Me cuesta mucho comprender
la posición de cierta gente en relación al gobierno de Evo Morales. Digo esto
porque después de siete años en el poder, creo que ya no hay dónde perderse y,
a estas alturas, todos sabemos nomás cuál es la naturaleza del gobierno. En la
época de la primera campaña electoral que llevó al palacio a la dupla
Evo-Alvaro, e incluso durante el primer periodo de gobierno, encontraba cierta
lógica y consistencia en el discurso de esas personas, en la medida en que
todavía no estaba muy claro el rumbo que aquel proceso podía tomar.
En ese momento, es cierto,
se hablaba de nacionalizaciones, de asambleas constituyentes, de reformas
agrarias, y de un montón de cosas más, bajo el misterioso manto de un
socialismo comunitario que, con toda razón, despertaba temores y fobias en
quienes se auto identificaban como liberales y defensores de las economías
abiertas de mercado. Decían en defensa de su posición y en tono de concesión,
que asumían el deterioro del sistema político vigente hasta ese momento, y que
evidentemente era necesaria la renovación de liderazgos y la emergencia de
nuevos instrumentos y mecanismo políticos más inclusivos, pero que eso no debía
significar de ninguna manera el cambio del modelo económico.
Una y mil veces escuché de
boca de amigos y conocidos, que nada tenían en contra de la condición de Evo
Morales y de la irrupción al poder de clases populares, y que lo que criticaban
y resistían eran los absurdos experimentos socialistas en la agenda del
gobierno, que apuntaban, según ellos, al retroceso a viejas fórmulas económicas
de probado fracaso en el país y en el resto del mundo. De allí salía, casi
naturalmente, el apelativo de “ignorantes” con los que hasta ahora se califica
al presidente y a la mayoría de los miembros del gobierno.
El debate con ese perfil de
personas se circunscribía a las políticas económicas, soslayando los alcances
sociopolíticos e históricos del proceso constituyente, subestimado como una
construcción ideologizada y antojadiza de una intelectualidad trasnochada; lo
importante era la necesaria estabilidad macroeconómica y el resto eran cuentos
de importancia relativa.
Resulta que con el paso del
tiempo, los deseos de estos amigos se han cumplido a cabalidad, y de manera
soñada. La abrogación del 21060 nunca fue más allá del discurso, las variables
macroeconómicas han sido cuidadas como la niña de los ojos del gobierno,
superadas en estabilidad solamente por la permanencia del ministro de economía;
la nacionalización de hidrocarburos terminó en una renegociación de contratos
con final feliz para todas las partes y las petroleras, lejos de ser
expulsadas, son ahora los socios ejemplares de Evo.
Pero no sólo eso; la bonanza
generada por la exportación de materias primas acompañada de la movilidad
social y el ensanchamiento de las clases medias urbanas, han generado un
dinamismo económico nunca antes visto y un cambio en los patrones de consumo
que nos pone, casi casi a la par de nuestros vecinos “modernos”. La banca, la
agroindustria, la minería y la actividad empresarial en general, están haciendo
más plata que nunca; como si fuera poco, además tenemos nuevas élites
económicas, robustas y diversas, que le aseguran estabilidad al modelo. En
breve, capitalismo de primera calidad.
Que algunos giles como
piensen que es un capitalismo más salvaje que nunca y se quejen de que las
inequidades no hacen más que crecer, no debería preocuparles mucho: ¡por favor,
este es el sueño de todos los neoliberales juntos!
Y sin embargo, el discurso
de los opositores no ha variado un ápice. Siguen despotricando con los mismos
argumentos contra “estos indios ignorantes”, igualito, como si hubieran
ejecutado la revolución socialista o hubieran devuelto al país al
Tahauntinsuyo. ¿Será porque son medio abusivos y autoritarios? Lo dudo. Las
razones democráticas nunca les quitaron mucho el sueño cuando se trató, en el
pasado reciente, de implantar el neoliberalismo a como dé lugar. ¿Será que una
nacionalización por año es razón suficiente para ignorar el cuadro general?
También lo dudo.
Más bien sospecho que detrás
de esta incongruencia, se oculta la enfermedad recurrente que nos ha
caracterizado como elites históricamente: el racismo nuestro de cada día. No
entiendo de otra manera la intacta virulencia argumental, frente a una realidad
que debería gozar de un mínimo reconocimiento de parte de quienes comparten con
el gobierno la pertinencia del modelo económico en vigencia.
Cuando escucho el mismo
guion del año 2005, siete años después, en un escenario que no tiene nada que
ver con lo que yo deseaba, pero que se parece asombrosamente a lo que otros
soñaban, no me queda otra que pensar que el razonamiento responde a otro tipo
de consideraciones; o más bien dicho: no importa cuanto pueda coincidir con lo
que hace el gobierno, mientras sea un gobierno de indios ignorantes; no me
importa ni siquiera que me esté yendo bien, pues lo que no perdono es haber
perdido mis privilegios de raza y de clase dominante.
Tiempo que no leia un enfoque tan veraz de nuestra oposicion sin propuestas.... quizá eso le faltó a Ilya, indicar que a menos de un año de definir listas y candidatos, el MAS avanza con proligidad en estos menesteres. Escribo desde Cochabamba, y mis followers sabe que desde el 2004 inicié una campaña para buscar líderes. Nadie me hizo caso, Ruben Costas era y es el abanderado con fatales pronósticos. Estamos a años luz de diferencia en logística, organización de cuadros y aparato proselitista. Fracasé con mi cruzada. No encontre al o los líderes con quienes forjar un frente de oposicion potable. Mienras tanto, el tiempo avanza, y la Corte Nacional Electoral no se ofrece para alertarnos de los plazos...., no estamos en Europa pero aca tambien tenemos una troika que nos dilata: las autonomias, el separatismo y la falta de propuestas.
ResponderEliminarComo parte de la clase, media mi querido Ilya, no veo tu enfoque de prosperidad en mi ciudad (Tarija) desde que el MAS está como partido de Gobierno sólo hay chamba y ganancias para la gente del MAS y los que habilmente se plegaron a su "proceso de cambio". Yo sólo puedo percibir esa bonanza a la que te refieres en números publicados por canal 7 y el periódico El Cambio. Tal vez la oposición no puede enfocar su discurso porque aunque es pequeña también tiene intereses mezquinos heredados de la vieja politica boliviana que se niega a morir y que sigue con la gastada regla de "oponerse a todo sin ton ni son"... Hay un grueso de población que tiene que rebuscárselas como sea para subsistir dentro de esta "Bonanza" que vivimos con una oposición mal planteada
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