jueves, 26 de enero de 2012

Apuntes, constataciones, conjeturas y dudas (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-26/01/12)

Primer apunte en relación al flamante gabinete: el gobierno no pierde la capacidad de sorprender. Durante meses se especuló sobre el giro el presidente daría este enero, con un nuevo gabinete más técnico y más cercano a intereses empresariales, en la línea de la supuesta nueva agenda de desarrollo económico. Falso. El giro se realizó, pero en otra dirección.

Segunda constatación: parece que las cosas ya no están para simbolismos de género y de etnia, a costa de eficiencia y capacidad de gestión. Eso de improvisar ministras mujeres y rostros indígenas para cumplir, a como dé lugar, con equidades y equilibrios, es un lujo que el gobierno, en las actuales circunstancias, ya no se puede permitir. Es cierto, la foto quedaba muy bonita y la señal que se mandaba con esos gabinetes inclusivos era poderosa, pero los resultados no fueron tan lindos, y sus efectos, menos aún. En el caso de las mujeres, basta mencionar que luego de dos años de gestión, no pudimos ni retener los nombres de la mayoría de las diez mujeres con cargo de ministras. Ahora que las papas queman, el gabinete ha vuelto nomás a ser predominantemente machote y clasemediero.

Tercera: el proceso de cambio puede ser muy masivo, pero la oferta de cuadros con calibre de ministros debe ser todo lo contrario; alarma la falta de alternativas y de rostros y perfiles nuevos entre los colaboradores del presidente. Los retornos comenzaron el año pasado con el ministro de defensa, y se repiten ahora con el de culturas, presidencia, y con el traspaso a gobierno. Dos podrían ser las explicaciones a este fenómeno; o realmente no tienen gente, o bien los círculos de poder en pugna son tan cerrados y herméticos, que no permiten ningún tipo de oxígeno que los refresque (sólo faltó el regreso de Sacha).

Cuarta, ésta en clave de conjetura: El gabinete tiene más tinte político que económico, probablemente en la perspectiva de tiempos duros por venir, o en la necesidad de retomar la iniciativa y el pulso de un escenario que ya no es el mismo, y en el que ya se piensa en las próximas elecciones. El año pasado fue funesto en términos de gestión política, y los sustos fueron de una magnitud tal, que obligan a llamar de vuelta a la caballería, sin reparos en los costos de imagen. No deja de ser interesante la posibilidad de que el gobierno recupere por lo menos la cintura política, en la medida en que la brújula ideológica dejó de funcionar hace mucho tiempo.

Quinta Quintana, la de oro y en tono de duda: el retorno de Jota Ere a la primera línea. No se puede dejar de decir que el equipo político del primer gobierno, conformado por Quintana, San Miguel y Rada, no cometía errores y fue altamente solvente; queda por ver si esa solvencia era fruto del equipo, o si Quintana era el hombre clave. Clarito será. En todo caso, el regreso de Jota Ere es el núcleo del viraje ministerial.

En él va la apuesta de darle solidez a la gestión, más allá de las frases hechas que abundan sobre la línea dura que se asocia automáticamente con el nombre. Pero también con él, como hombre del presidente, podrían evitarse los estragos que causaron las pugnas de poder interno entre el canciller y el vice. El papel que podría jugar el hombre que muchos extrañaron, trasciende el manejo político y seguramente será vital para articular definitivamente el nuevo bloque de poder conservador de la nueva centro derecha. Malas noticias para la oposición.

jueves, 19 de enero de 2012

Un Halloween anticipado (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-19/01/12)

Astuta la movida del gobierno con los partidos políticos de oposición. De un plumazo, consiguió darle mayores aires de legitimidad a la Cumbre Social de Cochabamba, recuperar algo de la iniciativa política malgastada el año pasado, y de paso dárselas de generoso en términos democráticos. Todo a cambio de nada.

Seamos serios por favor. Si este gobierno te busca para ofrecerte diálogo y palestra, pues quiere decir que no vales nada y que eres políticamente tan inofensivo, que pueden jugar contigo como con una de esas víboras de espectáculo, a las que les han succionado el veneno previamente. Con esto, el gobierno demuestra una vez más que no conoce límites cuando se trata de construir imágenes y escenarios que le ayuden a conservar su popularidad. El macabro espectáculo de la exhumación pública del sistema partidario fallecido después de larga agonía en octubre de 2003, es, para mi gusto, uno de los episodios más tragicómicos de la política criolla de los últimos tiempos. Carajo, ¡eso es haberle perdido el respeto hasta a los muertos!

El show de los zombis es también prueba y certificado de excelencia para el régimen, en términos de hegemonía y acumulación desmedida de poder. Cuando ocurre que para ofrecer un espectáculo de generosidad democrática, tienes que ir al cementerio a desenterrar a tus vencidos, pues quiere decir simple y llanamente que no has dejado títere con cabeza en el largo y desagradable camino de la búsqueda del poder absoluto.

Al presidente le gusta mandar omnímodamente, pero no le gusta que le digan mandón; en realidad, más que no gustarle, no le conviene, pues sabe bien que la gente, incluida su base más dura, aborrece el uso abusivo y autoritario del poder. Por eso se ve obligado a orquestar esta seguidilla de sainetes que en teoría, tendrían que darle un nuevo halo a un gobierno desportillado, pero siempre en modo preelectoral.

Éste prematuro Halloween de la política nacional revela, al igual que otra serie de señales y síntomas, que la misma crisis de estado que estamos viviendo las dos últimas décadas, persiste de manera implacable. Los escenarios congresales y regionales, sencillamente no existen, y el rol político de las organizaciones sociales ha perdido su sentido en aras de la prebenda, la pega y el pequeño espacio de poder.

Obviamente, partidos como el MSM y UN, que algo de gravitación tienen, no se prestaron al juego, aunque tuvieron que asistir a regañadientes y encontrar la primera excusa para salir arrancando. Pero bueno, más allá de la anécdota, de la maniobra y de sus posibles resultados, ésta podría ser una ocasión propicia para una reflexión seria acerca de las formas y la calidad de la representación política, partidaria y no partidaria. Y ya que hablamos de representación, pues sería igualmente bueno que recuperemos la discusión acerca de las ideas que en principio se quiere representar. Podría ser vano e inútil gastar tinta y energías en vigencia o viabilidad del sistema de partidos, sin en el fondo no hay ideas que representar, o si las ideas en cuestión han sido monopolizadas e instrumentalizadas. Es cierto, hace falta reabrir el debate sobre los partidos políticos, pero eso no es suficiente; hay que ir al fondo del tema de la representación, y de lo que se intenta representar.