jueves, 2 de octubre de 2014

La centroderecha arrasará el 12 de octubre (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/10/14)

Parece que el temblor de ayer va a ser lo único emocionante que nos dará el mes de octubre, porque las elecciones, tal como se veía venir, amenazan con ser las más aburridas de la historia reciente. Salvo las memorables y gratuitas metidas de pata de los candidatos opositores, que no han dado pie con bola desde que este proceso comenzó muchos años atrás, nada le ha dado chispa ni emoción a lo que habitualmente despierta más pasiones que el fútbol en un país de amantes de la política. ¿Será que la apatía y la desidia de electores y candidatos se explican por lo previsible del resultado? Puede ser, por lo menos parcialmente; Todo el mundo sabe que, con mañas y sin mañas, con trampas y sin trampas, al Evito le alcanza la popularidad para propinarle una paliza electoral a cualquiera de sus actuales contendientes y a todos juntos también. Probablemente no estemos todos de acuerdo en las razones, pero en el resto coincidimos. ¿O será que en el fondo, para quien escucha con atención, todos están hablando de lo mismo? Me temo que por ahí va la cosa y que nuestras elecciones tienen un asombroso parecido con las elecciones gringas, en las que nunca se discute el modelo económico, sino únicamente las diferencias de enfoque entre republicanos y demócratas, que evidentemente pueden ser muy importantes, pero ambas siempre con el mismo telón de fondo. Por lo menos allá, ante la falta de discusión ideológica, se sacan la entretela sin piedad con campañas negativas súper agresivas (guerra sucia la llaman acá los susceptibles), que hacen que las campañas sean por lo menos divertidas y emocionantes. Hasta de ese gustito nos ha privado esta obscura época, que contrasta horrorosamente con nuestra rica historia política. No se discute el fondo de las cosas, y la forma, circunspecta y acartonada, es más aburrida que chupar un clavo. Si nos basamos en las encuestas, podemos deducir con algo de sangre fría, que el 75%, o tres cuartos del electorado, votará de manera conservadora, por la continuidad del modelo capitalista y extractivista vigente. Con excepción del MSM, que matiza algunos conceptos, el Partido Verde, que dispara algunas ideas todavía inconexas y los indecisos (que juntos suman el 25%), el resto está dispuesto a votar por Evo, Samuel o Tuto, o mejor dicho por alguna de las opciones de la centro derecha. ¿O me dirá usted a estas alturas que alguien todavía se cree la historia de que el MAS es un gobierno socialista, indigenista o de izquierda? Nada señor. Para horror de unos pocos y complacencia de mucho, el MAS se ha consolidado como el referente de la nueva centro derecha; detrás del discurso y la consigna, se encuentra la misma receta macroeconómica de los neoliberales y el mismo modelo capitalista, con nuevos actores eso sí, pero más cruel y más salvaje que nunca. Lo vengo diciendo desde hace cinco años, y ahora de alguna manera esto se confirmará cuando el MAS gane las elecciones en Santa Cruz y saque resultados extraordinarios en las regiones más conservadoras. Así tenía que ser y así será. El conservadurismo se impondrá masivamente en esta elección porque lamentablemente nadie ha podido plantear una alternativa a la decadente partidocracia del pasado ni a la impostura actual del MAS. Atacar al neoliberalismo en épocas de vacas flacas era fácil, pero parece que no es lo mismo en tiempos de bonanza. La plata adormece todo y hoy hasta los autonomistas están calladitos, satisfechos con una autonomía de papel.

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