jueves, 12 de enero de 2017

La contradicción como modo de vida (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-12/01/17)

¿Qué ha quedado del Dakar en el país, una vez que se han levantado las carpas y se disipa la nube de polvo? Lo primero, una sensación de que no entendimos nada de nada, que confundimos principios, causas, sensaciones y posiciones, y que fuimos presa fácil de una pequeña jugada en la que todos nos embarramos.

Y ese resultado es, desde la lógica del gobierno, un rotundo éxito. ¿Por qué?, porque ese es el país que Evo Morales necesita seguir reproduciendo para perpetuar su proyecto de poder; un país en el que la juerga del consumo y del espectáculo, revuelta con una cháchara nacionalista y de orgullo patriotero, arrase con todo y no nos permita razonar.

El fango en el que se revuelquen y se confundan la Pachamama, la industria automotriz, la integración de los pueblos, el negocio privado, la depredación del marketing, el orgullo nacional, el complejo de inferioridad, el espectáculo televisivo, el activismo medioambiental, y todas las biblias y los calefones posibles, y nadie sea capaz de distinguir una cosa de la otra, es en el fondo, el modelo de país que nos han impuesto.

El Dakar no es más que una cojuda trampa que pinta de pies a cabeza a un gobierno tramposo ideológica, política y económicamente, pero que además refleja muy bien el descalabro social que esa gigantesca impostura ha causado. Es la síntesis de las contradicciones entre un relato de aparente izquierda y una praxis salvajemente capitalista.

Tengo la impresión de que en el gobierno están convencidos de que se han anotado un porotazo, que con eso la ciudadanía ha olvidado la falta de agua, la sobra de corrupción y el exceso de la anulación del 21-F, y que con este carísimo regalo, se han vuelto a ganar todo el respeto, la confianza y la credibilidad perdidas.

Por suerte están otra vez equivocados. La masiva asistencia de la gente a la carrera y al espectáculo se explica porque se trata de una cosa muy atractiva y glamorosa, pero sobre todo porque es gratuita.

Somos un país tan tremendamente pobre, que un evento así es una cosa extraordinaria para el ciudadano que solamente ha visto cosas así en la tele, y que puede llevar a su familia a disfrutar de un show gratuito.

Cuando una cosa parecida ocurre en Buenos Aires o en Rio de Janeiro, ciudades acostumbradas a juegos olímpicos, mundiales de futbol, Formula 1, grandes conciertos y toda la parafernalia del show business, asisten con suerte los aficionados a las tuercas y un par de curiosos más.

Claro que disfrutamos del show y la pasamos bárbaro, pero eso no quiere decir que seamos idiotas, y que no nos demos cuenta de que este ha sido otro intento fallido de comprarnos, porque sencillamente no estamos en venta.

No quiere decir que la mayoría de las personas no se dé cuenta de las escandalosas contradicciones entre lo que el gobierno dice y lo que hace, expresadas groseramente en este episodio. Y tampoco quiere decir que no nos demos cuenta que el presidente está tan desesperado por aferrase al poder, que está dispuesto a cualquier disparate y a cualquier exceso para conseguirlo (incluso dejar de trabajar cinco días persiguiendo a los organizadores en posición genuflexa).

Para mí, lo mejor que ha quedado del Dakar tiene nombre y apellido: Violeta Tamayo, Daniela Troche, Reyna Zúñiga y Ninón Gamarra, cuatro jóvenes que fueron arrestadas por el régimen, no por haber intentado poner una bomba debajo de uno de los autos, sino simplemente porque salieron a la calle a protestar con unas pancartas.

Estas cuatro valientes ciudadanas, nos han mostrado que ya no vivimos en una sociedad plenamente democrática, pero también que no estamos condenados a quedarnos paralizados por el miedo.

jueves, 5 de enero de 2017

Lo que se viene por delante (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-05/01/17)

Pasados los ajetreos y el relajamiento de fin de año que el gobierno aprovechó para anunciarnos que decidieron anular los resultados del referéndum, corresponde desahuevearnos un poco, ubicarnos, y ver por dónde pasará la agenda del año que comienza.

Lo primero que queda claro es que, pese a la bulla y a la polvareda levantada, la cosa no pasará por el Dakar; el gobierno boliviano debe ser uno de los pocos actores que quedan el mundo, dispuesto a jugarse a fondo por un negocio privado de cuestionada reputación, que además de polvo, deja tras de sí una estela de conflictos éticos y políticos que los impávidos anfitriones deben tragarse a cambio de unos supuestos cinco minutos de gloria.

Soy un apasionado de las motos, y vibro sólo ante el sonido de los motores de estos gladiadores modernos, pero la parafernalia y la alfombra roja al circo, en una ciudad en medio de una horrible crisis de agua, me parece una impertinencia. Que pasen y que se vayan pronto, que acá no estamos para bromas, y de circo ya tuvimos bastante.

Cuando se disipe la polvareda circense, tendremos que enfocarnos nuevamente en la cruda realidad de un gobierno que ha decidido ponernos a prueba. El año pasado ya nos puso a prueba con el referéndum de la relección, y como el resultado dentro del ámbito democrático no fue de su conveniencia, ahora nos están comenzando a poner a prueba fuera ya del esquema del estado de derecho.

La gravedad de los hechos no nos permite darnos el lujo de pecar de ingenuos, ante señales tan claras y alevosas que apuntan a que estos señores al parecer no están dispuestos a dejar el poder por las buenas.

La decisión que Morales y los dirigentes del MAS tomaron en Montero en relación a nuestro voto y a nuestro sistema democrático, no es menor, ni debe ser subestimada. Estamos ya frente a una actitud abiertamente autoritaria y antidemocrática, adoptada además bajo el influjo del miedo y la desesperación.

Esta gravísima violación a la democracia nos muestra un camino que puede ponerse mucho más complicado hacia adelante, pero también nos pone a prueba como ciudadanía; quiero decir con esto que la conducta autoritaria del gobierno re radicalizará o se moderará, entre otros factores, en relación a la respuesta y a la reacción de las clases medias urbanas.

Si nos atenemos a los cálculos y las previsiones del gobierno, y les confirmamos que por definición no tenemos capacidad de compromiso político, que somos incapaces de movilizarnos en defensa de nuestros derechos y convicciones, que ante todo lo que nos caracteriza es el miedo, y que mientras tengamos plata para gastar el resto nos vale madres, pues entonces el régimen se podrá cada vez más duro, y terminará acabando con nuestra democracia.

Si por el contrario, les recordamos nuestro papel determinante en momentos épicos de la política nacional, nuestra lucidez política como la ciudad que siempre marcó línea e irradió nuevos horizontes, nuestra templanza y sabiduría pero también nuestro coraje  y determinación cuando las cosas llegan a un límite, pues tendrán que pensársela dos veces antes de seguir pisoteando nuestra democracia.

La pelota está en nuestra cancha, en la de los ciudadanos, que somos en definitiva los que tenemos que dar la cara nuevamente y pasar de la queja a la acción concreta, para mostrarle al gobierno que no estamos dispuestos a tolerar una dictadura encubierta.

No es precipitándonos a la loca, sino reflexionando sobre el papel que nos toca asumir, y preparándonos para una movilización que debe comenzar el 21 de febrero con el Día Nacional de Defensa de la Democracia. Allí debemos encontrarnos y reencontrarnos todos.

jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Quién dijo que el 2016 fue un mal año? (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-29/12/16)

Está bien, puede ser que el MAS nos haya sorprendido con barbaridades y disparates que creíamos imposibles, que hayamos perdido a una docena de genios de la música y que la falta de agua en La Paz haya hecho retroceder nuestra calidad de vida unos doscientos años, pero dejénme decirles algo: en términos políticos el año 2016 fue estupendo, pues finalmente marcó el agotamiento y el cambio de un ciclo político.

El 2016 ha sido un año de inflexión a partir del cual cambiará el sentido de la política boliviana, y a partir del cual hemos decidido pensar y actuar en función a un futuro distinto.

Todos sabemos que lo que tenemos por delante no será sencillo, pero creo que la mayoría estamos también convencidos de que somos absolutamente capaces de asumir, desde donde nos toque, el reto de cambiar el rumbo por el cual vamos. Y creo que estamos convencidos de aquello, porque sabemos que no es la primera vez que el país enfrenta una situación límite, que nos demanda un esfuerzo supremo para no caer en un abismo, y que siempre supimos encontrar el camino.

Lo paradójico de esto es que fue el propio MAS el que generó las condiciones para que esto ocurra; su ceguera y su esquizofrenia políticas, los llevaron a cometer el gran error de convocar al referéndum del 21-F. Ese error los confirmó, a ojos de todo el mundo, como un régimen autoritario y angurriento, capaz de incumplir todos sus compromisos y obligaciones, con tal de quedarse en el poder.

Y así fue como a principios de este gran año, perdieron el referéndum y le dieron al país cuatro largos años para generar nuevas propuestas y preparar nuevos liderazgos y proyectos políticos; todavía quedan tres por delante, y en política eso es mucho tiempo.

En este bárbaro 2016, y a partir del 21-F, la política dejó de ser monopolio del gobierno y de la turulata oposición parlamentaria, y se reencontró con los jóvenes y con los ciudadanos de a pie, a través de numerosos colectivos ciudadanos que se han sumado al escenario político, refrescándolo y vigorizándolo.

En este intenso y revelador año, el MAS ha cerrado su funesta actuación rematándose políticamente en su intento de desconocer y anular el resultado del referéndum, alineando a la gran mayoría de los ciudadanos en la lucha por la defensa de la democracia.

¿Debiera desalentarnos esta intentona autoritaria de atropellar nuestra democracia? No, si entendemos que lo han hecho porque no les quedaba otra, en una situación en la que se están matando internamente, y necesitan cerrar filas para evitar el desbande.

No, si entendemos que, por muchas ganas que tengan de quedarse indefinidamente, no podrán ganar un nuevo referéndum, y que ni siquiera podrían ganar una elección general con Morales como candidato.

Porque este 2016 nos ha mostrado con claridad que la inmensa ineptitud en la gestión, combinada con la corrupción a gran escala y la crisis económica que se niegan a enfrentar con seriedad, harán que el gobierno llegue al 2019 con un desgaste muchísimo mayor al que todos imaginan.

Este macanudo 2016 nos ha confirmado entonces que el MAS llegará, con quien fuera candidato, tremendamente debilitado a las elecciones generales, y que el próximo gobierno que elijamos no estará condenado a muerte de antemano por un supuesto poderoso bloqueo político.

Este agitado 2016 nos ha mostrado, en suma, que habrá vida después del MAS, que el mundo no se acabará el 2019, y que podemos seguir adelante, valorando lo avanzado, pero sobre todo, sin cometer el error de querer volver al pasado.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Falacias, mentiras y maniobras envolventes (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-15/12/16)

El anuncio de García Linera de declinar una supuesta posibilidad de reelección, ha hecho que dejemos de hablar del agua, de LaMia y de los nuevos dueños del Illimani durante los últimos cinco días. Esa era una de las intenciones de la declaración, y hasta ahí, creo que ha cumplido con su cometido.

Mover la agenda mediática cuando estás con el agua hasta el cogote no deja de ser un buen negocio, sobre todo cuando los temas que te están acogotando no solamente no tienen visos de una pronta solución, sino que tienden más bien a enturbiarse cada día que pasa.

Pero claro, esa es política chica, que te puede dar una bocanada de aire un par de semanitas, mas no te resuelve el drama de fondo. Y para ellos el único tema de fondo y el único tema que realmente les importa, es cómo evitar el peso de la justicia una vez que se les termine el periodo de gobierno.

Lo único que les quita el sueño, es acostarse en la noche pensando en los actos de corrupción y de violación a las leyes que cometieron con tanto descuido (creyendo que se quedarían treinta años y que nadie nunca les pediría cuentas de nada), en lo difícil que se les hará encontrar un país al cual escapar, y, por ende, en la terrible imagen de tener que pasar el resto de sus días en Irán, en Corea o en China.

Después de más de una década de privilegios, de vivir como sultanes y de haberse acostumbrado a manejar el país como su chacra, se acuestan en la noche con miedo, y eso los hace doblemente peligrosos; por eso parecen estar dispuestos a todo para no dejar el poder (y cuando digo todo, estoy pensando en cualquier tipo de salida).

Habrá que ver entonces que pretende y hacia dónde apunta la declaración de García Linera; pero lo más curioso del asunto es que en estos días han circulado infinidad de teorías al respecto, pero absolutamente todas basadas en la certeza de que el hombre está mintiendo nuevamente.

Me pregunto qué es lo que has tenido que hacer, para llegar a un punto en el que la mayoría de la gente asume que todo lo que dices es mentira, o es parte de alguna “estrategia envolvente” maquinada para utilizarte y para engañarte.

Y es que el vicepresidente justamente ha abusado de la mentira de tal forma, que es imposible saber qué es lo realmente quiere decir cuando dice algo.

En este caso la mentira está implícita en la declaración, pues intenta hacernos creer que está renunciando generosa y abnegadamente a una candidatura prohibida por la constitución y por los resultados de un referéndum expresamente convocado para que decidiéramos sobre el asunto.

Se trata de una nueva falacia para intentar hacernos creer que nos estaría haciendo un favor o que está asumiendo un sacrificio o un acto de desprendimiento político, al cumplir simplemente lo que manda la ley y la constitución. ¿Se supone entonces que deberíamos agradecerle ese magnánimo gesto?      

Si el vicepresidente quería realmente mandar una señal política seria, debía haber dicho simplemente que está dispuesto a someterse al estado de derecho; de esa manera habría contribuido a darle certezas al país, y a esclarecer si estamos realmente viviendo en democracia.

Lo más probable, en suma, es que el ruidoso anuncio sea una movida más para preparar el terreno del congreso del MAS, en el que se oficializará el mayor atentado contra el sistema democrático, del que tenemos memoria.

Seguramente el cálculo político que hacen es que perpetrando el hecho a pocos días de las fiestas de fin de año, como intentaron hacerlo aquella vez del gasolinazo, evitarán la reacción de la ciudadanía.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El regalito de fin de año (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-08/12/16)

El broche de oro del año, lo pondrá la próxima semana el presidente Morales en el congreso ordinario del Movimiento al Socialismo. En vez de doble aguinaldo, este año el partido de gobierno nos regalará la decisión oficial de hacerse pipí en el voto de la gente el 21 de febrero, y de decirnos que nosotros podremos haber votado como quisiéramos, pero que ellos han decidido que Morales volverá nomás a ser candidato el 2019.

Al parecer no tienen mucho tiempo en sus agendas para ocuparse del tema del agua y de la gestión en general, pero si se han hecho un campito de cinco horitas para una reunión con toda la muchachada de la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), en la que definieron oficialmente, que el tema principal del congreso será la reelección de Morales.

Un grupito de dirigentes y de capangas del MAS, no solamente van a decidir por el resto del país, sino que van a ignorar la voluntad expresa de la ciudadanía en un referéndum que ellos mismos pidieron, y que nos costó, además, una millonada de plata.

Yo sé que el MAS y Evo Morales nos tiene acostumbrados a los excesos más grandes, y que a estas alturas ya nada nos sorprende mucho, pero déjenme decirles, esto que están a punto de hacer es un atentado mayor contra el sistema democrático.

Desde que los bolivianos recuperamos la democracia, nunca se había producido una violación tan masiva y descarada del sistema electoral. En el año 1989, la funesta Banda de los Cuatro, alteró los resultados electorales en algunas pocas circunscripciones, y con eso consiguió que el tercero sea elegido finalmente presidente de la república.

Pero lo que estamos a punto de ver ahora, es el desconocimiento de toda una elección, por el simple hecho de que el resultado no le favoreció a Evo Morales. Y es que hay que decir las cosas con todas sus letras: la decisión del congreso del MAS, estará anulando de facto los resultados del referéndum del 21 de febrero, ni más, ni menos que eso.

Estamos nomás frente al peor atentado que se ha cometido contra le democracia en los últimos treinta y cuatro años, y frente a una acción que marcará de forma indeleble a Evo Morales ante el mundo y ante la historia.

Digo que tendrán que cargar con el peso de esta decisión por el resto de sus días, porque con ello, cruzarán ya de manera flagrante la línea democrática, y, de allí, señores, no hay retorno posible.

Si bien hasta ahora, y cada vez menos, ha habido gente en el país dispuesta a creerle cualquier disparate a Morales, probablemente cuando le quiera explicar al mundo que ha anulado las elecciones que le prohibían reelegirse, porque en la campaña utilizaron una mentira en su contra, pasará seguramente a ser un hazmerreir mundial.

Un argumento tan pobre como ese le pasará con el tiempo la factura de pasar de ser una personalidad internacional, a ser un dictadorzuelo más.

Pero, ojo, esto será solamente el comienzo de una penosa agonía política, pues obviamente no les será suficiente anular el referéndum; para poder quedarse en el poder a cualquier costo, tendrán luego que cambiar también al Tribunal Supremo Electoral, para poder de esta manera montar un enorme fraude en un nuevo referéndum, porque, todos lo sabemos, por las buenas perderían nuevamente, pero esta vez por goleada.

Triste final para un presidente y un gobierno que pudieron haber hecho historia.

jueves, 17 de noviembre de 2016

El agua en manos del MAS (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-17/11/16)

Para los que leen estas desde otras ciudades o desde fuera del país, los pongo brevemente en antecedentes: Desde hace varios días, noventa y cuatro barrios de la ciudad de La Paz están sufriendo cortes en el servicio de agua potable.

No vaya usted a pensar que se trata de cortes esporádicos en horarios nocturnos, por razones de mantenimiento, como podría ocurrir en alguna circunstancia excepcional en cualquier ciudad del mundo.

No señor, estamos hablando de que cientos de miles de personas están siendo privadas de un derecho elemental y fundamental, con una intensidad absolutamente brutal. El cronograma indefinido de cortes contempla la interrupción del servicio durante cuarenta y ocho horas continuas, la reposición durante veinticuatro horas, y el corte nuevamente durante otras cuarenta y ocho horas, así sucesivamente.

Más allá de las espantosas incomodidades que esta agresión implica, el daño que el Movimiento al Socialismo de Evo Morales le está infringiendo a muchísima gente es de verdad muy serio. Negocios e industrias cerrados dos tercios de la semana (lavanderías de ropa, lavado de autos, etc.) y otros produciendo a media máquina, entre muchas otras víctimas que no comen si no trabajan el día.

Nótese la diferencia: una cosa es que conviertan tu casa en una caca, y otra mucho más grave, es que te caguen la vida, como lo están haciendo con un montón de ciudadanos.

Lo he dicho claramente y lo repito sin matices: lo que nos están haciendo no es a causa de la falta de lluvias o del cambio climático; la responsabilidad y culpa la tiene el partido de gobierno que, al igual que otras reparticiones, convirtió a Epsas en un nido de ineficiencia, ineptitud y corrupción.

Sencillamente no hicieron su trabajo, y por consiguiente no previeron ni tomaron las previsiones que pudieron haber evitado que las cosas lleguen a este punto. Y como si fuera poco, tuvieron la sinvergüenzura y el descaro de tratar de culpar a la población; unos imbéciles tomándonos a todos por imbéciles ¿puede haber algo peor?

Pues sí, en este caso La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento (AAPS) y el Ministerio de Medio Ambiente y Agua Potable, que miraron de palco o ni se enteraron de que toda se estaba yendo al carajo, y ahora piensan que nos van a contentar con una multa a Epsas, que además tendremos que pagar nosotros mismos, con nuestros impuestos. Todos unos inútiles, todos masistas. Echaron a dos de ellos, pero a la ministra a cargo ni le llamaron la atención.

Pero ojo, este es solamente una muestra de los daños permanentes que el MAS le dejará al país, y que tendremos que pagar durante muchos años, después de que sean desalojados del gobierno en las elecciones del 2019 (estén listos, o no).

No solamente desperdiciaron la década de oro que les tocó y que podía haber cambiado al país para siempre, sino que, en la borrachera de la plata fácil y el poder, manejaron el estado igual que el agua de la ciudad de La Paz, es decir de manera errática, improvisada e irresponsable.

Si no pudieron ni siquiera cuidar las reservas de gas natural, la gallina de huevos de oro que heredaron y que les permitió el derroche sin límites, pues prepárense para sufrir las consecuencias de la enorme colección de proyectos y políticas que han manejado con los pies, y que ya ahorita se están cayendo a pedazos.

El último capítulo de esta historia de horror lo protagonizó el propio Morales, declarando que los proyectos como la represa del Bala se los hace para garantizar el suministro de agua a La Paz; sin duda uno de los peores embustes de los diez años de impostura masista. Una mentira de esa magnitud, no admite disculpas.
 

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Otro manotazo de ciego (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/11/16)

El intento de enjuiciar y eventualmente encarcelar a Samuel Doria Medina por un supuesto caso de corrupción cometido hace más de dos décadas, es un nuevo abuso perpetrado por un régimen desbocado, que ha perdido la chaveta, probablemente de manera definitiva.

El caso es tan tirado de los pelos, que nadie lo entiende mucho; unos créditos otorgados por el gobierno de Estados Unidos en el año 1986 para un proyecto denominado FOCAS (Formación de Capital en Áreas Secundarias), cuya deuda comenzó a afectar a productores, y como consecuencia una negociación de condonación en 1992, cuyo requisito fue que los recursos perdonados sean destinados a una fundación sin fines de lucro, que terminó siendo FUNDA-PRO.

El presunto delito, que Doria Medina, en su calidad de ministro de Planeamiento de la época, dispuso el contrato de préstamo a la entidad privada, con una tasa de interés menor a la que pagaba el estado a sus acreedores.

Hasta donde entiendo, no acusan al hombre de haberse choreado la plata, ni de haber realizado una operación ilegal, pero observan la determinación de la tasa de interés, a partir de la cual presumen incumplimiento de deberes, contratos lesivos al estado y conducta anti económica.

Considerando que FUNDA-PRO ya devolvió la totalidad del préstamo al estado boliviano y además sigue funcionando hasta día de hoy con absoluta normalidad, no hay otra forma de calificar la figura, si no es como un absurdo.

El modus operandi del gobierno no es lo novedoso en este caso. Lo han hecho una y mil veces contra todo el que ose pensar u opinar de una manera que interfiera con sus convicciones totalitarias.
Los cuatro mandamases del entorno presidencial deciden atacar, dan la orden a los operadores políticos de la asamblea, y estos a su vez ponen a trabajar a fiscales y jueces adictos al régimen, que terminan de ejecutar los designios reales.

Las acusaciones no son de orden ideológico como ocurría en la época de los milicos, cuando se perseguía a los opositores por comunistas o “subversivos”. Ahora el estilacho es hurgar en el pasado de las personas hasta encontrar algo; y claro, el que busca, encuentra.

Lo novedoso de este caso radica más bien en la torpeza con la que buscaron la excusa para procesar al jefe de Unidad Nacional; un asunto ocurrido hace más de veinticinco años, que no resiste ningún análisis y que no parece tener ni pies ni cabeza.

Una acción de este tipo nos está mostrando a un gobierno que ha perdido los papeles, y que comienza a actuar de manera impulsiva, dando manotazos de ciego a diestra y siniestra.

Tal como lo he venido repitiendo de manera insistente, la derrota del 21F y la perspectiva de tener que abandonar el poder y responder a la historia y a la justicia por las fechorías cometidas durante tan largo tiempo, han dado lugar a un coletazo de represión y de violencia política.

Esto nos está mostrando en realidad a un régimen aterrado y despavorido, que en su declive final ha perdido incluso la “capacidad” para armar casos judiciales minimamente creíbles. Un gobierno desconectado de la realidad, que no mide ni calcula ya las consecuencias políticas de sus actos, y que agota rápidamente su credibilidad y su respeto.

Y, ojo, también nos está mostrando hasta dónde están dispuestos a ir, en su intención de ignorar la decisión de la ciudadanía en las urnas y quedarse en el poder. Nada de lo que hagan de acá en adelante deberá sorprendernos entonces.