jueves, 23 de junio de 2016

La historia no perdona (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-23/06/16)

El MAS está cruzando una línea de la cual no hay retorno en relación al ejercicio de la democracia, y eso se traducirá en un suicidio político ante la historia. Así de graves están las cosas detrás de esta histérica arremetida autoritaria que, paradójicamente, no es una demostración de fuerza, sino la muestra de una tremenda debilidad política del gobierno.

Es cierto que, ya sea desde la oposición o desde el gobierno, el MAS siempre jugó en los límites democráticos; pero de alguna manera tuvo la habilidad de mantener por lo menos un pie en el ordenamiento legal.

Así como también podría ser cierto lo que muchos piensan: que nunca realmente quisieron entender la democracia como lo hace el resto del país, y que los ingenuos y/o estúpidos como yo, fuimos tan benevolentes, que les permitimos llegar hasta donde han llegado.

Sea como fuere, la decisión política del gobierno luego de la derrota electoral sufrida el 21 de febrero, está a mi juicio marcando un hito y una grave trasgresión de unos límites que no habían sido violados de esta manera, desde la recuperación de la democracia en 1982.

Pero debo decir que también albergo ciertas sobre si lo que están haciendo responde realmente a una decisión como tal; existe la posibilidad de que las tensiones y resquebrajamientos internos en el gobierno sean tan grandes, que no le haya quedado otra que la huida hacia adelante como la única manera de evitar una debacle doméstica que convertiría los tres años por delante, en un calvario ingobernable.

No olvidemos que la precipitación para llamar al referéndum del 21F, respondió justamente a este tipo de urgencias internas (se dice en los pasillos del poder, que el presidente exigió una prueba de lealtad interna a través del referéndum).

Ya sea fruto de la decisión o de la desesperación, las acciones que han emprendido apuntan al desconocimiento del resultado del referéndum, al intento de borrar la realidad del caso Zapata (al más puro estilo cubano, pero ignorando que esto no es Cuba y que no somos cubanos), al escarmiento de las voces críticas, y al forzamiento de cualquier maniobra que les permita satisfacer el deseo de quedarse en el poder indefinidamente, por las buenas o por las malas.

Nunca antes en democracia alguien se había pasado de la raya tan jodidamente. En 1989, la Banda de los Cuatro evidentemente alteró algunos resultados, hecho que tuvo una consecuencia directa en que se elija presidente al tercero, pero nunca antes se había intentado desconocer unas elecciones (es decir la máxima instancia democrática), validadas por todo el ordenamiento institucional. Gravísimo.

Se cometieron también antes excesos en contra de los adversarios, pero esto ocurría mayormente vía la interrupción temporal de las garantías constitucionales (el estado de sitio), luego de los cuales las cosas retornaban a una relativa normalidad política.

Ahora, la persecución política a cualquiera que incomode al poder, es permanente e inmensamente maligna, pues se camufla en la absoluta politización del sistema legal; si no estás dispuesto a arrodillarte, hurgan en tu vida y luego te acribillan con una granizada de procesos, por todo y por nada. Eso es quien sabe más perverso que lo que se hizo en dictaduras.

Con todo, el mayor problema podría estar en que la ceguera del poder los esté llevando a pensar que la suma de estas trasgresiones servirá finalmente a sus deseos. Sería realmente dramático que ya no se estén dando cuenta que, al final del día, nada de eso funcionará y que lo único que conseguirán con eso será la vergüenza y la condena de la gente, y de la historia. Cosa que en verdad no creo que lo merezcan.
 

jueves, 16 de junio de 2016

El vice frente a los colectivos ciudadanos (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-16/06/16)

Hace cinco días en el programa de televisión Esta Casa No Es Hotel, el vicepresidente junto al sociólogo Fernando Mayorga hablaron de un nuevo campo político opositor que se da en el país a partir del 21 de febrero, al margen de la oposición parlamentaria (PDC, UN y Demócratas que se encontrarían a la derecha del MAS).

Esta oposición extra parlamentaria tendría dos rostros; por un lado, Sol.Bo, con Revilla y Patzi como figuras que fueron aliadas del gobierno y utilizan los mismos elementos del MAS, y por otro lado la aparición de organizaciones ciudadanas, como nuevas formas organizativas, que antes no hacían actividad político electoral; por ahí vendrían las posibilidades de renovación del campo opositor.

El vice fue muy claro al establecer que hay un reacomodo de fuerzas políticas ante la ineptitud y la ineficiencia de la oposición parlamentaria, que siempre hubo una oposición extraparlamentaria a su gobierno que al principio estuvo encarnada por los canales de televisión, y luego por medios impresos y radios (el famoso Cartel de la Mentira).

Según AGL, estos actores son nuevos por la dinámica política que están asumiendo, pero en realidad son viejos; señaló que José Antonio Quiroga fue muy cercano a los gobiernos de Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa, que Iván Arias fue viceministro de Banzer y que Ilya Fortún fue dirigente de la juventud del MNR.

No se han dado nuevos liderazgos entonces, sino viejos actores que han asumido nuevas estructuras organizativas, que sin embargo, han modificado el campo político, frente a lo cual el gobierno debe estar atento, porque la intención no es proponer nada sino solamente dañar al gobierno, dijo.

Y luego remata el vice diciendo que como gobierno tienen que tener la capacidad de entender ese nuevo escenario, y de neutralizar a estas nuevas fuerzas, buscar dividirlas y derrotarlas.

Habrá que decirle al señor vicepresidente, desde donde me corresponde como persona, que se equivoca al pensar que desde el colectivo ciudadano del que formo parte, hay intenciones políticas desestabilizadoras. No estamos haciendo política partidaria, ni queremos conspirar contra el gobierno, pero efectivamente hemos asumido una posición y una actitud política.

En lo personal, he sentido la obligación de actuar políticamente porque creo que ya no se puede seguir permitiendo el atropello de las garantías constitucionales y los derechos democráticos, desde el gobierno y desde el estado en general.

Y lo he hecho también porque no estoy dispuesto a resignarme a vivir amedrentado y atemorizado; soy un hombre de familia, y quiero poder mirar a los ojos a mis hijos, y decirles que hice lo que estuvo a mi alcance para evitar que vivan en un país donde reina el miedo y no la democracia.

Esa democracia que el vicepresidente parece ignorar cuando, en lugar de discutir y aceptar la existencia de ideas y posiciones distintas, insiste en que la política se trata exclusivamente de anular y derrotar al otro.

Esa democracia que no puede concebir, cuando insiste en la descalificación y en la acusación con verdades a medias. ¿Piensa el vice acaso que reniego o me avergüenzo de haber sido dirigente electo del MNR? Por supuesto que no es así, al contrario, me enorgullezco de haber sido parte de un partido que, en el balance y la perspectiva histórica, hizo mucho por el país. Si hablamos de pasado, no soy yo el que tengo que avergonzarme de nada.

Olvidó también decir el vice que, con Sánchez de Lozada en el gobierno, abandoné la actividad política y, desde esta misma columna, fui muy crítico con su gobierno y con el MNR, porque sencillamente no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo en aquel momento.

Y por último, tampoco parece darse cuenta que, al señalar que en realidad no hay nuevos liderazgos en la oposición, lo único que está haciendo es resaltar la realidad de su partido, que justamente se encuentra en un callejón sin salida, porque liquidaron a todos los que podían hacerles sombra a él y al presidente, que a esta altura, son ya los viejos líderes del MAS.

jueves, 9 de junio de 2016

Haciendo aguas (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-09/06/16)

Bajo la Sombra del Olivo
Se durmió la Cancillería y Chile nos madrugó. Eso es lo que nos pasó en el tema del Silala, en el que hemos comenzado, paradójicamente, haciendo aguas. Así nomás es la cosa y es una pena, porque creo que esto va a influir también, habrá que ver cuánto y de qué modo, en el tema marítimo.

Y hay que empezar preguntándose porqué nos descuidamos y, por ende, porqué le permitimos a Chile retomar la iniciativa en un escenario en el que llevábamos clara ventaja.

Odio decirlo, pero no podemos evadir una realidad, que seguro usted también ha considerado: la causa de nuestra distracción y de este traspié en un asunto tan delicado, está relacionada, al margen de un error estratégico, a temas de política interna y menuda.

No se puede pensar en otra cosa frente a la conducta del gobierno, que no ha hecho otra cosa que ocuparse de buscar la reelección de Evo Morales. Si ni siquiera la crisis económica, que lamentablemente ya llegó, aunque muchos no la sientan todavía, ha podido concentrar al gobierno en la gestión, pues qué podríamos esperar de otros temas, vitales, pero menos apremiantes, como los diferendos con Chile.

Se suponía que después del referéndum del 21F, y dados además los resultados políticos, el gobierno debía dar vuelta la ingrata página, y abocarse de pleno a la gestión con miras a la tormenta económica que nos azota, y a cerrar temas que deberían constituir su legado a la historia.

En vez de ello, decidieron burlar la voz ciudadana y seguir respondiendo a la pulsión que se ha convertido en su única razón de existir: cómo quedarse en el poder a como dé lugar, sin importar lo que dicten las leyes ni lo que defina la gente con su opinión y su voto.

El celo y la falta de grandeza política también mostraron sus feos rostros en el caso de la relación del gobierno con el ex presidente Carlos Mesa. El natural reconocimiento de la ciudadanía al rol que desempeñó como vocero de la causa marítima, le causó urticaria al gobierno, que no hesitó en intentar restarle méritos y, aún más, en sembrar dudas acerca de la continuidad de un equipo que funcionó maravillosamente, y que cosechó éxitos significativos.

Pero lo vuelvo a decir, creo que el actual entuerto se debe a un error en la estrategia de nuestro gobierno. No logro entender hasta ahora la razón por la que se decidió anunciar otro juicio para el caso del Silala, justo luego de haber logrado avanzar tanto en el tema marítimo.

Abrir el juego en dos manos no hizo otra cosa que complejizar más las cosas, dividir energías, diluir la causa y la atención internacional en el tema que más nos interesa, y finalmente abrir la posibilidad de una solución salomónica que podría terminar liquidando nuestro principal objetivo.

Mezclar el tema del Silala en medio del proceso marítimo me sonó desde un inicio a un envalentonamiento triunfalista innecesario y peligroso, pero claro, creo que todos los que pensamos así en su momento, no lo dijimos para no empañar el éxito obtenido, y para no quedar como criticones y poco solidarios con la causa que nos une a todos.

La verdad es que da rabia y da pena también, que el gobierno en general cometa estos errores al calor de los apuros políticos, en un tema en el que el presidente tiene un enorme mérito por haber tomado la decisión política de llevar el tema a juicio en La Haya.

Pero debe quedar claro también que, pese a nuestras observaciones y críticas, nuestro apoyo y compromiso con ambas causas permanece intacto. En eso que nadie se equivoque.


jueves, 2 de junio de 2016

Cuando nadie te representa y nadie te defiende (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-02/06/16)

Las últimas cuatro semanas el presidente y sus secuaces del MAS han dicho y han hecho lo que se les ha dado la gana, y los partidos políticos de oposición no se han pronunciado seriamente frente a ninguno de estos atropellos.

La violenta arremetida autoritaria del gobierno ha tomado vuelo y forma política, y los partidos ni siquiera han dicho esta boca es mía; han tenido que ser nuevamente analistas, periodistas e intelectuales, los que interpreten la gravedad del momento, y los que salgan en defensa de los derechos democráticos de la ciudadanía.

Con el informe parlamentario del caso Zapata, la interpelación a JR Quintana, la retractación de Carlos Valverde y el apresamiento de los abogados y de la tía de la ex novia de Evo Morales, el gobierno se propuso cerrar el tema CAMCE y retomar así la iniciativa política.
La idea es hacerle creer al país y al mundo que perdieron el referéndum del 21F en base a una mentira, y que por consiguiente el resultado es políticamente nulo, y que eso los habilita para convocar a un nuevo referéndum.

Lo más probable es que apuesten por la utilización política de la cumbre judicial, para intentar camuflar el tema de la reelección, metiéndolo en una misma bolsa junto a otras reformas constitucionales.

Para allanar el camino hacia este nuevo abuso, necesitan amedrentar y eventualmente silenciar a quienes más daño electoral les hicieron en la campaña por el NO, es decir a los periodistas y a los ciudadanos internautas. Pare ello han anunciado ya la revisión de la Ley de Imprenta y una Ley de Redes Sociales.

El siguiente paso será seguramente la reconformación del Tribunal Supremo Electoral, pues saben que, hagan lo que hagan, sin arbitro comprado sería imposible que ganen.
En anteriores columnas he dicho que, en lo personal, estoy convencido de que ninguna de estas tretas le servirá al MAS para conseguir su cometido de quedarse en el árbol, contra la voluntad y la decisión de la gente.

Al contrario, creo que estos sacudones no harán otra cosa que garantizar su debacle. Como dice mi buen amigo Sergio Vega, el gobierno está en el pantano, y no se da cuenta de que pataleando se irán más al fondo.

Pero esto no es lo que quiero poner en cuestión ahora, sino el silencio de los liderazgos de oposición ante esta oleada de agresiones. No hubo tampoco ningún análisis ni ninguna respuesta orgánica seria, y no quiero decir con esto que esperábamos o deseábamos una declaración conjunta de toda la oposición; lo correcto era la toma de posición firme de cada partido.

Con una pequeña fracción de lo que hemos visto estas semanas, en otras épocas se hubieran producido pronunciamientos y acciones inmediatas; pero claro, para eso se debe tener la lucidez política necesaria, y sobre todo la atención y el interés en la política.

Y así estamos los ciudadanos, con la fea sensación de que nadie nos está representando y mucho menos defendiendo, y con la sospecha de que los llamados a hacerlo están en otra, midiendo y pesando sus propios intereses.

En épocas de dictaduras militares sabíamos por lo menos que había gentes e instituciones poniendo el cuero, y eso nos servía para llenar nuestros campos simbólicos, cosa que en éstas circunstancias es bien importante.

Hoy, ante el silencio de los partidos, nos ha salido a defender Diego Ayo, un valiente amenazado por la interventora del FONDIOC por haber publicado una investigación acerca del robo del siglo; un valiente que lejos de “ponerse a buen recaudo”, ha marcado posición respondiendo con otra investigación, esta vez sobre el caso Zapata.

Va para él mi agradecimiento y mi solidaridad.