domingo, 26 de diciembre de 2010

La guadaña findeañera (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-26-12-10)

El ex presidente francés Jacques Chirac, al inicio de su primer mandato de siete años decidió reanudar las pruebas nucleares francesas en la Polinesia, ante una ola generalizada de críticas y protestas nacionales e internacionales. Decía el hábil político francés, que las cosas malas, pero políticamente necesarias, era mejor hacerlas en el primer año de gestión aún a costa de la propia popularidad, porque éstas podían administrarse mejor en el resto del mandato. Lección de política para iniciados: El timing político adquiere un enorme valor, cuando desde el gobierno se ha tomado la decisión de ejecutar medidas que se sabe, atentarán contra la credibilidad y la legitimidad de las que todavía se goza.

Si bien la estrategia del gobierno del MAS ha sido no dejar descansar a la oposición y a las disidencias internas ni un solo segundo, la arremetida de juicios y acusaciones de fin de año, parece marcar una clara intención de “meterle con todo” de una vez por todas, sin el menor remilgo por las formas. A estas alturas, claro ya está, las apariencias importan poco, en la medida que el gobierno sabe que todos sabemos que estamos asistiendo a una ofensiva política descarnada, a costa del estado de derecho y a costa de la cualidad democrática que caracterizó el proceso constituyente. Un verdadero retroceso en términos de legitimidad, autoridad moral y legado histórico, quien sabe los más importantes activos a favor del partido de gobierno. Y pese a todo, la sedienta guillotina pide la sangre y las cabezas de opositores y detractores, en una purga aparentemente indiscriminada.

El timing de estas ejecuciones sumarias, podría responder a distintas razones, una de ellas es la extraordinaria coyuntura económica que atraviesa el país, magnificada a grados impresionantes a raíz de las fiestas de fin de año. El grueso de la ciudadanía, está ocupada a tiempo completo en el gasto y el consumo desbocado, como corolario de un año de bonanza sin precedentes. La barriga llena y el corazón contento, parecen haberse impuesto a cualquier tipo de interés y conmiseración acerca de la suerte de las autoridades acusadas y enjuiciadas. Los piquetes de huelga de hambre en defensa del suspendido gobernador de Tarija no duraron ni hasta la hora del té, y los defensores y beneficiarios de la gobernación, prefirieron retirarse a disfrutar del festivo verano tarijeño.

Más allá de la natural relajación política de fin de año, que diluye es espíritu de combate y resistencia, podríamos pensar que el exceso de billetes en la calle había sido la mejor droga y antídoto a la reacción popular. Y si el cálculo económico está de por medio, tampoco sería extraño pensar que el ejecutivo esté mirando las cuentas del próximo año, en la hipótesis de que se vengan algunos frenos a una economía con tendencias inflacionarias y con falencias de gestión, que todavía no reflejan daño visible. Para seguir siendo mal pensado, podría inferir la intención de plantar un escenario de graves tensiones político-judiciales, que desvíe la atención de temas críticos de gestión, que comenzarán a aflorar el próximo año.

Otra explicación posible a la guadaña findeañera, podría ser la estrategia de meter en el mismo saco a moros y cristianos, para terminar de instalar el desconcierto acerca de quiénes son merecedores de tal suerte, y quiénes han sido incluidos de contrabando. Todos juntos y revueltos: Cossios, Del Granados, Rocas, Revillas, Maríncovics, Joaquinos, y los que vengan en la lista, arrinconados indistintamente y defendiéndose al unísono, al margen de las significativas diferencias entre unas acusaciones y otras. Bastará en ese escenario con que a algunos de los acusados se les compruebe graves delitos, para teñir el resto de los procesos con el color de la culpabilidad. En esta juntucha premeditada, también es muy difícil discernir las motivaciones políticas que han originado los procesos de acusación; tomar el control de la gobernación de Tarija o la alcaldía de La Paz, pueden ser razones muy apetitosas si hablamos de recursos, pegas y control político, pero ambos casos podrían obedecer a razones distintas, buscando resultados distintos en el mediano y en el largo plazo.

El calibre y el peso político de los impugnados difieren mucho en relación al riesgo que representan para el gobierno, y aquí podría estar el gran truco de ésta mega operación judicial. En lo personal, creo que, de todos los acusados, el único que puede hacerle frente seriamente al gobierno es Juan del Granado; esa es la única liebre que puede correr contra Evo Morales, y por consiguiente es la única que se debe cazar, a cualquier precio. El resto son probablemente “perdonables”, y no representan, por ahora, amenazas mayores, pero enjuiciar solamente al único peligroso sería impresentable, por lo que conviene más extender la lista si es posible al infinito, para que la inhabilitación del candidato surgido de las entrañas del proceso, pase un poquito más inadvertida.

Todas estas, por supuesto, son especulaciones que se basan en la presunción de un plan preconcebido. Lamentablemente, también existe la posibilidad de que se trate simplemente de acciones provenientes del instinto político más básico y salvaje, como últimamente dudamos de muchas de las cosas con que el gobierno nos sorprende.

1 comentario:

  1. Lo más sencillo es pensar que nuestro amado y preocupado Gobierno está dispuesto a prepararnos lo peor, y decidir entre quedarnos con los brazos cruzados, o empezar por fin a actuar, antes de que la picana o el pavo se hayan disuelto...

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