jueves, 28 de julio de 2016

Una señora institución (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-28/07/16)

La semana pasada sentí algo que no sentía hace mucho tiempo. Tuve la grata sensación de que la actitud individual de muchos ciudadanos cansados de los abusos del gobierno, era acompañada por la voz de una institución.

En estos tiempos horribles en los que ya casi nada ha quedado fuera del control del partido de gobierno, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia ha puesto las cosas en su lugar haciendo lo correcto, y con esa señal traducida en acción concreta, ha sentado un precedente importante.

Ha decidido la APDHB retirarse oficialmente del Caso Porvenir como parte acusadora, por considerar que "se ha llegado a juicio sin haberse desarrollado previamente una objetiva investigación que dé lugar a la identificación de los verdaderos autores" y que “se agotó la sub etapa de juicio de producción de las pruebas de cargo y de descargo, sin que se hubiere logrado cumplir por parte de la acusación con la presentación de pruebas que sean útiles y conducentes a destruir el estado de inocencia de los acusados".

En otras palabras, ha dicho que el proceso ha estado plagado de irregularidades, y que esta institución no está dispuesta a seguir acompañando un juicio en el que se han vulnerado todos los derechos de los acusados, en el fallido afán de lograr una condena a como dé lugar.

Celebro esta decisión porque creo que sienta un precedente en la validez y en la fuerza institucional, frente al uso político que hace el gobierno de todo el aparato judicial. No es poca cosa que, en medio de la ruina institucional, un ente tan emblemático como la APDHB, asuma una posición tan clara y contundente en un asunto de trasfondo político tan complejo.

Uno de los problemas del Caso Porvenir es que el principal acusado, Leopoldo Fernández, es una figura también emblemática del viejo régimen político, cosa que sigue siendo una mala palabra para la mayoría de los bolivianos.

Para mucha gente que percibe que este es otro clarísimo caso de abuso judicial de parte del gobierno, no es fácil salir en defensa o hablar a favor del ex gobernador de Pando, porque esto podría ser interpretado o confundido con una posición políticamente “incorrecta”, de defensa o añoranza del pasado.

Lamentablemente esto le ha permitido al gobierno salirse con la suya y mantener este caso durante ocho años sin prueba alguna de la culpabilidad de los acusados, y le ha permitido al ministro de las hormonas amazónicas cumplir con la condena que ya le había dictado a Fernández semanas antes de los hechos del Porvenir, en la que le anunciaba que se iba a podrir con los gusanos, o algo así.

Para no ir más lejos, a mí particularmente me separa un océano de diferencias ideológicas de la posición de Leopoldo Fernández, y con los adenistas nunca me unió estrictamente nada, pero no por eso puedo dejar de coincidir con la APDHB, en que, si después de ocho años de un injusto encierro y de un juicio viciado de mil defectos no se pudo demostrar la culpabilidad, el juicio debería extinguirse.

Pero insisto en resaltar la importancia de que una institución que ha sobrevivido a la infiltración y cooptación política del poder, comience desde ahora a desmantelar las perversas tramas judiciales que el gobierno ha construido para encarcelar a los opositores.

Y lo más lindo es que en esta desigual lucha, el gobierno lleva todas las de perder en la intención de desprestigiar a la presidenta de la APDHB, pues todo el peso del poder del gobierno y del MAS quedan chiquitos frente a la trayectoria y la legitimidad de Amparo Carvajal en la defensa de los derechos humanos.

jueves, 21 de julio de 2016

¿Están realmente locos los ingleses? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-21-07/16)

El mundo ha quedado perplejo frente a la decisión de los ingleses de abandonar la Unión Europea. Las reacciones generalizadas han sido de preocupación y de algo de horror en relación a las consecuencias económicas inmediatas que el tal Brexit podría tener en la frágil y aporreada economía mundial, que a duras penas da señales de recuperación, para el regocijo de los que todavía quieren convencerse y convencernos de que la última gran crisis fue un bachecito, y que la recuperación viene viento en popa.

También ha causado espanto la posibilidad de que el ejemplo inglés pudiera cundir en otros países europeos que están para poco, y que podrían mandar todo al diablo amparados en el ejemplo de uno de los grandes, que se suponía tenía que dar un ejemplo distinto.

Mucho me temo, sin embargo, que la lectura de las causas, que de por sí ya han generado tanto miedo, no ha sido suficiente y que, detrás de las razones que se han señalado como evidentes, hay otras más graves. Las reacciones iniciales, validadas en alguna medida por los medios, apuntan a lo que parece más evidente, pero se detienen allí.

Prevalece así la idea de que los ingleses no estaban ya dispuestos a tolerar la invasión de refugiados, y que aquello habría despertado y avivado un sentimiento de xenofobia, justificado además por el costo económico que aquello implicaba.

El miedo a la situación económica se habría acentuado así; la mayoría de los ingleses habrían pensado que, además de haber tenido que mantener la economía de otros países relajados e irresponsables, ahora tendrían que someterse a las cuotas de inmigración y al impacto de esa suerte de invasión en la economía local, y que eso era ya inadmisible.

El rebrote de un nacionalismo retrógrado que acompañaría a este chauvinismo anti-inmigrante, serían las causas exclusivas que llevaron a las clases populares inglesas a mostrar la hilacha de su retraso político y su ignorancia cultural.

Seguramente que estas razones pesaron en la decisión, pero no creo que solamente hayan sido éstas, así como no creo que la mayoría de los ingleses hayan sido motivados por la xenofobia o por sus impulsos tribales.

Y tengo la impresión de que detrás de estas causas se esconden otras, menos evidentes y menos convenientes. El hecho de que en Europa nadie tenga la menor idea de cómo funcionan las instituciones de la Unión Europea, y la certeza de que la gente que manda y ordena allí no los representa porque no han sido elegidos por nadie, podría ser una de las otras razones, de las que no se habla mucho.

La sospecha generalizada y creciente de que los únicos dueños de la pelota en la grande y variada Europa comunitaria, son los alemanes, o más bien dicho los bancos y los capitales alemanes, podría ser otra razón.

Y claro, la constatación de que el manejo de la Unión por los dueños del billete se ha traducido en la práctica en la imposición de políticas neoliberales de ajuste, podría también explicar en parte la decisión del abandono inglés. No debe pasar desapercibido en ese contexto, el hecho de que la popularidad de la UE va en franco declive en la última década, sobre todo en las clases populares, las que justamente han sido las paganinis.

Detrás de la demagogia electoral criolla de los políticos ingleses, creo que se esconde en la decisión de la gente, un rechazo mucho más de fondo al sistema económico imperante y a su correlato en el modelo de representación política.

Si algo de esto fuera cierto, el Brexit, más que una reacción de coyuntura, es una seria expresión de los límites de la globalización del capitalismo financiero.

jueves, 14 de julio de 2016

Otra gran victoria del gobierno (Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-14/07/16)

El gobierno cree que les ha ganado a las personas con discapacidad porque se tendrán que ir sin haber conseguido nada, y cree además que con esa victoria no solamente se han quitado un problema de encima, sino que han mandado una regia señal de seriedad económica y firmeza política.

En realidad no se dan cuenta que la manera en la que han actuado les ha significado una horrenda derrota, cuyo costo político será inmensamente mayor al que han previsto.

En la misma lógica, seguramente siguen pensando también que les ganaron a los indígenas de tierras bajas en el tema del Tipnis, porque pese a las marchas, igualito le van a meter nomás la carretera por el medio del parque.

Y estoy seguro que están también convencidos de que les ganaron a los cívicos potosinos, que también tuvieron que volverse humillados y con las manos vacías, después de haber pasado las de Caín durante semanas de lucha en la sede de gobierno.

Así suman supuestas victorias, incapaces de comprender que episodios como los mencionados han destruido su legitimidad política, es decir el principal activo de éste y de cualquier gobierno.

Nada sería el costo electoral directo, que en el caso de Potosí se tradujo en un tremendo revés y en la pérdida política de la plaza; las consecuencias de estas hazañas son y han sido múltiples y transversales, e incluso han afectado a parte de la base dura masista, que no entiende cómo es que sus jefes pueden actuar de esa manera, y sin embargo callan por temor a las represalias internas, muchas veces peores a la aplicadas a “los enemigos” de la oposición.

Curiosamente, estas victorias se dan siempre en contra de los más débiles y los más vulnerables; así, el gobierno completa la imagen que los bolivianos nos hemos ido formando: el perfil del gobierno autoritario, inclemente con los débiles, y sobre todo abusivo, muy abusivo.

No les tiembla nunca la mano para atacar, con saña y con alevosía, a quienes osan demandar derechos y reivindicaciones sin ser parte de la rosca del poder; pero cuando se trata de lidiar con sus aliados o con sectores poderosos, actúan bien distinto.

Con las personas con discapacidad aplicaron todas las técnicas de presión y amedrentamiento que han venido perfeccionando durante los últimos diez años; acusarlos de ser un instrumento desestabilizador de la derecha, independientemente de la calidad de las demandas; dividirlos a través de la prebenda y del chantaje; acusarlos de conspiración y finalmente iniciarle a la dirigencia una sarta de juicios por delitos comunes y meterlos presos. Ese el modus operandi al que ya nos tiene acostumbrados.

Luego de casi tres meses de soberbia e inclemencia, durante los cuales no mostraron ni rastro de humanidad ni compasión por el sector más vulnerable de la sociedad, el gobierno se felicita por esa gran victoria, sin sospechar siquiera la vergüenza y la indignación que causaron en la ciudadanía, abusando y golpeando a compatriotas desvalidos.

No tuvieron tampoco el menor reparo en encerrase detrás de unas enormes rejas, graficando de esa manera, sin quererlo, la verdadera situación en la que se encuentra el gobierno: encerrado y acorralado por sus propios desaciertos.

Hoy este agónico desenlace parece ser una derrota para los discapacitados, pero no lo es. El tiempo demostrará que fueron protagonistas de una victoria moral y política épica, y la prueba de ello será que los bolivianos no olvidaremos sus demandas, y que sabremos cumplir con ellas, una vez que la justicia y la democracia sean restituidas.

 

jueves, 7 de julio de 2016

El MAS en su laberinto (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-07/07/16)

Si Evo Morales no hubiera insistido en la reelección luego de haber gobernado dos periodos consecutivos, habría tenido no solamente la posibilidad de regresar a la presidencia, sino de gravitar de manera decisiva en la política nacional durante veinte o treinta años.

En las elecciones del 2014 el MAS podría haber ganado con otro candidato sin mayores dificultades, y, si por algún milagro la oposición hubiera ganado en segunda vuelta, tendría que haber cogobernado con el MAS de todas maneras, si la idea era durar más de seis meses, claro.

Aquello hubiera habilitado a Morales a candidatear constitucionalmente en 2019, abriéndole la posibilidad legal de volver a la presidencia y, eventualmente ser reelecto nuevamente para un segundo periodo.

¿Se da cuenta usted? Sin necesidad de violar la constitución ni de cambiar las reglas del juego a su conveniencia, podría haber tenido la oportunidad de ser el eje de la política nacional por un cuarto de siglo, y no solamente pasar a la historia grande, sino hacer historia.

El camino que ha elegido es sin embargo bien distinto y, de continuar así, le deparará un destino totalmente distinto, en términos políticos e históricos. Si Morales insiste en seguir adelante con la estrategia suicida que se han planteado luego de la última derrota electoral del 21 de febrero, se irán para siempre, pues cuando excedes los límites del abuso, la gente no te perdona. Habrán podido quedarse mucho tiempo de manera continua, pero se habrán cerrado todas las puertas para volver.

Digo esto porque creo que comparto con muchísima gente la horrible sospecha de que hay una corriente dentro del gobierno que ya no está dispuesta a jugar bajo las reglas democráticas como usted y yo las conocemos, y que ha decidido que no dejarán el gobierno bajo ninguna circunstancia.

Pensará usted que han perdido la razón, pero creo que de alguna manera podrían estar utilizando lo último de razón que les queda, para darse cuenta de que, tal como está ocurriendo en otros países de la región, dejar el poder no solamente implica renunciar a los privilegios a los que se han habituado durante diez largos y hermosos años, sino también rendir cuentas ante la justicia por lo que se hizo, o por lo que se dejó hacer.

Y sin duda que debe ser bien difícil imaginarse pasar de un día a otro del poder absoluto y la certeza de la eterna impunidad, a la angustia del autoexilio en algún remoto país o al rigor de una justicia que ya no responda a sus necesidades.

El caso del Fondo Indígena podría ser un buen ejemplo de muchos otros por venir; la corrupción cometida allí fue de un nivel de grosería propia de quien está absolutamente convencido de que las cosas serán iguales siempre, y que nunca tendrá que rendirle cuentas a nadie.

Estamos entonces frente a un gobierno que dispone y ejerce un enorme poder, pero que, paradójicamente, se siente acorralado y mortalmente amenazado por un precepto democrático elemental, que al parecer nunca comprendieron correctamente: que el poder no puede ni debe ser eterno, que la alternancia es un principio básico e imprescindible, y que las reglas de la democracia exigen que el próximo presidente debe ser otra persona.

Y estamos frente a un gobierno atónito y paralizado, que no atina ni a hacer gestión ni a reinventarse a partir de su crisis, y en el que, además, nadie se anima a decir ni pío, por el terror a ser acusados de débiles o traidores.

Los masistas, en suma, han dejado de hacer política tanto hacia adentro del gobierno como hacia afuera, y parecen haberse resignado a esperar algún milagro que permita una nueva relección, o de lo contrario inmolarse masivamente junto a su jefe.
 

jueves, 23 de junio de 2016

La historia no perdona (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/06/16)

El MAS está cruzando una línea de la cual no hay retorno en relación al ejercicio de la democracia, y eso se traducirá en un suicidio político ante la historia. Así de graves están las cosas detrás de esta histérica arremetida autoritaria que, paradójicamente, no es una demostración de fuerza, sino la muestra de una tremenda debilidad política del gobierno.

Es cierto que, ya sea desde la oposición o desde el gobierno, el MAS siempre jugó en los límites democráticos; pero de alguna manera tuvo la habilidad de mantener por lo menos un pie en el ordenamiento legal.

Así como también podría ser cierto lo que muchos piensan: que nunca realmente quisieron entender la democracia como lo hace el resto del país, y que los ingenuos y/o estúpidos como yo, fuimos tan benevolentes, que les permitimos llegar hasta donde han llegado.

Sea como fuere, la decisión política del gobierno luego de la derrota electoral sufrida el 21 de febrero, está a mi juicio marcando un hito y una grave trasgresión de unos límites que no habían sido violados de esta manera, desde la recuperación de la democracia en 1982.

Pero debo decir que también albergo ciertas sobre si lo que están haciendo responde realmente a una decisión como tal; existe la posibilidad de que las tensiones y resquebrajamientos internos en el gobierno sean tan grandes, que no le haya quedado otra que la huida hacia adelante como la única manera de evitar una debacle doméstica que convertiría los tres años por delante, en un calvario ingobernable.

No olvidemos que la precipitación para llamar al referéndum del 21F, respondió justamente a este tipo de urgencias internas (se dice en los pasillos del poder, que el presidente exigió una prueba de lealtad interna a través del referéndum).

Ya sea fruto de la decisión o de la desesperación, las acciones que han emprendido apuntan al desconocimiento del resultado del referéndum, al intento de borrar la realidad del caso Zapata (al más puro estilo cubano, pero ignorando que esto no es Cuba y que no somos cubanos), al escarmiento de las voces críticas, y al forzamiento de cualquier maniobra que les permita satisfacer el deseo de quedarse en el poder indefinidamente, por las buenas o por las malas.

Nunca antes en democracia alguien se había pasado de la raya tan jodidamente. En 1989, la Banda de los Cuatro evidentemente alteró algunos resultados, hecho que tuvo una consecuencia directa en que se elija presidente al tercero, pero nunca antes se había intentado desconocer unas elecciones (es decir la máxima instancia democrática), validadas por todo el ordenamiento institucional. Gravísimo.

Se cometieron también antes excesos en contra de los adversarios, pero esto ocurría mayormente vía la interrupción temporal de las garantías constitucionales (el estado de sitio), luego de los cuales las cosas retornaban a una relativa normalidad política.

Ahora, la persecución política a cualquiera que incomode al poder, es permanente e inmensamente maligna, pues se camufla en la absoluta politización del sistema legal; si no estás dispuesto a arrodillarte, hurgan en tu vida y luego te acribillan con una granizada de procesos, por todo y por nada. Eso es quien sabe más perverso que lo que se hizo en dictaduras.

Con todo, el mayor problema podría estar en que la ceguera del poder los esté llevando a pensar que la suma de estas trasgresiones servirá finalmente a sus deseos. Sería realmente dramático que ya no se estén dando cuenta que, al final del día, nada de eso funcionará y que lo único que conseguirán con eso será la vergüenza y la condena de la gente, y de la historia. Cosa que en verdad no creo que lo merezcan.
 

jueves, 16 de junio de 2016

El vice frente a los colectivos ciudadanos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-16/06/16)

Hace cinco días en el programa de televisión Esta Casa No Es Hotel, el vicepresidente junto al sociólogo Fernando Mayorga hablaron de un nuevo campo político opositor que se da en el país a partir del 21 de febrero, al margen de la oposición parlamentaria (PDC, UN y Demócratas que se encontrarían a la derecha del MAS).

Esta oposición extra parlamentaria tendría dos rostros; por un lado, Sol.Bo, con Revilla y Patzi como figuras que fueron aliadas del gobierno y utilizan los mismos elementos del MAS, y por otro lado la aparición de organizaciones ciudadanas, como nuevas formas organizativas, que antes no hacían actividad político electoral; por ahí vendrían las posibilidades de renovación del campo opositor.

El vice fue muy claro al establecer que hay un reacomodo de fuerzas políticas ante la ineptitud y la ineficiencia de la oposición parlamentaria, que siempre hubo una oposición extraparlamentaria a su gobierno que al principio estuvo encarnada por los canales de televisión, y luego por medios impresos y radios (el famoso Cartel de la Mentira).

Según AGL, estos actores son nuevos por la dinámica política que están asumiendo, pero en realidad son viejos; señaló que José Antonio Quiroga fue muy cercano a los gobiernos de Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa, que Iván Arias fue viceministro de Banzer y que Ilya Fortún fue dirigente de la juventud del MNR.

No se han dado nuevos liderazgos entonces, sino viejos actores que han asumido nuevas estructuras organizativas, que sin embargo, han modificado el campo político, frente a lo cual el gobierno debe estar atento, porque la intención no es proponer nada sino solamente dañar al gobierno, dijo.

Y luego remata el vice diciendo que como gobierno tienen que tener la capacidad de entender ese nuevo escenario, y de neutralizar a estas nuevas fuerzas, buscar dividirlas y derrotarlas.

Habrá que decirle al señor vicepresidente, desde donde me corresponde como persona, que se equivoca al pensar que desde el colectivo ciudadano del que formo parte, hay intenciones políticas desestabilizadoras. No estamos haciendo política partidaria, ni queremos conspirar contra el gobierno, pero efectivamente hemos asumido una posición y una actitud política.

En lo personal, he sentido la obligación de actuar políticamente porque creo que ya no se puede seguir permitiendo el atropello de las garantías constitucionales y los derechos democráticos, desde el gobierno y desde el estado en general.

Y lo he hecho también porque no estoy dispuesto a resignarme a vivir amedrentado y atemorizado; soy un hombre de familia, y quiero poder mirar a los ojos a mis hijos, y decirles que hice lo que estuvo a mi alcance para evitar que vivan en un país donde reina el miedo y no la democracia.

Esa democracia que el vicepresidente parece ignorar cuando, en lugar de discutir y aceptar la existencia de ideas y posiciones distintas, insiste en que la política se trata exclusivamente de anular y derrotar al otro.

Esa democracia que no puede concebir, cuando insiste en la descalificación y en la acusación con verdades a medias. ¿Piensa el vice acaso que reniego o me avergüenzo de haber sido dirigente electo del MNR? Por supuesto que no es así, al contrario, me enorgullezco de haber sido parte de un partido que, en el balance y la perspectiva histórica, hizo mucho por el país. Si hablamos de pasado, no soy yo el que tengo que avergonzarme de nada.

Olvidó también decir el vice que, con Sánchez de Lozada en el gobierno, abandoné la actividad política y, desde esta misma columna, fui muy crítico con su gobierno y con el MNR, porque sencillamente no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo en aquel momento.

Y por último, tampoco parece darse cuenta que, al señalar que en realidad no hay nuevos liderazgos en la oposición, lo único que está haciendo es resaltar la realidad de su partido, que justamente se encuentra en un callejón sin salida, porque liquidaron a todos los que podían hacerles sombra a él y al presidente, que a esta altura, son ya los viejos líderes del MAS.

jueves, 9 de junio de 2016

Haciendo aguas (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/06/16)

Bajo la Sombra del Olivo
Se durmió la Cancillería y Chile nos madrugó. Eso es lo que nos pasó en el tema del Silala, en el que hemos comenzado, paradójicamente, haciendo aguas. Así nomás es la cosa y es una pena, porque creo que esto va a influir también, habrá que ver cuánto y de qué modo, en el tema marítimo.

Y hay que empezar preguntándose porqué nos descuidamos y, por ende, porqué le permitimos a Chile retomar la iniciativa en un escenario en el que llevábamos clara ventaja.

Odio decirlo, pero no podemos evadir una realidad, que seguro usted también ha considerado: la causa de nuestra distracción y de este traspié en un asunto tan delicado, está relacionada, al margen de un error estratégico, a temas de política interna y menuda.

No se puede pensar en otra cosa frente a la conducta del gobierno, que no ha hecho otra cosa que ocuparse de buscar la reelección de Evo Morales. Si ni siquiera la crisis económica, que lamentablemente ya llegó, aunque muchos no la sientan todavía, ha podido concentrar al gobierno en la gestión, pues qué podríamos esperar de otros temas, vitales, pero menos apremiantes, como los diferendos con Chile.

Se suponía que después del referéndum del 21F, y dados además los resultados políticos, el gobierno debía dar vuelta la ingrata página, y abocarse de pleno a la gestión con miras a la tormenta económica que nos azota, y a cerrar temas que deberían constituir su legado a la historia.

En vez de ello, decidieron burlar la voz ciudadana y seguir respondiendo a la pulsión que se ha convertido en su única razón de existir: cómo quedarse en el poder a como dé lugar, sin importar lo que dicten las leyes ni lo que defina la gente con su opinión y su voto.

El celo y la falta de grandeza política también mostraron sus feos rostros en el caso de la relación del gobierno con el ex presidente Carlos Mesa. El natural reconocimiento de la ciudadanía al rol que desempeñó como vocero de la causa marítima, le causó urticaria al gobierno, que no hesitó en intentar restarle méritos y, aún más, en sembrar dudas acerca de la continuidad de un equipo que funcionó maravillosamente, y que cosechó éxitos significativos.

Pero lo vuelvo a decir, creo que el actual entuerto se debe a un error en la estrategia de nuestro gobierno. No logro entender hasta ahora la razón por la que se decidió anunciar otro juicio para el caso del Silala, justo luego de haber logrado avanzar tanto en el tema marítimo.

Abrir el juego en dos manos no hizo otra cosa que complejizar más las cosas, dividir energías, diluir la causa y la atención internacional en el tema que más nos interesa, y finalmente abrir la posibilidad de una solución salomónica que podría terminar liquidando nuestro principal objetivo.

Mezclar el tema del Silala en medio del proceso marítimo me sonó desde un inicio a un envalentonamiento triunfalista innecesario y peligroso, pero claro, creo que todos los que pensamos así en su momento, no lo dijimos para no empañar el éxito obtenido, y para no quedar como criticones y poco solidarios con la causa que nos une a todos.

La verdad es que da rabia y da pena también, que el gobierno en general cometa estos errores al calor de los apuros políticos, en un tema en el que el presidente tiene un enorme mérito por haber tomado la decisión política de llevar el tema a juicio en La Haya.

Pero debe quedar claro también que, pese a nuestras observaciones y críticas, nuestro apoyo y compromiso con ambas causas permanece intacto. En eso que nadie se equivoque.