jueves, 18 de septiembre de 2014

Alegre por un paro (Columna Bajo la Sombra del Olivo-Página Siete-18/09/14)

Me alegra que los transportistas hayan realizado anteayer un paro en la zona sur de la ciudad. Me alegra porque, al igual que usted, estoy hace mucho tiempo podrido de la actitud y del servicio de todos los choferes (incluyo también a los choferes rubios de la empresa que construye el teleférico, que creen que su condición de extranjeros les ha dado una suerte de licencia para matar en nuestras calles). Estoy requetecontra podrido de ese gremio de gordos brillosos, cuyos dirigentes creen que son los dueños de la ciudad, y que se han acostumbrado a tenernos a los ciudadanos bajo constante amenaza e intimidación. Por eso mismo me alegra que hayan tenido que hacer un paro tan al pedo como el de anteayer. Cuando tomas una decisión tan evidentemente absurda para todos como la que tomaron esta semana, quiere decir, ya sea que estás tan bien que te puedes dar el lujo de hacer cualquier boludez, o que estás tan nervioso y preocupado, que has comenzado a dar pasos en falso. Hacer un paro en protesta por dos semáforos en plena campaña electoral es una decisión que denota mucha fragilidad y que los debilita en la guerra que libran contra los ciudadanos de La Paz; porque, pongámonos de acuerdo, se equivoca quien piensa que la guerra de los transportistas es solamente contra el alcalde Revilla; la guerra es contra todos los usuarios del transporte, contra todos los conductores de autos particulares y contra todos los peatones, es decir es contra todo el mundo. Me alegra una medida tan burda y forzada como esa, porque quiere decir que se han dado cuenta que para ellos ha comenzado el principio del fin. Por muy matones e irreflexivos, se habrán dado cuenta que el promisorio inicio de un transporte público de verdad como el Puma Katari y el Teleférico, ha despertado en la ciudadanía la conciencia de que no todo está perdido, y que a partir de allí se puede recuperar no solamente la calidad de un servicio indispensable, sino un nuevo concepto de ciudadanía empoderada, libre del abuso de las corporaciones gremiales. Se habrán dado cuenta que ahora que se puede comparar un servicio con el otro, el fin de su reinado de abuso e impunidad es solo cuestión de tiempo. La gente sabe ya que hay alternativa y solución; sabe que es un proceso largo y complejo, pero que funciona, y por eso se ha propuesto cuidarlo y defenderlo. Y eso los ha puesto locos de ira. Me alegra también que el paro de anteayer haya sido propiciado y patrocinado por el Movimiento al Socialismo. Eso confirma una vez más que para el partido de gobierno las clases medias paceñas deben ser castigadas con inclemencia, porque allí pierden en las elecciones. El MAS no nos perdona que, siendo la ciudad que generalmente marca la línea política nacional, sus clases medias le hayan dado la espalda luego de haberlos apoyado en su primera gestión. A los señores de la hegemonía, mareados de tanto poder, no les entra en la cabeza que una ciudad con tanta conciencia política y que tantas veces ha marcado el destino del país, le sea crítica y adversa, y no se deje comprar ni con los presentes más caros. Me alegra que todos sepamos que el paro de anteayer no tuvo nada ver con el tema del reordenamiento vial en la zona sur, que seguramente tiene muchos defectos que tardarán meses en corregirse, y que en el fondo se trata de otra batalla en la guerra de los ciudadanos contra el abuso de los que se creen eternos poderosos.

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