jueves, 14 de agosto de 2014

Suicidio electoral (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-14/08/14)

Estoy seguro de que, si hace una semana atrás se hubiera realizado una mega encuesta a nivel nacional complementada por una súper batería de grupos focales en todos los segmentos imaginables para preguntarle al electorado qué es lo que los candidatos nunca deberían proponer bajo ninguna circunstancia, el resultado hubiera sido “rebajarle los impuestos a las empresas petroleras”. Y para qué una encuesta o grupos focales, me preguntará usted; no hace falta ser un especialista en marketing electoral o un gran estratega para saber que una idea así tiene como única virtud, la capacidad de espantar por igual a los más progresistas como a los más reaccionarios. Bastaría una pizca de instinto político para prever que esa iniciativa es indigerible e inaceptable para el 99.99% de la gente, sobre todo en las actuales circunstancias. Si lo hubiera dicho Evo Morales, una metida de pata tan monumental hubiera podido poner en riesgo incluso su victoria en primera vuelta, pero viniendo de un candidato que tiene veinte puntos de desventaja, la ocurrencia adquiere rasgos de suicidio. Digo ocurrencia porque la idea del fifty-fifty para nuevas inversiones petroleras, no ha podido ser producto de una estrategia planificada ni de una decisión política institucional. Si así fuera, el problema sería menor y la solución muy fácil: tendrían que despedir inmediatamente a los asesores de campaña (que al parecer viven mintiéndole a su jefe) y/o destituir ignominiosamente a todo el comité político electoral de la coalición Unidad Demócrata, por la responsabilidad o complicidad en el fusilamiento de su candidato a presidente. Pero el problema es en realidad más grave. Sospecho, basado únicamente en mi sentido común, que la propuesta se le ocurrió a Doria Medina y simplemente la lanzó sin preguntarle nada a nadie; si no les preguntó su opinión a sus aliados del Frente Amplio antes de sellar un acuerdo con Rubén Costas, asumo que tampoco se habrá mosqueado en preguntarles nada a sus nuevos aliados, antes de lanzar una propuesta acerca del tema más sensible de la política nacional. Así funcionan las cosas cuando las instituciones y las estructuras son reemplazadas por el derecho propietario que ostentan los dueños de la plata; Max Fernández se ufanaba de ser el propietario de hasta los ceniceros de su partido cuando le cuestionaban el manejo discrecional de todas las decisiones importantes; lo mismo ocurrió con Sánchez de Lozada y el MNR, con la diferencia de que éste sabía valorar la opinión de sus asesores (los cuales también le costaban una fortuna), y controlaba sus ocurrencias sometiéndose como un esclavo a la estrategia. Quien sabe fue también por eso que ganó tres elecciones presidenciales. Sin duda hemos sido testigos de la comisión de un pecado mortal de antología en términos electorales, que le costará caro a UD y beneficiará significativamente al MAS, pero además, la propuesta en sí es un disparate. A las petroleras no hay que bajarles los impuestos, y menos aun cuando ni siquiera lo han pedido. Se les apretó la izquierda con la renegociación de contratos y, si es necesario, se les debe apretar la derecha para que recuperen el tiempo perdido en términos de exploración; son chicos malos acostumbrados al juego rudo, y no se espantan con tonteras, sobre todo cuando están ganado plata. Saben medir fuerzas con el adversario de turno y saben lo que les conviene para el futuro, y por eso ya han arreglado con el gobierno parte de lo que ellos consideraban como problemas que impedían las inversiones en exploración. Saben pelearla solitos, sin necesidad de ningún abogado defensor de oficio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario