jueves, 18 de junio de 2015

El Evo tiene la razón (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-18-06-15)

El presiente Morales, ya en campaña para su requeté reelección y para “quedarse toda la vida” en el poder, ha argumentado que las clases medias urbanas le están rogando de rodillas que modifique la Constitución, y que haga lo que tenga que hacer para evitarles un retorno al pasado. Yo le creo hasta por ahí nomás su historia, en la medida en que las clases medias son amplias y variadas, y no todas piensan obligatoriamente de igual manera. En lo que sí coincido con el presidente es en el curioso giro que han dado algunos sectores acomodados, en lo que concierne a su valoración como presidente y a su futuro político. Me referiré específicamente a cierta clase media alta de la hoyada de La Paz, con la que me toca habitualmente confrontar las posiciones que asumo en esta columna. Y vaya que sí han dado un giro. Si usted me sigue con algo de regularidad, sabrá que durante parte del primer periodo de este gobierno, valoré positivamente e incluso defendí desde estas líneas, muchas de las ideas y planteamientos del MAS. Lo hice porque creí que el presidente enarbolaba en ese momento una acumulación histórica de luchas y anhelos progresistas, y que aquel proceso constituyente atravesaba un momento decisivo, en la perspectiva de cambiar males endémicos del país, cosa que nunca ocurrió, pero eso es harina de otro costal. Lo que sí ocurrió es que un montón de gente de mi entorno social me acusó, unas veces de frente pero la mayoría de las veces a mis espaldas, de ser un traidor de raza y de clase, por apoyar a un “indio ignorante y abusivo”, que nos estaba desplazando de nuestra consuetudinaria posición de poder, y nos estaba despojando de nuestros privilegios. Las discusiones y las críticas tenían un leve barniz político y económico, pero básicamente un meollo racial que derivaba infaliblemente en imprecaciones irreproducibles en las circunstancias actuales, en las que la espada del viceministro de descolonización pende sobre nuestras cabezas. Después de más de seis años de escribir en tono crítico respecto al régimen, y en un escenario de profundo deterioro político y electoral del partido de gobierno, muchas de esas personas que antes me condenaban, ahora me piden prudencia en mis opiniones. “Ten más cuidado con tus críticas al gobierno porque no sabemos lo que viene después del Evo”; “¿Te imaginas el desastre al que volveríamos con alguien como el Samuel de presidente?”; “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”; “No te olvides que las cosas están yendo mejor de lo que pensábamos”…esos son los comentarios que escucho últimamente. Los mismos que se tiraban al piso en la Plaza Abaroa por los dos tercios y por la democracia, hoy hacen la vista gorda o minimizan el carácter ultra autoritario y la mega corrupción en el gobierno. Claro, porque están ganando más plata que nunca y ahora lo ven con otros ojitos al Evo. Esta graciosa constatación me dice que estuve equivocado largo tiempo pensando que el racismo era el rasgo que en definitiva marcaba las posiciones en este país; mentira, la plata había sido más fuerte, que el racismo incluso. Pero por otro lado también me da la razón y confirma la validez de algo que vengo diciendo hace años: que el MAS es la nueva centro derecha y que el Evo es el nuevo referente del conservadurismo nacional, porque coincidirá usted conmigo, no son mis amigos los que se volvieron de izquierda, ¿verdad?

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