jueves, 1 de mayo de 2014

El dulce mareo de las encuestas (Columna Bajo La Sombra del Olivo-Página Siete-01/05/14)

Las últimas encuestas que dan cuenta de una caída en la intención de voto del presidente Morales y la parodia de una elección interna protagonizada por Doria Medina, han causado algo de revuelo e inquietud en quienes todavía tienen algo de interés en las elecciones presidenciales de octubre. A los más ingenuos les han brillado los ojos frente a una caída de siete puntos del candidato presidente, y han desplegado un largo listado de razones que explican la bajada, muchas de las cuales son ciertas. Todos son temas de coyuntura que sí han podido tener consecuencias en la cifras, pero que pasarán rápidamente; el cruel gesto con el departamento del Beni en momentos de desastre, el funesto proyecto de nueva ley minera que reveló parte del turbio mundo cooperativista, los negocios vinculados al estado de la familia vicepresidencial, el libro de Raúl Peñaranda en el que se pone en blanco y negro el tema de los medios “medio del gobierno”, sin hablar del lío de los suboficiales y sargentos, que no pudo haber sido medido en las encuestas, seguramente han sido factores que han salido en la foto. Lo malo es que a los que están en el lugar de oposición no le ha chorreado ni un votito de los que se la han caído al gobierno. Coincidirá usted conmigo en que no hay que ser un iluminado ni un genio en marketing electoral para interpretar algo así. Lo que sí me cuesta entender es la ola que se ha desatado en analistas y opinadores, que reclama histéricamente la formación de un bloque único de oposición, como bálsamo para curar todos los males de este endemoniado país. Los devaneos entre el MSM y los Verdes y la curiosa encuesta/elección del Frente Amplio (que no hizo otra cosa que arrancar carcajadas del público), alientan todavía esa posibilidad, que a juicio de algunos, sería la solución mágica. ¿De dónde nos viene la idea de que juntando piezas rotas vamos a poder construir algo decente? ¿De lo ocurrido en Venezuela? Que yo recuerde aquello nunca funcionó y el único que pudio derrotar a Chavez fue el cáncer. ¿Nos hemos olvidado de cómo les fue al Tuto y al Manfred en las últimas elecciones? ¿Realmente estamos creyendo que la razón de que Evo Morales se vaya a quedar en el palacio es porque los tontitos de la oposición no supieron ponerse de acuerdo? ¿Tan brutos nos han dejado ocho años de hegemonía política? El oficialismo va a ganar las elecciones simple y sencillamente porque no hay una alternativa al esquema de este gobierno. No hablemos siquiera de nuevos liderazgos que, a partir de una alternativa, hubieran aparecido naturalmente. Nadie ha podido plantear algo realmente diferente, creíble y posible; si no comenzamos por entender eso, estamos mal. Y al presidente le va fenomenal porque hay mucha plata para gastar, pero además porque es parecido o igual a la inmensa mayoría de cholos, indios y campesinos que ya no solo habitan, sino que se sienten finalmente dueños de este país; y también porque no tiene ningún escrúpulo en decir una cosa y hacer lo contrario. Al parecer la mayoría de la gente está contenta con el capitalismo puro y duro que se ha acentuado más que nunca, con el espejismo de progreso que crea la plata de la venta de materias primas, y con el liderazgo férreo y astuto de un presidente con alta legitimidad. Así están bien las cosas incluso para quienes lo desprecian o dicen odiarlo; el viejo truco de machacar un discurso extremo y actuar con el más despiadado pragmatismo ha funcionado nuevamente. Esas razones, ingratas e incómodas, explican las cosas muchos mejor que el desempeño de la oposición en las encuestas.

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