jueves, 28 de abril de 2016

Una actitud de mierda (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-28/04/16)

En éstas épocas la vida es ya muy dura para los que tenemos la suerte de gozar todavía de todas nuestras capacidades. En general trabajamos mucho más de lo que trabajó la generación de nuestros padres y, aun así, nuestra calidad de vida va desmejorando progresivamente.

Como le ocurre a buena parte de la clase media urbana, sobrevivimos precariamente, hundidos en la cultura del consumo, de la deuda y de la apariencia, y lo hacemos a duras penas.

Imagine entonces por un instante lo duro que debe ser para las personas con discapacidad sobrellevar sus vidas en una sociedad como la nuestra, que además está poco informada y poco sensibilizada en ese tema.

Al margen de que el día a día de una persona con discapacidad es mucho más cuesta arriba que el nuestro, las discapacidades, independientemente de su grado, cuestan un montón de plata. La discapacidad implica gastos extraordinarios en remedios, en tratamientos, en fisioterapias, en prótesis, en consultas, en aparatos ortopédicos, cuando no en costosas cirugías.

Y la ayuda del entorno familiar no siempre está garantizada; en muchos casos la persona con discapacidad se las tiene que bancar solo, y no solamente eso, sino que tiene que, como usted y yo, hacerse cargo además de su familia, sufriendo además el peso conciencial de ser una pesada carga económica para su entorno.

Vivimos en un país que ignora absolutamente la condición y las dificultades reales de esta población, que es mucho más numerosa de la que se ve en las marchas, y por eso da muchísima bronca la actitud política del gobierno frente al sector.

Una actitud de mierda, propia de un gobierno podrido y enjaulado (y esto último no es metafórico, sino vea las rejas con las que se han auto cercado en la Plaza Murillo). Un gobierno que ostenta su dureza y su frialdad, pero solamente con los más débiles. Un gobierno bueno para enfrentar inflexiblemente a los indígenas del Tipnis, a los cívicos de Potosí o los discapacitados, pero presto a transar rápidamente cuando los que se le ponen al frente son empresarios agropecuarios, petroleros o cooperativistas.

La bronca de la gente es normal y comprensible, porque todo el mundo se da cuenta de que, si hubo tanta plata durante tanto tiempo para hacer tantas cojudeces, solamente se necesita un esfuerzo de creatividad y de voluntad política para encarar una solución, aunque sea parcial, para le gente más necesitada.

La lista de gastos suntuosos e innecesarios que se podrían recortar para contribuir a la sostenibilidad de un fondo para el bono que demandan, es kilométrica; solamente hacen falta algo de sensibilidad y valor civil y político, cosas que le están faltando dramáticamente al gobierno dese hace mucho tiempo.

Curiosamente, mientras escribo estas líneas y la policía gasifica y reprime a los discapacitados, Evo Morales vuela al Ecuador en su lujoso avión presidencial, llevando ayuda para los damnificados del terremoto. ¿Qué tal?

Una vez más, Evo y sus secuaces le muestran al país su sentido primitivo de la política y del poder; en su mundo en blanco y negro, las causas, los valores y los principios han perdido sentido, y solamente importan la imposición de la fuerza y del dinero.

En eso se han convertido, y por eso tienen los días contados.

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