jueves, 6 de mayo de 2010

Mitos y leyendas del liberalismo (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-06/05/10)

Los mitos y leyendas heredados de más de veinte años de supremacía total de liberalismo globalizado, todavía condicionan gran parte de nuestras posiciones y reacciones. Pese a que la cruda realidad se ha ocupado de desmentir fehacientemente algunos de estos cuentos, no faltan quienes siguen esgrimiéndolos como verdades absolutas. Uno de estos cuentos chinos es emblemático, y reza que la empresa pública es corrupta e ineficiente por naturaleza, y que, en obvia contraposición, la empresa privada es, por definición, transparente y eficiente.

Usted y yo sabemos que esto es mentira. No lo sabemos por convencimientos ideológicos o por ser doctores en economía o ciencias sociales; lo sabemos porque lo vemos todos los días en el mundo que nos rodea, pese al antojadizo retrato que hace a diario el establishment mediático mundial. Así es. El proceso de desmitificación de las verdades que se impusieron como un credo después de la caída del Muro de Berlín, es complicado, pues en el medio se encuentra un aparato informativo gigantesco, que administra astutamente la crisis global del capitalismo.

¿Le parezco demasiado paranoico? A modo de ejercicio, le propongo que imagine lo siguiente: digamos que una persona ha despertado hoy, después de estar un año en un coma profundo. Sin que nadie le cuente nada, lo exponemos una semana a los principales medios occidentales, y apuesto plata a que no se enterará que la banca y la industria automotriz han sido nacionalizadas en EEUU. Y es que el guión dice que acá no ha pasado nada, y que lo importante es que estamos “camino a la recuperación” ¿Me entiende?

Deformaciones parecidas ocurren en la manipulación del imaginario colectivo y la opinión pública, cuando de a poquito, se asocia la corrupción siempre con lo público, construyendo así un engañoso estigma. La asociación automática de corrupción e ineficiencia con lo público es un ardid político que oculta la compulsión privatizadora de los que están esperando la ocasión de subastar nuevamente los estados (¡con su respectiva comisión, claro está, oh paradoja!).

Creo no exagerar al decir que en términos de eficiencia, hay grandes empresas multinacionales privadas que son bien difíciles de diferenciar del más obscuro de los ministerios. En el otro lado, sobran ejemplos de empresas públicas que destacan por su eficiencia y solidez institucional. Para no citar ejemplos remotos o lejanos, podemos hablar de la minera Codelco, empresa pública que en gran medida sustenta la economía chilena.

Lanzo el guante con otro ilustrativo ejemplo (que no será el de las célebres empresas petroleras, por ser muy obvio): la crisis de hipotecas “subprime” o la más reciente crisis griega, fueron encubiertas y avaladas por la mano corrupta de inmensos y prestigiosos bancos, aseguradoras, calificadoras de riesgo y auditoras. Solamente este daño, producto de la corrupción privada en el primer mundo, equivale seguramente a toda la corrupción pública del resto del mundo en los últimos cien años.

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