viernes, 24 de junio de 2011

Todos de acuerdo, hasta por ahí nomás (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/06/11)

La plata ya no alcanza para nada. No importa si es mucha o poca, la sensación es que ésta se escurre de nuestras manos como agua, con una facilidad asombrosa. Digo mal, no se trata solamente de una sensación, sino de la cruda realidad. El típico ejemplo es aquel que viene en clave de lamento, y que se refiere al volumen de la compra en el carrito del supermercado; en realidad, creo que hablar de carrito, medio lleno o medio vacío, es ya parte del pasado: si usted entra en éstos tiempos al súper con doscientas lucas en el bolsillo, una canastita le basta y le sobra. ¿De acuerdo, no?

El hecho es que está bastante claro para nuestras aporreadas billeteras, que desde hace unos cinco años vivimos en una economía inflacionaria. Los precios de todo, desde una botella de refresco hasta un auto, han subido que da calambre, no hay otra manera de decirlo. Seguirle la pista a los precios de los artículos más básicos, se ha vuelto una tarea titánica, reservada, imagino, a los expertos en estadísticas. Yo por mi parte, confieso que he tirado la toalla, y he perdido un poco la noción de los precios; entro a la tiendita de barrio y ya no pregunto precios; solamente pido un par de sonseras, y alguna parte de mi cerebro se ocupa de prepararme para lo que intuyo será un palazo de sesenta o setenta bolivianos. Diez dólares en un abrir y cerrar de ojos. Hasta aquí también estamos de acuerdo, ¿no?

Lo que no se inflado mucho, eso sí, son los salarios de la gente (por lo menos los de la gente normal, que son los que yo conozco). El asalariado de clase media sigue ganando nomás una suma horriblemente parecida a la que ganaba hacen cinco años. De éste análisis, que más que un análisis es una cruda constatación, excluyo a banqueros, comerciantes prósperos de la Eloy, loteadores, narcos y contrabandistas. Los mortales de a pie son los que les toca ver como cada día se ensancha el hueco entre su sueldito y sus gastazos. Otra vez de acuerdo, ¿no?

El resultado natural de todo esto es lógicamente la pérdida de nuestro poder adquisitivo. Lo curioso es que seguimos comprando más o menos las mismas cosas, y llevando el mismo tren de vida. ¿Cómo es posible éste milagro? ¿Dónde está el pase de magia? Lamentablemente la economía, nacional o doméstica, no contempla milagros, y la explicación a éste fenómeno, es que estamos afectando nuestra capacidad de ahorro y de inversión. Para vivir como antes, ya no podemos ahorrar, y menos pensar en invertir en nada. Asumo que en éste punto muchos ya no estarán muy de acuerdo.

Lo jodido de algo tan evidente como lo que he descrito, es que eso ha implicado cambios en nuestros patrones de consumo y en nuestros hábitos culturales ¿Se da cuenta de lo grave del asunto? Al diablo la idea esa de que los andinos somos austeros en el gasto, que privilegiamos ante todo el ahorro y que no somos consumistas. Desde los más acomodados hasta los más humildes, hemos entrado en la vorágine del consumismo y del juego de apariencias que viene aparejado. Por ahí no pagamos la pensión a tiempo, pero llegamos al colegio de nuestros hijos a bordo de un “cero full”. Hacemos cola para comer en los boliches de moda, seguramente a costa de comer fideos en la casa por tres días. Y si es necesario recurrir al plástico para mantener el ritmito, adelante. Ya la mitad no debe estar de acuerdo, pero así nomás es.

Termino con algo perturbador: ¿No es nuestro comportamiento individual, el mismo que le reprochamos al gobierno en el manejo de la macroeconomía? Seguro ya nadie está de acuerdo, y la verdad, espero estar equivocado.

2 comentarios:

  1. Ah! Ilya. Los humos o de los chaqueos o de las bebeidas espirituosas obstaculizan las neuronas.

    La Macro va viento en popa, 10 mil MM de morlacos en la vitrina, crecimiento PIB verruga pero sostenido, la pobreza extrema menor, ya calificamos como pais al que no se le presta créditos concesionarios etc. Macro, chévere..aparentemente; si nos olvidamos de la economía productiva y el mono-extractivismo.

    Quiso decir reproches al gobierno del manejo de la micro, aquella economía asociado con el bolsillo de los plurales.

    Mientras que el ciudadano es responsable del manejo de su microeconomía , el gobierno es totalmente responsable de reducir efectivamente la pobreza, de crear fuentes de empleo, de no malversar ni malgastar los fondos economícos, de velar por sistemas de salud y de educación, de crear un terreno fertil para el desarrollo productivo, deincentivar el emprendedurismo, de lograr la seguridad y soberania alimenticia, entre otros.

    Es responsable porque no solo lo prometió sino que es deber , visión, credo de todo líder con un mínimo de consciencia y de valía moral; no obstante que los plurales nos farreemos nuestros ingresos. Los ingresos que maneja el gobierno no le pertenecen sino a los plurales.

    Usted no se farrea sus ingresos y ahorros solo porque su hijo adolescente gasta sin mesura. O si? Un padre maneja su economía pensando en el bienestar actual y sobre todo el futuro de sus hijos.
    Idem.

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  2. Distinguido Ilia Fortun,

    Se me hizo larga esta semana esperando tu inigualable columna, como de costumbre,fuera de serie, excelente. Como rei con lo del palazo en la tiendita, todos agachandose y amagandose para tratar de evitarlo, en vano por supuesto.

    Leo y veo tu foto, con esa sonrisa atrevida como diciendo: "¿es o no cierto?, por supuesto que lo es, siempre dices la purisima verdad. Ahora ya mas recuperado al haber leido tu columna, se que voy a pasar un gran fin de semana, pero despues viene la espera. Deberian acortar las semanas, por lo menos en un dia, esa seria la solucion.

    Aquiles Castro
    Berlin, Alemania

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