jueves, 20 de diciembre de 2012

Después del festejo (Columna de opinión Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-20/12/12)


La figura del Strongest campeón tres veces consecutivas me asalta todavía varias veces al día, y me arranca una sonrisa y un sentimiento de alegría desde el fondo del corazón; admito que durante los últimos meses los tigres hemos podido ser bastante cargosos en nuestro interminable festejo, pero, “van a disculpar”, la hazaña no es para menos.
Pasada la euforia del momento, toca agradecer al plantel de jugadores por el esfuerzo sostenido, y felicitar al cuerpo técnico y a la dirigencia del club por un trabajo que seguramente no fue fácil, y que la mayoría de las veces es difícil de valorar desde las tribunas, en nuestra posición de aficionados pasivos.
Creo que toda la afición estronguista intuye de alguna manera que el proceso en el que se encuentra el club y los frutos obtenidos, ofrecen una gran oportunidad para marcar una diferencia y poder pensar en un futuro algo más estable y promisorio, sin caer en delirios de grandeza alejados de nuestra realidad futbolística, social y económica.
El esfuerzo, el tesón, la fe y la garra, nos han conducido a la posibilidad de un círculo virtuoso que debe ser aprovechado y capitalizado con responsabilidad, generosidad y sobretodo visión de futuro; la humildad en el trabajo ha generado éxitos, títulos, premios económicos, mayores posibilidades comerciales y, sobre todas las cosas, el renovado  compromiso de una hinchada que se ha multiplicado al calor de los resultados.
El rol de la dirigencia de aquí en adelante es fundamental para saber capitalizar todos los factores de este círculo virtuoso, y el desafío no puede ser otro que el de fortalecer un nuevo modelo de funcionamiento institucional sostenible, pero a la vez respetuoso de los valores y fortalezas de una institución centenaria; ese tendría que ser el centro del debate y del trabajo a futuro.
Puede ser cierta la idea instalada de que el fútbol es una cuestión de plata esencialmente, como también es cierto que a nombre de aquello se ha pretendido en otros clubes, imitar esquemas financieros extremos, que amenazan con desvirtuar y contaminar la esencia de lo que debería ser un club. Lo importante acá es no perder de vista que las instituciones no deben venderse, ni pueden ser manejadas únicamente con la lógica de una empresa o de un emprendimiento personal, pues la realidad nos muestra que la cosa es mucho más complicada.
Quisiera de todo corazón que el gran momento que atraviesa el Tigre dé pie a un diseño institucional que involucre de maneras creativas el apoyo económico de todos los hinchas estronguistas que, sin dudas, estamos dispuestos a poner nuestro granito de arena, en la medida de nuestras posibilidades pero, eso sí, de manera constante. Tiene que haber una manera en que los esfuerzos de la dirigencia sean complementados con el apoyo de los seguidores, que seguiremos yendo al estadio en las buenas y en las malas, pero que también deberíamos ser corresponsables de los éxitos y fracasos del equipo y del club.
Sigamos festejando y disfrutando este tiempo de gloria, pero como buenos estronguistas, no nos olvidemos de que, lo que hagamos ahora, dará como resultado el club que heredarán nuestros hijos. Y, una vez más, gracias al plantel, al cuerpo técnico, a la dirigencia y, cómo no, a la aguerrida y sacrificada barra estronguista.
¡Warikasaya kalatakaya! ¡Hurra hurra! ¡Que viva el Strongest!