jueves, 3 de julio de 2014

Política menuda (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-03/07/14)

En un gratuito acto de masoquismo, la semana pasada había comenzado a opinar acerca de las alianzas preelectorales. Me faltó ánimo y espacio para concluir mi charque, y prometí que ésta semana seguiría con la cantaleta. Pese a que las últimas novedades son aún más desalentadoras, promesas son promesas, o sea que aquí voy de nuevo. Si mal no recuerdo, me había lamentado de lo patéticas que resultan las alianzas forzadas por la carencia y la necesidad, y del escalofrío que tuve al ver el fantasma del Acuerdo Patriótico en la fórmula Doria Medina – Costas; la vieja derecha en retro versus la nueva derecha oficialista en quinta. Tal como se la veía venir, el ridículo al que fueron sometidos los miembros del difunto Frente Amplio, a los que no les pidieron ni la hora el rato de decidir la alianza con Costas, le está pasando factura a Samuel. La factura no es en votos (bien baratita resultaría si así fuera), sino en acusaciones de traición y patronazgo empresarial, pero vamos, tampoco creo que el irrespeto y el pisoteo de todo el discurso del Frente Amplio haya escandalizado a nadie; al final de cuentas todos sabían cómo funcionaba aquello, de quién era la platita y por consiguiente quién era el dueño. El que por el momento salió bastante bien parado del asunto es Rubén Costas. Al no ser parte de la fórmula no ha puesto directamente el cuello en la guillotina, y va a poder acomodar a unos cuantos de los suyos, pues las listas de Santa Cruz han sido puestas al parecer, a su disposición. Además, negociando primero y durante largos meses con el MSM, ha quedado finísimo en el rol de intentar articular una candidatura más amplia. Pudo hacer esto por la sencilla razón de que era el único que no estaba en busca de la candidatura presidencial. A él le interesa la reelección a la gobernación el próximo año y, claro, todo apunta hacia aquello, salvo que la dupla de la cual es corresponsable pierda frente al MAS en Santa Cruz; eso podría ser medio grave para su futuro. El que la tiene más grave aún es Juan del Granado. La elección de su compañera de fórmula fue tan incomprensible que, al igual que yo, muchos pensaron que se trataba de una broma. Una broma que no creo que le sume ni medio voto en Santa Cruz, pero que sin dudas le va a restar muchísimos en La Paz. ¿Cómo es posible que un político con esa experiencia y esa trayectoria no hubiera podido tomar una mejor decisión? La única vez que se escuchó hablar de la señorita Gil, fue cuando era la única chica linda de Santa Cruz que sacaba la cara por el Evo. A partir de allí su paso por el congreso y su gravitación política merecen un monumento a la intrascendencia. Con esto, el panorama se ha terminado de pintar tan, pero tan mal, que hasta el Tuto Quiroga ha decidido lanzarse a la carrera. Parece que ya cuenta con el apoyo económico de un conocido empresario aceitero, y que va a utilizar su escaza fuerza electoral en causarle algún daño a Costas en Santa Cruz y a Samuel en la Paz. Solo falta Manfred Reyes Villa para completar un cuadro surrealista que debe estar causando carcajadas en el palacio de gobierno. Mejor no le podían haber salido las cosas al MAS en esta carrera prelectoral. Con ello, se aseguran nuevamente una victoria arrolladora y el dulce espectáculo de ver cómo los opositores se canibalizan para demostrar cual puede ser el mejor segundón y el mejor calificado para recibir las sobras.

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