jueves, 4 de diciembre de 2014

Sumas y restas preelectorales (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-04/12/14)

Otra vez en vísperas de un nuevo inicio de una nueva campaña para unas nuevas elecciones, no queda otra que combatir el tedio que provoca la brutal gimnasia electoral, ensayando comentarios acerca de algunos de los flamantes candidatos. La candidatura que más me ha sorprendido ha sido la de la gobernación de Santa Cruz por el MAS. Después de la significativa victoria oficialista en las elecciones generales, estaba seguro de que el partido de gobierno iba a apostar el todo por el todo para consolidar su poder territorial, haciéndose de la gobernación de Santa Cruz. Para conseguir aquello, necesitaban un candidato fuerte que pudiera hacerle frente de igual a igual a Rubén Costas en su propio electorado; pensé también que Reymi Ferreira tenía el perfil adecuado, y que su paso por la cumbre podía haber sido la antesala de una candidatura. La postulación de Rolando Borda, un dirigente sindical al que mucha gente ni siquiera conoce en Santa Cruz, me descolocó completamente, pero más que el nombre, me llamó mucho la atención la manera en que el presidente Morales lo presentó. Jamás había visto una postulación en la que el jefe del partido le dice a la prensa que como fulano y mengano no me aceptaron la candidatura, entonces les presento a este otrito que sí aceptó. Lo desahució de entrada, entregándolo a los lobos para que se lo morfen. Y como yo siempre pienso mal para acertar, se me ocurre que la elección del candidato es un “error” premeditado, y que, entonces, el gobierno tiene el esquema cruceño bien amarrado con Rubén Costas, y que se sentirá bien cómodo con su reelección. En Cochabamba, por el contrario, se siente un compromiso personal del presidente para manejar directamente la gobernación, y por eso la elección de alguien muy cercano y de mucha confianza como Iván Canelas, que a duras penas pudo salir del ministerio de comunicación, y que hoy debe volver a la arena pública. En Tarija el misterio parece resolverse y todo indica que el Negro Montes y Rodrigo Paz irán solitos, lo que confirma que las ganas de aliarse con Unidad Demócrata no abundan en ninguna parte. Y en La Paz, Felipa Huanca, la bartolina del MAS parece no tener rival por delante; a mi modesto juicio, Samuel Doria Medina debería ser candidato a la gobernación, y así esclarecer las dudas acerca de su liderazgo y peso electoral. En cuanto a la alcaldía, el MAS ha dado un paso hacia adelante y dos pasos hacia atrás para enfrentar a Revilla, que arranca como favorito con partido muevo y plena libertad de acción. El primer paso ha sido hacia adelante, eligiendo a Guillermo Mendoza, un muy buen candidato que con una buena campaña y el apoyo del aparato del MAS, le puede complicar la vida a Revilla. Los dos pasos hacia atrás, han sido la decisión de tomarse la alcaldía sin haberla ganado en las urnas. El alcalde del MAS será el concejal Omar Rocha, que durante su interinato se convertirá en potencial amenaza para el candidato Mendoza. Rocha se va a enfrentar a una ciudad difícil en plena época de lluvias, bajo la presión de la gente que le imponga el partido, bajo la lupa de todos los que piensan que no tiene derecho a interrumpir la continuidad institucional de la ciudad, y ante una gran estructura municipal adversa, que seguramente le regará el camino de piedras y palitos. Si a eso se le suma el carácter volátil e impredecible del concejal, las posibilidades de que se mande alguna embarrada son enormes y el costo político electoral caerá directamente sobre el candidato Guillermo Mendoza. Podría darse entonces la paradoja de que el alcalde interino del MAS termine garantizando la victoria de Revilla.

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