jueves, 2 de febrero de 2012

TIPNIS: Inventario de razones para lo inexplicable (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/02/2012)

Si algo ha cambiado con el proceso de cambio, hay que admitirlo, es la rigidez del consabido calendario político anual. Hace poco más de un año atrás, el país ardía en plenas fiestas navideñas, época tradicionalmente de tregua política y de descanso colectivo. Este año, la estacionalidad de conflictos se ha adelantado, amenazando con tarrearnos también el Carnaval, sagrada fiesta habitualmente exenta de incomodidades políticas. Es que el gobierno, a la hora de generarse quilombos, no respeta ni fechas ni calendarios.

Todo indica que la derrota política que el gobierno sufrió hace poquitos meses a raíz del conflicto con los indígenas del TIPNIS, le dejó gustito a poco, por lo que han decidido meterle nomás la contraofensiva orientada a tumbar de un plumazo todo lo acordado, y continuar con la construcción de la carretera por el medio del parque.

Ante una decisión de esta naturaleza, cualquier observador se preguntará, haciendo uso únicamente del sentido común, si el presidente y sus operadores políticos han perdido definitivamente el sentido y el contacto con la realidad, o si las presiones para la construcción de la carretera son realmente tan grandes, que no tienen otra alternativa que hacer la locura que están haciendo.

En el primer caso, habría que pensar que desde la lectura del gobierno, la derrota política no fue tan grave, y por lo tanto puede ser revertida con la manipulación de ciertos sectores afines y con una demostración de fuerza que, teóricamente, llevaría las cosas a un empate, cualquiera fuera el resultado.

Esa misma hipótesis tendría que llevarnos a todos al espantoso escenario de un gobierno ciego y sordo, que ya no tiene la mínima capacidad de sopesar las cosas, y que actúa con la grosera lógica del poder ante un conflicto de comprobados alcances mayores. Supondría esto que la peor crisis política de los últimos años, que dinamitó la simbología y la coherencia política del régimen, que fracturó su base social de apoyos, que rifó la imagen externa del presidente y que además aglutinó los descontentos acumulados de moros y cristianos, no fue ni comprendida ni menos aún asimilada en su correcta dimensión. Peor aún, querría decir que la ceguera ha llegado a un punto que ignora por completo las posibles consecuencias de una farsa que nadie en el país está dispuesto a tragarse.

La otra alternativa es igualmente alarmante, en la medida en que revelaría nuevamente que, pese a la enormidad de los costos políticos, las presiones internas y externas no le permiten otra alternativa al gobierno que no sea la de reinstalar el tema a como dé lugar, y reanudar la construcción del camino contra viento y marea.

Quería decir esto que los compromisos y la apuesta de largo plazo con colonizadores y cocaleros (las nuevas burguesías campesinas de corte capitalista), son el eje fundamental del proyecto de poder, y que la profundidad y perspectiva del proceso constituyente se ha agotado definitivamente en la vorágine del poder.

Si nada de esto es cierto, la cosa es peor, pues querría decir que los intereses y las presiones externas son tan poderosas, que desbordan por completo la soberanía política de un gobierno ultra poderoso internamente, pero inerme frente a las fuerzas desarrollistas del capital transnacional.

Venga el diablo y elija entre todas estas alternativas, una peor que la otra.

1 comentario:

  1. Los escenarios que pinta no son mutuamente excluyentes. Lo más probable es que haya una juntucha de tanto una ceguera/sordera crónica, crisis nerviosa, cólico político, que sus capacidades cerebrales sufran derrame, y que además ya no pueden eludir sus responsabilidades con la única base dura y contundente del Chapare.

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