domingo, 2 de octubre de 2011

El rumbo incierto del nuevo conservadurismo (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-02/10/11)

Detrás de las vertiginosas coyunturas de conflicto y tensión política, hay siempre un trasfondo político más profundo, que tiene que ver con determinadas concepciones del mundo (¿ideologías?). O debería haberlas. Nos llaman analistas políticos a los masoquistas que nos empeñamos sistemáticamente en desentrañar las razones y las causas de los eventos, explicando lo que hay, y muchas veces también lo que no hay, detrás del día a día de la montaña rusa de la política boliviana.

Hay mucha gente, unos aficionados y otros profesionales e iniciados en las artes de la política, que más bien se inclinan por la idea de la irreflexión y la improvisación impulsiva en los actos del gobierno, durante los cuarenta y cinco días del conflicto originado por la carretera que debe atravesar el TIPNIS. De acuerdo a ésta interpretación, nada habría detrás de la concatenación de errores, más que la ceguera que ocasiona la soberbia, el exceso de poder y el paulatino alejamiento de cualquier tipo de vínculo con la realidad.

El exceso de poder, pero sobre todo su uso y disfrute intensivo, conducen irremediablemente a la enajenación y al ensimismamiento. Quien está rodeado veinticuatro horas al día de adulones, busca pegas e interesados de especie diversa en favores políticos, no puede ser la misma persona que escuchaba, dialogaba y andaba por las calles, respirando las inquietudes y los ánimos de los simpatizantes y adversarios, y de la gente en general. Los aviones privados, los helicópteros, los guardaespaldas, los desfiles, los homenajes, las fiestas, las mujeres guapas atraídas por el súbito encanto que preña a los poderosos, e incluso las distracciones en actividades aún menos nobles (léase negocios), siempre fueron el camino expedito al extravío.

El mareo ocasionado por la borrachera de poder explicaría una supuesta pérdida del olfato y la sensibilidad política, expresados en un círculo vicioso de errores y desatinos algo gratuitos, en la medida en que son auto infringidos desde dentro, sin siquiera la ayuda de la oposición. Comparto parcialmente esa explicación de las conductas del gobierno; algo y mucho de eso se percibe en el talante gubernamental, pero eso no es suficiente para dilucidar lo que se cocina en el fondo de la olla.

En el caos de los tropezones y los corcoveos de distinto calado que se nos ofrece desde las elecciones regionales del año 2010, se puede leer también el decantamiento de las fuerzas internas del gobierno, la resolución de las contradicciones ideológicas, y acaso el rumbo del proceso bajo la actual conducción.

Las disidencias y deserciones de importantes actores y sectores que encarnaban la búsqueda de un sistema político y un modelo económico alternativo, fuera de los agotados paradigmas de la izquierda y la derecha, dan cuenta de una victoria interna del pragmatismo político. Las banderas que acompañaron el proceso constituyente, y la riqueza de la composición y agregación social en búsqueda de la construcción de un nuevo estado, parecen haber sido enterradas por la lógica implacable del proyecto de poder.

Después de casi dos años de una seguidilla de señales inequívocas, se puede afirmar que el gobierno está jugado por el empoderamiento, a como dé lugar, de las nuevas burguesías que en teoría deberían darle sustento al régimen en el mediano y en el largo plazo; una propias, creadas y ahijadas desde el núcleo de poder, y otras, ya existentes, instrumentalizadas y tuteladas políticamente a través de alianzas de interés económico.

Destacan en esta construcción hegemónica, el aparato burocrático estatal, que muestra grandes dotes en su capacidad de acumulación económica, y las nuevas burguesías campesinas (cocaleros, colonizadores, etc.), propietarios individuales de la tierra, empleadores de mano de obra, y fuertemente entrelazados con actividades económicas, como el transporte y el comercio; es decir, nuevas burguesías campesinas insertas en el modo esencialmente capitalista.

Pero esto no quiere decir que no sean menos importantes las burguesías pre existentes como la banca, los agroexportadores, y otros grupos de poder económico, que a través de alianzas de interés, han completado el nuevo bloque de poder.

La suma de medidas como el gasolinazo, en la que se expresaba a rajatabla la defensa de los principios de libre competencia, libertad de precios, estabilidad monetaria y protección de inversiones externas, el ingreso de autos chutos, en la que se reivindicaba el derecho de los pobres a tener un auto, o la carretera del TIPNIS, en la que se enarbola la idea del progreso y del desarrollo, han develado, por lo menos, el carácter conservador del presidente y de su gobierno.

¿Este conservadurismo pragmático alcanza para decir que el régimen ha tomado un rumbo definitivo hacia la centro-derecha, proyectando escenarios impensables en el campo político-electoral? Es muy probable, aunque hay que decirlo, conservadores los hay tanto en la izquierda como en la derecha. Y allí radica el problema mayor: hoy las dicotomías entre izquierda y derecha, la verdad es que ya no explican gran cosa. Las posturas y los discursos tradicionales de unos y otros, se han licuado globalmente en una misma acción desesperada de supervivencia, que no atina más que a ser funcional a las fuerzas ocultas de ese capitalismo que no acaba de morir, ni de reinventarse.

1 comentario:

  1. El pragmatismo per se no explica la reversión de los postulados, principios indianistas, ecologistas, democráticos y autonómicos; simplemente porque es concevible seguir todavía estos principios otrora iniciales y también el pragmatismo por el desarrollismo equilibrado. Para ejemplo examinar el caso de Costa Rica y porqué no de Ecuador, con innovación financiera para cuidar recintos ecológicos.

    Por otro lado hemos visto girar a la veleta del pensamiento desarrollista por socialismo comunitario, capitalismo andino, economía plural y capitalismo secante de Estado. Hemos sido testigos del discurso de salto cuántico hacia la revolución industrial diversificada y caer siempre en decisiones extractivista. Por ende el pragmatismo realmente es una manera tergiversada de ver a una ambivalencia, aleatoriedad, esquizofrenia visión de la economía productiva.
    Otro ejemplo paradigmático es entender que la mentada estrategia de meter al Estado principalmente en terreno de producción de recursos estragegicos en nada se alinea con las Bol: Papel, Carton, Lacteos, Coca, Castaña etc.

    Por ende el tal pragmatismo no es tal, sino erraticidad al extremo.

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