jueves, 2 de marzo de 2017

Las fieras tras el felino herido (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/03/17)

Si la ley de la coca fuera tan digna como dice el gobierno, no tendrían por qué haberla aprobado de manera tan furtiva y vergonzosa, en vísperas del carnaval. Si te has visto obligado a recurrir a una artimaña de ese calibre en un asunto tan sensible para todo el país, es que tienes la conciencia sucia; sabes que estás haciendo algo muy malo, que requiere de una maniobra distractiva para aparentar legitimidad.

Esta es una prueba más de que ya no estamos frente a ese poderoso gobierno, que podía darle el lujo de hacer y decir lo que se le antojaba, en el momento que se le daba la gana, teniendo o no la razón.

Ahora ha tenido que apresurar una operación entre gallos y medianoche, después de haber sufrido la presión de sus principales aliados; una presión con sabor a humillación pública en esos días en los que los cocaleros de los Yungas convirtieron a la ciudad de La Paz en un pequeño campo de guerra, y terminaron dándose el gustito de correr a patadas y destrozar el escenario de los funcionarios masistas acarreados a la contra marcha del 21F.

Los cocaleros yungueños consiguieron lo que querían, y para que los chapareños no se sintieran engañados, les aumentaron a ellos también la superficie de cultivos. Todos sacaron su tajada en este festín, horriblemente parecido a la escena salvaje en la que las hienas rodean y atacan a mordiscos al felino herido.

El olor a sangre que despide el gobierno en decadencia, ha despertado el instinto animal de sus propias huestes, que terminarán depredando a sus líderes y principales protectores.

Ya vimos este espectáculo, inimaginable hace un tiempo atrás, con los cooperativistas mineros y ahora con los cocaleros, en lo que será una tendencia creciente en la medida en que el botín del estado satisfaga cada vez menos el apetito de los acólitos, malacostumbrados a una década de sacio permanente.

Y es que así nomás es la cosa cuando lo que te une ya no son las ideas ni los proyectos, y cuando todo lo que queda es la prebenda y la cuota de poder; cuando la torta alcanza puedes repartir con comodidad (aunque lo hagas de manera irresponsable) pero cuando comienza a faltar, tienes que comenzar a quitarle su parte a la gente para calmar el hambre de tus leales; cuando eso tampoco alcanza, es cuando te das cuenta de que perecerás bajo las frías reglas de tu mismo juego.

Y en ese jaloneo a nadie le importa ya nada. A los cooperativistas no los importó en lo más mínimo el enorme costo de asesinar a un viceministro, así como a los cocaleros les vale un pepino atentar contra la figura de Morales en un tema extremadamente delicado que evidencia ahora si groseramente, su absurda dualidad de funciones, como jefe cocalero y presidente.

Gran parte de los esfuerzos que hizo Morales durante tantos años para revertir el estigma que tenía en relación a la coca y al narcotráfico, serán borrados con el codo de sus cocaleros, en una decisión que no solamente afectará a su imagen y su paso a la posteridad, sino que le traerá problemas concretos con la comunidad internacional y con los países vecinos.

Al final, en casa todos sabemos de memoria que hay muchas, pero muchas más hectáreas de coca cultivadas de las que dice el gobierno, y que todo lo que excede las seis mil hectáreas necesarias para el consumo tradicional, se van directito al narcotráfico, pero afuera todavía se mantenía de alguna manera la estampa de que el presidente y líder cocalero tenía en su país a la coca bajo control.

La figura de Morales se ha derrumbado internamente hace rato, y comienza ahora a resquebrajarse seriamente en el plano internacional.

jueves, 23 de febrero de 2017

La derrota del MAS en las calles (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/02/17)

Evo Morales y el MAS han sido derrotados una vez más por los ciudadanos. Hace un año los derrotamos en las urnas, y anteayer los derrotamos políticamente en las calles.

En todo el país la gente salió a las calles masivamente, y en La Paz la concentración en San Francisco fue gigantesca en todo sentido. El mérito de aquella multitud, calculada en alrededor de 50.000 personas, radica entre otros, en que no fueron “sacados” por nadie a marchar.

Allí no hubo memorándums, allí no hubo fichas de asistencia, ni refrigerios, ni instrucciones ni amenazas de despido en caso de inasistencia; a San Francisco fue la gente por pura convicción, espíritu democrático y conciencia ciudadana.

Si en términos cuantitativos fuimos cinco veces más que la tropa de amarrahuatos y mamones a sueldo que acarrearon a la plaza del estadio en Miraflores, en términos cualitativos fuimos cien veces más, porque nadie nos obligó a ir y porque fuimos, pese a las amenazas, a los amedrentamientos y a la violencia entre masista a, que convirtió a la ciudad en un campo de batalla un día antes de la convocatoria.

La gente definitivamente le perdió el miedo a este gobierno de abusivos y matones,  y ese es un rasgo que seguramente marcará los acontecimientos de aquí en adelante; probablemente faltaba una gotita para que el vaso rebalse, y por ello va un agradecimiento especial a Jimmy Iturri y a ATB, que con el insultante bodrio de la Zapata el domingo por la noche, terminaron de desencadenar la indignación de la gente. No todo hubiera salido tan perfecto sin ese aporte.

La prueba más fehaciente de esta pérdida de miedo se vio también en el centro paceño en horas de la mañana cuando las columnas de funcionarios masistas se dirigían hacia Miraflores, y fueron abucheados en un interminable callejón oscuro, por miles de transeúntes. Ver a los acarreados marchar avergonzados y con la cabeza gacha, fue sin duda un espectáculo sin precio.

En San Francisco tuvimos la valiosa oportunidad de escuchar la voz de muchos ciudadanos que representaron la diversidad y la pluralidad de colectivos y organizaciones que, además de votar y movilizarse cuando hace falta, tienen mucho que decir.

La nota fea la pusieron los medios de comunicación que, lejos de reflejar lo sucedido, apostaron por la imagen de una polarización y un empate entre los que creemos en la legalidad y los que quieren vulnerarla otra vez. Un curioso empate zanjado en una elección, en las calles y en encuestas que reflejan que más de dos tercios de la población están en desacuerdo.

En fin, hubiera sido bueno que los canales le pusieran a la cobertura de la movilización ciudadana, el mismo entusiasmo que le pusieron en entrevistar hasta el cansancio al jefe de un partido político, a quien hicieron aparecer como principal protagonista.

Eso me lleva a referirme a la relación entre la ciudadanía organizada y los partidos políticos; anteayer se vio que los partidos llevaron gente a la concentración y ayudaron a sumar.

Pese a que mucha gente presente manifestó su rechazo cuando estos grupos llegaron, la cosa no pasó a mayores, y todos quisimos entender que en la lucha por la recuperación de nuestras garantías constitucionales, estamos todos frente al gobierno, y debemos sumar.

Más allá de eso, sería importante que los partidos aprovechen estas oportunidades para comprender que la energía social no está pasando por su representación, que para reparar su extravío requieren de cambios profundísimos y que no se puede pensar en el futuro sin la búsqueda honesta y novedosa de visiones y entendimientos con grupos ciudadanos, intelectuales y organizaciones.

Eso sí sería una novedad que dé a pensar en el 22F.


jueves, 16 de febrero de 2017

Decide una vez más (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-16/02/17)

Si has decidido ir a la concentración conmemorativa de la victoria del NO el 21F, seguramente coincides conmigo en que hay momentos en la vida en los que hay que tomar decisiones y hacer ciertas cosas, para trazar una línea que nadie tiene derecho a transgredir.

Si has decidido sumarte a la plaza por primera vez en tu vida, o después de 35 años de aquel glorioso “El hambre no espera, todos a San Francisco” que parió nuestra democracia, debe ser porque también piensas que las circunstancias a veces te piden que hagas cosas que no acostumbras hacer, pero que son imprescindibles.

Si has decidido tomarte la molestia de pegarte un viaje de cuarenta y cinco minutos hasta el centro y tener además que caminar para emprender el camino de regreso a casa, estarás de acuerdo conmigo en que no hay desidia o flojera en el mundo que justifique que te quiten tu voz y tu voto, porque sabes que si no, has dejado de ser un ciudadano que importa, y te han convertido en una ficha desechable.

Si has decidido que tu presencia debe simbolizar la defensa de la democracia, querrá decir entonces que compartes conmigo la preocupación de que ya se han sumado demasiados abusos, y que han confundido tu tolerancia con cojudez.

Si piensas que hoy nadie te está representando y defendiendo de la manera en que tú esperas y mereces, pues estás en sintonía con miles de ciudadanos que creen que no deben dejar pasar la oportunidad de ser el protagonista de un acto que no tiene nada que ver con la política tradicional, y que más bien pretende ser una fiesta ciudadana, diversa y plural, como es la sociedad misma.

Si votaste por el SI hace un año, pero crees que Evo Morales ha hecho muy mal en anular toda una elección porque el resultado no le favoreció, pues déjame decirte que también te sentirás a gusto en la concentración, porque no es una manifestación en contra de nadie, sino a favor de nuestros derechos constitucionales.

Si crees que es mentira que Gabriela Zapata era la novia del presidente; si crees que es mentira que vivía como multimillonaria sin profesión u oficio conocido, y que hasta hoy vive una vida de privilegios en la cárcel; si crees que es mentira que ella, él, y todos los ministros nos informaron que hubo un hijo de aquella relación; si crees que es mentira que ella, desde la CAMC, tuvo algo que ver para que consiguieran contratos por quinientos millones de dólares; pues entonces tendrás las mismas ganas que yo de decir públicamente que no le encuentras ni pies ni cabeza a esta historia oficial de la supuesta mentira.

Si crees que puede haber violencia, no temas ni te desanimes, porque cualquier provocación será respondida con una actitud pacífica colectiva, porque el oficialismo no está en condiciones políticas otro error que le costaría muy caro y porque ya han anunciado que harán sus manifestaciones otro día y en otro lugar.

Si tienes dudas acerca de cuanto pueden servir realmente estos esfuerzos colectivos para cambiar las cosas, fíjate lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo en muchos países, en los que la ciudadanía movilizada espontáneamente, ha conseguido modificar la correlación de fuerzas políticas. Y decide ir.

Y si finalmente crees que nada de esto vale la pena, se consecuente con la inacción y la apatía, y resígnate a que el poder se apropie definitivamente de tu voz y de tu voto. Pero aun así, no olvides que la pelota está en nuestra cancha y que los ciudadanos siempre tendremos la última palabra, pues nos asiste la verdad y la espontaneidad.

miércoles, 8 de febrero de 2017

#monumentoal21F (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/02/17)

A Donald Trump no pudieron pararlo en Estados Unidos ni los demócratas, ni los republicanos, ni los medios, ni Wall Street, ni todo el establishment político más poderoso del mundo. Arrasó con todo y asumió la presidencia de su país, seguro y confiado en que no tendría rival por delante.

Pero esa certeza le duró apenas unas horas. Al día siguiente millones de ciudadanos de a pie salieron a las calles a manifestarle su rechazo; fueron las movilizaciones ciudadanas más grandes de la historia de Estados Unidos. Solamente en Washington D.C., salieron a protestar un millón de personas.

Las medidas antimigratorias del peligroso personaje de pelo amarillo, tuvieron también la respuesta de la ciudadanía, que se convirtió rápidamente en su principal rival político.

A Evo Morales también le ganamos los ciudadanos, y no una, sino tres veces: en la elección de magistrados, en el referéndum de aprobación de estatutos autonómicos, y, claro, en el glorioso 21F de hace un año atrás. A los débiles y cansados partidos políticos del pasado, él siempre les ganó.

Por eso el gobierno nos tiene terror, por eso mienten desesperadamente diciendo que nuestras movilizaciones son el camuflaje de los políticos, por eso se están meando de miedo por nuestra iniciativa de festejar el 21F con manifestaciones en todo el país y por eso nos quieren amedrentar y amenazar con contramarchas y acarreos de amarrahuatos a sueldo.

Pero no han podido meternos miedo, porque les hemos demostrado una y otra vez que a nosotros los ciudadanos no nos saben enfrentar, porque no pueden chantajearnos ni acusarnos de todas las cosas que acusan a la oposición política. Con nosotros no pueden, y por eso les hemos ganado siempre.

No nos han amilanado con sus amenazas, porque tenemos la convicción de que iremos todos a concentrarnos en paz, en son de festejo y solidaridad, porque no responderemos a ninguna provocación y porque no les daremos el gusto de llevarnos al fango de la confrontación, en el que ellos viven, se revuelcan y se reproducen.

No nos han desanimado de ir, porque sabemos que si cometieran la criminal estupidez de agredirnos en una fiesta pacífica, se evidenciarían como un gobierno ya fatalmente podrido, en las últimas y a punto de caerse. Así que están jodidos otra vez frente a los ciudadanos; hagan lo que hagan, van a perder otra vez.

Para que la cosa salga más linda aún, se me ocurre que podríamos construir algo juntos allá donde estemos convocados, y que eso que construyamos, quede como una constancia de nuestro esfuerzo colectivo y casi como un pequeño monumento al 21F.

Podríamos llevar cada uno una cajita que simbolice una urna y nuestro voto y, con todas las cajas, ir armando a medida que la gente llegue, un gran cubo: la urna de todos, la urna con la que les ganamos y con la que les volveremos a ganar.

Con la ayuda de unas cuantas brochas y algo de carpicola, podríamos ir armando con cada cajita de cada ciudadano, como si se tratara de un cubo Rubik, una gran urna que quedaría como nuestra expresión artística, en defensa de nuestro voto, de nuestra voz y de nuestra democracia.

Solamente tendrías que hacer el esfuerzo de buscar una cajita de zapatos en tu casa, o comprar una en una librería de camino a la concentración, o pedir que te regalen una en el supermercado. El resto lo haríamos juntos en la plaza.

Si te parece que es una buena idea y que es posible que podamos hacerla funcionar entre todos, comparte esta columna y echemos a andar este entretenido #monumentoal21F. Sino, igual espero que nos veamos en la plaza.

jueves, 2 de febrero de 2017

#VerdadesSinFiltro (Columna Página Siete-02/02/17)

Nuestro maltrecho gobierno sufre un montón de enfermedades de diversa índole; unas son pasajeras y todavía tratables, otras, infecto contagiosas y otras terminales.

Son tantas, que el solo enumerarlas me tomaría la página entera, y probablemente todo el cuerpo central del periódico.

Me limitaré entonces a señalar solamente una de sus afecciones, de rasgo psicoló
gico y peligrosísima para quien la sufre y para quienes lo rodean: la mitomanía. Este
comportamiento mentiroso compulsivo del gobierno se agrava aún más con su
habitual mecanismo de defensa, mediante el cual atribuye a otros sus propios
defectos: la proyección psicológica.

El grosero invento del supuesto Cartel de la Mentira, en el que han gastado ingentes
cantidades de tiempo y recursos públicos, es, sin duda, un claro síntoma de estos
males.

En la larga colección de mentiras que el gobierno ha acumulado, hay mentiras que
pueden ser consideradas pecados veniales, como el título del vicepresidente, la cara
conocida del presidente, o la salvadora lluvia sobre la sede de gobierno, mentirijillas
al fin, pero hay otra mentiras que son realmente pecados mortales.

Y lo terrible es que estamos tan inundados de mentiritas, que hemos dejado de prestarles la debida atención a las mentirotas, que son las que realmente importan.

La mentira de la nacionalización de los hidrocarburos como obra de este gobierno
con un decreto, cuando la verdad es que todas y cada una de las disposiciones se
encuentran establecidas en la Ley de Hidrocarburos y en sus decretos
reglamentarios, y cuando la verdad es que todo eso ocurrió antes de que el MAS
llegara al gobierno.

La mentira del anticapitalismo, cuando la verdad es que los hechos y las acciones
del gobierno demuestran que hoy vivimos un capitalismo mucho más acentuado y
salvaje, impulsado por una súperburguesía capitalista, integrada por nuevas y viejas
elites, unas legales y otras no tanto.

La mentira del aintiimperialismo, cuando la verdad es que solamente hemos
cambiado de patrones, entregándole el país a la voracidad asiática, a cambio de
negocios truchos y muchas veces medio turbios, y a cambio de una deuda que no
van a alcanzar a pagar ni nuestros tataranietos.

La mentira de la soberanía económica y el blindaje de nuestra economía, cuando la
verdad es que el brutal extractivismo al que se ha abandonado el gobierno, nos ha hecho más dependientes y más vulnerables que nunca en nuestra historia económica.

La mentira del pachamamismo y el respeto a la Madre Tierra, cuando la verdad es
que no han vacilado en arrasar con el Tipnis y cuando pretenden hacer algo peor
con la represa del Chepete, entre otros múltiples crímenes ambientales sumados en
once años.

La mentira del Ama Sua y de la transparencia, cuando la verdad es que, lejos de ser
microcorrupción, la megacorrupción reinante ha superado con creces todo lo que
habíamos visto, incluidos los gobiernos militares.

La mentira del gobierno indígena, cuando la verdad es que han atropellado los
derechos y las conquistas de los pueblos indígenas las veces que se les ha dado la
gana, para favorecer intereses económicos de sus acólitos.

La mentira de la revolución democrática, cuando la verdad es que han pisoteado
sistemáticamente los principios democráticos y los preceptos constitucionales, para
satisfacer su angurria de quedarse en el poder y cuando la verdad es que, en ese cometido, no han tenido el menor reparo en anular en los hechos el referéndum del
21F.

¡Uy!, ¿Viste? Ya se me acabó el espacio y no voy ni en la mitad del listado de las
grandes imposturas, pero la idea es que no nos perdamos en el champerio de las
mentiritas y no perdamos de vista las mentirotas, porque detrás de ellas están las verdades.

jueves, 26 de enero de 2017

Mensaje y gabinete, a cuál peor...(Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/01/17)

El mensaje presidencial y el cambio de gabinete, fueron el castigo para opas que no escapamos de la ciudad aprovechando el feriado que pretende competir con la verdadera fiesta patria del 6 de agosto.

Pero los que se llevaron la peor parte fueron sin duda los pobres senadores, diputados e invitados especiales a la sesión del congreso; los oficialistas tuvieron que fingir cara de interés y además aplaudir a cada rato porque, al final, esa parece ser su única pega, pero los opositores terminaron atrapados en una trampa mortal de más de cinco horas. Los compadezco. Entre tantos actos de acoso y ataque político que hemos visto durante estos años, éste ha debido ser de los peores.

Siguiendo con el tema del mensaje, me pregunto cómo es que el presidente, que siempre está viendo conspiraciones internas, no sospecha de un complot por parte de quienes le aconsejan mandarse esos discursos.

Quien sea el que insiste en que Morales se ase a fuego lento con esas intervenciones absurdas y contraproducentes, debería ser declarado traidor y agente del imperialismo. Alguien tiene que explicarle a Morales que los discursos maratónicos solían funcionar solamente cuando son pronunciados por grandes oradores como Fidel Castro o Hugo Chávez, maestros de la retórica y del uso del lenguaje.

Este obviamente no es el caso del presidente que, por mucho que lo intente año tras año, no logra emular a sus ídolos, y termina inmerso en una penosa lectura de cifras en la que cada cinco minutos confunde miles con millones y con cientos de millones; me dirá usted, con total razón, que el daño a su imagen no es muy grande, en la medida en nadie lo ve.

La comparación de 180 años de historia versus sus 11 años de gobierno fue absurda y arbitraria, pero ya que le gustan tanto las comparaciones, hubiera sido lindo que hiciera también una entre los diez primeros años con un precio de las materias primas por las nubes, y el último año, ¿no ve?

En torno al gabinete habrá que decir primero que estuvo muy acorde a la fecha: un gabinete de Alasitas en el que resaltaron las salidas, pero no las entradas. Causó impacto la salida de Quintana y Choquehuanca, pero ¿usted recuerda hoy quienes los reemplazaron?

Se trata de un gabinete anodino que no satisface las necesidades de nadie. El país necesitaba un gabinete técnico con un muy alto perfil de gestión para hacerle frente a la crisis y para arreglar los estragos de una década de “le meto nomás”; y Morales necesitaba un gabinete político muy fuerte para impulsar lo único que le quita el sueño: su reelección

Y no fue ni chicha ni limonada. En lo político es un gabinete más débil, porque se reemplazó a pesos pesados con pesos welter. El retorno de gente como San Miguel, Rada o el mismo Moldiz, le hubiera dado quien sabe un matiz distinto; la única incorporación más o menos importante es la de Héctor Arce, que seguramente terminará de ajustar las clavijas del poder judicial, para la persecución de opositores.

En lo económico creo que realmente tenían ganas de subirle el nivel a la cosa, pero nadie serio les aceptó el ofrecimiento, y tuvieron que volver a la fórmula de ministritos de alasitas con calibre de directores, que aprovechan agradecidos la oportunidad de foguearse profesionalmente nada menos que en el gabinete.

En fin, un gabinete flojo que lo único que expresa son las tensiones y los reacomodos políticos internos, en los que todo el terreno perdido por Choquehuanca, parece haber sido copado por García Linera.

Esito sería.

jueves, 19 de enero de 2017

¿Venezuela nos contará el final de la película? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-19/01/17)

Arranco la columna con una huaseada que hará dar tres volteos a montón de gente, pero que creo tiene mucho de verdad: acá en el país los hemos agigantado en extremo a Morales y al MAS, ignorando que siempre dependieron de alguna manera, de factores externos, sin los cuales no hubieran sido, ni por asomo, lo que fueron.

Los precios internacionales de las materias primas y un vecindario regional lleno de cuates, no fueron los únicos factores, pero sin duda fueron dos factores de peso para su sobrevivencia política. Ninguno de los dos fenómenos fue tampoco generado por ellos, pero fueron al final el aire y el agua que les dio vida durante más de una década.

Y ninguna de las dos cosas sigue allí, con la excepción del régimen de Maduro en Venezuela, a estas alturas ya más podrido que bolsa de basura al sol, pero todavía dando los últimos pataleos de ahogado.

De que se van a ir por el caño por haber arruinado un país millonario en petróleo y por haber abusado groseramente del poder, no hay la menor duda; la única duda es el cómo y el cuándo.

Esa duda, a la cual no se le da mucha bola por estos lares, nos debería interesar mucho más de lo que nos está interesando, porque podría determinar de algún modo lo que sucederá con Morales y con sus ganas (o necesidades) de quedarse en el poder a como dé lugar, y por tiempo indefinido; hago la distinción entre las ganas y la necesidad, asumiendo como una posibilidad, el hecho de que la motivación para hacer la barbaridad que está haciendo no sea por pura ganas, sino por temor a tener que enfrentar a la justicia.

La recta final del maltrecho sucesor de Hugo Chávez podría tener un correlato en las decisiones que tome Morales en su encrucijada político-judicial, porque así como muchas cosas diferencian el proceso venezolano del proceso boliviano (el manejo económico, por ejemplo), otras muchas otras los hacen parecerse como hermanitos de padre y madre.

Entre éstas últimas destaca la propensión a escuchar y obedecer lo que les dicta la inteligencia, cubana, que es tan inteligente, que aconseja a sus amigos hacer cosas que ellos mismos no hacen, por ejemplo en sus relaciones con los gringos.

Si bien es cierto que la situación de debacle venezolana es mucho más profunda que la de Morales, no es menos cierto que la dirección en que ambos países van es la misma; ellos van, y siempre fueron, dos pasos adelante, pero nos adelantan lo que nos pasará acá tarde o temprano.

Las violaciones al derecho a la libre expresión, el acoso y persecución judicial a opositores, y la anulación de procesos electorales que pudieran perjudicarles, son prácticas comunes que sostienen a ambos regímenes, pero que tienen grados de avance diferentes.

Maduro está más acorralado que Morales y por lo tanto ha abandonado hace tiempo ya, y flagrantemente, las reglas de juego democrático; la última muestra fue su insólito último informe presidencial, presentado al Tribunal Supremo, en vez de a la Asamblea.

Pero en definitiva será la posición de las fuerzas armadas la que finalmente determinará el desenlace final del presidente venezolano; en este tipo de escenarios terminales, los militares generalmente tienen la última palabra, y los nuestros mirarán con atención lo que ocurre en Venezuela, antes de decidir lo que hagan en su relación con un gobierno que ha “mimado” generosamente a sus cúpulas, pero que representa todo lo contrario a la doctrina y tradición de las fuerzas armadas.

A mirar con atención lo que pase en Venezuela entonces.