jueves, 26 de mayo de 2011

El país último modelo (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/05/11)

¿Por qué no sacamos una ley que prohíba el uso de cocinas a taquia, leña o carbón en las zonas rurales de nuestro país? ¿Por qué de una vez por todas también promovemos una ley que prohíba el uso de motores diesel en el auto transporte y en la agroindustria? Así, desde el más recóndito confín del tercer mundo, podemos convertirnos en los paladines y adelantados de la protección del medio ambiente. Total, si con esto se joden cientos de miles de bolivianos, ¡qué importa! Habremos dado el ejemplo mundial y, sobre todo, más que nuestro granito de arena, habremos hecho una contribución significativa al equilibrio ecológico mundial.

Un disparate así parece haber sido el espíritu de la prohibición de importar autos con más de cinco años de antigüedad. La modernísima medida causó que los precios de los autos usados se fueran a las nubes, negándole la posibilidad a la mayoría de los peatones a siquiera pensar en comprar un auto; un desastre de impacto masivo, salvo, claro está, para las casa importadoras de autos nuevos, y para los winners que pueden comprarse un cero full, del color que se les antoje. El resto, es decir los losers, fuimos condenados al arreglo perpetuo de la carcacha de la casa, y con un poco de mala suerte, a los zapatos Manaco nomás. Para colmo, la norma no impidió el ingreso ilegal de miles de autos chutos, en toda la amplia gama de ilegalidades posibles.

Es por eso que el proyecto presentado por la bancada oficialista en la Asamblea, orientado a la legalización del chuterío, es una buena iniciativa y espero un primer paso para la recuperación de la cordura en el manejo de éste tema. El siguiente paso tiene que ser la abolición de la norma que prohíbe importar autos antigüitos. La razón es más que evidente: somos un país que no puede darse el lujo de ser más papista que el Papa, negándole el acceso a un auto a la mayoría de la población. Hoy en día, tener un auto no representa lo mismo que hace algunos años atrás; ser propietario de un vehículo ya no representa la pertenencia a un pequeño grupo de privilegiados; el auto, la camioneta, el minibús o la moto, son ahora esencialmente herramientas de trabajo, que marcan la diferencia entre el cielo y la tierra para millones de personas. Son factores de generación y conservación de empleo de primer orden, y hasta donde sé, el empleo es una prioridad en la que incluso coinciden derechas e izquierdas.

Vaya usted a saber qué tipo de intereses oscuros habrá detrás de una decisión tan absurda y perjudicial para la gente de a pie. Porque convengamos, el problema de la polución medioambiental tiene más que ver con el control de emisiones de los tubos de escape, que con el año de antigüedad de los autos. Un motor bien mantenido o reparado adecuadamente, no debe ser un peligro para la naturaleza; en todo lugar del mundo circulan, sin problema alguno, autos de diez o veinte años de antigüedad, después de haber pasado la inspección de emisiones, a cargo del organismo de tránsito respectivo. ¿O será que a alguien se le ocurrió que como la policía es incapaz de cumplir con sus más básicas obligaciones, entonces la solución era prohibir los autos “usados”?

Cuidado que ante la evidente incapacidad policial para manejar el sistema de cédulas de identidad, a algún otro se le ocurra prohibir los nacimientos.

2 comentarios:

  1. Y bueno, para mi la principal razón de la prohibición de la importación de autos usados no es ecológica sino económica, la gasolina le cuesta muy caro al estado... pero como la medida no tuvo mucho efecto luego se aplicó el gasolinazo.
    A los políticos no hay que creerles nada!

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