jueves, 26 de enero de 2017

Mensaje y gabinete, a cuál peor...(Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/01/17)

El mensaje presidencial y el cambio de gabinete, fueron el castigo para opas que no escapamos de la ciudad aprovechando el feriado que pretende competir con la verdadera fiesta patria del 6 de agosto.

Pero los que se llevaron la peor parte fueron sin duda los pobres senadores, diputados e invitados especiales a la sesión del congreso; los oficialistas tuvieron que fingir cara de interés y además aplaudir a cada rato porque, al final, esa parece ser su única pega, pero los opositores terminaron atrapados en una trampa mortal de más de cinco horas. Los compadezco. Entre tantos actos de acoso y ataque político que hemos visto durante estos años, éste ha debido ser de los peores.

Siguiendo con el tema del mensaje, me pregunto cómo es que el presidente, que siempre está viendo conspiraciones internas, no sospecha de un complot por parte de quienes le aconsejan mandarse esos discursos.

Quien sea el que insiste en que Morales se ase a fuego lento con esas intervenciones absurdas y contraproducentes, debería ser declarado traidor y agente del imperialismo. Alguien tiene que explicarle a Morales que los discursos maratónicos solían funcionar solamente cuando son pronunciados por grandes oradores como Fidel Castro o Hugo Chávez, maestros de la retórica y del uso del lenguaje.

Este obviamente no es el caso del presidente que, por mucho que lo intente año tras año, no logra emular a sus ídolos, y termina inmerso en una penosa lectura de cifras en la que cada cinco minutos confunde miles con millones y con cientos de millones; me dirá usted, con total razón, que el daño a su imagen no es muy grande, en la medida en nadie lo ve.

La comparación de 180 años de historia versus sus 11 años de gobierno fue absurda y arbitraria, pero ya que le gustan tanto las comparaciones, hubiera sido lindo que hiciera también una entre los diez primeros años con un precio de las materias primas por las nubes, y el último año, ¿no ve?

En torno al gabinete habrá que decir primero que estuvo muy acorde a la fecha: un gabinete de Alasitas en el que resaltaron las salidas, pero no las entradas. Causó impacto la salida de Quintana y Choquehuanca, pero ¿usted recuerda hoy quienes los reemplazaron?

Se trata de un gabinete anodino que no satisface las necesidades de nadie. El país necesitaba un gabinete técnico con un muy alto perfil de gestión para hacerle frente a la crisis y para arreglar los estragos de una década de “le meto nomás”; y Morales necesitaba un gabinete político muy fuerte para impulsar lo único que le quita el sueño: su reelección

Y no fue ni chicha ni limonada. En lo político es un gabinete más débil, porque se reemplazó a pesos pesados con pesos welter. El retorno de gente como San Miguel, Rada o el mismo Moldiz, le hubiera dado quien sabe un matiz distinto; la única incorporación más o menos importante es la de Héctor Arce, que seguramente terminará de ajustar las clavijas del poder judicial, para la persecución de opositores.

En lo económico creo que realmente tenían ganas de subirle el nivel a la cosa, pero nadie serio les aceptó el ofrecimiento, y tuvieron que volver a la fórmula de ministritos de alasitas con calibre de directores, que aprovechan agradecidos la oportunidad de foguearse profesionalmente nada menos que en el gabinete.

En fin, un gabinete flojo que lo único que expresa son las tensiones y los reacomodos políticos internos, en los que todo el terreno perdido por Choquehuanca, parece haber sido copado por García Linera.

Esito sería.

jueves, 19 de enero de 2017

¿Venezuela nos contará el final de la película? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-19/01/17)

Arranco la columna con una huaseada que hará dar tres volteos a montón de gente, pero que creo tiene mucho de verdad: acá en el país los hemos agigantado en extremo a Morales y al MAS, ignorando que siempre dependieron de alguna manera, de factores externos, sin los cuales no hubieran sido, ni por asomo, lo que fueron.

Los precios internacionales de las materias primas y un vecindario regional lleno de cuates, no fueron los únicos factores, pero sin duda fueron dos factores de peso para su sobrevivencia política. Ninguno de los dos fenómenos fue tampoco generado por ellos, pero fueron al final el aire y el agua que les dio vida durante más de una década.

Y ninguna de las dos cosas sigue allí, con la excepción del régimen de Maduro en Venezuela, a estas alturas ya más podrido que bolsa de basura al sol, pero todavía dando los últimos pataleos de ahogado.

De que se van a ir por el caño por haber arruinado un país millonario en petróleo y por haber abusado groseramente del poder, no hay la menor duda; la única duda es el cómo y el cuándo.

Esa duda, a la cual no se le da mucha bola por estos lares, nos debería interesar mucho más de lo que nos está interesando, porque podría determinar de algún modo lo que sucederá con Morales y con sus ganas (o necesidades) de quedarse en el poder a como dé lugar, y por tiempo indefinido; hago la distinción entre las ganas y la necesidad, asumiendo como una posibilidad, el hecho de que la motivación para hacer la barbaridad que está haciendo no sea por pura ganas, sino por temor a tener que enfrentar a la justicia.

La recta final del maltrecho sucesor de Hugo Chávez podría tener un correlato en las decisiones que tome Morales en su encrucijada político-judicial, porque así como muchas cosas diferencian el proceso venezolano del proceso boliviano (el manejo económico, por ejemplo), otras muchas otras los hacen parecerse como hermanitos de padre y madre.

Entre éstas últimas destaca la propensión a escuchar y obedecer lo que les dicta la inteligencia, cubana, que es tan inteligente, que aconseja a sus amigos hacer cosas que ellos mismos no hacen, por ejemplo en sus relaciones con los gringos.

Si bien es cierto que la situación de debacle venezolana es mucho más profunda que la de Morales, no es menos cierto que la dirección en que ambos países van es la misma; ellos van, y siempre fueron, dos pasos adelante, pero nos adelantan lo que nos pasará acá tarde o temprano.

Las violaciones al derecho a la libre expresión, el acoso y persecución judicial a opositores, y la anulación de procesos electorales que pudieran perjudicarles, son prácticas comunes que sostienen a ambos regímenes, pero que tienen grados de avance diferentes.

Maduro está más acorralado que Morales y por lo tanto ha abandonado hace tiempo ya, y flagrantemente, las reglas de juego democrático; la última muestra fue su insólito último informe presidencial, presentado al Tribunal Supremo, en vez de a la Asamblea.

Pero en definitiva será la posición de las fuerzas armadas la que finalmente determinará el desenlace final del presidente venezolano; en este tipo de escenarios terminales, los militares generalmente tienen la última palabra, y los nuestros mirarán con atención lo que ocurre en Venezuela, antes de decidir lo que hagan en su relación con un gobierno que ha “mimado” generosamente a sus cúpulas, pero que representa todo lo contrario a la doctrina y tradición de las fuerzas armadas.

A mirar con atención lo que pase en Venezuela entonces.
 

jueves, 12 de enero de 2017

La contradicción como modo de vida (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-12/01/17)

¿Qué ha quedado del Dakar en el país, una vez que se han levantado las carpas y se disipa la nube de polvo? Lo primero, una sensación de que no entendimos nada de nada, que confundimos principios, causas, sensaciones y posiciones, y que fuimos presa fácil de una pequeña jugada en la que todos nos embarramos.

Y ese resultado es, desde la lógica del gobierno, un rotundo éxito. ¿Por qué?, porque ese es el país que Evo Morales necesita seguir reproduciendo para perpetuar su proyecto de poder; un país en el que la juerga del consumo y del espectáculo, revuelta con una cháchara nacionalista y de orgullo patriotero, arrase con todo y no nos permita razonar.

El fango en el que se revuelquen y se confundan la Pachamama, la industria automotriz, la integración de los pueblos, el negocio privado, la depredación del marketing, el orgullo nacional, el complejo de inferioridad, el espectáculo televisivo, el activismo medioambiental, y todas las biblias y los calefones posibles, y nadie sea capaz de distinguir una cosa de la otra, es en el fondo, el modelo de país que nos han impuesto.

El Dakar no es más que una cojuda trampa que pinta de pies a cabeza a un gobierno tramposo ideológica, política y económicamente, pero que además refleja muy bien el descalabro social que esa gigantesca impostura ha causado. Es la síntesis de las contradicciones entre un relato de aparente izquierda y una praxis salvajemente capitalista.

Tengo la impresión de que en el gobierno están convencidos de que se han anotado un porotazo, que con eso la ciudadanía ha olvidado la falta de agua, la sobra de corrupción y el exceso de la anulación del 21-F, y que con este carísimo regalo, se han vuelto a ganar todo el respeto, la confianza y la credibilidad perdidas.

Por suerte están otra vez equivocados. La masiva asistencia de la gente a la carrera y al espectáculo se explica porque se trata de una cosa muy atractiva y glamorosa, pero sobre todo porque es gratuita.

Somos un país tan tremendamente pobre, que un evento así es una cosa extraordinaria para el ciudadano que solamente ha visto cosas así en la tele, y que puede llevar a su familia a disfrutar de un show gratuito.

Cuando una cosa parecida ocurre en Buenos Aires o en Rio de Janeiro, ciudades acostumbradas a juegos olímpicos, mundiales de futbol, Formula 1, grandes conciertos y toda la parafernalia del show business, asisten con suerte los aficionados a las tuercas y un par de curiosos más.

Claro que disfrutamos del show y la pasamos bárbaro, pero eso no quiere decir que seamos idiotas, y que no nos demos cuenta de que este ha sido otro intento fallido de comprarnos, porque sencillamente no estamos en venta.

No quiere decir que la mayoría de las personas no se dé cuenta de las escandalosas contradicciones entre lo que el gobierno dice y lo que hace, expresadas groseramente en este episodio. Y tampoco quiere decir que no nos demos cuenta que el presidente está tan desesperado por aferrase al poder, que está dispuesto a cualquier disparate y a cualquier exceso para conseguirlo (incluso dejar de trabajar cinco días persiguiendo a los organizadores en posición genuflexa).

Para mí, lo mejor que ha quedado del Dakar tiene nombre y apellido: Violeta Tamayo, Daniela Troche, Reyna Zúñiga y Ninón Gamarra, cuatro jóvenes que fueron arrestadas por el régimen, no por haber intentado poner una bomba debajo de uno de los autos, sino simplemente porque salieron a la calle a protestar con unas pancartas.

Estas cuatro valientes ciudadanas, nos han mostrado que ya no vivimos en una sociedad plenamente democrática, pero también que no estamos condenados a quedarnos paralizados por el miedo.

jueves, 5 de enero de 2017

Lo que se viene por delante (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-05/01/17)

Pasados los ajetreos y el relajamiento de fin de año que el gobierno aprovechó para anunciarnos que decidieron anular los resultados del referéndum, corresponde desahuevearnos un poco, ubicarnos, y ver por dónde pasará la agenda del año que comienza.

Lo primero que queda claro es que, pese a la bulla y a la polvareda levantada, la cosa no pasará por el Dakar; el gobierno boliviano debe ser uno de los pocos actores que quedan el mundo, dispuesto a jugarse a fondo por un negocio privado de cuestionada reputación, que además de polvo, deja tras de sí una estela de conflictos éticos y políticos que los impávidos anfitriones deben tragarse a cambio de unos supuestos cinco minutos de gloria.

Soy un apasionado de las motos, y vibro sólo ante el sonido de los motores de estos gladiadores modernos, pero la parafernalia y la alfombra roja al circo, en una ciudad en medio de una horrible crisis de agua, me parece una impertinencia. Que pasen y que se vayan pronto, que acá no estamos para bromas, y de circo ya tuvimos bastante.

Cuando se disipe la polvareda circense, tendremos que enfocarnos nuevamente en la cruda realidad de un gobierno que ha decidido ponernos a prueba. El año pasado ya nos puso a prueba con el referéndum de la relección, y como el resultado dentro del ámbito democrático no fue de su conveniencia, ahora nos están comenzando a poner a prueba fuera ya del esquema del estado de derecho.

La gravedad de los hechos no nos permite darnos el lujo de pecar de ingenuos, ante señales tan claras y alevosas que apuntan a que estos señores al parecer no están dispuestos a dejar el poder por las buenas.

La decisión que Morales y los dirigentes del MAS tomaron en Montero en relación a nuestro voto y a nuestro sistema democrático, no es menor, ni debe ser subestimada. Estamos ya frente a una actitud abiertamente autoritaria y antidemocrática, adoptada además bajo el influjo del miedo y la desesperación.

Esta gravísima violación a la democracia nos muestra un camino que puede ponerse mucho más complicado hacia adelante, pero también nos pone a prueba como ciudadanía; quiero decir con esto que la conducta autoritaria del gobierno re radicalizará o se moderará, entre otros factores, en relación a la respuesta y a la reacción de las clases medias urbanas.

Si nos atenemos a los cálculos y las previsiones del gobierno, y les confirmamos que por definición no tenemos capacidad de compromiso político, que somos incapaces de movilizarnos en defensa de nuestros derechos y convicciones, que ante todo lo que nos caracteriza es el miedo, y que mientras tengamos plata para gastar el resto nos vale madres, pues entonces el régimen se podrá cada vez más duro, y terminará acabando con nuestra democracia.

Si por el contrario, les recordamos nuestro papel determinante en momentos épicos de la política nacional, nuestra lucidez política como la ciudad que siempre marcó línea e irradió nuevos horizontes, nuestra templanza y sabiduría pero también nuestro coraje  y determinación cuando las cosas llegan a un límite, pues tendrán que pensársela dos veces antes de seguir pisoteando nuestra democracia.

La pelota está en nuestra cancha, en la de los ciudadanos, que somos en definitiva los que tenemos que dar la cara nuevamente y pasar de la queja a la acción concreta, para mostrarle al gobierno que no estamos dispuestos a tolerar una dictadura encubierta.

No es precipitándonos a la loca, sino reflexionando sobre el papel que nos toca asumir, y preparándonos para una movilización que debe comenzar el 21 de febrero con el Día Nacional de Defensa de la Democracia. Allí debemos encontrarnos y reencontrarnos todos.

jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Quién dijo que el 2016 fue un mal año? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-29/12/16)

Está bien, puede ser que el MAS nos haya sorprendido con barbaridades y disparates que creíamos imposibles, que hayamos perdido a una docena de genios de la música y que la falta de agua en La Paz haya hecho retroceder nuestra calidad de vida unos doscientos años, pero dejénme decirles algo: en términos políticos el año 2016 fue estupendo, pues finalmente marcó el agotamiento y el cambio de un ciclo político.

El 2016 ha sido un año de inflexión a partir del cual cambiará el sentido de la política boliviana, y a partir del cual hemos decidido pensar y actuar en función a un futuro distinto.

Todos sabemos que lo que tenemos por delante no será sencillo, pero creo que la mayoría estamos también convencidos de que somos absolutamente capaces de asumir, desde donde nos toque, el reto de cambiar el rumbo por el cual vamos. Y creo que estamos convencidos de aquello, porque sabemos que no es la primera vez que el país enfrenta una situación límite, que nos demanda un esfuerzo supremo para no caer en un abismo, y que siempre supimos encontrar el camino.

Lo paradójico de esto es que fue el propio MAS el que generó las condiciones para que esto ocurra; su ceguera y su esquizofrenia políticas, los llevaron a cometer el gran error de convocar al referéndum del 21-F. Ese error los confirmó, a ojos de todo el mundo, como un régimen autoritario y angurriento, capaz de incumplir todos sus compromisos y obligaciones, con tal de quedarse en el poder.

Y así fue como a principios de este gran año, perdieron el referéndum y le dieron al país cuatro largos años para generar nuevas propuestas y preparar nuevos liderazgos y proyectos políticos; todavía quedan tres por delante, y en política eso es mucho tiempo.

En este bárbaro 2016, y a partir del 21-F, la política dejó de ser monopolio del gobierno y de la turulata oposición parlamentaria, y se reencontró con los jóvenes y con los ciudadanos de a pie, a través de numerosos colectivos ciudadanos que se han sumado al escenario político, refrescándolo y vigorizándolo.

En este intenso y revelador año, el MAS ha cerrado su funesta actuación rematándose políticamente en su intento de desconocer y anular el resultado del referéndum, alineando a la gran mayoría de los ciudadanos en la lucha por la defensa de la democracia.

¿Debiera desalentarnos esta intentona autoritaria de atropellar nuestra democracia? No, si entendemos que lo han hecho porque no les quedaba otra, en una situación en la que se están matando internamente, y necesitan cerrar filas para evitar el desbande.

No, si entendemos que, por muchas ganas que tengan de quedarse indefinidamente, no podrán ganar un nuevo referéndum, y que ni siquiera podrían ganar una elección general con Morales como candidato.

Porque este 2016 nos ha mostrado con claridad que la inmensa ineptitud en la gestión, combinada con la corrupción a gran escala y la crisis económica que se niegan a enfrentar con seriedad, harán que el gobierno llegue al 2019 con un desgaste muchísimo mayor al que todos imaginan.

Este macanudo 2016 nos ha confirmado entonces que el MAS llegará, con quien fuera candidato, tremendamente debilitado a las elecciones generales, y que el próximo gobierno que elijamos no estará condenado a muerte de antemano por un supuesto poderoso bloqueo político.

Este agitado 2016 nos ha mostrado, en suma, que habrá vida después del MAS, que el mundo no se acabará el 2019, y que podemos seguir adelante, valorando lo avanzado, pero sobre todo, sin cometer el error de querer volver al pasado.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Falacias, mentiras y maniobras envolventes (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-15/12/16)

El anuncio de García Linera de declinar una supuesta posibilidad de reelección, ha hecho que dejemos de hablar del agua, de LaMia y de los nuevos dueños del Illimani durante los últimos cinco días. Esa era una de las intenciones de la declaración, y hasta ahí, creo que ha cumplido con su cometido.

Mover la agenda mediática cuando estás con el agua hasta el cogote no deja de ser un buen negocio, sobre todo cuando los temas que te están acogotando no solamente no tienen visos de una pronta solución, sino que tienden más bien a enturbiarse cada día que pasa.

Pero claro, esa es política chica, que te puede dar una bocanada de aire un par de semanitas, mas no te resuelve el drama de fondo. Y para ellos el único tema de fondo y el único tema que realmente les importa, es cómo evitar el peso de la justicia una vez que se les termine el periodo de gobierno.

Lo único que les quita el sueño, es acostarse en la noche pensando en los actos de corrupción y de violación a las leyes que cometieron con tanto descuido (creyendo que se quedarían treinta años y que nadie nunca les pediría cuentas de nada), en lo difícil que se les hará encontrar un país al cual escapar, y, por ende, en la terrible imagen de tener que pasar el resto de sus días en Irán, en Corea o en China.

Después de más de una década de privilegios, de vivir como sultanes y de haberse acostumbrado a manejar el país como su chacra, se acuestan en la noche con miedo, y eso los hace doblemente peligrosos; por eso parecen estar dispuestos a todo para no dejar el poder (y cuando digo todo, estoy pensando en cualquier tipo de salida).

Habrá que ver entonces que pretende y hacia dónde apunta la declaración de García Linera; pero lo más curioso del asunto es que en estos días han circulado infinidad de teorías al respecto, pero absolutamente todas basadas en la certeza de que el hombre está mintiendo nuevamente.

Me pregunto qué es lo que has tenido que hacer, para llegar a un punto en el que la mayoría de la gente asume que todo lo que dices es mentira, o es parte de alguna “estrategia envolvente” maquinada para utilizarte y para engañarte.

Y es que el vicepresidente justamente ha abusado de la mentira de tal forma, que es imposible saber qué es lo realmente quiere decir cuando dice algo.

En este caso la mentira está implícita en la declaración, pues intenta hacernos creer que está renunciando generosa y abnegadamente a una candidatura prohibida por la constitución y por los resultados de un referéndum expresamente convocado para que decidiéramos sobre el asunto.

Se trata de una nueva falacia para intentar hacernos creer que nos estaría haciendo un favor o que está asumiendo un sacrificio o un acto de desprendimiento político, al cumplir simplemente lo que manda la ley y la constitución. ¿Se supone entonces que deberíamos agradecerle ese magnánimo gesto?      

Si el vicepresidente quería realmente mandar una señal política seria, debía haber dicho simplemente que está dispuesto a someterse al estado de derecho; de esa manera habría contribuido a darle certezas al país, y a esclarecer si estamos realmente viviendo en democracia.

Lo más probable, en suma, es que el ruidoso anuncio sea una movida más para preparar el terreno del congreso del MAS, en el que se oficializará el mayor atentado contra el sistema democrático, del que tenemos memoria.

Seguramente el cálculo político que hacen es que perpetrando el hecho a pocos días de las fiestas de fin de año, como intentaron hacerlo aquella vez del gasolinazo, evitarán la reacción de la ciudadanía.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El regalito de fin de año (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-08/12/16)

El broche de oro del año, lo pondrá la próxima semana el presidente Morales en el congreso ordinario del Movimiento al Socialismo. En vez de doble aguinaldo, este año el partido de gobierno nos regalará la decisión oficial de hacerse pipí en el voto de la gente el 21 de febrero, y de decirnos que nosotros podremos haber votado como quisiéramos, pero que ellos han decidido que Morales volverá nomás a ser candidato el 2019.

Al parecer no tienen mucho tiempo en sus agendas para ocuparse del tema del agua y de la gestión en general, pero si se han hecho un campito de cinco horitas para una reunión con toda la muchachada de la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), en la que definieron oficialmente, que el tema principal del congreso será la reelección de Morales.

Un grupito de dirigentes y de capangas del MAS, no solamente van a decidir por el resto del país, sino que van a ignorar la voluntad expresa de la ciudadanía en un referéndum que ellos mismos pidieron, y que nos costó, además, una millonada de plata.

Yo sé que el MAS y Evo Morales nos tiene acostumbrados a los excesos más grandes, y que a estas alturas ya nada nos sorprende mucho, pero déjenme decirles, esto que están a punto de hacer es un atentado mayor contra el sistema democrático.

Desde que los bolivianos recuperamos la democracia, nunca se había producido una violación tan masiva y descarada del sistema electoral. En el año 1989, la funesta Banda de los Cuatro, alteró los resultados electorales en algunas pocas circunscripciones, y con eso consiguió que el tercero sea elegido finalmente presidente de la república.

Pero lo que estamos a punto de ver ahora, es el desconocimiento de toda una elección, por el simple hecho de que el resultado no le favoreció a Evo Morales. Y es que hay que decir las cosas con todas sus letras: la decisión del congreso del MAS, estará anulando de facto los resultados del referéndum del 21 de febrero, ni más, ni menos que eso.

Estamos nomás frente al peor atentado que se ha cometido contra le democracia en los últimos treinta y cuatro años, y frente a una acción que marcará de forma indeleble a Evo Morales ante el mundo y ante la historia.

Digo que tendrán que cargar con el peso de esta decisión por el resto de sus días, porque con ello, cruzarán ya de manera flagrante la línea democrática, y, de allí, señores, no hay retorno posible.

Si bien hasta ahora, y cada vez menos, ha habido gente en el país dispuesta a creerle cualquier disparate a Morales, probablemente cuando le quiera explicar al mundo que ha anulado las elecciones que le prohibían reelegirse, porque en la campaña utilizaron una mentira en su contra, pasará seguramente a ser un hazmerreir mundial.

Un argumento tan pobre como ese le pasará con el tiempo la factura de pasar de ser una personalidad internacional, a ser un dictadorzuelo más.

Pero, ojo, esto será solamente el comienzo de una penosa agonía política, pues obviamente no les será suficiente anular el referéndum; para poder quedarse en el poder a cualquier costo, tendrán luego que cambiar también al Tribunal Supremo Electoral, para poder de esta manera montar un enorme fraude en un nuevo referéndum, porque, todos lo sabemos, por las buenas perderían nuevamente, pero esta vez por goleada.

Triste final para un presidente y un gobierno que pudieron haber hecho historia.