domingo, 3 de octubre de 2010

Racismo, cinismo y cobardía (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-03/10/10)

Vivimos en un medio que, además de ser racista, es hipócrita y cobarde. Poco me interesa enfrascarme en la discusión acerca de las formas de la ley contra el racismo que se trata en la Asamblea. Creo que es necesaria, y creo también que, como toda ley, representará mejor y favorecerá más a quienes ejercen el poder. Tratándose de un tema tan difícil, seguramente también saldrá con muchas fallas, unas de mala fe y otras no, y habrá que ir perfeccionándola en el camino. No es ése el problema. Lo que sí representa un problema para mí, al punto de indignarme y avergonzarme, es el cinismo con que los privilegiados de éste país estamos afrontando el asunto. Yo que pensaba que a mi edad, ya nada podía sorprenderme en este mundo, he quedado atónito y boquiabierto escuchando a la pequeña burguesía paceña opinando en cafés, boliches y reuniones sociales.

Lo que hasta hace algún tiempo se insinuaba tímidamente, con cautela y hasta cierto rubor, hoy es una verdad instalada que se la defiende en público y sin vergüenza alguna: resulta que en éste país nunca hubo racismo. Resulta también que ninguno de los blanquitos de la zona sur hemos ejercido racismo en contra de nadie. Resulta que nunca nos hemos beneficiado en nada de ese racismo inexistente. Resulta que tampoco sabíamos de nadie que hubiera sido racista, y resulta además que en realidad los blanquitos somos ahora víctimas del racismo que estos indios ejercen contra nosotros. Habrase visto semejante atropello y abuso en contra de nosotros, pobrecitos, que no tenemos nada que ver en esto, y que ahora somos acosados por la sed de venganza y revancha de éstos resentidos que quieren desfogar su miseria injustamente contra nosotros inocentes.

Para la opinión pública de cafetín y recepción, y para la agenda de los medios, el racismo es un tema de tercer orden, después del riesgo que podría correr la libertad de prensa, y después de la trivialización cínica e insultante que la ex burguesía hace del asunto: “… ¡y ahora, cómo vamos a llamar a los sándwiches de chola, o cómo vamos a decirle Negro al fulanito, sin que nos metan a la cárcel¡ ”

De pronto nos hemos hecho los desentendidos y hemos olvidado que en nuestros livings y comedores se dijo siempre que el atraso de éste país se debía a que no habíamos hecho como los chilenos, que exterminaron a sus indios, y que tendríamos que cargar con el error histórico de no haber hecho igual. Astutamente, también nos hemos olvidado que en nuestra más íntima cotidianeidad, los otros, los que no son medio blaconcitos y de buen apellido, siempre fueron las “taras” (palabra que no existe en aymara, pero que en español, le recuerdo, quiere decir “defecto físico o psíquico, por lo común importante, y de carácter hereditario”), los cholos, o la mayoría de las veces, los indios de mierda. ¡Qué capos! Ya no recordamos la brutal distinción que siempre hicimos entre “la gente bien” o la “gente decente” (donde se infiere que el resto son gente de mal o gente indecente), y los demás, a los que generalizamos y estigmatizamos sin importar mucho el tono de piel o la procedencia étnica. Para nosotros lo mismo da un indígena del norte de Potosí que un mestizo aymara comerciante y millonario: ambos son simplemente unos indios de mierda, y los asociamos directamente con los adjetivos de mugrientos, hediondos, flojos y ladrones. ¿Le suenan las palabritas runa (hombre indio), llama, cholo, tujta? No, me imagino que no, usted nunca usó esos términos peyorativos y racistas.

La “gente pensante” como nosotros (altos, rubios y angloparlantes), seguramente queremos convencer al mundo de que el hecho de que en casi doscientos años de vida republicana no haya habido ni un solo presidente indígena, es una mero acto del azar; que la diferencia de diez a uno en los ingresos de indios y blancos debe ser porque son unos ociosos y viciosos que se tiran la plata en prestes y bacanales; que la brecha entre los niveles de instrucción de los fortunes y los mamanis se debe a la tozuda estupidez de esta gente, que insiste en mirar al pasado y en hablar esas lenguas de salvajes que no sirven para nada; que si hasta hacen cinco años, el 99.99% de los ministros, senadores, diputados, embajadores y personal jerárquico en la empresa pública y privada, fueron miembros de la élite blanca, pues es pura coincidencia; que si había un Colegio Militar para blancos y una Escuela de Sargentos para indios, pues era por razones humanitarias, para que no se sintiesen incómodos los unos con los otros.

A nosotros nunca nos benefició en nada el racismo que dicen que había en éste país. Si los índices y las estadísticas muestran que a los más claritos nos ha ido cien veces mejor que a los más oscuritos, pues es seguramente porque hemos sabido elegir mejor, y porque nosotros sí somos muy trabajadores y honestos.

¡Por favor! Tengamos por lo menos el valor civil de asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva de haber permitido tal cosa, y haber vivido a nuestras anchas en un país en el que el racismo nos ha dado innumerables ventajas por el simple hecho de nuestro color de piel y de nuestro apellido. Y claro, si no lo hemos sentido, es porque nos ha tocado vivir en el lado de los beneficiados. Demos gracias además, por tener la oportunidad histórica de resolver con votos y con leyes (aunque sean medio mañudas), un problema que generalmente se resuelve a tiros.

A mí, me cuesta ser menos racista cada día, y me caerá bien la ley, para recordarme mis privilegios e intentar no reproducirlos en mis hijos y en los hijos de “los otros”.

17 comentarios:

  1. Sin mencionar siquiera que el "blanco" en nuestro país casi no existe, habemos morenos, y más morenos, blancos? se han mirado al espejo? y si hubieran hecho "como en Chile" y llevado al cabo un genocidio en nombre del progreso, pocos estaría hoy aquí porque algún bisabuelo habría con seguridad sucumbido en tal "limpieza étnica"... no te acuerdas de esa foto de la bisbuela? que vivía en el campo y dicen que "sabía hablar quechua"?

    Aplaudo el coraje Sr Fortún.

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  2. excelente articulo! y un autoreflexionismo increible! al senor Exeni y tu leiste el articulo???

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  3. Excelente!!!! que bien que nos hace un baño de autocrítica mas allá de los problemas de la famosa ley...

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  4. Cuando usted utiliza "nosotros" yo me siento incluido en ese grupo. Y usted nunca me ha preguntado mi opinion sobre el racismo en Bolivia. De donde saca el derecho a incluirme en su grupo.
    Lo admiraria y respeteria por su honestidad y valor si utlizaria "yo" envez de nosotros y nos contaria su experiencia propia sbre el racismo en Bolivia.

    El revanchismo y la venganza no creo que nos lleven a ningun lugar como pais. segumos asi vengandonos entre nosotros vamos a continuar siendo un "Banana Republic".

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  5. Bravo!!! Ilya... te has pasado con esto!

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  7. Así las cosas, sin igualdad, con discriminación, no hay democracia.

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  8. Me parece muy bien pararnos y mirarnos un poco, no podemos negar lo que siempre ocurrio, y cada dia podemos ser mejores. La ley nos ayudara a controlarnos, al menos yo no quiere tener mas un comentario racista aunque a mi me parecia normal, para que mis hijos crezcan sin esa herencia que nos hace daño. Soy cristiana y el mandamiento de amar al otro como a mi mismo, es tan dificil, pero debe ser la base de una vida cristiana. Gracias Ilia por tu publicacion

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  9. Me parece de mucho valor asumir la posición que toma con respecto al entorno y realidad en la que vivió y vive, como parte de una clase social que como usted mismo llama "privilegiada".

    Es que de una vez por todas se tienen que acabar estos inventos de superioridad que se han construido por conveniencia.

    Todos somos iguales y merecemos las mismas oportunidades.

    Esta bueno el articulo reflexivo...

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  10. Preciso y oportuno! Este "ajuste de cuentas" en la historia es necesario para hacer de Bolivia, un pais de mejores dias, para todos los hijos de Bolivia, para todos y todas, en todos los territorios, en todos los segmentos socioeconómicos, en todas las zonas, en todas la actividades económicas, hagas lo que hagas!.

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  11. Sera dificil que la clase media reflexione, para eso necesita mas que un articulo, y es justamente una ley, que buena o mala, al menos haga que el tema este presente y sea un motivo de discusion. Sin embargo creo que las nuevas generaciones pueden obtener mucho con esto, creceran con otros valores, sabran que insultos racistas no son permitidos o son castigados 'oficialmente', y que acceder a trabajos privilegiados ya no depende del apellido o color de piel, sino de merito intelectual. De eso se trata, no?
    Un saludo Ilya,
    Daniela

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  12. Muy buena la autocrítica, pero eso no justifica una ley que calle la voz y termine con la libertad de prensa. El racismo no se erradica por una ley. Es un proceso donde el estado tiene un rol importante que debe ejercer con responsabilidad. Es lo mismo querer erradicar la pobreza por decreto y continuar promoviendo el contrabando y el narcotráfico.

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  13. Y la mediocridad de aceptar un ley buena o mala? por favor seamos exigentes con los legisladores. Ese debe ser el racismo mas grande!

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  14. Estimadas personas que por lo menos se toman un momento para opinar sobre interesante artículo; Sigo el pensamiento de grandes autores "científicos", el racismo no existe como se lo plantea, sólo es una enfermedad social. Por otro lado, las conductas des o a-valorizadas tienen como consecuncia la sanción, una podría ser preventiva y otras sancionadoras. En este sentido, haciendo una analogía, jamás se pensará en no sancionar a un asesino, por más que existan políticas preventivas, representadas en educación. Esta Ley tiene el carácter púnitivo por el mismo hecho de no acatarlo si fuera únicamente preventivo. Tal como sucede con el Servicio Militar "Obligatorio", ahora y siempre los ingenuos soldados justificaron y justifican, en menor escala, tropas de militares, porque ninguna persona con recursos económicos elevados pensará ni piensa servir a los mismos por más que esté establecido en la CPE. Es evidente que el Serv. Mil. llamado obligatorio es ridículo en su misma aplicación. Ahora bien, todo el sector mediatico (periodistas) se sorprenden y dicen defender la libre expresión establecida por múltiples organismos internacionales e incluso en la CPE, pero lamentablemente olvidan que sólo representan a un sector. Hablar de libre espresión, por el medio que fuere implica la LIBRE EXPRESIÓN DE TODAS LAS PERSONAS, PERO SÓLO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN (EMPRESARIOS) TIENEN ESTE DERECHO PORQUE NOSOTROS QUE NO CONTAMOS CON MEDIOS DE COMUNICACIÓN (EMPRESAS) NO PODEMOS EXPRESAR NUESTRAS IDEAS POR NO SER EMPRESARIOS. La libre expresión, democrática, es el voto, la mayoría votó por los asambleistas, entonces RESPETEN LA EXPRESIÓN DE LA MAYORÍA DEL PUEBLO Y NO LLENEN BLASFEMIAS LOS MEDIOS, PIDIENDO "LIBERTAD DE EXPRESIÓN".

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  15. La población mestiza e hispano-hablante (sus instituciones y sus representantes, quiero decir) debe tomar conciencia de esa realidad, si se quiere encarar con perspectivas de éxito el dialogo y el enfrentamiento democrático con el etnonacionalismo autoritario que nos gobierna. No hay salida sin una comprensión autocrítica de lo que nos está sucediendo. Ilya Fortún tiene razón en lo que expresa.

    Pero hay un olvido de fondo, que no ayuda a ampliar la perspectiva. Desde la Guerra del Chaco, pasando por la Revolución Nacional, hasta la conquista de la Democracia en 1982, hay una línea de continuidad que está a la base del cambio que hoy acontece, donde los sectores urbanos jugaron un rol preponderante en la lucha por la igualdad. Es imposible entender el ascenso de Evo Morales sin los aportes de estas clases medias. El voto universal, las reformas educativas con la sociedad indígena, la modernización de las instituciones, una Corte Electoral independiente, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el derecho a la libre expresión, asociación y participación en la disputa por el poder, el pluralismo político y el sistema de partidos, y otras muchas conquistas, no son fruto de los sectores discriminados en su justa lucha por la igualdad, sino que son un producto común. No se puede dejar de lado a “los bolivianos” como los actores de la transformación, para reemplazarlos artificialmente por grupos reconocidos como ciudadanos de “primer nivel” por razones de origen como pretende la Constitución masista; ese es un impedimento racista al dialogo y la concertación intercultural, porque solo reconoce la lucha de un parte de la sociedad.

    Cuando se alcanzaron estas transformaciones estuvieron en la misma trinchera el abuelo de Evo Morales y mis abuelos, tiempo después nuestros padres y nosotros mismos, cuando campesinos, obreros, estudiantes, comerciantes y gentes de variados oficios e intereses, llegamos tomados del brazo para instaurar un primer gobierno democrático, popular y de izquierda. Es verdad que luego vino el ajuste estructural, junto a la caída del Muro de Berlín y el final del socialismo que realmente existió, lo que nos dejó ideológicamente huérfanos, y que la naciente Democracia se confundió con neo-liberalismo, cuando las instituciones políticas fueron incapaces de incorporar a los sectores emergentes de los indígenas más pobres, oligarquizándose la política alrededor de los intereses de pocas familias; pero eso no quita lo primero. Y la prueba está en que el pueblo pudo organizarse con lo que tenía a mano (que desgraciadamente era el sindicalismo agrario de raíces no-democráticas y su vanguardia, los organizaciones de productores de coca en el Chapare) hasta lograr una tremenda victoria electoral que catapultó un proceso distinto, que es ahora irreversible.

    Esa es la parte que falta entender para romper con la tendencia (en proceso de ser hegemónica) de autoritarismo que se ha impuesto en la política. Si no es así, la radicalización continuará haciendo estragos e impidiendo que asumamos cada quien nuestro propio rol, al interior de la reforma, y obligará a que unos y otros se atrincheren en sus concepciones parciales y sesgadas. Así como Ilya sostiene que debemos dar gracias “por tener la oportunidad histórica de resolver con leyes, un problema que generalmente se resuelve a tiros”, también debiéramos dar gracias por haber construido una democracia que permitió la llegada de los más pobres y excluidos en elecciones, cuando en otros países esto también se resuelve a tiros. Entiendo que la mayor responsabilidad pesa sobre quienes pueden entenderlo de mejor manera, pero eso no salva de que se trata de una responsabilidad de ida y vuelta, de unos y de otros, y no sé si quienes lideran el proceso, en uno y otro bando, estaremos a la altura de superar semejante desafío.

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