jueves, 7 de agosto de 2014

Nos hace falta un Plan de Reordenamiento Mental (Columna bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-07/08/14)

Tratar de ordenarnos y someternos a la norma es una tarea titánica, sobre todo cuando se trata de nosotros, los ilustres habitantes de la zona sur. El principal problema radica en que, en nuestra condición de ex elite históricamente dominante, no estamos acostumbrados a recibir órdenes, y menos aún a rebajarnos a tener que cumplir las mismas reglas que el populacho. Nuestra cultura del privilegio no deja de susurrarnos al oído que somos especiales, y que los molestos principios de convivencia social están bien para mantener a raya a los indios y los t`aras, pero que nosotros, los patrones de este país, hemos nacido con nuestros propios derechos. Estará usted pensando que estoy escribiendo humedades, porque hace rato que la zona sur ha sido invadida por una horda de horribles desconocidos, que los sociólogos han dado en llamar clase media ascendente. Está bien, tiene usted razón, pero igual tendrá que estar de acuerdo conmigo en que la zona sigue conservando una pose señorial y altanera, y que es por eso que los nuevos ricos y los proyectos de ricos se siguen mudando y comprando todo lo que nos rodea. En todo caso la mezcla de ex poderosos señoritos y nuevos empoderados no ha dado un mejor resultado, y prueba de ello es la reacción al plan de reordenamiento vehicular. Las redes sociales se han inundado de críticas y condenas, de genios que no han tenido mejor idea que sacar el cronómetro al primer día, para demostrarnos el fracaso de la medida, porque tardaron diez minutos más en llegar a su oficina. Ese reflejo bastante cojudo, hay que decirlo, podría interpretarse como pura mala fe, o como una posición política de enfrentamiento a todo lo que hace la alcaldía, pero yo más creo que responde justamente a esa doble moral que nos caracteriza. Nos gusta juzgar con aires de superioridad racial e intelectual el comportamiento colectivo de los alteños, pero en casa o en el barrio, somos igualitos; peores en realidad, si tan bien formados y tan bien viajados nos creemos. Nos creemos con el derecho natural a parar el auto donde se nos dé la gana, ya sea en segunda fila y, si hace falta, sobre la mismísima vereda; el guiñador, las luces de parqueo y el cinturón de seguridad son buenos, pero para los otros; nosotros estamos exentos de esas molestias plebeyas. Los semáforos, los pasos de cebra y toda la señalización estarán bien para la chusma, pero para los privilegiados de nacimiento, son una curiosidad; y cuando el policía osa llamarnos la atención, no dudamos en tratarlo como basura, mirándole a los ojos y preguntándole si sabe con quién está hablando. En el tema del tráfico que nos agobia todos los días, sin necesidad ya de subir al centro, todos deberíamos saber que las cosas simple y llanamente no podían seguir así. Todos los macanudos de la zona sur deberíamos saber que con la cantidad de autos que ahora circulan por las calles, la millonada de camiones que la alcaldía dejar circular impunemente y nuestro peculiar estilacho de entender la vida en comunidad, era imposible que nuestras callecitas sureñas sigan siendo doble vía con parqueo a ambos lados. Algo había que hacer, y ese algo obviamente tenía que venir de una iniciativa de largo alcance, porque ningún parche iba a resolver tamaño quilombo. El plan que propuso, un poco tarde también hay que decirlo, la alcaldía, significa tomar el toro por las astas, y seguramente va a tomar varios meses y varios ajustes para que funcione bien y conducir en Calacoto deje de ser una pesadilla. Pero claro, la iniciativa, por muy buena o muy mala que sea, atenta contra nuestro privilegio consuetudinario de hacer las cosas como nos da la gana.

1 comentario:

  1. gran ilya!!! para que la paz no se convierte en mexico df o bogota...el reino del autoimmovil..infierno absuro de las ciudades horizontales..

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