domingo, 16 de octubre de 2011

Los excluidos del nuevo bloque de poder (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-16/10/11)

Los giros políticos y abandonos ideológicos del gobierno, provocan reacciones en la opinión pública y reacomodos en el posicionamiento político que, de alguna manera también reflejan altos grados de inconsistencia. Por momentos, se me ocurre estar viviendo en un mundo al revés, en el que se hace bien difícil discriminar las sensibilidades auténticas, con el oportunismo político, el racismo y los intereses de clase.

Es particularmente difícil, para todos, situarnos, encontrarnos y, menos aún dilucidar el rumbo y los nuevos escenarios que se plantean a futuro, en medio del durísimo momento de consolidación de poder que ejerce el régimen. La acumulación un tanto despiadada de poder hegemónico que ejerce el gobierno, la estamos sintiendo todos, sin lugar a dudas, unos cuantos para su bien, y otros muchos para mal. Partamos de allí: el nuevo bloque de poder se encuentra en su más brutal momento de afianzamiento, y en el medio de esa avalancha, la claridad de ideas es más esquiva que nunca.

Luego de las purgas internas, que parecen haberse resuelto en el abandono de los principios y valores que sostuvieron durante mucho tiempo el proceso, se han comenzado a expresar nuevas contradicciones internas en el aparato de poder. Después de que muchos se fueron, denunciando la traición ideológica perpetrada desde el minúsculo núcleo de toma de decisiones, después de que otros fueron desechados por los más aptos en la maniobra y en la operación política, seguramente otros tantos se han subido al barco, representando intereses y apoyos nuevos.

Como consecuencia y reflejo de aquello, estamos frente a una nueva conformación de bloques de poder en la sociedad, que se irá asentando con el tiempo, dibujándonos una realidad distinta, en la cual todos tendremos que encontrar nuestro lugar.

Más allá de los discursos, de las intenciones, de las posturas y de los resultados, y cuando se dan las condiciones históricas para que ocurran con contundencia, los proyectos de poder generan a la larga nuevas composiciones sociales y nuevas redes de poder, que acaban reconfigurando la realidad de todos.

Para intentar comprender algo más las confusas circunstancias actuales, puede ser saludable mirar un poco hacia atrás y fijarnos en lo ocurrido en la Revolución del 52; guardando las diferencias necesarias, en aquel momento la implacable arremetida de poder del MNR causó reacciones y desconciertos mayores en las oligarquías y castas de poder de la época. Esas minorías, al igual que las que pueden existir hoy, desplazadas de distintos lugares de privilegios, fueron los eternos odiadores a muerte de la cholada movimientista que vino a subvertir el cómodo orden establecido.

Ahora también hay una minoría que encubre su racismo y su decadencia en la adhesión a cualquier causa o coyuntura que sirva para debilitar al gobierno, y que no aceptará nunca la presencia indígena en el poder, incluso si el tiempo se encarga de demostrar que ese relevo de poder no contradice sus principios económicos y políticos.

También en ese entonces, las diferentes facciones, alas y desmembramientos del MNR reclamaban la reconducción de un proceso que abandonó sus banderas originales en la mitad del camino del poder. Muy poco quedó del ideario original de la revolución, pero si quedaron las poderosas burguesías burocráticas del partido en el poder, y las nuevas burguesías ahijadas en el oriente del país, proceso que me explica a mí y probablemente de alguna manera a usted también.

Ahora las clases medias tradicionales, sin distingo de nuestras ideologías o tendencias políticas, nos sentimos acorralados y amenazados, al constatar que hemos sido excluidos del nuevo bloque de poder. La cruda realidad nos muestra que los llamados de hoy, es decir los nuevos empoderados, son el nuevo aparato burocrático estatal, o las nuevas burguesías campesinas capitalistas, o las otras burguesías de comerciantes, y eso podría significar nuestro progresivo desplazamiento del sitio en el que hemos vivido.

Y por supuesto que esto jode, porque trasciende el color del gobierno, sus inconsistencias y también nuestra postura frente a ellas. Podemos ser progresistas desilusionados, conservadores envalentonados o racistas de pura cepa, y todos coincidiremos en la intuición de que no estamos invitados a esta fiesta

En ese incierto futuro, unos desaparecerán del mapa definitivamente, pero otros se adaptarán al nuevo esquema, de la mano de los nuevos actores. Insisto, bajo esta perspectiva, en realidad poco importa el rumbo ideológico del proceso, su eficiencia y sus resultados. La gran apuesta que la coyuntura económica le ha permitido hacer al régimen, tiene que ver con una movilidad social dirigida, que desconcierta y atemoriza a grandes sectores de la población. Y claro en el miedo y en el desconcierto, las reacciones no siempre son muy elegantes.

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