La figura del Strongest
campeón tres veces consecutivas me asalta todavía varias veces al día, y me
arranca una sonrisa y un sentimiento de alegría desde el fondo del corazón; admito
que durante los últimos meses los tigres hemos podido ser bastante cargosos en
nuestro interminable festejo, pero, “van a disculpar”, la hazaña no es para
menos.
Pasada la euforia del
momento, toca agradecer al plantel de jugadores por el esfuerzo sostenido, y
felicitar al cuerpo técnico y a la dirigencia del club por un trabajo que
seguramente no fue fácil, y que la mayoría de las veces es difícil de valorar
desde las tribunas, en nuestra posición de aficionados pasivos.
Creo que toda la afición
estronguista intuye de alguna manera que el proceso en el que se encuentra el
club y los frutos obtenidos, ofrecen una gran oportunidad para marcar una
diferencia y poder pensar en un futuro algo más estable y promisorio, sin caer
en delirios de grandeza alejados de nuestra realidad futbolística, social y
económica.
El esfuerzo, el tesón, la fe
y la garra, nos han conducido a la posibilidad de un círculo virtuoso que debe
ser aprovechado y capitalizado con responsabilidad, generosidad y sobretodo
visión de futuro; la humildad en el trabajo ha generado éxitos, títulos,
premios económicos, mayores posibilidades comerciales y, sobre todas las cosas,
el renovado compromiso de una hinchada que
se ha multiplicado al calor de los resultados.
El rol de la dirigencia de
aquí en adelante es fundamental para saber capitalizar todos los factores de
este círculo virtuoso, y el desafío no puede ser otro que el de fortalecer un nuevo
modelo de funcionamiento institucional sostenible, pero a la vez respetuoso de
los valores y fortalezas de una institución centenaria; ese tendría que ser el
centro del debate y del trabajo a futuro.
Puede ser cierta la idea
instalada de que el fútbol es una cuestión de plata esencialmente, como también
es cierto que a nombre de aquello se ha pretendido en otros clubes, imitar
esquemas financieros extremos, que amenazan con desvirtuar y contaminar la
esencia de lo que debería ser un club. Lo importante acá es no perder de vista
que las instituciones no deben venderse, ni pueden ser manejadas únicamente con
la lógica de una empresa o de un emprendimiento personal, pues la realidad nos
muestra que la cosa es mucho más complicada.
Quisiera de todo corazón que
el gran momento que atraviesa el Tigre dé pie a un diseño institucional que
involucre de maneras creativas el apoyo económico de todos los hinchas
estronguistas que, sin dudas, estamos dispuestos a poner nuestro granito de
arena, en la medida de nuestras posibilidades pero, eso sí, de manera
constante. Tiene que haber una manera en que los esfuerzos de la dirigencia
sean complementados con el apoyo de los seguidores, que seguiremos yendo al
estadio en las buenas y en las malas, pero que también deberíamos ser
corresponsables de los éxitos y fracasos del equipo y del club.
Sigamos festejando y
disfrutando este tiempo de gloria, pero como buenos estronguistas, no nos
olvidemos de que, lo que hagamos ahora, dará como resultado el club que
heredarán nuestros hijos. Y, una vez más, gracias al plantel, al cuerpo
técnico, a la dirigencia y, cómo no, a la aguerrida y sacrificada barra
estronguista.
¡Warikasaya kalatakaya! ¡Hurra hurra! ¡Que viva el Strongest!
Distinguido Ilya,
ResponderEliminarCon lágrimas en los ojos de la emoción porque nuestro poderoso Strongest salió otra vez campeón, simplemente le digo, muy bién dicho, mejor imposible.
¡Warikasaya kalatakaya! ¡Hurra hurra! ¡Que viva el Strongest!
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!
Alejandro Castellano
Stronguista A Morir
Entre los lisiados, el cojo es el rey. Viva el Rey.
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