jueves, 19 de enero de 2012

Un Halloween anticipado (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-19/01/12)

Astuta la movida del gobierno con los partidos políticos de oposición. De un plumazo, consiguió darle mayores aires de legitimidad a la Cumbre Social de Cochabamba, recuperar algo de la iniciativa política malgastada el año pasado, y de paso dárselas de generoso en términos democráticos. Todo a cambio de nada.

Seamos serios por favor. Si este gobierno te busca para ofrecerte diálogo y palestra, pues quiere decir que no vales nada y que eres políticamente tan inofensivo, que pueden jugar contigo como con una de esas víboras de espectáculo, a las que les han succionado el veneno previamente. Con esto, el gobierno demuestra una vez más que no conoce límites cuando se trata de construir imágenes y escenarios que le ayuden a conservar su popularidad. El macabro espectáculo de la exhumación pública del sistema partidario fallecido después de larga agonía en octubre de 2003, es, para mi gusto, uno de los episodios más tragicómicos de la política criolla de los últimos tiempos. Carajo, ¡eso es haberle perdido el respeto hasta a los muertos!

El show de los zombis es también prueba y certificado de excelencia para el régimen, en términos de hegemonía y acumulación desmedida de poder. Cuando ocurre que para ofrecer un espectáculo de generosidad democrática, tienes que ir al cementerio a desenterrar a tus vencidos, pues quiere decir simple y llanamente que no has dejado títere con cabeza en el largo y desagradable camino de la búsqueda del poder absoluto.

Al presidente le gusta mandar omnímodamente, pero no le gusta que le digan mandón; en realidad, más que no gustarle, no le conviene, pues sabe bien que la gente, incluida su base más dura, aborrece el uso abusivo y autoritario del poder. Por eso se ve obligado a orquestar esta seguidilla de sainetes que en teoría, tendrían que darle un nuevo halo a un gobierno desportillado, pero siempre en modo preelectoral.

Éste prematuro Halloween de la política nacional revela, al igual que otra serie de señales y síntomas, que la misma crisis de estado que estamos viviendo las dos últimas décadas, persiste de manera implacable. Los escenarios congresales y regionales, sencillamente no existen, y el rol político de las organizaciones sociales ha perdido su sentido en aras de la prebenda, la pega y el pequeño espacio de poder.

Obviamente, partidos como el MSM y UN, que algo de gravitación tienen, no se prestaron al juego, aunque tuvieron que asistir a regañadientes y encontrar la primera excusa para salir arrancando. Pero bueno, más allá de la anécdota, de la maniobra y de sus posibles resultados, ésta podría ser una ocasión propicia para una reflexión seria acerca de las formas y la calidad de la representación política, partidaria y no partidaria. Y ya que hablamos de representación, pues sería igualmente bueno que recuperemos la discusión acerca de las ideas que en principio se quiere representar. Podría ser vano e inútil gastar tinta y energías en vigencia o viabilidad del sistema de partidos, sin en el fondo no hay ideas que representar, o si las ideas en cuestión han sido monopolizadas e instrumentalizadas. Es cierto, hace falta reabrir el debate sobre los partidos políticos, pero eso no es suficiente; hay que ir al fondo del tema de la representación, y de lo que se intenta representar.

1 comentario:

  1. Con Dios orando y con el diablo jugando, así se lee el artículo. Podría ser una apología confundida del maniqueismo político del oficialismo, condenando a la esterilidad de la partidocracia. Era una trampa preanunciada, una profecía autocumplida. Y por eso debemos admirar esa habilidad manipuladora?
    Por otro lado, el articulista se estrella otra vez contra los fósiles partidistas. No se le ocurre que estos son solo un mero reflejo de como ve y toma la realidad el conjunto de la sociedad? Esperar que se manifieste una nueva expresión de representatividad así nomás por obra del Espíritu Santo, es mear fuera del tacho.
    En la sociedad ha de fermentar un proceso de concientización, de re-estructuración de valores y principios en pro del bien común, para que otro tipo de representatividad pueda cuajarse.

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