la idea de un referéndum aprobatorio interno del paquete que se le ofrecía para librarlo de la quiebra.

    La jugarreta política, un tanto extemporánea y harto irresponsable, causó indignación generalizada entre los salvadores y de paso terminó de enterrar a Papandréu, que, al parecer, calculó mal sus posibilidades en un escenario catastrófico que no dejaba lugar para la maniobra de último momento. El paso a un costado y la perspectiva de una nueva colación de Gobierno han refrescado de alguna manera las esperanzas de éxito de este agónico salvataje, pero no resuelven la naturaleza y el alcance de la crisis que azota a las economías del primer mundo.

    La trampa radica en suponer que Grecia es el meollo del asunto, y que un acuerdo que evite su descalabro será suficiente para los griegos, para los europeos y para el resto de las economías involucradas en la crisis. Y no es tan sencillo el asunto. Grecia es el eslabón más débil de la cadena y, por consiguiente, es allí donde se ha centrado la atención de todos, pero para muchos el problema es más estructural; la luz al final del túnel bien podría ser la de una locomotora en sentido contrario, que anuncia una estrellada de otro calibre; y esa locomotora, no nos engañemos, tiene nombre y apellido: Italia y España. Los siguientes en la fila hasta ahora no han mostrado capacidades suficientes para encontrar salidas serias y viables en su camino al despeñadero.

    No parece tampoco que el esperado alejamiento del pintoresco Berlusconi o la anunciada llegada de Rajoy, ofrezcan salidas políticas a la altura de unas circunstancias que le han pasado por encima al sistema político europeo. Nadie está dispuesto en el fondo a convencerse finalmente que no se trata ya de una crisis financiera ni una crisis puntual generada por la sistemática irresponsabilidad de un Estado. Aunque duela admitirlo, estamos frente a una crisis mundial de la economía, que ha puesto al descubierto las dificultades estructurales de la mundialización y que también ha desnudado las incapacidades de producción competitiva de grandes potencias en un escenario que ellas mismas contribuyeron a generar.

    Los desafíos inmediatos que Europa tiene que afrontar tienen que ver con la decisión de insistir, a cualquier precio, en el mantenimiento de la Unión o en la alternativa del sálvese quien pueda por su lado, es decir, con un retroceso en una construcción que le ha tomado más de cincuenta años. De cualquier manera, la cosa no pinta muy bien para nadie, incluso para los alemanes, franceses e ingleses (igualmente involucrados), que tendrán que medir hasta qué punto sus ciudadanos están dispuestos a cargar con el peso de todo un continente en sus espaldas.

    Lo que viene después es, en realidad, lo más complicado, y tiene que ver con las consecuencias sociales y políticas de un ajuste estructural que está echando por tierra el estado del bienestar europeo, fruto de dos siglos de luchas sociales. La factura política vendrá sin lugar a dudas firmada por una sociedad civil que recién comienza a movilizarse y a expresar su indignación ante las soluciones planteadas por los viejos amigos del FMI. Nosotros, en este lado del mundo, ya sabemos lo que esto significa.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Música para Todos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-03/11/11)

La gente común, la de a pie, siempre te sorprende positivamente dando mucho más de lo que se espera de ella. Ocurre esto en la política y en todos los ámbitos imaginables. Hace un par de semanas en el Atrio de la Iglesia de San Francisco, a pocos metros del lugar desde el que los indígenas del TIPNIS intentaban vanamente comunicarle su mensaje a un gobierno sordo, se desarrollaba una experiencia que puso en relieve las enormes capacidades de un lenguaje universal: la música.

En el epicentro de la ciudad, en el corazón de lo popular y lo diverso, la música sacudió y estremeció a miles de paceños, conectándolos con un mundo distinto, para muchos completamente desconocido. En ese escenario natural en el que se representó una y mil veces la historia política y social del país y en el que la música también fue siempre protagonista, el folklore dio paso al primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, la cumbia cedió lugar a la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky, y el rock cedió su audiencia a las Cuatro Estaciones de Vivaldi.

Durante tres días, el festival de música y gastronomía “Música para Todos” sorprendió gratamente a los transeúntes del frenético centro paceño, con una serie de presentaciones en la Basílica de San Francisco a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta de Cámara Univalle de Cochabamba y la Orquesta Sinfónica Municipal de El Alto. Adicionalmente, y rompiendo todos los esquemas que habitualmente caracterizan a la mal llamada “música culta”, una pantalla gigante hacia retumbar el atrio de la iglesia con videos de música clásica de las orquestas más importantes del mundo.

El festival en San Francisco estuvo precedido del estreno absoluto en América del Sur de la obra Experimentum Mundi, en el Teatro Municipal. Esta maravillosa obra puso en escena a 16 obreros y artesanos bolivianos, entre pasteleros, carpinteros, albañiles, zapateros, adoquineros, afiladores, picapedreros y herreros, que hicieron su trabajo en escena, guiados por un percusionista y dirigidos por un director de orquesta. Ante el asombro y la fascinación de los asistentes, la faena de los artesanos expresada en gestos, ruidos y acciones, se convirtieron en notas, ritmo, contraste y armonía. Una obra maestra magnífica por su riqueza conceptual y por la frescura y autenticidad de sus ejecutantes, puesto que fue la primera vez en treinta años que se presentó con artesanos diferentes a los italianos para los que fue compuesta.

En medio de los desazones de la actualidad política nacional, vale la pena celebrar esta iniciativa que muestra la fuerza del arte como un lenguaje universal que une pueblos, identidades y culturas. Que grato resulta constatar una vez más cuan equivocados están aquellos que siguen pensando que la música clásica está reservada sólo para unos cuantos y que el público de a pie no tiene la sensibilidad suficiente.

La respuesta contundente y genuina la dio la multitud de asistentes que colmaron, sentados y de pie, todos los escenarios, mostrando su entusiasmo, su respeto, su atención, su respeto y su agradecimiento con aplausos y pedidos de bises realmente conmovedores. Una experiencia pertinente, oportuna y enriquecedora, que esperamos se repita todos los años. ¡Bravo!