jueves, 28 de enero de 2016

La política, después de febrero (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-28/01/16)

Ni siquiera la absurda sobrexposición mediática de Evo y el vice, han podido
hasta ahora revertir la tendencia electoral del NO. El problema es que el SI es
indefendible desde le ética política y el sentido común.
La otra posibilidad de cambio de tendencia era que los spots masivos del NO
tuvieran corte partidario; eso no ha ocurrido, así que las únicas chances que le
quedan al gobierno son una espectacular pirueta de efecto emocional, o el
lanzamiento de nuevos bonos para intentar comprar el voto y la conciencia de la
gente.
En todo caso, lo reitero, creo que la suerte ya está echada y que el gobierno camina
derechito hacia una nueva derrota electoral. Y en ese escenario toca ya pensar en el
futuro.
Primer consejo: no se espante usted cuando, después del 21, parte de la boba
oposición intente atribuirse el triunfo, y algún desubicado de la vieja derecha salga a
pedir un revocatorio o la renuncia del presidente. Esos serán los primeros en quedar
en offside y caer en el precipicio de la jubilación política definitiva.
El resto de la gente tiene clarísimo que el presidente y su partido deben cumplir
hasta el último día de su mandato, mientras el país afronta el reto de aprovechar
esos largos cuatro años en renovar sus liderazgos y su sistema político (con el MAS
incluido, obviamente).
El reto es enorme y nadie podrá asumirlo con éxito si no entiende la profunda
necesidad de recuperar el sentido esencial de la política, extraviado en nuestro país
desde hace demasiado tiempo.
Para información de los jóvenes de hoy que nunca tuvieron oportunidad de vivirla, la
política es una cuestión de ideas, de principios, de valores, de visiones de la vida, de
lecturas de la realidad, de ideales y de la compleja búsqueda y construcción de una
sociedad que responda a ellos, ya sea desde el progresismo o desde el
conservadurismo.
La política de verdad, esa que ha engrandecido al ser humano a lo largo de la
historia, requiere también metodología, intelectualidad comprometida, rigor científico
y construcción de un andamiaje institucional.
El MNR del 52, durante el sexenio, supo hacer política con letras mayúsculas; hay
que reconocerle cierto mérito político también al MIR en sus inicios. En ambos casos
los cupulismos, las pugnas de liderazgos y los cismas y escisiones, obedecían en
parte a tensiones ideológicas y a disputas políticas de gran calado .
Hoy se han confundido los medios con los fines, y la política se ha agotado en sus
instrumentos: los partidos y sus candidatos, vacíos de ideas y de contenidos.
Hoy nos parece normal que los partidos sean pequeñas o grandes maquinarias
electorales en los que sus jefes actúan como dueños, y en los que las ideas son
vistas como cosa de cojudos ingenuos, que no saben cómo funciona el mundo de
los intereses.
Luego de diez años de ideologización (que no es lo mismo que ideología) y de
teatralización discursiva, el país necesita y está listo para una mirada fresca desde la
política, o dicho de otro modo, un “proyecto alternativo”, que el MAS reclama, sin
darse cuenta que ellos tuvieron la oportunidad de serlo y renunciaron a ello a medio
camino.
El desafío que se ha impuesto a sí mismo el país después de febrero, tendrá que ver
con el surgimiento de nuevas visiones, tanto desde la izquierda como desde la
derecha.
Quienes logren reencantarnos con la política y el futuro, tendrán que hacerlo con
ideas y proyectos de verdad, porque el dinero, el carisma personal, la astucia, la
popularidad y los resultados técnicos de gestión, ya no son suficientes.  

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