domingo, 3 de abril de 2011

Las dos caras de La Moneda (Artículo Suplemento Ideas-Página Siete-03-04-11)

El cambio de estrategia con Chile realizado por Evo Morales, en su ya característico hermetismo para la toma de grandes decisiones, nos dejó a todos con la boca abierta. Nadie vio venir, en aquel momento, una medida tan audaz, en el país, y menos aún en Chile, en donde la perplejidad dio paso rápidamente a la indignación. Los medios manejan trascendidos que indican que un pequeño grupo de cuatro personas habría decidido durante dos días de intensas reuniones, éste golpe de timón que nos cayó como balde de agua fría a los optimistas ingenuos.

El mismo 23 de marzo, Día del Mar y día del anuncio presidencial, se publicaba una columna mía en el suplemento especial editado por Página Siete, en el que esgrimía mis razones para un optimismo moderado frente a los avances que se habían logrado los últimos cinco años. Argumentaba que el crecimiento económico chileno en el largo plazo estaba, de una u otra manera, ligado al gas natural proveniente de Bolivia, y que eso, junto a la necesidad de agua, necesaria para el norte chileno, pero también para lavarse la cara ante el mundo del estigma pinochetista y del permanente conflicto con todos sus vecinos, podían ser razones suficientes para un acuerdo. Pensé que podía esperarse una propuesta razonable de parte de Chile, en la vía del corredor con cuasi soberanía, como paso previo a una solución definitiva.

Debo decirlo sin rodeos: me equivoqué medio a medio, al sobreestimar a la derecha chilena. Pensé de verdad que el gobierno de Sebastián Piñera tendría la visión histórica suficiente como para asumir que el problema con Bolivia (que por supuesto existe) tendrá que ser solucionado tarde o temprano, y que éste era un momento propicio para dar un paso importante en esa dirección.

Asumí, erróneamente también, que era razonable pensar en una política de estado chilena al respecto, y que el actual gobierno le daría cierta continuidad a los avances realizados por la presidenta Bachelet; pero resulta que las cosas no habían sido así. Recién ahora, producto del remezón ocasionado por la decisión boliviana, comienza a aflorar cierto tipo de información proveniente de círculos de poder en Chile, que da cuenta de una posición muy distinta.

El relevo de la Concertación por la Coalición por el Cambio, integrada por Renovación Nacional, la UDI y Chile Primero, habría ocasionado en la cancillería chilena una depuración de figuras de perfil político progresista, a favor de cierto grupo de “halcones” de línea dura y pragmática. Esto nos dice que no hay tal institucionalidad en la política exterior chilena, y que la cancillería se habría puesto en línea con un gobierno de tecnócratas empresarios, interesados únicamente en temas de corto plazo, de interés económico inmediato, y en la lectura de encuestas de opinión locales. Es decir el clásico gobierno de derechas, absorto en la priorización de temas pragmáticos, e incapaz de crear un correlato político de su gobierno, de miradas y alcances más amplios y profundos.

En esa línea, la posición de Chile resultaba muy cómoda: darle largas al asunto indefinidamente amparados en el dialogo permanente de los trece puntos, esperar el fallo pendiente de su diferendo con el Perú, y jugar con la impaciencia boliviana, que consideraba que la negociación había llegado a un punto en que debían producirse propuestas mínimamente concretas.

Con las cosas así, la lectura del gobierno boliviano fue que la propuesta chilena no sería ni “práctica”, ni “realista”, ni buena, ni mala, porque simplemente no iba a llegar nunca, en la medida en que no existía la voluntad política de jugarse por un acuerdo. En otras palabras, entre partidos de fútbol, apretones de manos y reiterados encuentros, nos habían estado mamando con un pasteo de nunca acabar.

Si algo de verdad hay en todo esto, el cambio de estrategia fue una salida necesaria, oportuna, y bien pensada, considerando además que no se ha abandonado el dialogo, y no se busca la confrontación. Hay quienes dicen que en Santiago hubieran deseado que el golpe de timón boliviano hubiese sido acompañado de recriminaciones y diatribas, pues eso hubiera permitido señalarnos como los responsables de un retroceso.

¡A mamar a los caminos! Claro que tenemos el derecho, y la obligación, de buscar vías alternativas y complementarias, en virtud a la falta de frutos de un proceso que se encaró con responsabilidad, constancia y consecuencia. Pena entonces que esto incomode al gobierno chileno, que mucho se ocupó de sopesar la pérdida de popularidad interna de Evo Morales, pero que subestimó su alto perfil internacional. La figura del presidente no servirá mucho en el proceso jurídico, pero si será un importante instrumento de presión en todos los foros internacionales.

Hay que destacar también el llamado del gobierno a ex presidentes, ex cancilleres y especialistas, para colaborar y acompañar este proceso que, todos sabemos, será largo y penoso. Creo que más allá de nuestras expectativas, de nuestros colores y tendencias políticas, la mayoría de los bolivianos (a excepción del cardenal Terrazas, para variar) estamos dispuestos a sostener este nuevo esfuerzo, haciendo abstracción de las mezquindades políticas y los cálculos de corto plazo.

2 comentarios:

  1. Qué ingenuidad de comentario. Se ha sumado fácilmente al denominador común boliviano a la hora de los problemas internos, -Chile-. ¿Crée acaso que las cuestiones internas del mandato del Presidente Morales no tuvieron que ver en este "giro"? Y respecto a la ingenuidad que meciono, que creo ya más cercana al error de concepto, ¿se cree ud posible dialogar mientras se "amenaza" con demandar ante Tribunales Internacionales?
    No olvide ud. que el tratado de 1904 fue ratificado por el Congreso boliviano de entonces y que no puede utlizarce como lo ha hecho Morales, una modificación constitucional "sui generis" para denunciar un tratado, buscando desviar la atención de lo que verdaderamente es el problema que afecta a los bolivianos. El subdesarrollo de Bolvia no es consecuencia de la falta de mar y menos responsabilidad de los chilenos. Es producto de vuestras propias incapacidades e iniquidades estructurales que se han dado como organización social y especialmente a la pléyade de dirigentes que les ha regido gracias a ese tan macizo sentimiento de desintegración interna que le caracteriza.

    ResponderEliminar
  2. Evo Morales solo está haciendo un show mediático para variar.

    ¿Ex-Presidentes invitados a una reunión? Ya sabemos cuál será el resultado final, muchas cámaras (¿se acuerdan de las reuniones televisadas con el CONALDE?), Evo Morales escuchándose a sí mismo y dentro de unos meses, luego de que presente su demanda marítima o lo que sea ante La Haya, los Ex-Presidentes (que por n-esima vez serán malutilizados) serán nuevamente perseguidos por Fiscales oficialistas.

    ResponderEliminar