El frío, el hambre y la
indolencia del gobierno amenazan con asfixiar definitivamente a los marchistas
del TIPNIS, que libran lo que podría ser su última batalla en las calles del
centro paceño. Las condiciones climáticas no son las mismas que las de la
marcha del año pasado; la crudeza de este invierno, sin precedentes por lo
menos en lo que se refiere a la sensación térmica, se ha convertido en un nuevo
enemigo de peso para la columna de la marcha que arribó a nuestra ciudad.
Si los paceños andamos
quejándonos del frío y de tener que lidiar con los resfríos en la comodidad de
nuestras casas, cuesta imaginar cómo la están pasando los marchistas pasando
las noches en carpas en medio de la calle o en coliseo de la universidad. Al
parecer una mayoría ya llegaron con la salud quebrantada, y por mucho que
cuenten con cierta asistencia médica, lidiar con una gripe o con una
complicación mayor en estas condiciones, es algo terrible.
La comida es otro factor
naturalmente determinante; la marcha afrontó problemas de abastecimiento desde
su inicio, lo que quiere decir que hombres, mujeres y niños pasaron hambre
durante más de sesenta días de caminata antes de llegar. Como era de esperarse,
la solidaridad de la ciudadanía paceña se mostró nuevamente cuando la marcha
llegó, y se siguieron recibiendo muestras de apoyo en los días posteriores.
Pero como también suele ocurrir, los gestos concretos tienden a diluirse con el
paso de los días.
Luego de la euforia del
arribo y del acompañamiento multitudinario, para la gran mayoría de los
paceños, el ajetreo de la vida cotidiana continúa implacablemente, y
probablemente encontrar la ocasión para mantener la solidaridad, se hace más
complicado. La epopeya y el destino de los marchistas pasa a convertirse así,
en un hecho noticioso más, en medio de una coyuntura premeditadamente complejizada.
El gobierno entiende muy
bien estas condiciones y juega con ellas en su implacable estrategia para
construir la célebre e infame carretera, contra viento y manera y, “nos guste o
no nos guste”; nada parece detener su obsesiva determinación, agravada por un
irresistible deseo de venganza contra la dirigencia de la marcha. No nos
engañemos, detrás de los compromisos políticos inquebrantables con los
interesados en la carretera, también se siente un velo de revancha política
contra quienes les infringieron una sonora derrota el año pasado.
El desmesurado esfuerzo por
dividir, desprestigiar y castigar a los indígenas, tiene tufo a resentimiento y
vendetta, hacia quienes han cometido el peor de los pecados: no dejarse comprar
con la infinita billetera del gobierno prebendal. Ese ensañamiento, que cada
día sobrepasa un nuevo límite de perversidad, cinismo y desprecio, está
dirigido a esa reducida y “poco combativa” población que, en la lucha por sus
principios, desenmascaró el verdadero talante del gobierno, avergonzándolos
ante el país y el mundo.
Eso, en la retorcida lógica
del poder, no tiene perdón y debe ser motivo de escarmiento, sin reparar en
daños y consecuencias. Lo que la ceguera del abuso de poder no les permite ver
ahora, es que, aunque logren aplastar por las malas a los marchistas, esto
quedará registrado en la memoria colectiva como un episodio despreciable, y se
convertirá en el símbolo de la impostura, la descomposición y la decadencia del
régimen de Evo Morales; lo que hoy para ellos aparenta ser una victoria sobre
esos pocos contestones, será el estigma que marcará, más temprano que tarde, el
agotamiento del gobierno y su salida por la puerta de atrás.
Si no tienen comida, ropa, medicinas, etc., que les reclamen a Costas, Del Granado, y Doria Medina. Ellos estan detras de esto y ahora que han visto que los Ponchos Rojos los hicieron pedazos, se apartan dejando a su tropa solos. Si hay niños, bebes, ancianos, la culpa es de los falsos dirigentes de la marcha, se hacen los martires y esperan compasion usando a ellos, verguenza les deberia dar.
ResponderEliminar¿Como Ud. puede defender a estos dirigentes? Traficantes de drogas, madera, recibiendo coimas de casas de juego, en resumen un grupo vendido a los que les escupieron, los escupen, y los escupiran por los siglos de los siglos amen. Por eso los dirigentes de la marcha del Tipnis (Traficantes Inescrupulosos Pro Neoliberalismo Incitando Saqueo) no merecen ni el respeto, ni la consideracion de nadie. Ahora todos saben lo que se traen en manos, el Chavez dijo: "Habran sorpresas cuando lleguemos a La Paz", al buen entendedor pocas palabras.
Realmente muy disgustado y molesto por su apoyo a esta gente de baja calaña, es admirable como ha cambiado su forma de pensar y opinar, como el tiempo cambia a las personas, es de no creer, pero asi es la vida, llena de sorpresas, como Chavez dijo.
Pablo Paniagua
Al nivel más básico, más allí de las teorias-posturas-estrategias-movidas políticas, está la cordura, la dimensión humana,la madurez de quienes detentan el poder y los medios materiales.
ResponderEliminarLa grandeza de los sabios y de los líderes está en se flexibles y humanos, es decir dadivosos. Clara, evidente, y lamentablemente no vemos esta virtud en quienes la ostentan.
Sin necesidad de abordar la debacle política, se trata de tratar a gente del nivel más desposeído como iguales, como personas decentes. Pero lo que se viene haciendo es degradarles su dignidad. No les costaba nada darles los medios para que su salud e integridad estuviese protegida. Luego dialogar sin necesidad de ceder, solamente escuchar.
No. Tenían que abusar de ellos. Eso se llama actuar miserabemente. No otra cosa. Fuerte con los débiles, pero débiles con los fuertes. Quien en su cordura puede admirar y apoyar eso?